OPINIÓN
23 de marzo de 2014
El Gobierno pierde la iniciativa
Por primera vez, Colombi parece no manejar todos los hilos de una realidad que se le escurre entre las manos. En medio de la fuerte repercusión que generó su visita a la casa de Tato, y de las elucubraciones respecto al contenido del imprevisto encuentro, el Gobierno terminó por tomar distancias de un eventual intento para reformar la Constitución. Colombi dijo a Norte que no sería candidato ni en 2017, ni siquiera en 2021, dando la idea de que está dispuesto a colgar los botines. Con ello aceleró el debate puertas adentro del radicalismo por su propia sucesión. El fin de ciclo de la era Colombi pasa a ser un dato de la realidad. El reconocimiento de la debilidad de las finanzas provinciales esta vez parece no ayudarlo -como en otras oportunidades- a disciplinar los reclamos. Con frentes abiertos con la Dpec, los docentes, y los estatales, a los que ahora se suma el Poder Legislativo, Ricardo sorprendió a propios y extraños cuando embistió contra la prensa. Y su ofensiva contra Natalio tuvo un efecto contrario al pretendido.
Por CONFUCIO
El almuerzo entre el Papa Francisco y Cristina Fernández de Kirchner tiene una honda significación que excede el aspecto protocolar. Quedó más claro que nunca que Francisco trata afanosamente de colaborar en la búsqueda de una transición política no traumática. No es que el Papa se haya “cristinizado”, pero la frase “cuiden a Cristina”, convertida casi en una muletilla en sus frecuentes conversaciones con distintas expresiones de la dirigencia argentina denota su principal preocupación: evitar una crisis de gobernabilidad y encauzar el tramo final de la gestión del actual Gobierno hacia un desemboque normal en diciembre de 2015.
Días antes del almuerzo entre el Papa y la primera mandataria, se registró otro episodio político, menos publicitado, pero de singular valor: en la sede de la Universidad Católica Argentina, en un acto que contó con un millar de asistentes, con motivo de cumplirse el primer aniversario de la elección de Francisco, en el que disertó el uruguayo Guzmán Carriquiry, actual secretario de la Comisión Pontificia para América Latina, un viejo amigo del padre Jorge Bergoglio, a quien conoció en Buenos Aires en 1975.
En el auditorio se destacó la presencia de un amplío espectro de la dirigencia política argentina, aunque institucionalmente el primer lugar estaba ocupado por el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, quien al ser mencionado desde el micrófono recibió un aplauso de la concurrencia, que se reiteró cuando el expositor hizo una elíptica, pero transparente alusión a los antiguos vínculos entre Bergoglio y el peronismo.
Esa misma noche del 13 de marzo, en un ámbito más acotado y mucho menos formal, como la comida mensual de la peña Eva Perón, tuvo lugar un evento cuyos organizadores definieron como un “homenaje peronista al Papa Francisco”, en el que expuso Pascual Albanese. Curiosamente, la discreción que rodeaba al encuentro resultó rota por la presencia en el lugar del corresponsal en Buenos Aires del Financial Times, quien escribió una nota que fue publicada nada menos que en la portada del prestigioso matutino londinense, un dato que revela la curiosidad periodística que despierta esa relación aún más allá de las fronteras argentinas.
Dos días después, en el colegio Máximo de San Miguel, el seminario de la Compañía de Jesús que tuvo por rector a Bergoglio entre 1979 y 1985, se celebró un extraño cónclave, extremadamente reservado, en el que unas doscientas personas (la mayoría con alguna militancia en el peronismo) pusieron en funcionamiento una iniciativa política, denominada Generación Francisco, orientada a desplegar actividades que asocien el pensamiento del Papa con las perspectivas de la Argentina del Bicentenario.
EL PERONISMO DELIBERA
Más allá de su carácter eminentemente informal, la reunión de gobernadores peronistas realizada el pasado jueves por la noche en el comedor del Comando de Remonta y Veterinaria del Ejército tuvo una enorme importancia simbólica: la presencia del gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota erigió al encuentro en el primer cónclave amplio de mandatarios justicialistas desde la asunción de Néstor Kirchner en 2003.
Este solo hecho, por encima del contenido puntual de las deliberaciones, alecciona sobradamente sobre la importancia política del encuentro, cuya única ausencia relevante fue la del gobernador entrerriano, Sergio Uribarri, en viaje a China. De todos modos, lo que se conversó también fue muy significativo. El resultado es el surgimiento de un consenso sobre los mecanismos apropiados para encarar la normalización inmediata de la conducción nacional del Partido Justicialista.
