26 de enero de 2014
“Tenemos las herramientas para hacer frente a los ataques especulativos”
Por Tomás Lukin y Fernando Krakowiak
El ministro de Economía explica cómo será la venta de dólares para ahorro que se pone en marcha mañana, “con un sesgo hacia los que menos tienen”. Cuenta cómo funcionan las maniobras desestabilizadoras en el campo financiero, analiza el impacto sobre precios y salarios y reafirma que el centro de la política económica siguen siendo la producción, el empleo y la distribución del ingreso.
“Tenemos las herramientas para hacerles frente”
En diálogo con Página/12, el funcionario analizó la suba que registró el dólar en los últimos días, el impacto sobre precios, las presiones de sectores especulativos para forzar una mayor devaluación y la decisión oficial de autorizar la compra de dólares para ahorro.
Por Tomás Lukin y
Fernando Krakowiak
Luego de su semana más difícil al frente del Ministerio de Economía, Axel Kicillof recibió ayer al mediodía a Página/12 en su casa de Villa Urquiza, junto a uno de sus dos pequeños hijos. Cuando su mujer y su otro nene llegaron de hacer las compras, se “liberó” de su rol de padre y comenzó la entrevista, donde analizó la suba que registró el dólar en los últimos días, el impacto sobre precios, las presiones de sectores especulativos para forzar una mayor devaluación y la decisión oficial de autorizar la compra de dólares para ahorro. “El tipo de cambio de 8 pesos es un nivel adecuado, pero quieren llevarnos a un dólar de 13 pesos que tendría un efecto devastador sobre la producción, el empleo y los salarios. No lo vamos a permitir”, afirmó al dejar en claro que no piensan modificar los lineamientos principales de la política económica. El funcionario remarcó que los detalles y precisiones sobre el mecanismo para comprar divisas serán presentados mañana por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich. De todas formas, anticipó a este diario que “la capacidad de compra estará asociada al nivel de ingreso normal de los individuos” y enfatizó que el mecanismo de validación de las operaciones será “más transparente” que el vigente cuando comenzaron las restricciones, a fines de 2011. “Habilitar la compra de dólares no quiere decir que los que más tienen y menos contribuyen a la estabilidad se harán de los dólares. El mecanismo va a beneficiar a los que menos tienen”, agregó. No solo podrán hacerse de dólares los trabajadores en relación de dependencia sino que también estará habilitado el mecanismo para autónomos y monotributistas. La percepción a cuenta del pago del Impuesto a las Ganancias para las operaciones de compra para tenencia será de 20 por ciento. El Gobierno continuará analizando extender la baja del anticipo del tributo para las compras con tarjeta en el exterior y billetes para turismo donde, al menos por ahora, seguirá en un 35 por ciento.
–¿Cómo va a funcionar el mecanismo de validación para la compra de dólares?
–Ahora las personas podrán ir nuevamente a un banco y adquirir dólares. Su capacidad de compra va a estar asociada al nivel de ingreso normal que tengan. Hubo una época en la Argentina donde cualquiera podía comprar 2 millones de dólares por mes sin explicar el origen de los fondos. Ese sistema era propenso a compras injustificadas en relación con el ingreso de la persona y generaba sospechas sobre el origen de esos fondos. Por eso, la primera cuestión es limitarlo. Quien quiera acceder a la tenencia de dólares debe estar registrado en la AFIP y tener una capacidad proporcional a lo que quiere comprar. Tienen que ser trabajadores registrados, en relación de dependencia, autónomos o monotributistas.
–¿Qué criterio se va a utilizar con cada grupo de asalariados?
