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EL TIEMPO EN LA CRUZ

26 de octubre de 2013

Tiros en la puna

Una patota la emprendió a balazos contra la líder jujeña en plena campaña. La Justicia habló de una emboscada y la Tupac Amaru acusó al radical Morales y al Perro Santillán. Por qué atacan a una dirigente que es símbolo de organización y lucha.

Está triste. Y cuando Milagro Sala está triste su cara lo demuestra. Y sus lágrimas también. Ella es como es y no le sale de otro modo. Cuando está contenta se la ve radiante, va, abraza y besa a quien se le cruce y en el momento de poner límites pega un grito, de esos que pueden paralizar. Milagro Sala tiene todos los condimentos para ser una líder. Está en todo, desde el ínfimo detalle, como estar al tanto de una compañera que se separó de su marido, hasta recibir a la propia Presidenta cuando va de visita a Jujuy.
 
Pero a una semana de las elecciones, en su primera experiencia como candidata a diputada provincial, un golpe inesperado, desmesurado, la impactó. En una caminata de campaña en el barrio Moreno de San Salvador de Jujuy, una patota de quince personas, al menos dos de ellos armados, disparó contra ella. Literal. No pudieron y recibieron los balazos dos de sus compañeros, uno en el abdomen y otro en la cara. El fiscal  Aldo Lozano caratuló la causa como “homicidio calificado en grado de tentativa y en concurso real” y argumentó que “los disparos fueron direccionados a matar”. El abogado de la Tupac Amaru, Luis Paz, aseguró que “una de esas balas iba dirigida a Milagro Sala”. A la conferencia de prensa para explicar los hechos prefirió no ir. Aún estaba conmocionada. Habló su marido, Raúl Noro, y el segundo candidato a diputado provincial Emilio Cayo, quien al asegurar que “la vida es más importante que cualquier otra cosa”, se quebró y no pudo seguir. Al cierre de esta edición estaban detenidas sólo dos personas vinculadas directamente con el hecho. A priori, la Tupac sostiene que los agresores están orquestados por Gerardo Morales y Carlos “el Perro” Santillán.
A Sala nunca la dejan sola. Desde que se levanta hasta que se acuesta, siempre tiene alrededor a varios tupaqueros que la cuidan y la protegen, porque saben, como sucedió el último lunes por la tarde, que hay muchos que la quieren matar. ¿Por qué? ¿Qué significa Milagro Sala? ¿Qué representa para la provincia? ¿Por qué su candidatura destapó la violencia en algunos sectores de la oposición? ¿Por qué los medios le hacen una constante campaña sucia?

Era el año 1999 y Jujuy una de las provincias más relegadas por las políticas neoliberales, además de ser una provincia signada por un problema histórico arrastrado durante décadas: la crisis habitacional, la concentración de tierras en pocas y poderosas manos. Y un poder político feudal, anclado en los partidos tradicionales que aún detentan el poder en la actualidad.

En ese contexto, Milagro Sala, que supo en carne propia lo que era la pobreza, inauguró, como otras tantas organizaciones sociales, los merenderos o “copas de leche” que sirvieron para paliar el hambre y se convirtieron en el primer germen de la organización. Pero en el 2004 la “Flaca”, como la apodan en sus pagos, convocó a los referentes de aquellos comederos a la sede de la Tupac Amaru en la calle Alvear, en San Salvador de Jujuy. Sin vueltas, fiel a su estilo, les contó: “Compañeros, vamos a empezar a construir las primeras casas”. El silencio se hizo presente. La palabra construcción y la palabra casas eran dos vocablos que hasta ese momento nada tenían que ver con ellos. Néstor Kirchner les propuso formar cooperativas de trabajo y levantar casas con sus propias manos. Así, las primeras treinta cooperativas de dieciséis integrantes cada una se inscribieron en el Programa Socio-Comunitario de inclusión social (ex Plan de Emergencia Habitacional) dependiente del Ministerio de Planificación y Obras Públicas. Es decir, la organización aceptó por primera vez recursos del Estado para gestionar la construcción de viviendas. El desafío más grande en ese momento era la propia obra, levantar las casas ellos mismos, tarea que ninguno, jamás, había realizado anteriormente. A través de un sistema de trabajo en serie (construcción por etapas y no casa por casa), lograron, en tiempo récord, terminar con la primera etapa de viviendas, unas doscientas casas en el barrio del Alto Comedero, una localidad a pocos kilómetros de la capital. Hoy van construidas 6.800 en todo Jujuy.

En el camino hubo otro gran desafío, el de volver a la cultura del trabajo, de la que muchos se habían olvidado o, peor aún, nunca habían tenido la posibilidad. Una anécdota refleja hasta donde llegó la Tupac para subvertir el statu quo: muchas veces era la propia Milagro Sala la que iba casa por casa, pieza por pieza, a corroborar que los cooperativistas estuvieran en sus lugares de trabajo y hasta levantaba a aquellos que se habían quedado dormidos.

La referente de la organización que cumplió el último mes catorce años de vida no sólo tenía como objetivo que los tupaqueros tuvieran una vivienda digna y un trabajo digno. Se trataba de otra cosa. Los jujeños se merecían un estilo de vida diferente. Por qué los sectores más vulnerables y de bajos recursos debían estar destinados a conformarse con poco, o peor, con las sobras, como venía sucediendo con las políticas públicas de las últimas décadas. “Los pobres tienen que vivir bien. Construyamos una ciudad”, fue la directiva de la Flaca. Así, el Alto Comedero se transformó en algo más que en hileras de viviendas. Se levantaron fábricas, hospitales, escuelas, centros para discapacitados, espacios de dispersión, canchas de fútbol y básquet, piletas, parrillas y salones de juegos, entre otras cosas. Un verdadero “country”, como tildaron de manera peyorativa los poderosos de siempre, aquellos que no conciben la idea de que los pobres puedan tener una vida como la de ellos. Ese “country” pasó a ser el “Cantry”, insignia que llevan con orgullo. Pero estas no son las cosas que salen en los grandes medios y la noticia la que se lleva tapas de diarios es la violencia de Milagro Sala, el corte de calles de la Tupac o la realización de multitudinarias marchas alterando el orden local.