Los gobernadores coincidieron en que resultaría absolutamente inoportuna una convocatoria a elecciones internas del Partido Justicialista, en momentos en que la atención de la opinión pública está focalizada en otras cuestiones socialmente mucho más candentes. Por otra parte, con Sergio Massa operando fuera de la estructura partidaria, en un andarivel que comparte con la mayoría de los dirigentes del peronismo disidente, no existen hoy razones políticas suficientes para justificar una confrontación electoral.
En este contexto, se imponía entonces una alternativa de consenso para la configuración de la futura conducción partidaria. El acuerdo fue que el titular del Consejo Nacional no tiene que estar comprometido en la inminente carrera por la sucesión presidencial. Esta limitación descarta de entrada los nombres de Daniel Scioli, De la Sota, Uribarri, Capitanich y Urtubey.
De allí que no haya sido difícil coincidir en las posibilidades de otros dos gobernadores presentes: el sanjuanino, José Luis Gioja y el jujeño, Eduardo Fellner. Gioja fue titular del bloque justicialista en el Senado y Fellner presidente de la Cámara de Diputados. Estos antecedentes parlamentarios acreditan un conocimiento más amplio y panorámico del escenario político nacional que el que habitualmente surge desde el ángulo particular y más restringido de una provincia.
El mandatario sanjuanino, una personalidad sumamente prestigiada entre sus pares por su estilo componedor, advirtió empero que la tarea de recuperación de su estado de salud le impediría asumir el trajín propio de la conducción partidaria. En cambio, Fellner sí está disponible. Quedan los aspectos legales. El mecanismo es convocar al Congreso Nacional del Partido Justicialista para reformar la Carta Orgánica y establecer, por esta única vez, que la elección del Consejo Nacional esté a cargo del propio congreso.
La presencia de De la Sota apunta a reflejar la voluntad de los organizadores del encuentro de realizar una amplia convocatoria a todos los sectores internos del peronismo para integrarse a la estructura partidaria y participar en las futuras elecciones internas para definir democráticamente las candidaturas nacionales del Partido Justicialista para 2015. El mandatario mediterráneo marcó nítidamente sus límites: aceptó el convite, que le fuera extendido por Gioja, pero se retiró después ante la imprevista presencia del secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini.
A su vez, la ausencia del gobernador de San Luis, Claudio Poggi respondió a la presión ejercida por el senador nacional, Adolfo Rodríguez Saá, quien junto a sus colegas Carlos Reutemann y Juan Carlos Romero tejen en la Cámara alta un acercamiento con Massa.
Lo cierto es que el fantasma Massa, por un lado, y la precariedad institucional del PJ como partido obligó a un encuentro que puso cara a cara a los principales actores políticos del justicialismo.
Cristina, desde Paris ordenó a su Secretario Legal y Técnico a que, aun sin invitación, se haga presente en la noche del jueves. La idea, amán de disponer de información de primera agua sin intermediarios interesados, fue la de dar un mensaje hacia afuera en el sentido de que no se trataba de una conspiración del Club de Gobernadores que esté fuera del alcance y del sistema de la Casa Rosada.
Lo cierto es que ya transcurrida un hora del inicio de las deliberaciones, y con las achuras ya en los platos, la irrupción del polémico Secretario de Estado generó algo más que resquemores y no sólo en los gobernadores de La Rioja y de Córdoba, que prefirieron abandonar el convite antes de los postres en señal de disgusto.
El malestar se extendió a otros mandatarios provinciales que se habían juramentado en plasmar un encuentro con la mayor reserva, y sin extraños, razón por la que eligieron una dependencia militar y mantuvieron alejados a sus respectivos secretarios y asesores en salones contiguos.
La situación jurídica del partido no es fácil, y menos lo es si se tiene en cuenta que la juez Federal con competencia Electoral, María Romilda Servini de Cubría no está con buena sintonía con la Casa Rosada. En los hechos, nunca se superó el entredicho que generó la pretensión de La Cámpora de producir el desplazamiento del hijo de la influyente magistrada de la Secretaría del Consejo de la Magistratura.
La intentona fracasó, es cierto, pero por la resistencia de la propia Servini de Cubría, que supo mover los hilos dentro de la cúpula del Consejo para dejar en minoría al kirchnerismo.
Ahora se pretende obviar las elecciones internas y elegir una nueva conducción partidaria por la vía de una decisión del Congreso Nacional del PJ que se reuniría el 9 de mayo próximo.