–El mecanismo tendrá un sesgo hacia los que menos tienen. Por sus objetivos y las circunstancias en las que se toma, la medida va a impedir que los dólares se los lleven quienes más tienen. El criterio pretende beneficiar a los de abajo. En la Argentina hay un problema cultural en relación con el dólar. No se trata únicamente de que los grandes especuladores o sectores más pudientes están jugando con la divisa, sino que culturalmente en la mentalidad argentina está insertado el deseo de la tenencia de dólares. No obedece a cuestiones económicas y menos a cuestiones recientes. Si uno observa países como Brasil, Chile y Uruguay, que devalúan fuerte, no tienen sus economías tan dolarizadas como la argentina. El dólar fue durante mucho tiempo una mala inversión en relación con los plazos fijos, los títulos y la Bolsa, pero la gente de ingresos medios y bajos tuvo una necesidad permanente de adquirir. Si la gente presiona permanentemente para tener dólares, el valor de la divisa, además de estar asociado a factores de la economía real, tiene una presión cultural correspondiente a la voluntad de tenencia masiva de dólares. Esta medida ataca esa cuestión.
–¿Qué forma va a tener ese “sesgo hacia los que menos tienen”?
–El esquema formal lo va a dar a conocer el lunes el jefe de Gabinete, para no dar lugar con anticipación a la campaña que existe contra todas las medidas del Gobierno. Como establecimos que el parámetro será el nivel habitual de ingresos, es la AFIP la que permitirá una consulta web que habilitará la compra en entidades bancarias. Con los sectores de menores ingresos se da una paradoja: buena parte de los economistas opositores afirma que en la Argentina existió un movimiento de precios implacable que los dejó al borde del precipicio. Nosotros entendemos que eso no ocurrió. Si hubiera habido una inflación desbocada, los sectores de bajos ingresos no estarían pensando en comprar dólares, ya que no llegarían a fin de mes, pero creemos que tienen un adicional para tenencia de dólares. Cuando accedan al mercado de cambios, se van a desbaratar esas mentiras que no obedecen a una desorientación de quienes las dicen. Responden a determinados intereses que permanentemente se dedican a señalar que todo está mal y va a ir peor.
–¿Cómo se implementará la reducción de 35 a 20 por ciento en la percepción a cuenta del pago del Impuesto a las Ganancias?
–La compra de dólares para tenencia pagará un anticipo del Impuesto a las Ganancias equivalente al 20 por ciento de la operación. En el caso de venta de divisas por turismo y para gastos con tarjeta en el exterior, el paso de 35 a 20 por ciento no será implementado este lunes. El turismo interno este año mejoró mucho y la gente que quiso viajar al exterior viajó. Es gente de alto poder adquisitivo, que pudo gastar dólares sin límites en el exterior a través de su tarjeta de crédito.
–Cuando se impusieron las restricciones, en 2011, la decisión de quiénes y cuánto podían comprar nunca fue clara. A ciudadanos con ingresos declarados superiores a 10 mil pesos mensuales el sistema les decía que su capacidad contributiva era insuficiente incluso para comprar cifras irrisorias. ¿Qué va a pasar ahora?
–Va a existir una regla explícita de acceso a la compra. Por la cuestión cultural y coyuntural vinculada con las expectativas, no vamos a hacer nada irresponsable que ponga en juego nuestro proyecto económico. Vamos a implementarlo con muchísima responsabilidad y haremos un monitoreo permanente. El sistema va a ser más transparente. Al dar una regla de acceso, la ansiedad cultural alrededor de si se puede o no, bajará.
–¿Para la adquisición de propiedades se analiza alguna flexibilización mayor?
–Los parámetros se establecerán sólo en base a los ingresos, pero la persona puede ir accediendo a dólares que podrán tener ese destino. Obviamente, al habilitar la compra de dólares para tenencia en forma legal se facilitarán las transacciones en una economía bimonetaria, donde hay llamativamente algunos sectores, como el de la construcción, que, pese a que todos los insumos son en pesos, tiene precios en dólares. Todo el mundo entiende la conveniencia de que eso no exista para evitar que quede pegado a la cotización del dólar, pero por ahora es una realidad.
–¿Las personas jurídicas, empresas y sociedades, van a poder comprar dólares para tenencia?
