OPINIÓN
14 de mayo de 2023
El desesperado "besamanos" del Círculo Rojo
Trastienda política de los encuentros públicos y privados de políticos y empresarios. El poder económico ya decidió rechazar al tándem Bullrich-Milei y elige entre un PJ y un PRO moderado. Larreta se testeó ante Magnetto, Rocca y Pagani. Dudas sobre el armado de Todos.
Por Leandro Renou
Dos aclaraciones iniciales para entender el contexto. La primera: en volumen, los votos del establishment nacional no sólo son escasos, sino que además no siempre revisten caracter representativo de lo que la sociedad termina eligiendo. La segunda, el empresariado nacional se expresa en su faz pública con gerentes de compañías, que pocas veces representan el pensar y el sentir de los dueños. ¿Para qué sirve, entonces, contar cómo desde hace dos semanas el Círculo Rojo viene alternando reuniones públicas y privadas con políticos y pre candidatos? Porque esos encuentros dan detalles de preferencias de un poder económico que trabaja siempre sobre la agenda pública y, con éxito o no, instala temas y líneas de debates.
Hoy, ese escenario es de confusión y desesperación por un futuro que observan "indefinido". Por ahora, hay una sola certeza: como viene contando este diario, el poder económico decidió dar por finiquitada la posibilidad de apoyar y hacer campaña por lo que describen como el tándem Mauricio Macri-Patricia Bullrich-Javier Milei. Los que tienen algún dinero en el bolsillo entienden que esa tríada va más allá de lo recomendable en la generación de caos en un escenario que reclama muñeca política más que osadía. Y hasta empezaron a circular la versión de que Milei les pide plata a las cámaras empresarias para hablar en almuerzos o encuentros a los que los otros pre candidatos van gratis.
Sólo el campo más ultra quedó atado a esa lógica de apoyar a Bullrich. Así, la opción de los ceos oscila entre el candidato que elija un PJ -que revivió en los últimos días y de manera peligrosa sus internas que no define si va o no a una PASO-, y el alcalde porteño, Horacio Rodríguez Larreta, hoy el preferido entre los ceos.
Patricia y empleados "estadounidenses"
"Sólo un empleado se puede reír de eso". La frase, con sorna, se la dijo un dueño de una empresa nacional a Página I12 tras escuchar a Patricia Bullrich en el evento anual de la cámara de empresas estadounidenses AMCHAM. La líder del PRO, entrevistada por Alejandro Fantino sobre la declaración de la ex-asesora de Gerardo Milman -que admitió que le borraron el contenido del celular en el marco de la causa que investiga el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Kirchner-, respondió: "Es bullshit". Una pavada, una tontería, algunas de las acepciones del término inglés. Mientras el auditorio se reía, el interlocutor ponía una lógica cara de preocupación.
AMCHAM es una entidad de gerentes, que además tiene multiplicidad de socios que no son capitales estadounidenses. Y tiene un fuerte componente republicano en su línea. Todo eso explica las risas. En el reverso, hubo una preocupación muy seria por "lo inconsistente que es Patricia". En general, no es que el empresariado esté demasiado preocupado por el futuro de la causa del ataque a CFK, sino que Milei y Bullrich proponen poco, y poco posible. Milei, además, fue invitado a AMCHAM y metió gambeta larga. "Acá no pidió plata para hablar, pero se cuida", admitió alguien de su entorno ante este diario. Milei no quiere notas con preguntas medianamente complejas.
Volviendo a Bullrich, hace unos días la jefa del PRO retomó las reuniones con ceos en el Hotel Palladio (en la zona del Palacio Pizzurno), bunker de recaudación informal de fondos de campaña. Allí también suele acompañarla Federico Pinedo, unos de sus laderos políticos más hábiles y fieles. Dijo en ese marco que va a terminar con el sindicalismo, que no negociará nada con el peronismo y que va a ajustar los planes sociales. Además, que una devaluación es "inevitable". "Pero Patricia, durás dos meses", le advirtió uno de sus interlocutores. "De acá se sale con huevos o no se sale", devolvió Bullrich. Ese comportamiento empezó a desviar la visión de los ceos hacia otros candidatos, porque lo que está en juego en esta elección, detallan, es la espalda política para conducir un 2024 que será complejo.
Larreta, ante los dueños
El pedido expreso de los presentes fue "confidencialidad", algo habitual en los encuentros de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). El almuerzo fue casi un test de Cooper para Larreta porque los encuentros de la entidad que conducen Clarín, Techint y Arcor bendicen al candidato, prueba de voluntades mediante.