El tema no menor que se presenta es que los consejeros nacionales tienen ya mandato vencido, y de hechos los congresales que tomarían la decisión previa de reforma de la Carta Orgánica nacional también.
En términos legales, una encerrona para la cual la política suele tener habitualmente soluciones prácticas, más allá de lo que las leyes disponen; será porque, en definitiva, las leyes son lo que los jueces dicen que son, encargados como están de interpretarlas, muchas veces con notable benevolencia. En este contexto quizás se explique, ya en el ámbito provincial, por qué Romero Feris podría volver a ser parte de una carrera electoral. Simplemente porque hoy, en 2014, quince años después del ‘99, hay decisión política de que así sea correspondiendo a los correntinos con su voto hacer una valoración en términos electorales.
LA ÚNICA VERDAD ES LA REALIDAD
La reunión entre el Papa y Cristina Kirchner fue el prólogo de otra entrevista políticamente muy importante. La Jefa de Estado argentina dialogó con su colega francés Francois Hollande acerca de las negociaciones entre la Argentina y el Club de Paris, para saldar la deuda pendiente con ese organismo desde la crisis de 2001 y destrabar unos de los escollos que traban el acceso del país al mercado financiero internacional. Simultáneamente, se anunció que delegados del Club de Paris y del Gobierno argentino se reunirían en mayo para avanzar en la definición de las formas de pago.
Al mismo tiempo, el titular del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, en una reunión privada con directivos de los principales bancos argentinos, ratificó la voluntad oficial de avanzar también en el pago de las sentencias contra la Argentina dictadas en el Ciadi, la negociación con los holdouts, la reapertura del diálogo con el Fondo Monetario Internacional y la búsqueda de nuevos acuerdos con empresas petroleras multinacionales para la explotación de los yacimientos de Vaca Muerta.
En paralelo, la confirmación oficial de que en los ministerios de Economía y de Infraestructura y Planificación se estaría estudiando las modalidades y el cronograma para la progresiva reducción de los subsidios a las tarifas de energía y de transportes indican que el giro pragmático en materia de política económica se acentuará en los próximos meses, a pesar de las previsiones tensiones sociales que pueden desencadenarse con su implementación.
PANORAMA PROVINCIAL
Tato se llamó a silencio luego de haber levantado una polvareda que no se apagó ni aun con la lluvia. La visita de Ricardo Colombi a la vieja casona de la calle Mendoza hace ya más de diez días mantuvo el tema del imprevisto encuentro en la agenda política con interpretaciones y elucubraciones variadas, sin que desde los propios contertulios haya habido información respecto al contenido de una charla que se dio luego de filosas criticas del líder nuevista a la gestión del Gobierno provincial.
Desde el radicalismo, que es precisamente desde donde se filtró la noticia de la cumbre, se intentó bajar el perfil al contenido del diálogo calificándolo de estrictamente institucional, más allá de que el ámbito y la modalidad del encuentro no permiten una calificación de esta naturaleza.
Lo cierto es que luego de ese asado - largamente comentado- el Gobierno no prosiguió con diálogos con los otros socios de la alianza gobernante, muchos de los cuales no ocultan su deseo de un mayor protagonismo que por ahora lo tuvo, aunque sin resultados prácticos, sólo el Partido Nuevo, relegado en la primera distribución de espacios en el Gobierno provincial.
Los seguidores de Romero Feris minimizan la intención de éste de buscar inserción en el Gabinete provincial o de simplificar un eventual entendimiento a la simple ecuación de la distribución de cargos.
El líder nuevista apunta más alto. Aspiraría a que -definitivamente- se den pasos ciertos que permitan la inscripción de Tato como candidato para las próximas elecciones, una decisión a la postre política que -a esta altura- resulta ya difícil de negar en términos de reciprocidad y realismo político.
La oportunidad y las formas se resolverán con el tiempo. Lo que queda claro es que -habiendo decisión política como evidentemente la hay- sólo hay que encontrar la vía de cerrar un capítulo de la vida institucional de la Provincia, mirando para adelante en la necesidad de forjar un destino común, con responsabilidades compartidas, dentro de la pluralidad de la realidad política de una Provincia como Corrientes que tiene doce representaciones parlamentarias de distinto signo en la Legislatura provincial.
MUCHOS FRENTES, POCAS SOLUCIONES
En medio de reclamos que se originan en distintos sectores, la cúpula tribunalicia que el Gobierno decididamente no controla se despachó con un aumento del 32 por ciento en dos tramos con lo cual sacudió, y cómo, el tablero económico provincial.
