¿Por qué Chávez? Por Jean-Luc Mélenchon e Ignacio Ramonet
Hugo Chávez es sin duda el jefe de Estado más difamado en el mundo. Al acercarse la elección presidencial del 7 de octubre, esas difamaciones se tornan cada vez más infames. Tanto en Caracas como en Francia y en otros países. Atestiguan la desesperación de los adversarios de la Revolución Bolivariana ante la perspectiva (que las encuestas parecen confirmar) de una nueva victoria electoral de Chávez. Un dirigente político debe ser valorado por sus actos, no por los rumores vehiculados en su contra. Los candidatos hacen promesas para ser elegidos: pocos son los que, una vez electos, las cumplen. Desde el principio, la promesa electoral de Chávez fue muy clara: trabajar en beneficio de los pobres, o sea –en aquel entonces– la mayoría de los venezolanos. Y cumplió su palabra.