Papas
Por Luis Bruschtein
"Un papa argentino tiene una proyección insondable para Argentina. Es muy difícil predecir cualquier consecuencia, porque la escala está sobredimensionada. Y mucho tendrá que ver la forma en que el papa Francisco encare el mundo desde ese lugar tan difícil de líder espiritual de 1200 millones de personas. Siempre fue vertical, de absoluta disciplina hacia la jerarquía en una organización que viene de dos reinados muy conservadores y derechistas, como los de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que representaron la globalización y la hegemonía del neoliberalismo en el planeta. Su lealtad a esa estructura de poder definió su cuestionada actitud con la dictadura. Pero la herencia que recibe ahora de los dos papas anteriores es un Vaticano envuelto en escándalos financieros y de corrupción, y con innumerables denuncias por hechos de pedofilia. Mientras Juan Pablo II y Benedicto XVI se encargaban de perseguir y desplazar a los obispos progresistas, se fueron creando esos nichos de corrupción que impregnan a la curia vaticana. Esto no lo dice la izquierda anticlerical sino que se comenta en todos los corrillos de Roma. Se dice incluso que el Vaticano necesitaba un hombre con la austeridad, la astucia y el carácter de Bergoglio para limpiar estas vergüenzas. A Francisco le toca un mundo diferente del que vivieron Juan Pablo II y Benedicto XVI. El cardenal Bergoglio fue parte de la visión del mundo que expresaron esos dos papas. Francisco tiene la posibilidad, y hasta se diría que la obligación, de dar su propia versión si quiere rescatar al Vaticano de su crisis. Pero la desmentida de ayer lo pone más en el camino agotado de sus antecesores."