–Las sociedades pueden acceder para los motivos que son normales y razonables para sus actividades. El año pasado se utilizaron dólares para importación por 75 mil millones de dólares sin ninguna restricción. Salieron de las reservas para importación. Del mismo modo, para el pago de deuda privada y pública. También para la remisión de utilidades de empresas extranjeras.
–¿Por qué decidieron relajar las regulaciones cambiarias en este momento de intensa disputa cambiaria?
–Si algo caracterizó a los gobiernos de Néstor y Cristina es que las medidas se toman en función de las circunstancias. Algunas fueron decisiones heroicas e inesperadas. La habilitación que estamos dando nos llama a la reflexión sobre lo ocurrido entre agosto y noviembre de 2011, un momento electoral, donde la corrida cambiaria se llevó 3300 millones de dólares. Todos vivimos corridas cambiarias y bancarias. Para que lo entienda todo el mundo: ningún banco tiene en su caja fuerte todo el dinero de todos los depósitos de los ahorristas. ¿Por qué? Porque su negocio es prestarlo. Si todos los depositantes deciden ir a buscar sus depósitos, el banco quiebra. Los fenómenos económicos tienen esta magia. Son profecías autocumplidas, efectos manada que pueden no tener causa real. Entre agosto y septiembre de 2011 decían que el Gobierno iba a perder las elecciones, o que si las ganaba tomaría medidas desesperadas. Me refiero a notas de diarios y otros mecanismos de desinformación como las redes sociales, que decían que se iba a instalar un corralito o avanzar con una pesificación de depósitos. Incluso llegaron a decir que se estaban comprando aparatos de rayos X para abrir las cajas de seguridad. Es en ese momento que se decidió inhabilitar paulatinamente la compra de dólares para tenencia de particulares.
–¿Qué rol juegan los medios, economistas y especialistas del establishment en esos procesos?
–Cuando se analiza la historia de las corridas cambiarias en la Argentina, lo primero que se observa es que son provocadas por un aparato desinformativo que genera un clima donde sería aconsejable para todo el mundo ir a sacar los depósitos de los bancos y comprar dólares. Por eso, explicando un poco la historia de lo que ocurrió, se entiende más la medida que tomamos. Porque hay factores que cambiaron y otros que no. La principal cuestión es que ante esa situación de una puja importante inducida sobre las reservas se tomó la decisión de inhabilitar paulatinamente la compra de dólares. Esa medida, a fines de 2011, fue acertada porque la corrida en curso se detuvo de cuajo. La corrida venía fogoneada y consideramos que esos movimientos beneficiaban a especuladores y a los sectores más concentrados que, a su vez, empujaban a los que menos recursos tienen a buscar dólares desesperadamente, convirtiéndolos en un engranaje de esas corridas. Pusimos los controles para proteger la producción, el empleo y la distribución del ingreso.
–¿Cuál es el costo estimado que tuvieron las corridas cambiarias desde 2007?
–Esos episodios explican 62.000 millones de dólares de fuga en un contexto donde los mismos que no avisaron que venía el corralito o la pesificación de los depósitos difundían ideas descabelladas. Durante las presidenciales de 2007, solo en agosto, se fueron 1800 millones de dólares. En el lockout de 2008, otros 3200 millones. Luego de la nacionalización de las AFJP, 3900 millones. En las legislativas de 2009, cerca de 2800 millones de dólares. En el conflicto del Banco Central con Martín Redrado, unos 1700 millones de dólares. Y, con la reelección de Cristina, 3300 millones de dólares. En 2011 nos encontramos con esa situación. Después de ganar las elecciones con el 54 por ciento de los votos, siguieron alimentando ese clima. En 2011 existía un momento peculiar con mucha inestabilidad financiera y caída del comercio a nivel mundial que afectaba fuertemente la posibilidad de acceso a divisas comerciales de la Argentina. Confluían dos escenarios: una situación de incertidumbre interna fogoneada y un panorama internacional financiero y productivo difícil, con una crisis económica mundial que tiene una envergadura solo comparable con la crisis del ’30.