Larreta prometió hacer una reforma laboral e impositiva, y cortar con planes sociales. Quizás lo hayan impactado las miradas como dardos de Charlie Blaquier (Ledesma), Luis Pagani (Arcor), Héctor Magnetto, Paolo Rocca y Federico Braun (La Anónima), pero el alcalde les dijo a los ceos lo contrario a lo que les expresó a los líderes de la CGT la semana pasada. En el mitin con Héctor Daer y compañía, deslizó que no era necesario un cambio laboral de fondo.
"Paolo quiere ver si le da el piné", deslizó uno de los tantos presentes en el mitin ante este diario, rompiendo una confidencialidad más débil en los años políticos. Puede parecer brusco, pero AEA está intentando ver si Larreta tiene potencial para dos cosas: hacer el ajuste que pretenden, con devaluación incluida, y si a la vez tiene espalda para resistirlo. Casi una quimera. El alcalde, de todos modos, hace esfuerzos por mostrar eso. El viernes, en un acto en la Bolsa de Comercio de Córdoba, criticó la reforma jubilatoria del Macri en 2017, por haber roto los consensos con la oposición.
El martes próximo, Larreta se enfrentará con la mesa chica de la Unión Industrial (UIA), donde ya pasó Bullrich sin demasiado éxito. Un dato extra: el jueves almorzó con la entidad que preside Daniel Funes de Rioja el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Palabras más o menos, les avisó que hará una alianza con Larreta, "el único de Juntos que me interesa", según manifestó en el convite.
El enigma de Todos
"Te tiraste arriba de la bomba, eso es un gesto que reconocemos". La frase corresponde a uno de los tres empresarios que hablaron en la reunión que el ministro de Economía, Sergio Massa, tuvo el martes en el marco de un evento de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Los que tomaron el micrófono fueron el banquero del Macro, Jorge Brito; Alejandro Simón, de Sancor Seguros; y Alfredo Paseyro, el líder de los Semilleros Argentinos. La bomba, para los ceos, es la herencia de no diálogo con el kirchnerismo de su antecesor, Martín Guzmán, y la inestabilidad que se generó tras su salida del cargo.
Luego de esa reunión hubo una foto nutrida, en la que también aparecieron Javier Madanes Quintanilla (Aluar), José Urtubey (Celulosa), el cafetero Martín Cabrales, el fabricante de la vacuna rusa en Argentina, Marcelo Figueiras y el presidente del Banco de San Juan, Sebastián Eskenazi, entre otros. También jugó allí el pleno de la CGT. Con posterioridad al evento, donde parecen haberle dado un aval al ministro, se preguntaron además hasta dónde lo condicionan los niveles de inflación para ser o no el candidato del FDT.
Es que lo más probable es que el IPC se mantenga elevado. En ese tren, la duda del empresariado es si el kirchnerismo escudriña a Massa bajo la lupa de la inflación o mira otros indicadores, y si Massa está dispuesto a arriesgar, algo que el ministro aún no blanquea. La mayoría lo banca, pero hay otros menos entusiastas que creen que lo que no está claro es cuál será el armado del FDT, más que quién será el candidato. "Está claro que la decisión es de Cristina", aclaró ante este diario alguien de ese grupo de empresarios, que la conoce de su años como presidenta y cree que en el oficialismo hay solo dos personas con capacidad de navegar la crisis sin caerse: "Cristina y Sergio", definió. Pero Massa afronta ahí el partido de su vida: "Si no trae los dólares del FMI, no creo que le de para jugar", dijo otro de los ceos presentes en la OEI.
Las terminales del peronismo que dialogan con el establishment muestran lo que parece ser la punta del ovillo del problema. Que el presidente Fernández se corrió de la candidatura sin armar el día después, con Massa y CFK, lo que redundó en un recrudecer de las internas a fines de esta semana. Con críticas casi directas de Alberto a Massa y CFK, pero sobre todo para con el ministro que tres días seguidos le pidió en público que deje de abonar la teoría de que tiene que haber primarias.
Una idea final del sector privado sobre las chances del Gobierno. Si logra un armado de unidad y síntesis, el oficialismo es competitivo y tiene el lugar garantizado en la segunda vuelta. Para eso, entienden, precisa rearmarse rápido para que el ruido de la indefinición no le siga pegando a la economía. El resto es final abierto.
Fuente: www.pagina12.com.ar