16 de junio de 2013
Cleto, el súper papá que hoy no espera grandes regalos
Tiene 51 años y 49 hijos, bien podría ser un personaje de la literatura de García Márquez. Sólo pide que sus chicos sean buena gente.
Autor: Textos: Alexis Del Greco - Fotos: Francisco Merello“No espero regalos. Lo único que quiero es juntarme con mi familia a comer un asado y compartir todos juntos como hormigas” explica Cleto Ruiz Díaz, a pura risa y gestos ampulosos, poniéndole énfasis a cada una de sus aseveraciones en la previa al Día del Padre.
Su vida no es una más del montón en Santa Lucía; tiene 49 hijos, 11 nietos y si bien ahora sólo convive con Isabel Franco, supo tener cuatro consortes bajo el mismo techo. Durante un parate en su jornada de albañil y pintor, recibió a época en su casa del barrio Itatí. En compañía de su mujer y de los 10 hijos con los que actualmente comparte la vivienda, relató algo así como una síntesis de sus 51 años. “Mi familia siempre fue de bajos recursos, soy hijo de Nicolás Ruiz Díaz y Mauricia Leiva (ya fallecidos), éramos 16 hermanos. Siempre vivimos acá en Santa Lucía. Hice sólo primer grado, no aprendí a leer, ni escribir. Trabajé de chico, fui vendedor de churros y después empece a hacer changas. En lo que mejor me va es en albañilería y pintura”, detalló Cleto, ahora serio, rememorando cada una de sus etapas vividas.
-Si muchas veces me lo pregunté. Siempre digo que tengo un don, como una suerte que me acompaña. A todas las mujeres que les hablé jamás me rechazaron. Nunca reboté. Además saben que si yo salgo a bailar o me voy al río hago desastres y mirá que las otras mujeres saben que yo soy de familia numerosa.
-¿Te acordás los nombres de todos?
-No, me cuesta mucho. A los que voy viendo les digo los nombres. Ahora vivo con 10 de ellos: Jesica, Antonella, Florencia, Dalma, Nahuel, Nicolás, Daniel, Tiago, Cleto y Valentina. Los más grandes viven en otros barrios o se fueron a Buenos Aires.
-¿Cuántos años tiene tu primer hijo?
-No se. Es una mujer, creo que se llama María, vive en Buenos Aires, su madre se fue cuando estaba embarazada de 4 meses y no la vi más.
-¿Y tus nietos?
-Llevo la cuenta de 11, pero capaz son más en Buenos Aires. Una de mis hijas me dijo que quiere ser como yo y tener muchos chicos. ¿Cómo fue vivir con cuatro mujeres?
-No había peleas, siempre fui un hombre tranquilo, no me gusta discutir, ni crear conflictos. Después cada una se fue por su lado y me quedé con Isabel nomás.
-¿Sos un padre recto o comprensivo?
-Yo les hablo, les pido que estudien y sean gente buena. Les digo que lo de la calle no sirve, no aprenderán nada bueno ahí. Una de mis hijas me dijo que ya no quería ir a la escuela porque repetía siempre, entonces empezó a trabajar conmigo y aprendió a pintar. Ellos, cuando tienen tiempo, me ayudan con mis changas y eso es lindo porque aprenden cosas positivas que el día de mañana les pueden servir para ganarse la vida.
-¿Con cuántos de tus chicos salís a trabajar?
-Seis o siete, pero ellos me ayudan los martes y los jueves nomás, sino me arreglo sólo. Saben pintar, preparar mezcla y van aprendiendo. Dentro de mis posibilidades trato de enseñarles como hizo papá conmigo.
-¿Te gusta el fútbol?
-Es mi deporte favorito, jugué muchos años en Sportivo de Santa Lucía, mi puesto es mediocampista por la derecha, camiseta 8. También jugué en Bella Vista y Curuzú Cuatiá, hasta me fui a la cancha de Boca Unidos en la capital. Me decían el Pipo Gorosito, porque hice muchos goles de tiro libre y también por mi cabello, ahora juego con los veteranos. Soy hincha de Boca Juniors y siempre miro los partidos, a veces vienen mis vecinos y sacamos el televisor al patio y tomamos unas cervecitas. Tengo un sólo hijo que salió de River, pero está todo bien, les dejo que sean del cuadro que quieran.
-¿Sos creyente, cuántos santos tenés?
-Tengo un montón, soy devoto de San Antonio y del Gaucho Gil. Mi mamá me dejó un montón de imágenes de santitos y yo los cuido dentro de mi casa. Mi papá me hizo un San Antonio de un plomo que tenía en su brazo, como una reliquia de las que se usaban antes. Rezo y le pido a Dios por la salud de mis hijos y porque haya trabajo siempre. ¿La gente es solidaria con vos?
-Si porque todos me conocen, yo no soy de pedir cosas. Muchos me llaman para que haga alguna changa y me regalan ropas para las criaturas o algún calzado. La gente es buena conmigo y con mis hijos porque saben que son chicos de su casa y no hacen nada raro, ni andan en la vagancia.
-¿El carnaval es otra de tus pasiones?
-Si entré de portaestandarte en Uruberá para hacer una changa porque no tenían quien baile. Me armé un cinto con una latita y salí así. Me gané 100 pesos y a la gente le gustó mi forma de bailar, me aplaudían y saludaban. Después me llamaron de Bella Lucía y querían que yo ensaye para ir a presentarme en el carnaval de Capital, pero a mi no me gusta practicar, yo bailo como siento en ese momento.
-¿Entonces la música y el baile también son importantes en tu vida?
-Sí, me encantan. Escucho cumbia todos los días, tengo un equipo que saco a la tarde al patio y le doy volumen. El rock viejo tipo Elvis Prestley también me enloquece. Hay que ser divertido. Si me voy al baile hago desastre, las mujeres me invitan a bailar; entre risa y conversación ya se da alguna salida extra, qué le voy a hacer.
-¿Cómo vas a pasar tu Día?
-Espero que bien, la mayor alegría que tengo cada día de mi vida es levantarme y que ellos me saluden cuando se van a la escuela. Seguro que me hicieron algunos dibujitos, para mi con eso ya está. Soy un hombre simple, mi sueño es que mis hijos estén bien, sean educados y trabajadores. ¿Para qué quiero más? Fuente:www.diarioepoca.com