–Pero a medida que pasó el tiempo se fueron endureciendo las restricciones y emergieron mayores tensiones cambiarias.
–Frente a las medidas de protección se gestaron nuevos mecanismos de especulación financiera. Lo hicieron al costado de las medidas precautorias y recurrieron a canales ilegales y legales muy creativos. Armaron una enorme bicicleta financiera al costado de la economía legal y formal. Crearon lo que denominamos un “Banco Central paralelo”. A través de operaciones financieras sofisticadas con títulos públicos, el sector financiero, junto con los sectores económicos más concentrados, consiguió sacar y entrar dólares de la Argentina por un total de 30 mil millones de dólares desde que se implementaron las medidas hasta ahora. Los peces gordos que eludieron las restricciones hicieron sus negocios a través del contado con liquidación, una maniobra legal. Esa operación consiste en comprar con pesos títulos denominados en dólares para luego venderlos en el exterior y la operación inversa convirtiendo dólares en pesos, pero a una cotización por encima de la oficial. Lo más triste de ese negocio es que volvieron muy rentable conseguir dólares al tipo de cambio oficial y venderlos en mercados ilegales. Muchos de los que operaban en el mercado oficial empezaron a volcarse hacia estos mercados paralelos. Generaron así el peor de los mundos, una bicicleta que benefició mucho al sector financiero, pero que comenzó a distraer recursos de la economía real. El mercado ilegal que se armó es mucho más pequeño y utilizado con fines políticos. Como la diferencia entre el dólar oficial y el ilegal, llamada brecha, les sirve para hacer su negocio especulativo, la brecha fue tomada por los medios como sucedía en la época de De la Rúa con el Riesgo País. Buscan desestabilizar el Gobierno y decir que el dólar está a 13 pesos.
–¿Cuáles fueron las consecuencias de esa dinámica en la economía real?
–Algunos exportadores empezaron a guardar su mercadería para especular y presionar una devaluación. El acopio de cereales, particularmente soja, son dólares que no ingresan a las reservas por no ser exportados. Tenemos muy bien documentado que la parte declarada de la cosecha anterior no exportada alcanza a los 8 millones de toneladas, que equivalen a 4000 millones de dólares. Sabemos dónde están porque están declaradas: en silobolsas en campos, esperando. Nos llama la atención que el sector agropecuario guarde sus granos, aconsejado por esos mismos que buscan propiciar la devaluación. Pero además estimamos que más allá de lo que está declarado, probablemente existan en total 11 millones de toneladas sin vender. A eso se suma la actitud de las cerealeras, las empresas exportadoras de granos, que suspendieron créditos internacionales por aproximadamente 2500 millones de dólares. Lo cambiaron por financiamiento en pesos.
–Ese comportamiento especulativo apostaba a una devaluación del peso que consiguieron esta semana.
–Apuntaba a bastantes motivos. Algunos desinformadores se dedicaron a poner esa cotización ilegal, que ni siquiera se puede medir, permanentemente más elevada de la que nos comentaban a nosotros que se estaba vendiendo. Eran muy pocas operaciones. Cuando llegó a 13, la gente iba a vender. Si vendía es que ese 13 es artificial, pero logran imponer la idea de que está a ese valor.
–¿La devaluación de 33 por ciento en dos meses es suficiente para que el sector agropecuario liquide las divisas y se dejen de anticipar importaciones?
–Creemos que es aconsejable y conveniente que en lugar de tener actitudes especulativas hagan su trabajo y exporten. Que tomen las decisiones acertadas. Al tratarse de un fenómeno específicamente financiero vinculado con las expectativas, no hay para esos sectores una cotización que sea la adecuada. Por eso buscan marcar un dólar paralelo alto, para hacer creer que cualquier nivel del dólar es bajo y que falta un trecho de devaluación. Todos los medios y los economistas charlatanes que decían que el dólar valía 1 peso, ahora nos dicen que tiene que valer 13. Con un dólar a 13 habría un efecto devastador sobre la producción, el empleo, los salarios y no sabemos quién va a poder comprarlo después de la catástrofe. Nosotros creemos que un dólar a 8 pesos es un valor adecuado.
