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24 de julio de 2022

Ecos políticos del entuerto institucional mercedeño que muchos intentan solapar

La tesitura asumida por «Tape» Caram, hasta el momento, lo debilitó en cuanto a su desatención respecto a la conminación del Deliberante, con un proceso ratificado y sin el acompañamiento que pretendió de la marcha que se dio a principios de semana. A Valdés, después del desplante opositor, sólo le quedó observar, puesto que de otra manera daría la razón en cuanto a la acusación de que los radicales manejan la esfera judicial. A la Corte correntina, también aguardar a ver qué harán los ediles, con un Condado que dejó pasar el tiempo para la sucesión del cargo en manos de la vice Gauto, sin justificación administrativa válida.

Terminó una nueva semana de la «novela del Paiubre», que se sazonó con la manifestación a favor de Diego «Tape» Caram y en contra del Gobierno radical, así como de la órbita judicial que -aseguran- hace los «deberes» para el poder político vernáculo.

Se debe recordar que se trata de una serie que -hasta el momento- podría circunscribirse en 3 temporadas. En cada una de ellas, la figura del Intendente de Mercedes pasó por diferentes consideraciones públicas y dirigenciales. La primera, cuando se avanzó con las acusaciones, entre las que figuran peculado e incumplimiento de los deberes de funcionario. La segunda, con la ratificación de la Cámara de Revisión, con un Tape que decidió mostrar los dientes a apuntar contra el líder del radicalismo, Ricardo Colombi, otrora mandamás paiubrero. Después, la más reciente, fue la tercera temporada. Con la marcha denominada Encuentro Provincial por la Democracia, realizada el miércoles 20, se dio inicio a otros roles, otros actores que por el momento aparecen tras bambalinas, pero no menos gravitantes.

Justo el Día del Amigo fue el elegido para una movilización y un mitin, que trató de englobar al Frente de Todos y al Partido Justicialista. Sin embargo, hubo varios «fayutos» y otros tantos que advirtieron la maniobra y evitaron hacerle el caldo gordo a un núcleo de «compañeros» que desde hace tiempo quieren mostrar un poder de fuego que no tienen.

Así, se pudo ver un tenue acompañamiento para el Jefe comunal, quien se ocupó de tomar la palabra en cuanto medio informativo afín pudo contactar, «repartiendo» para todas partes y apuntando de lleno contra el radicalismo gobernante en la Provincia, así como los principales actores de la Justicia. Lo hizo a pesar de lo antes mencionado: un tibio apoyo que se evidenció con los propios cánticos de los participantes que, obligados por su «puntero territorial» (Tincho Ascúa) no cesaron en exponer que habían arribado -traídos- de Paso de los Libres.

Otra señal de enflaquecimiento político la dio la cabecera de la mesa principal que se instaló en el Sindicato de Empleados de Comercio de Mercedes. Algunos legisladores (un par nacionales y otros pocos provinciales), así como dos intendentes justicialistas y otros tantos aliados en el Frente de Todos no pudieron reflejar un apoyo contundente para el mandatario municipal mercedeño.

Conforme se dieron los capítulos y sus consecuentes temporadas, diferentes espacios de poder fueron puestos en la lupa social y política. Uno de ellos el PJ, con el acto anteriormente señalado. Otro, y el más cuestionado, el radicalismo provincial. Cerrando esta grilla de protagonistas los de la Justicia.

 

Jugada arriesgada

Lo hecho por «Tape» Caram quedará para analizarse más adelante. Ya que, por el momento, sólo se pueden describir, como se hizo en la nota principal, los acontecimientos «empujados» desde su propia esfera so pretexto de una estrategia defensiva ante un supuesto ataque del Gobierno radical.

Así, el suspendido Intendente de Mercedes transita las jornadas ejerciendo su cargo y publicando sus acciones de gobierno. Algo de por sí desafiante cuando no menos agraviante por el hecho de actuar (a conciencia) en contra de la Constitución basando sus argumentos en una interpretación parcial escudada de defensa, alegando la correspondencia democrática devenida de la decisión ciudadana. Sin embargo, deja de lado el proceso judicial y lo hecho por la Cámara de Revisión, conforme lo cual se activó de manera casi automática la aplicabilidad del artículo 224 de la Constitución provincial, respecto a qué hacer con un intendente procesado.


En semanas más tal vez se sepa si esta coraza mediática y actitudinal le sirvieron para instalarse en la órbita política provincial como un estandarte opositor. O si, por el contrario, pasa a ser un recuerdo de los líos que cada tanto ofrece la historia política correntina.

