Crece la hipótesis que al chico de 17 años de Curuzú lo mataron en rito a San La Muerte
En la casa donde se cometió el hecho había imágenes del “Santo”, y como ofrendas, cabezas estaqueadas de animales. Se cree que el joven fue violado y lo que resulta más extraño, no hallaron ninguna de las vísceras del menor.
WALTER ALDERETE
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Por las extrañas circunstancias, el hermetismo de los pesquisas y los escalofriantes detalles que se van conociendo con el correr de las horas, se profundiza la hipótesis de que al menor de 17 años encontrado el pasado jueves en Curuzú Cuatiá, lo mataron en medio de un rito satánico, o en honor a San La Muerte.
Otra vez, el fantasma de Ramoncito, aquel niño mercedeño (aparecido decapitado en el mes de octubre de 2006 también cerca de las vías del ex ferrocarril) merodea en la mente de las personas, mucho más, si se toma en cuenta la cercanía existente entre Curuzú Cuatiá y Mercedes: separadas solo por 70 kilómetros.
La víctima en esta ocasión fue otro menor, Nelson Eduardo Escalante, cuyo cuerpo partido a la mitad fue encontrado el jueves por la tarde -17,30 aproximadamente- por un pariente que lo andaba buscando. La mitad estaba de un lado de las vías del ferrocarril, y la otra sección, del otro, entre las ramas de un árbol conocido en la zona como “niño rupá”.
Justo sobre una alcantarilla, no lejos de un cementerio.
A unos 500 metros de allí queda el barrio Ralín, zona de casitas humildes y a la vez un área donde se ocultan quienes escapan de la ley, según describen los propios curuzucuateños.
Pocas horas después que hallaran el cadáver seccionado, los pesquisas no tardaron en atrapar a Luis Rivero (26 años), David Duarte (19) y finalmente a Jorge Pasión (24 años), sindicado en principio como el más comprometido de todos.
Ante la policía, uno de los implicados se quebró y le contó a los detectives de la Comisaría Segunda que estaban muy borrachos y que se desató una pelea, donde le dieron muerte a Escalante con un fuerte golpe en la cabeza.
Lo demás vino solo. A uno se le ocurrió que sería buena la idea, partirlo en dos así se pensaría que el tren lo había pasado por encima. Alguien trajo un cuchillo y lo seccionaron, para llevarlo definitivamente al sitio donde fue encontrado.
El cadáver carecía de sangre y eso ya les había dado la certidumbre a los pesquisas de que el crimen se cometió en otro lugar. Con estos elementos se avanzó y el relato del testigo los condujo incluso hasta el arma homicida.
Por otra parte trascendió un dato que habría surgido de la morgue judicial del Instituto Médico Forense de Corrientes: que la víctima habría sido violada, al igual que Ramoncito, ocho años atrás.
El propio juez de Instrucción Martín Vega y el fiscal Jorge Esper, dirigieron los rastrillajes en los alrededores y empezaron a descubrir los extraños elementos.
El testigo aclaró una y otra vez que no fue un ritual sino consecuencia de una ronda de tragos.
Pero en la humilde casilla, donde se cometió el espeluznante crimen hallaron indicios sorprendentes.
Allí quedó una alpargata que pertenecería a Escalante. Recogieron dos colchones viejos de gomapluma con manchas de sangre, y también unas mantas -algunas rojas- que guardan relación directa con el hecho.
Sin embargo los investigadores quedaron boquiabiertos con un santuario dedicado a San La Muerte, junto al cual había cabezas estaqueadas que podrían pertenecer a un perro, gato u oveja. Había también banderas del “santo” y algunas velas.
Esto abona la hipótesis de un crimen cometido para una “ofrenda de sangre”. A su vez se le suma el dato que ningunas de las vísceras del menor fueron halladas, por lo que no descartan que hayan tenido otro destino.
Los escenarios están planteados. Sólo el tiempo echará luz.
Fuente:www.ellitoral.com.ar