OPINIÓN
3 de noviembre de 2025
Sin derechos laborales ni soberanía

El contexto informativo de la semana no había dejado pasar la posible militarización del país para imponer la reforma laboral. “El ejército, con la excusa del combate al narcotráfico, va a estar adentro y se va a dedicar a la represión”, argumentaron algunos legisladores sobre el anuncio de la ministra a Bullrich a inicios de la semana, al asegurar que "el Plan Paraná combatirá el narcotráfico, la trata y el crimen organizado”.
Por Mempo Giardinelli
No fueron pocos los que fruncieron ceños. Y entre ellos el respetadísimo legislador santafesino Carlos Del Frade, quien fue muy claro acerca de esos planes: “Buscan militarizar el país para imponer la reforma laboral. Con la excusa del combate al narcotráfico, van a estar adentro y se van a dedicar a la represión”, argumentó el legislador acerca del anuncio de la ministra.
Bullrich, por cierto, anunció el lanzamiento del Plan Paraná, que al parecer sólo ella conoce y se orientaría a reforzar el control de la ruta fluvial que conecta a los ríos Paraná y Paraguay.
Ese plan, presentado el lunes por la propia ministra, incluye coordinación entre cinco fuerzas federales: Prefectura, Aduana, Migraciones y provincias como Chaco y Corrientes, además de un “centro de comando estratégico” en la Isla del Cerrito, todavía chaqueña y turística.
Según Bullrich, se apunta a recuperar el “control total de los 3.400 kilómetros del corredor fluvial, con presencia permanente de fuerzas y tecnología de última generación”. Sin detalles sobre cantidad de efectivos ni recursos materiales a desplegarse, frente a semejante anuncio fue ineludible destacar el rol de Carlos del Frade, el patriótico diputado provincial y candidato a diputado nacional por el Frente Amplio por la Soberanía que ha venido cuestionando duramente el trasfondo del plan y además advirtió que se trata de maniobras geopolíticas que exceden la seguridad fluvial.
Para el legislador, el remanido discurso oficial que define a la ruta navegable como “autopista del crimen” es funcional a un cambio legal de fondo: todo lo que buscan es permitir el ingreso de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior.Por eso sostiene que “Bullrich sobreactúa la necesidad de meter al ejército puertas adentro, porque con la excusa de combatir al narcotráfico va a garantizar el control social frente a la protesta ante la pretendida reforma laboral”. Así –concluyó– el control de los ríos está atado a “intereses estadounidenses”. Y recordó además que tanto Paraguay como Argentina ya le cedieron soberanía al Comando Sur.
De todo esto se comprende que del Frade advirtió que el verdadero objetivo después de las elecciones es que Estados Unidos, más allá y por encima del gobierno de Milei, "va a seguir con la política de saqueo y para eso necesita avanzar sobre distintos temas, y uno de ellos es la demolición del derecho laboral argentino”.
Y argumentó además que "este avance generará muchas protestas sociales porque, más allá de las dirigencias claudicantes del sindicalismo, habrá mucha gente desocupada y despedida. Entonces el ejército, con la excusa del combate al narcotráfico, va a estar ahí adentro y es previsible que para reprimir”,.Del Frade cuestionó además la “hipocresía” del Gobierno nacional al presentar como "novedad" el problema del tráfico ilegal en el Paraná. “Tenemos 47 años de lo que los paraguayos llaman la ‘hidrovía de la cocaína’ –explicó– y por eso que Patricia Bullrich haya descubierto ahora que el Paraná es la ruta del crimen nos resulta por lo menos hipócrita. Y nos trata a todos de ignorantes”.
Finalmente, y no sin enojo, vinculó el futuro del dragado, balizamiento y peajes al rol de los Estados Unidos en nuestro río: “La privatización del dragado y el peaje del Paraná va a quedar en lo que quiera arreglar Estados Unidos. Hay que despertarse. Ya no somos un país independiente”.
Por todo lo anterior, esta columna siente la necesidad de citar un texto ejemplar –y de buena fe– que con exquisita lucidez planteó otras posiciones, éstas heterodoxas, como es el caso de una extraordinaria y aguda nota periodística firmada por Eduardo Sanguinetti, reconocido poeta y filósofo rosarino, cuyos títulos son en sí mismos exhortacioness y acto de fe y además campana de largada, todo eso, porque es un texto de esos que brillan al recuperar la eterna y lúcida idea de que "desobedecer es un acto de rebeldía, ciertamente, pero también es un acto de libertad". Y que en un proceso electoral como el que acaba de vivir nuestro país, resulta ejemplar.En su artículo exquisito y memorable Sanguinetti evoca históricos exilios rebeldes, entre ellos citando a Cassius Clay, Ringo Bonavena y Diego Armando Maradona, y describe lo que sería una actitud “demasiado humana”, nutrida de estremecimiento, que ofrece un estado de resistencia cultural y social ética en sus principios y fines y que nos remite a los “dorados años de la infancia” cuando desobedecer era una actitud natural ante el atropello y la torpeza de nuestros mayores al imponer criterios haciendo valer sus arbitrarias decisiones.
Lo cierto es que para esta columna hubo y hay todavía una contradicción que no encuentra salida: porque el Presidente que la noche anterior y a la mañana daba por perdidas las elecciones, de repente al caer la noche habló de un "milagro". Entre comillas, por supuesto.
Fuente: www.pagina12.com.ar
