NACIONALES
22 de enero de 2024
Javier Milei y la inflación: ¿el Presidente no la ve?
El sendero del alza de precios pinta mal, pese al optimismo del mandatario. Pobreza, dólar, consumo en picada y el fantasma de otra devaluación en abril.
Por Marcelo Falak
Comienza la semana en la que se presentará formalmente el conflicto social en la Argentina de Javier Milei. Este miércoles, la CGT, la CTA, el peronismo y la izquierda confluirán, con una huelga general de 12 horas y una manifestación que se presume muy importante, en el primer desafío al proyecto paleolibertario, que apunta –ambicioso– a realizar una reforma de cuño pinochetista en democracia. Sin embargo, ¿el posible límite lo marcará esa reacción puntual –inicial apenas– o las que sobrevengan como producto del cóctel de megainflación, incertidumbre cambiaria y pobreza en alza de los próximos meses, uno cuyo ingrediente principal es el kerosén? Todo apunta a la ira: la presidencial y la social.
No sin dificultades por la desconfianza que no cede de los gobernadores de la exalianza Juntos por el Cambio, el Gobierno busca con la oposición más dialoguista un acuerdo que ponga a salvo el corazón del proyecto de ley ómnibus: el ajuste fiscal. Funcionarios cercanos al Presidente, que deben lidiar no solo con sus exigencias e impaciencias sino también con los escollos de la negociación, se contentan con que el producto final preserve el objetivo del equilibrio presupuestario para fin de año, con independencia del exagerado superávit primario –antes del pago de deuda– de 2% del PBI dibujado en la arena del PowerPoint.
De ese objetivo –el mínimo aceptable para el Círculo Rojo, pero doloroso para las víctimas del Caputazo – depende la confianza del mercado en el inicio del túnel que se habrá de recorrer.
Al fin y al cabo, ¿que sería de la revolución que se propone sin ese activo? Lo demás, la calle, parece más o menos jugado si se observa, más que las encuestas del presente, el devenir probable de los hechos.
La pobreza: escalera al cielo
Letra P se anticipa al gran debate que viene: la pobreza trepará al 50% al cabo del primer trimestre, según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. "Argentina va mantener este año la mitad de la población bajo la línea de la pobreza mientras no se genere una crisis en la cadena de pagos, con cierre de establecimientos. Y puede llegar al 55% dependiendo de los ajustes paritarios", dijo Agustín Salvia, director de ese ente.
Si se trata de la carrera entre ingresos populares –verdadera ancla del modelo– e inflación, examinemos qué viene en materia de precios.
La inflación futura
Los analistas que respondieron la última edición del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la encuesta mensual que realiza el Banco Central, proyectan un índice de precios al consumidor (IPC) del 25% este mes, 18,2% el que viene, 15% en marzo y 12% en abril.
Hay que destacar que esa sería la secuencia dorada para el oficialismo, la que, al cabo de un primer cuatrimestre además sumamente recesivo, llevaría la inflación al lugar en el que la habían dejado Alberto Fernández y Sergio Massa antes de la megadevaluación de diciembre la desregulación amplia y la suelta de remarcaciones.
Ese sendero optimista, con todo, supondría, si se contabilizara asimismo el 25,5% de diciembre –posterior al ajuste cambiario– un acumulado de 113% sólo hasta marzo. Si se considera que el tipo de cambio oficial fue elevado en 118%, cabe señalar que toda la ganancia de competitividad lograda se habrá evaporado para ese momento clave, cuando estará por comenzar la temporada alta de soja. ¿Cómo será la liquidación de los exportadores ante la perspectiva de un nuevo toque cambiario?
La inflación pinta mal: la mayorista de diciembre registró un impresionante 54%, casi 30 puntos porcentuales por encima de la minorista, lo que da cuenta de la existencia de un enorme embalse esperando condiciones de mercado favorables para su traslado a las góndolas.
En lo inmediato, el comercio al detalle no consigue realizar ese traspaso porque el consumo en caída no la convalida, pero la imposibilidad de seguir absorbiendo costos ya se traduce en faltantes de ciertos productos y en ruidos perceptibles en la cadena de comercialización, como se observó en carteles colocados por supermercados como Carrefour en ciertas góndolas que lucieron semivacías el fin de semana.
Ahora bien, ¿tiene condiciones de realización el sendero optimista trazado por el REM?
Puede fallar
Si en el mercado hay optimistas, también hay pesimistas, básicamente quienes miran la vida desde un punto de vista no ortodoxo.
La consultora Epyca señaló en su último informe que "al desmenuzar el impacto en el IPC de cinco subas anunciadas –colectivos, gas, electricidad, educación y medicina prepaga–, en febrero sumarán al menos 16 puntos a la inflación". El 18,2% pronosticado en promedio por quienes respondieron la encuesta del Central parece, en ese sentido, corto.
Ante ese escenario, el dólar oficial –en los hechos clavado, dada la pauta de ajustes de apenas del 2% vigente– pareciera ser un precio que tiende a atrasarse en relación con los demás… más allá de los salarios y las jubilaciones, claro.
Así, Epyca señala que "marzo-abril marcará el punto de quiebre para entender la política cambiaria y económica en general del gobierno de Javier Milei".
En una línea afín, Suramericana Visión, la consultora de Martín Guzmán, postula que el crawling peg –las minidevaluaciones periódicas– del 2% mensual tiene poca vida. La brecha entre los tipos de cambio paralelos y el oficial "nuevamente supera el 50%" y "el mercado descuenta una aceleración del deslizamiento cambiario a 4,3% en febrero para después dispararse al ritmo del 10% entre marzo y junio (…) muy por arriba de lo que se dice oficialmente".
Lo ocurrido en las últimas dos semanas en el mercado parece darle la razón y llama la atención la suba que los diversos tipos de cambio paralelos registran en lo que va del mes, muy superior a cualquier proyección sobre los precios.
Si este escenario pesimista –dado por una nueva aceleración cambiaria, efecto de segunda vuelta sobre las remarcaciones y renovada puja distributiva– fuera lo que aguarda al otro lado del túnel del Caputazo, habría que volver a examinar el espectro evocado por Salvia: el de una pobreza estirándose al 55%, una afrenta humanitaria grave y un insulto a la memoria histórica de la Argentina.
El peronismo –que no volvió mejor– sería un causante rutilante de semejante desastre, pero Milei no podría sacarle el culo a la jeringa de los 10 puntos que le cabrían por haber elegido el camino dogmáticamente antisalario y desmesuradamente desregulador que eligió recorrer.
Por ahora, el Presidente postea desenfrenadamente en Twitter, se burla de quienes "no la ven" y embiste con furia contra periodistas –por ahora mujeres– por motivos llamativamente baladíes. En el camino, encuentra tiempo para reproducir elogios absolutamente fuera de proporción a su figura. Cabe preguntarse, después de estos días de éxtasis arropado por el entorno, cuál será su estado de ánimo cuando –de modo inexorable– la realidad le impida sostener este romance consigo mismo.
Lo que aguarda al otro lado del túnel es insospechado.
Fuente: www.letrap.com.ar