Sala tiene una respuesta a esto y suele decir que “no nos interesa salir en la prensa cada vez que hacemos una donación o entregamos algo a quien lo necesita. Desde otros sectores políticos se ocupan de decir que nosotros somos violentos y toda una serie de cosas que no son ciertas. Y eso, sobre todo, porque no tienen nada para mostrar y les molesta que nosotros hayamos hecho todo lo que hicimos. Hay un ejemplo muy claro. A nosotros nos acusaban de no entregar el título de propiedad a los que viven en nuestros barrios. En julio, cuando se aprobó la ley de regulación dominial según la cual la provincia regularía la situación de titularidad de tierras de más de 40 mil jujeños, nosotros dijimos que eso era muy bueno porque permitía romper con el mito que crearon los radicales. Ellos aseguraban que las organizaciones sociales no querían entregar las escrituras para mantener atados a quienes habían accedido a una vivienda. Y con la aprobación de esa ley quedó claro que es el Instituto de Vivienda el que tiene que otorgar las escrituras y no Milagro Sala. Y este es sólo uno de los tantos ejemplos que se pueden dar”.

Fue por eso que este año la Tupac decidió conformarse en partido político y llevar a Milagro Sala como candidata a diputada provincial. De ser electa el domingo, será el primer salto a la política de una organización social que tiene 70 mil afiliados. Y eso asusta. Asusta a los poderes económicos concentrados, uno de ellos el Ingenio Ledesma, cuyo dueño, Carlos Blaquier, está procesado por delitos de lesa humanidad y quien fue escrachado sistemáticamente por la organización de Milagro Sala. También asusta a los medios de comunicación monopólicos provinciales que invisibilizan sistemáticamente la información: El Tribuno, cuyo dueño, Rubén Rivarola, es un hombre ligado a la UCR, y Pregón, que por caso, el 24 de marzo, Día de la Memoria, eligió poner en la tapa la marcha de Buenos Aires, mientras que a media cuadra del diario se movilizaron más de 100 mil personas comandadas por organismos de derechos humanos y la Tupac Amaru. Pero por sobre todo asusta al poder político, que pasó en las últimas décadas de manos del radicalismo al PJ, alternadamente.

La fortaleza de Milagro está respaldada en el apoyo de miles y miles de jujeños que cambiaron su vida radicalmente. La campaña continúa, eso siempre lo tuvo en claro pese a la angustia y al dolor de los últimos días. En la edición del 13 de septiembre de 2012, hace casi un año, Veintitrés tituló en su tapa “Por qué la atacan” casualmente apenas lanzó el partido político y sin saber que un año después su estigmatización se agravaría. En esa ocasión, Sala había declarado que la atacaban porque era “mujer, negra y kolla”. Hoy, esta mujer negra y kolla puede ocupar una banca en la Legislatura provincial, tan sólo el primer paso de una incipiente carrera política. 

Opinión
 
Haciendo milagros Por Adrián Murano   La Unión Cívica Radical nació de un levantamiento armado, sangriento, en un episodio conocido como la Revolución del Parque. El movimiento peronista se inició con la revuelta popular del 17 de octubre de 1945, y en varios tramos de su historia logró sostenerse a los tiros. Para los fundadores de los dos movimientos políticos más importantes de la historia argentina la violencia fue, más que un objetivo, una necesidad: no se pueden imponer derechos negados, como ellos lo hicieron, pidiendo permiso.
 
Milagro Sala creó la Tupac Amaru de la nada, en el sentido más absoluto. Hace 14 años, apenas contaba con su voluntad, sus sueños y un grupo de fieles con los que compartía una certeza: si esperaba que los partidos y los gremios tradicionales le dieran algo se iban a morir así, esperando. Decidieron entonces poner su destino en sus manos. Y construyeron una de las obras populares más imponentes que se recuerden en Jujuy. Claro que el camino no fue sencillo. Muchas veces tuvieron que poner el cuerpo para abrirse paso en esa maraña de burocracia e intereses que la política suele forjar para galvanizar el statu quo y la concentración del poder. Pelearon con la fiereza y la dignidad de los que se proponen la titánica tarea de recuperar derechos negados por años, siglos. Desde siempre.
Entonces salieron los políticos de los partidos tradicionales –cómplices, partícipes y responsables del eterno despojo– a acusar a Milagro de violenta, a tildar a la Tupac de “barra brava”. Pero son los logros de la Tupac, y no sus métodos, lo que en realidad les preocupa. Los dirigentes de los partidos tradicionales temen qué el mal ejemplo de Milagro se masifique, que broten miles, millones de desposeídos dispuestos a tomar su destino en sus manos. Y entonces, ¿que será de ellos? ¿Qué será de los dirigentes que heredan los cargos políticos como heredan los bienes que sus familias hicieron al calor del poder?

Tienen razón cuándo dicen que la Tupac los amenaza. Porque amenaza sus privilegios, sus acuerdos corporativos, sus negocios. Lo mismo sintió el establishment cuando Alem y Perón irrumpieron en la historia, fundando partidos que hoy son explotados por dirigentes que, acusando a Milagro, reniegan de ese pasado.
    Fuente:veintitres.infonews.com

 

23.10.2013  

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