Con dicho incremento, un ministro del Superior pasará a triplicar el sueldo de un ministro del Poder Ejecutivo. La brecha también se acentuó asimismo en relación con las dietas legislativas que acumulan un notable retraso, puesto de manifiesto en las últimas horas luego de conocerse el aumento del 10 por ciento para el Poder Legislativo, que no alcanza siquiera a corregir el desfase acumulado el año anterior en que la Legislatura distó de acompañar la política seguida por los otros estamentos de la Administración Pública.
Lo del Poder Judicial fue casi como un balde de agua fría sobre el Gobierno. Literalmente giraron en descubierto y sin aviso, indicaron fuentes del palacio de Hacienda sorprendidas por la decisión de los jueces.
“No sé cómo cubrirán su presupuesto”, se indicó desde el Gobierno, adelantando que no habría ni refuerzos, ni giro de partidas para el bache que origina un incremento cuyo daño mayor es el de instalar en el escenario económico de la Provincia un porcentaje difícil de manejar, y distante de las previsiones oficiales para cerrar con los otros sectores.
UN TRIBUNAL QUE PREOCUPA
La salida traumática -como inesperada- de Carlos Rubín pareció generar un nuevo vértice de poder en la Justicia con el fuerte protagonismo que comenzó a tomar la nueva cúpula tribunalicia corporizada en los llamados “Tres Mosqueteros”, esquema que -sabido es- comparten Alejandro Chaín, Fernando Niz y Guillermo Semhan.
Los supremos, que controlan a mano firme el Poder, no sólo pusieron al Gobierno en estado de alerta con el aumento salarial. Antes, y ya en materia jurisdiccional, habían sorprendido con la decisión en contra de la re-re de los intendentes, primero, antes de las elecciones. Luego, fallando contra el Poder Ejecutivo con la división del Ministerio Público. Y, finalmente, la cautelar otorgada para la inmediata asunción de Víctor Cemborain en Mercedes.
Ahora, sobre llovido mojado se despacharon sin aviso previo con un aumento que impactó de lleno en la esquina de Salta y Mayo.
Y tienen a medio hervor una cautelar a favor de la Intendencia de Mercedes ordenando el inmediato cese de las retenciones sobre la coparticipación que tendría el efecto de sentar un precedente aplicable a las otras comunas, y con lo que buscarían marcar a fuego la independencia del Tribunal respecto al poder político de turno.
En este marco se da el interrogante mayúsculo que despierta la cobertura de la vacante habida en el Superior. Otra semana pasó y el Gobierno no cumplió con la palabra de elevar el pliego del reemplazante, tal como lo había prometido el propio Colombi. Razones hay. Pasan por tratar de no equivocarse en una elección más que difícil que se da en un terreno que nunca logró terminar de entender, y menos manejar.
Mientras, anida la esperanza de la ida de Juan Carlos Codello.
Éste, impertérrito sigue de licencia aunque parece gozar de la irrestricta protección del resto de los supremos que no ven con agrado abrir el debate sobre otra nueva vacante que podría comenzar a modificar la relación de fuerzas que hoy existe en el Tribunal y con la cual se sienten más que tranquilos.
En este contexto, la difícil decisión de quién se integrará a una Corte en la que los Tres Mosqueteros parecen abroquelados con la firme consigna de “todos para uno y uno para todos”.
Han acordado el ejercicio de una presidencia rotativa, año a año, para garantizar la alternancia en el poder despejando toda posibilidad de perpetuidad que desvirtúe el concepto de un poder con proyección en el tiempo.
Los actuales comandantes del Poder Judicial son conscientes de dos cosas.
Por un lado, de la posibilidad de una vida útil de al menos diez años, que supone sobrevivir a esta administración y a dos futuras; y por otro lado, son conscientes también de que -por la conformación de las cámaras legislativas- se halla al margen de cualquier pretendida hegemonía futura distante de alcanzar los 2/3 que amenacen su continuidad.
Así las cosas, se sienten fuertes, aunque no ignoran que su fortaleza, a la postre, reside en mantener el esquema de tres voluntades enderezadas en el mismo sentido, algo que por ahora parecen tener en claro -fundamentalmente el Presidente- que se esfuerza por abrir la jugada en un esquema de responsabilidades compartidas, persuadido de que la realidad de hoy no es la que en su momento existió en tiempos de Eduardo Farizano o de Carlos Rubín. Un error ha cometido, que no lo cometió su predecesor. Trasladó su despacho al que estaba reservado para el Presidente, cuando todos dicen que eso es mufa. El tiempo dirá si el acertijo se cumple o no.
