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OPINIÓN

12 de septiembre de 2024

Boleta única, ¿un sistema que blinda a los oficialismos?

Las experiencias provinciales arrojan un saldo muy negativo para las fuerzas opositoras. Excepciones a medias. El Senado buscará instaurarlo a nivel nacional.

Por César Pucheta

El Senado intentará avanzar este jueves con la sanción definitiva de la boleta única, que comenzaría a utilizarse en las elecciones de 2025. La propuesta, que tiene la aprobación de Diputados, se aplica con modelos diferentes en varias provincias y posee un denominador común: el fortalecimiento electoral de los oficialismos locales.

El sistema al que la cámara baja dio el visto bueno en junio de 2022 tuvo su primera implementación en Santa Fe. También rige en Córdoba Mendoza, tiene sus versiones electrónicas en Salta y Neuquén, además de una particular alternancia en territorio porteño. En todos los casos, el factor común han sido los triunfos oficialistas, salpicados por contadas victorias opositoras, excepciones que comparten como rasgo común la división de los espacios que estaban en el gobierno.

La salvedad del modelo santafesino es que, a diferencia de lo que propone el proyecto aprobado en Diputados, se usa una boleta diferente para cada tramo. Se aplica desde 2011 a instancias del entonces diputado provincial oficialista Pablo Javkin, hoy intendente de Rosario. Fue el primer distrito del país en poner en marcha un sistema que tuvo su debut en las primarias del 22 de mayo de ese año, cuando Santa Fe debía elegir al sucesor del entonces gobernador Hermes Binner.

Casualmente, Santa Fe es la única provincia entre las que se aplica el sistema en las que se experimentó un cambio en el partido de gobierno desde que rige el modelo que La Libertad Avanza quiere aplicar a nivel nacional. Fue en 2019. La alianza que por entonces se llamaba Frente Progresista Cívico y Social y que hoy, con el espacio ampliado por el PRO, lleva el nombre de Unidos para Cambiar Santa Fe, perdió con el Frente de Todos. Detalle: también fue la única ocasión en la que el Partido Socialista y la UCR presentaron postulantes a la gobernación en columnas separadas.

Las experiencias en Córdoba y Mendoza

En Córdoba, luego de haber ganado en 2007 por escaso margen una elección que Luis Juez todavía denuncia como “un robo”, Juan Schiaretti impulsó una reforma electoral que terminó implementando la boleta única de papel en agosto de 2011.

El cordobesismo está invicto con la Boleta Única de Sufragio (BUS). José Manuel de la Sota primero, dos veces Schiaretti después y Martín Llaryora en la última instancia se impusieron en todas las elecciones en las que el sistema se utilizó desde entonces.

De la Sota había ganado dos elecciones consecutivas antes de la puesta en marcha del sistema. Algo similar había sucedido en Mendoza, la última provincia que en 2023 adoptó el sistema de boleta única.

Alfredo Cornejo y Rodolfo Suárez venían construyendo la hegemonía del radicalismo al frente de Cambia Mendoza hasta que el oficialismo impuso la reforma electoral que impulsó la boleta única de papel en la elección que volvió a consagrar al actual gobernador en la contienda del 24 de septiembre. El sistema había tenido su estreno en las primarias realizadas cuatro meses antes, donde Cornejo, que contó con el apoyo del entonces gobernador, se impuso ante Luis Petri.

Boleta única electrónica en Salta y Buenos Aires

Salta fue la primera provincia del país en implementar un sistema alternativo al tradicional. Fue en 2009, a instancias del entonces gobernador Juan Manuel Urtubey. El modelo elegido fue el de boleta única electrónica, que se implementó de modo paulatino hasta alcanzar el 100% de la elección de medio término de 2013.

Urtubey fue reelecto con ese sistema dos años después y, aunque no hubo un apoyo explícito a Gustavo Sánez cuatro años más tarde, el dispositivo de poder generado alrededor del oficialismo salteño se mantiene en el Ejecutivo hasta la actualidad.

Con la experiencia salteña en la mira, la Ciudad de Buenos Aires adoptó el mismo modelo en 2015, cuando Horacio Rodríguez Larreta se consagró como el sucesor de Mauricio Macri en la Jefatura de Gobierno porteña. La elección fue objeto de diversos cuestionamientos que incluso llegaron a la Justicia, aunque la supremacía del PRO no fue puesta en discusión.

Como parte de la estrategia que buscó empujar la reelección presidencial de Macri, la Ciudad regresó a la boleta tradicional en 2019, pero Larreta volvió al sistema electrónico en las PASO del año pasado. Lejos de mejorar la experiencia de 2015, la elección concurente de 2023 estuvo cargada de problemas, al punto de retornar al sistema tradicional dos meses después en las generales. De todos modos, el partido gobernante se impuso con los dos sistemas y consagró a Jorge Macri como jefe de Gobierno.

El ejemplo de Neuquén

El voto electrónico también se aplicó en las últimas dos elecciones generales de la provincia de Neuquén. La primera experiencia continuó la lógica de beneficiar al oficialismo que lo había impulsado y sirvió para la reelección de Omar Gutiérrez. En 2023, se produjo otras excepción cuando Rolando Figueroa terminó con la hegemonía de seis décadas del Movimiento Popular Neuquino.

Al igual que en el caso santafesino de 2019, el cambio de color político en la provincia surgió tras una ruptura del oficialismo. En el caso del partido que Felipe Sapag fundó a comienzos de la década de 1960, Figueroa, que había sido vicegobernador durante el primer mandato de Gutiérrez, encabezó un alianza multicolor por fuera del MPN y le terminó torciendo el brazo a su fuerza de origen por apenas 3 puntos porcentuales.

Fuente: www.letrap.com.ar

 



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