El síntoma de la presión social

Finalmente, tras una marcada presión social y el eco de los interrogantes planteados desde este medio, el gobierno de Luis Calomarde decidió romper el hermetismo. Aparecieron los videos de la ya famosa sesión del 23 de diciembre. El material confirma lo que se sospechaba: la aprobación por unanimidad de la Tarifaria y la presencia de la concejala Gabriela Alegre, quien con su banca permitió el quórum y la votación que el oficialismo necesitaba.

El análisis técnico: Lo que los videos no pueden tapar,

Sin embargo, que los videos (recortados/editados) hayan sido publicados no borran la irregularidad del origen. Como dice el dicho: "más vale tarde que nunca", pero en la administración pública, la forma es el fondo.

1. El tiempo: La convocatoria fue exprés, ignorando los plazos mínimos que exige nuestra Carta Orgánica.
2. La opacidad: No se publicó el orden del día con la anticipación debida.
3. El streaming ausente: Las explicaciones posteriores sobre la falta de transmisión en vivo, dadas en medios oficiales, no logran tapar un hecho que debió ser público desde el primer segundo.

Contexto político: 19 días de gestión y errores autoinflingidos

A solo 19 días de haber asumido, el gobierno de Calomarde ha enviado señales que son síntomas preocupantes. Si bien ostenta fortaleza en el Concejo y respaldo provincial, su legitimidad social, por ahora,  es estrecha.

En este inicio de gestión, los "errores autoinfligidos" —como esta sesión relámpago y poco clara, el pago sobre el filo de la noche buena del medio aguinaldo o el misterio sobre la declaración de emergencia económica etc   — consumen innecesariamente un capital político que el intendente debería cuidar con más celo.

La lupa sobre la oposición: ¿Deserción o acuerdo de cúpulas?

Pero el análisis queda incompleto si no miramos hacia la vereda de enfrente.

Hay que ser claros con el vecino: el oficialismo tiene 5 bancas de 7. Esa noche, con 4 concejales presentes, ya tenían quórum propio y mayoría. No necesitaban a nadie más para sesionar. Por eso, la presencia de la concejala Gabriela Alegre —que reporta directamente al espacio de la exintendenta Priscila Toledo— es lo que resulta, cuanto menos, curioso.

Presencia física, ausencia de representación

¿Qué hacía allí la oposición en una sesión convocada entre gallos y medianoche? Su presencia fue totalmente innecesaria para el número, pero funcional para el oficialismo. Al sentarse en esa banca, la oposición no fue a controlar; fue a legitimar un procedimiento viciado.

Es una señal de alarma: la ciudadanía le dio al espacio de Toledo casi un 30% de los votos para que ejerza el control, no para que sea el decorado de las decisiones del Ejecutivo, ni para que sea un engranaje más de la escribanía oficialista.

Estuvieron presentes en el recinto, sí, pero estuvieron totalmente ausentes en su responsabilidad de representar a ese electorado que los puso allí para ser el contrapeso del poder.

El silencio de Alegre, y por extensión, fundamentalmente, el de Priscila Toledo, deja a los vecinos sin una voz que controle. Es necesario tambien subrayar el marcado desinteres en intervenir en  la conversación publica, de los  espacios politicos que no lograron representación en el Concejo Municipal, actitud que en algunos casos no se condice con el importante respaldo electoral que alcanzaron, como Sebastián Arizaga (LLA) y Gustavo Cañete ( Compromiso con Todos). En menor medida Silvia Duarte (Peronismo), aunque tambien le cabe "las generales de la ley", si es que pretende mejorar la perfomance en el próximo turno electoral.

 El interrogante de la calle

¿Por qué no aparece la oposición? ¿Es desinterés, incapacidad o estamos ante un "acuerdo de caballeros y damas"? Si el espacio que conduce Priscila Toledo no va a ejercer la representación que la sociedad le encomendó en las urnas, los ciudadanos deben saber que están huérfanos de control. Por ahora, los videos confirman la sesión, pero también confirman una sospecha más amarga: en el Concejo de La Cruz, la unanimidad parece ser el nombre que le ponen a la deserción o complicidad política.