Guillermo -de estas cosas- suele ser cuidadoso, como buen hombre del Paiubre que es, y por eso obvia subir en coches negros y otras cosas que el imaginario popular tiene como yeta.
RICARDO, CONTRA LOS MOLINOS DE VIENTO
Todos los gobiernos, en todos los tiempos, y en todas las latitudes establecen un marco de entendimiento con los medios de forma de establecer un blindaje sobre la gestión del día a día, conscientes de la recurrente necesidad de contar con una dosis de buena voluntad al momento de administrar la noticia, en el doble aspecto que interesa.
Las buenas para informar y las malas para atemperar lo que puede ser un daño mayor según cómo sea el enfoque que se les dé.
Los medios tienen además la posibilidad de desarrollar tareas de investigación respecto a hechos y situaciones propias de cualquier administración. Y de hecho contribuyen, y mucho, a la imagen que en la sociedad se forme respecto de quienes tienen responsabilidades en los distintos ámbitos.
En este marco, cierto es que desde siempre los gobiernos han administrado la pauta publicitaria en una relación lógica de costo-beneficio. Hay medios más beneficiados que otros, y muchas veces ese beneficio termina perjudicándolos a la hora de medir la audiencia, o la tirada, o el nivel de credibilidad.
Lo que se gana por un lado se pierde por otro. Esto lo saben los gobiernos y lo saben quienes administran los medios. En el equilibrio lógico está la ponderación necesaria que en los últimos días pareciera haberse roto con la indignada reacción de Ricardo que tomó de sorpresa al mundo periodístico con la personificación del enojo en Natalio Aides con quien tuvo un duro entredicho que despertó la solidaridad de sus pares con el conductor de Radio mañana y Buenas tardes, los dos programas que lideran desde hace años la audiencia de radios.
Durante el Foro de Intendentes, el mandatario provincial salió al pasillo donde estaban los periodistas y con un plato de facturas en la mano les dijo «acá tienen facturas por si tienen hambre, hambreados».
La tensa relación de los medios con el Gobierno se da en el marco de conflictos latentes algunos y potenciales, otros donde, más que nunca habría que tener visiones maduramente compartidas para restablecer un equilibrio que se ha perdido.
En la pelea Gobierno vs medios, el tiempo inexorablemente juega a favor de estos últimos. Vale como ejemplo muy actual la disputa abierta por el kirchnerismo contra Clarín y La Nación.
Es claro quién gano y quién perdió. Las ediciones de ayer y de hoy de ambos diarios están pobladas de avisos que hace unos meses fueron prohibidos, y el plan de adecuación a la Ley de Medios Audiovisuales está en proceso de aprobación, siendo cuanto menos sugestiva la presencia del ministro Kicillof en la última asamblea extraordinaria del Grupo Clarín, donde se trató la cuestión. Lo hizo como titular de las acciones que pertenecen al Anses (un 9 por ciento) que en sí no ameritan su participación si no fuera por la decisión de dar un mensaje de lo que implicaba su presencia en una reunión de estas características.
En el medio, el Gobierno pagó un costo que se mide en la caída de imagen de la gestión oficial, una caída que le quita margen de acción en términos políticos y electorales y que condiciona el poder residual para el tiempo que se viene.
En la Provincia, la cuestión no es distinta más allá de que acá la caída de imagen del mandatario provincial desde septiembre hasta ahora no incide en la medida en que contrariamente a Natalio su límite lo marca la Constitución, y quiérase o no se está ante un final de ciclo que algunos interpretan como de la era colombista, y otros del radicalismo en el Gobierno, luego de ya catorce años de gestión.
RICARDO ES RICARDO
Los que saben y lo conocen a Colombi admiten que difícilmente dé el brazo a torcer. Cierto es que desistió del intento reformista, al menos por ahora, desensillando hasta que aclare. Pero lo más probable es que el intento sea reflotado más adelante, con renovados bríos, consciente de que difícilmente termine de asumir la finitud del tiempo político, algo difícil para quien como él está acostumbrado al desafío de librar batallas que hasta ahora han sido invariablemente ganadoras, más allá de algunos altibajos propios de lo que es la política correntina.
Su mira está en la composición de la Legislatura y su tiempo es el de la primavera de 2015, cuando las hojas vuelvan a florecer luego de dos otoños en los que buscará rearmar su estrategia y disciplinar su propia tropa en la que asoman intereses contrapuestos con el denominador común de un post colombismo en ciernes.