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OPINIÓN

14 de diciembre de 2025

Milei 2026, un perro vengativo que se muerde la cola

La declaración de guerra contra los sindicatos no resuelve la caída de la demanda ni la destrucción de empleo. El partido aparte que juegan Bullrich y Rocca. Récord de desconfianza: los argentinos que compraron 30 mil millones de dólares en los primeros 10 meses del año.

Por Diego Genoud

Patricia Bullrich no quería esperar ni siquiera a Javier Milei. Puertas adentro del gobierno, la ex ministra de Trabajo de Fernando De la Rua presionaba para que el proyecto de reforma laboral entrara antes al Senado y no tuviera ni medio guiño al colaboracionismo sindical. El martes pasado, cuando el presidente estaba perdido en Oslo a la espera de María Corina Machado, Bullrich era la más vehemente en la reunión de la mesa política en Casa Rosada. La ahora senadora necesita vengar sus dos fracasos anteriores en el poder y precipitar la ofensiva final contra el sindicalismo argentino.

Aunque todos acordaban con el 95% de lo que Federico Sturzenegger había incluido en el corazón de la ley, Bullrich logró unir en su contra a Santiago Caputo, Martin Menem y Diego Santilli. Acostumbrados a participar de reuniones y asados con Gerardo Martinez y sus aliados, los hombres que Milei dispone para disfrazar de acuerdo una venganza de clase lograron regular la voracidad de la ex ministra y el ajuste final de la ley quedó en manos de la secretaria de Legal y Técnica María Ibarzabal Murphy. 

Bullrich ya tenía agendado el encuentro con Paolo Rocca en el seminario Propymes y quería llevarle al CEO de Techint la prenda de unidad de un gobierno que asfixia a la industria nacional. Por eso, pedía adelantar los tiempos y apurar la ofensiva empresaria que se despliega a lo largo de 79 páginas. En el Centro de Exposiciones de la Ciudad, Rocca le concedió a Bullrich que la reforma de la extrema derecha está “en el corazón de la competitividad”, pero volvió a cargar contra las importaciones chinas que favorece el gobierno proTrump y mencionó el problema del consumo interno.

El mal timing de la flexibilización liberal excede por mucho la ansiedad de Bullrich porque el proyecto de Sturzenegger llega en el peor de los contextos, cuando el problema más urgente de la Argentina de Milei es la destrucción de empleo con base en la industria. Hasta Julian De Diego lo admitió: la ley no se propone ni puede resolver ese drama. 

“Te paso la palabra para que nos digas cómo vas a llevarla adelante”, le dijo el Ceo de Techint a la jefa del bloque de La Libertad Avanza. La ex ministra tiene que reunir las voluntades para una reforma que retrotrae la indefensión laboral un siglo atrás. Bullrich tendrá la asistencia de Santilli, el otro sobreviviente del PRO que hasta Milei militaba en el team palomas. 

Si algo unifica todos los capítulos de la ley es que apunta a dejar solos y en el peor punto de partida a los empleados que firman un acuerdo laboral con una empresa. También, que reduce al mínimo el poder de las organizaciones colectivas que no responden al poder económico. 
Para la Asociación de Abogados Laboralistas, la ley Milei viola la Constitución Nacional, prohíbe el derecho a huelga, impulsa la tercerización, fomenta la competencia entre trabajadores y promueve el convenio por empresa para liquidar las mejoras que obtengan los sindicatos nacionales. Nada favorece a los que trabajan.

Entre los empresarios que acompañan a la extrema derecha, el ideal de reforma laboral es el que aprobó Brasil bajo el interinato de Michel Temer, el presidente que entró por la ventana y cumplió con el pliego de condiciones de las elites brasileñas. Es por eso, afirman, que la estadounidense Whirlpool acaba de abrir su fábrica de futuro en San Pablo y promete una fuerte expansión en el país de Lula. Sin embargo, la misma nota de Bloomberg que circula en el mundo empresario en los últimos días menciona como razón de la salida de Whirlpool de Argentina la abrupta apertura de importaciones de heladeras. 

Aunque no necesitó un impeachment para llegar al poder, Milei sabe que no va a ser fácil aprobar esta reforma. Las espadas del gobierno en el Congreso admiten que la primera versión puede tener cambios y dudan de que obtengan los votos antes de que termine el año. La movilización del jueves próximo ilustrará sobre el nivel de conflictividad que viene.

El analisis de la CTA Autónoma señala que la reducción del aporte patronal a las obras sociales (del 6% al 5%) implica una transferencia de los trabajadores a las empresas de entre 2000 y 2500 millones de dólares. Además, define al Fondo de Asistencia Laboral como una AFJP de los despidos.
En otro planeta, el comunicado de la Oficina del Presidente dice textual que Milei se hace eco de “millones de trabajadores excluidos” por culpa de una legislación que no da cuenta de los cambios. “Han sido expulsados del sistema y enfrentan enormes dificultades para acceder a un empleo estable y registrado”, dice. Es el huevo de la serpiente porque Milei promueve la versión más agresiva de ese sistema que cada día expulsa más gente a la precariedad. Verdadera perversidad, invocar a los excluidos para actuar en nombre de los estudios de abogados del Círculo Rojo, el proyecto del gobierno le dedica al precariado de las plataformas un capítulo entero y ninguna solución.  

El presidente gana cuando le habla a laburantes que gran parte de  sus antagonistas políticos suelen ignorar. Pero la reforma no va a servir para que la economía despegue. 