El PJ no habló

Más allá del intento de la ya desintegrada «Cooperativa» del PJ, de poner al partido de Perón como el capitalista de esta avanzada mercedeña, lo cierto fue que la orgánica del justicialismo no se manifestó.

Desde este grupo de perspicaces «compañeros» se buscó un golpe de efecto con un comunicado y la posterior marcha, sumando al conglomerado que representa al Frente de Todos local, pero a la hora de los bifes mostró flaquezas por doquier, la misma que supieron exponer en los últimos turnos electorales, dejando el acompañamiento ciudadano puntos debajo de los 20 puntos porcentuales.

En un camino contiguo, tomando nota de todo, estuvo desandando esta historia el interventor partidario, «Juanchi» Zabaleta. Esta síntesis permitió al de Hurlingham subrayar la débil capacidad de maniobra de quienes, cada dos años, van a Buenos Aires a vender «espejitos de colores».

A esta temporada, que tuvo de escena principal la manifestación en Mercedes, se le sumó una (podría decirse) «precuela», de la cual también anotó Zabaleta. Y fue con la participación del propio Tape Caram, que semanas atrás tuvo la osadía de proponer candidatos a presidentes del PJ, sin siquiera ser afiliado. Otro de los coprotagonistas de esta novela también tuvo rodaje sobre esta temática. Fue el intendente libreño, Martín Ascúa, que movilizó a su gente hasta el territorio del Paiubre para presumir de sus bases. «Tincho», casi en la misma semana de las «mociones» de Tape, se auto postuló para ser tenido en cuenta para pelear la Gobernación en 2025.

En concreto, un sinfín de episodios que -para muchos- serían ideales para una comedia de acción y no para un armado político estratégico serio, coherente y legítimo.

El Gobierno supervisa en silencio

Otra variable de análisis en esta historia la dio el Gobierno provincial. Fue uno de los principales apuntados por las peroratas de Tape y quienes fueron a apoyarlo al Municipio.
En principio, y a sabiendas de que Caram no es un afín a Valdés, más bien un alfil de algunos justicialistas, el intríngulis generado en la Comuna fue visto como una oportunidad, por el hecho de que -de cumplirse los pasos procedimentales e institucionales- pudiera abrirse el juego a un nuevo escenario electoral en un distrito que desde hace tiempo dejó de ser del PJ.

Sin embargo, una errada estrategia tejida por referentes de la Cooperativa justicialista, hizo que los radicales que gobiernan debieran levantar el pie del acelerador y mostrarse como meros veedores de la disputa comunal.

Es que, a pesar de que atravesó las fronteras comarcales, convirtiéndose en un hecho provincial, el hecho de interceder de alguna manera y de hasta proponer alguna vía resolutiva podría alimentar las acusaciones de que la UCR está detrás del «lawfare» (guerra judicial) acusado por los grupos que apuntalan la postura de Caram.
El propio Valdés, que había dejado hacer a Ricardo Colombi como «referente zonal», se aferró al mutismo. Sí se encargó de enviar emisarios por los corrillos judiciales, para atender cualquier novedad dentro de este desbarajuste institucional, el cual fue provocado en principio por otro de los actores clave de esta historia (ver recuadro).

Un «freno» sin justificar

Gerardo Condado fue, tal vez, la figura de la novela que más expuesta quedó en las últimas horas. Es que, más allá del foco que se intentó centrar sobre el Superior Tribunal (instancia que no debe ser considerada clave dentro de la inmediatez que demanda este tipo de hechos), lo cierto es que es menester del Concejo Deliberante aplicar los pasos institucionales y constitucionales conferidos para este tipo de situaciones. Con un Intendente procesado (ratificado) por peculado, se torna imperiosa la necesidad de aplicar los contrapesos formales para que no se derive en un escándalo.

O sea, el Presidente del cuerpo deliberativo municipal debería haber actuado con la premura necesaria para tomar juramento a la viceintendente, Juana Gauto, luego de conminar a Tape Caram a dejar el cargo hasta tanto se espere una resolución judicial sobre la causa que lo tiene envuelto. Pasaron los días y no lo hizo. Intertanto, el Jefe comunal continúa manejando los fondos públicos (sobre parte de los cuales se lo «observó» judicialmente).

Por ello, el rol de Condado se convirtió en ineludible, más allá de que hasta ahora lo que hizo fue justamente lo contrario, esquivar la responsabilidad institucional que le cabe sin ninguna justificación formal ni pretexto (inservible de por sí) mediático.

La diáspora opositora habría sido originada por este tipo de accionares inconsultos de los que se le atribuye al titular del Concejo.

Fuente:www.diarioellibertador.com.ar



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