Después de casi tres días de búsqueda la Policía encontró ayer a Mateo Benjamín Pérez Saucedo, de 22 años. El joven fue asesinado y enterrado en el patio de la casa de un compañero de trabajo, en el barrio San Roque Oeste de esta capital.

El autor del crimen figuraba en un principio como testigo. Bajo ese carácter incurrió en contradicciones cuando detectives de la División de Investigaciones Metropolitana (DIM) preguntaron detalles.

Marcelo Alfredo R. D., de 38 años, manifestó que vio a Mateo el lunes a la noche, tras cumplir con el horario laboral en una panadería, y no saber más nada de él. Sin embargo, efectivos de la DIM a esa altura contaban con imágenes de cámaras de seguridad en la cual ambos aparecían juntos.

Se presume que al salir del comercio de avenida Maipú ascendieron a un remís y viajaron rumbo al barrio San Roque.

Ante la mentira evidente, la fiscal Sonia Meza encabezó el allanamiento a la vivienda de Marcelo R. D. en calle 492 casi Los Puelches.

En la inspección observaron en el fondo de la propiedad a una lona cubierta de arena, colocada encima de tierra removida. Allí realizaron las excavaciones hasta dar con el cuerpo de Mateo a una profundidad de un metro, aproximadamente.

El cadáver no presentaba heridas a simple vista. Con la autopsia determinarán si fue estrangulado, como sospechan.

La pareja del sindicado homicida resultó demorada y podría quedar detenida si prueban que lo encubrió.

El fin de robo figura como hipótesis referida al móvil del crimen, ya que el acusado tenía la tarjeta de débito de Mateo.

La familia Pérez estaba desesperada. Con la colaboración de medios de prensa, entre ellos época, difundieron la búsqueda que ayer culminó en una historia de horror.

Fuente: www.diarioepoca.com