La victoria del 26 de octubre y el desconcierto en la oposición le dieron a Milei una fortaleza mayor. Milei actúa como si no tuviera nadie enfrente y así lo ven los actores de poder. Pero esa supremacía política contrasta con la fragilidad económica que regresa en medio de los fracasos del gobierno. El préstamo sobrevendido de 20 mil millones de dólares adicionales que anunció Scott Bessent y trajo al CEO de JP Morgan a la Argentina ahora vuelve como un bumerán. 

La desesperación de Caputo quedó expuesta con la licitación fallida del miércoles pasado y funcionó al revés de lo que quería el ex jefe de Trading de JP Morgan. El riesgo país subió y obliga al ministro a sacar un nuevo conejo de la galera antes del 9 de enero. Milei, que salió de la elección vestido de príncipe empoderado, se convirtió muy rápido en calabaza. Producto de su esquema inviable, otra vez le faltan dólares.

El último informe del economista Jorge Vasconcelos para la Fundación Mediterránea aporta una estimación letal: en los primeros 10 meses del año, dice, las personas físicas -argentinos con capacidad de ahorro- compraron 30 mil millones de dólares. Aunque parte de esa fenomenal demanda se explica por la montaña rusa de Milei en campaña, Vasconcelos plantea que ese número debería reducirse a la mitad en 2026 para que el tipo de cambio se sostenga. A eso, habría que sumarle un aumento de la inversión extranjera directa que en 2025 dio saldo negativo. El gobierno dice que la IED va a aumentar si aprueba las reformas estructurales que el establishment pide desde hace un cuarto de siglo, cuando el país voló por los aires.

Sobran datos de que el tipo de cambio castiga a la producción. Un economista de diálogo con el sector empresario sostiene que la enorme mayoría están achicando personal, incluso en sectores a los que les va bien. Hay razones tecnológicas, preventivas pero la principal es económica: la caída de la demanda es muy fuerte. 

 Un empresario que forma parte de la UIA sostiene que siempre quiso mantener el nivel de producción, pero por primera vez en su historia se vio obligado a reconvertirse en importador de ciertos insumos. Para los industriales, la ola importadora con caída de demanda está generando un efecto más nocivo que el de la década del noventa. ¿Cuál es la diferencia? Ahora todo es más rápido. 

En ese contexto, Martin Rappallini y la conducción de la UIA son como mínimo funcionales a la desindustrialización acelerada. Rapallini tuvo una gran semana. La aprobación del proyecto San Jorge en Mendoza después de 14 años lo tiene entre los ganadores. Con Ceramicas Alberdi, el presidente de la UIA es socio de la suiza Zonda Metals, la empresa que llevará adelante el proyecto. Rappalini también puede festejar la reforma laboral, en especial el artículo 133 que prohíbe las asambleas sin autorización. Como recordó Mariano Martin en El Destape, en mayo pasado, cuando un obrero murió devorado por una máquina trituradora en la planta que tiene Alberdi en Salta, la empresa se negó a que sus trabajadores hicieran una asamblea para pedir medidas de seguridad.

El caso de Rappalini tiene similitudes con el de Rocca, el responsable de apadrinarlo para llegar a la cúpula de la UIA a través de David Uriburu, el presidente institucional de Techint que es además vice de la entidad empresaria.

Rocca está al frente de un gigante que solo en Argentina tiene 25 mil empleados. Su capacidad de lobby es inigualable, pero la lista de sus detractores crece. La semana pasada, la amenaza de cierre de la fábrica SIAT Tenaris en Valentin Alsina que la multinacional siderúrgica hizo difundir, puso en alerta a los 400 empleados de la planta donde se fabricaron los caños con costura del gasoducto Néstor Kirchner. Pero ademas activó el recelo de los socios de Southern Energy que deben decidir entre 15 proveedores internacionales quien será el ganador de la licitacion para hacer 478 kilometros del gasoducto que unira Neuquen con Río Negro. 

De relación ambivalente con el kirchnerismo y el Frente de Todos, Rocca ya había tenido una batalla tremenda con Juan Schiaretti hace casi 10 años como gobernador de Córdoba. Ahora, los que denuncian la práctica extorsiva de un holding que tiene precios 25% arriba de sus competidores provienen del mundo petrolero, donde Rocca también milita desde hace unos años con mucho rédito. Este sábado, en el asado de fin de año de SIAT en Valentin Alsin, el dueño de Techint cambió de piel y buscó encolumnar al personal para competir con los chinos ( y los indios).

El protagonismo del magnate del acero, que habló en público dos veces en menos de un mes, muestra que hay mucho en disputa. Como lo marcó Rocca y lo publicó El Destape dos días antes de su aparición, China es el principal productor mundial de acero y provee la mitad del acero a nivel mundial. Pero la prédica de Rocca por una política industrial choca con los aranceles del 50% que Trump le impone al acero argentino y con su propia historia, mucho más vinculada a los intereses particulares que a un proyecto de país.

Atado a la voluntad de Trump, Milei no puede romper con China. El presidente se cuidó de no aparecer en la foto, pero saludó este sábado el primer embarque de trigo argentino a granel que envió  a China  COFCO International. El buque MV Shandong Fu Yi salió de la terminal portuaria que la multinacional china tiene en Timbúes con 65.000 toneladas métricas de trigo. 

Fuente: www.eldestapeweb.com

 

 



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