–¿Qué significa un “valor adecuado”?
–El Gobierno entiende que la cotización que alcanzó el dólar es una cotización de convergencia, razonable para la economía argentina. La cotización del dólar no solamente tiene que ir contra las expectativas financieras del movimiento de la moneda, sino también hay fenómenos reales como los precios, el comercio exterior, el nivel de endeudamiento que tienen que ver en una medida determinada con el valor de la divisa. Intentaron llevarla mucho más arriba de 8 pesos. Cuando el Banco Central intervino para estabilizar la cotización en el entorno de los 8 pesos, no se encontró con compradores por 5000 millones de dólares. Eran valores ficticios, fue una maniobra especulativa de desestabilización guiada por intereses muy claros, que son visibles. No queremos que nadie se engañe, ese dólar de 13 pesos no es un dólar que tenga que ver con la situación económica nacional, pero sí que nos quieren llevar a todos a creerlo. Nosotros vamos a seguir defendiendo la producción, el empleo, las importaciones, los pagos de desendeudamiento público y privados.
–¿Para qué sirve rehabilitar la posibilidad de comprar dólares para ahorro si continúa la disputa?
–No quiere decir que no vayamos a experimentar fuertes ataques especulativos. Lo van a seguir haciendo y esos ataques se responden con un Estado fuerte y una población informada. Al día de implementada la medida ya volvieron a decir que ese dólar era insuficiente, que no van a alcanzar las reservas. La campaña sigue. Por eso tenemos que explicarle bien a la gente que ese dólar que quieren poner a 13 no es sostenible. Es un dólar de la desocupación, de la timba financiera, pero no de una Argentina que sigue creciendo. Al tomar decisiones, no se deben guiar por los profetas que llevaron al país al 25 por ciento de desempleo, caída del PBI y desindustrialización durante décadas. Por eso, nos llama la atención el sector agropecuario que atendió a esos consultores, cuando al campo argentino nunca le fue peor que con la economía neoliberal, cuando comandaban los sectores financieros y más concentrados.
–¿Qué esperan que suceda con el mercado paralelo a partir de ahora?
–Una vez que se habiliten las compras para particulares en base a sus ingresos, entendemos que la gente va a tomar la mejor decisión. Con un límite por mes, pero con la posibilidad de comprar todos los meses, van a hacerlo donde corresponde. El mercado paralelo que usaron para engañar a la gente suponemos que va a mermar. Probablemente, si hay fuertes ataques especulativos, inicialmente encontraremos una pulseada para llevarse divisas. Pero no hay factores económicos que expliquen que puede haber problemas en el frente externo. El panorama económico es muy tranquilo: comercio exterior superavitario, vencimientos de deuda razonables, un presupuesto que enero arrojará un equilibrio, una política monetaria predecible y un contexto internacional que mejora. Lo que hay es una situación financiera especulativa que se traduce a las variables reales. Se puede tener la cosecha más grande de la historia, pero al mismo tiempo pueden tomar decisiones especulativas y no liquidar o pujar por importar más fuertemente. Los grandes sectores financieros y concentrados tienen mucha experiencia en la desestabilización. Pero tenemos las herramientas para hacerles frente. Cuando dicen que no tenemos plan económico, en realidad piden un ajuste del gasto público, contracción monetaria y megadevaluación. Nosotros hacemos lo contrario. Ellos tienen un manual de la baja del salario y la desocupación, nuestras medidas no son prefabricadas ni de laboratorio. Tenemos flexibilidad para ver qué es adecuado para cada momento del mundo y de la Argentina. Del otro lado actuaron creando un Banco Central paralelo y acopiando granos. Nosotros también vamos a actuar –concluyó.
Fuente:www.pagina12.com.ar