El gobernador, Ricardo Colombi evitó entrar en materia discursiva para abordar un "efecto espejo" que hasta el momento de su asunción se veía lejano de la geografía provincial. Misma tesitura adoptó para el entuerto mercedeño. Sin embargo, los actos vandálicos disfrazados de saqueos impactaron en la Capital correntina. Y un intendente electo por el pueblo terminó atrincherado en el despacho municipal, frente a un Concejo opositor que lo inhabilitó, obteniendo un "cachetazo judicial" de manos del Superior Tribunal que ordenó la toma de juramento a Víctor Cemborain con posibilidad del uso de la fuerza pública y hasta prisión para quienes estorben lo actuado. En medio, la oposición clamando por una solución a una historia que alarmó a propios y extraños, y hasta obligó la presencia de las fuerzas armadas nacionales en el terruño del Nº 1 de Corrientes.
Aun así, todo este panorama no provocó la verba del mandatario. En realidad, fiel a su estilo, se dedicó a actuar sobre la coyuntura. Se ocupó de calmar las aguas en la Policía de la Provincia con anuncios que también repercutieron en la gran masa de trabajadores del Estado. Y a la vez bajó línea directa para los ediles mercedeños de Encuentro por Corrientes, en el sentido de que hagan, a través del titular del cuerpo, lo necesario para que inmediatamente se cumpla lo exigido por la Justicia.
El silencio elegido por Colombi dejó en claro varias certezas. Entre ellas se puede destacar que con el caso Cemborain, más allá de haberle significado un revés en cuanto a la presunta "coordinación" que se le atribuyó respecto a cada uno de los hechos que pusieron en la picota pública al funcionamiento institucional del Paiubre, quedó en evidencia que no maneja el servicio judicial correntino. Dos sopapos sufrió Ricardo este año como para que alguna versión dé cuenta de lo contrario.
La negativa a las re-re de los intendentes debilitó su tracción en varios puntos del territorio, ya que se vio obligado a barajar y dar de nuevo en las ofertas municipales a días del acto eleccionario. El otro golpe de la Corte fue el de la semana que terminó, donde el nuevo eje de poder que se instaló en la cúpula de la Justicia local (conocido como Los Tres Mosqueteros) demostró que no está para chácharas y actuó de inmediato sobre la "imposibilidad" de un Intendente del Frente para la Victoria de asumir al frente de una Comuna que hasta el 15 de septiembre pasado era considerada un bastión infranqueable del radicalismo.
Otro hecho concreto que develó esta última semana fue el "stop" puesto a la confrontación, ya que después de una semana picante, el Gobernador decidió abrir la puerta al diálogo con la oposición (representada por Fabián Ríos).
Lo ocurrido en Mercedes será visto como un capítulo más de rivalidad latente que siempre existirá entre dos frentes opuestos. Primará de ahora en más, según señalaron desde la Rosada local, la predisposición que supo observarse en la Legislatura, donde todas las bancadas permitieron la aprobación del Presupuesto 2014, pese a que en Diputados el asunto se complicó más que en el Senado.
En horas más, a través del siempre presente e influyente Carlos Vignolo, que continúa como ladero de Ricardo a través del Ministerio Secretaría General de la Gobernación, se darán los primeros pasos de un nuevo acercamiento con el referente del Partido Justicialista e Intendente del principal distrito correntino. El objetivo no será de cabotaje. Es que el Ejecutivo local buscará una salida al mar del Estado central para poder cumplir con metas de gestión que le permitan instalarse en 2017 como lo mejor para la ciudadanía.
En el corto plazo se dibujará qué historias se sucederán en este siempre polémico teatro del Taragüí.