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OPINIÓN

10 de febrero de 2013

El escenario político comienza a tomar forma

El anuncio de Mario Bofill inscribiendo su nombre en la carrera de postulantes al premio mayor tuvo un fuerte impacto político. De hecho, se anticipó a un Nito Artaza que no termina de definir su jugada, y sorprendió a los otros dos frentes que trabajaban sobre un escenario fuertemente polarizado. La confirmación del tercer espacio torna inevitable la segunda vuelta, con todo lo que ello representa. Los seguidores del cantautor consideran que si "Marito" llega entre los dos primeros será Gobernador, aunque no descartan que al momento de las decisiones, si los números no son claros, se oriente hacia uno de los frentes. La decisión se daría antes de entrar al invierno. Por estas horas, el tema Justicia recuperó su lugar en la agenda de los correntinos. El inicio de las sesiones ordinarias en el Congreso de la Nación y en el Parlamento correntino permitirá ir viendo la evolución de un proyecto cuyo avance irá en línea con el comportamiento de los actores institucionales de la Provincia, responsables de encontrar soluciones que disipen la posibilidad del remedio federal. El senador, Aníbal Fernández y el diputado, Fabián Ríos dejaron "la mbopa" por quienes parecieran dispuestos a cavarse su propia fosa.
Por CONFUCIO

 

Al empezar febrero, las especulaciones electorales están a la orden del día. Las conversaciones entre el Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri y el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna bordean ya un principio de acuerdo. El ex Ministro sería el primer candidato a Senador nacional por la Ciudad de Buenos Aires de un frente entre el PRO y el peronismo disidente, organizado, en este caso, a partir de un eje configurado por el titular de la CGT de Azopardo, Hugo Moyano y el jefe de las "62 Organizaciones Gremiales", Jerónimo Venegas. El binomio senatorial se completaría con Gabriela Micetti.
No se trata de una simple alianza electoral, sino del comienzo de una operación política de vastos alcances. Una holgada victoria de Lavagna en un distrito como el porteño, que constituye una verdadera vidriera nacional con la consiguiente incorporación del ex Ministro al Senado de la Nación, lo colocaría en condiciones de encabezar un interinato presidencial derivado de una eventual crisis institucional, que  imaginan como posible en el campamento macrista, y que según ellos sería fruto de la combinación de cuatro factores: un "Plan de Lucha" del sindicalismo opositor encabezado por Moyano, una nueva y continuada exteriorización en las rutas de la rebeldía del sector agropecuario, una reiteración en las grandes ciudades de "cacerolazos" similares a los ocurridos el 13 de septiembre y el 8 de noviembre pasados; y, por último y a modo de frutilla del postre, una derrota electoral del oficialismo en los principales distritos del país.
De las cuatro condiciones enunciadas, las tres primeras son absolutamente previsibles. Resulta obvio que durante 2013 habrá un "Plan de Lucha" sindical, numerosas movilizaciones de protesta del sector agropecuario y "cacerolazos" protagonizados por la clase media de los grandes centros urbanos.
En cuanto al cuarto y decisivo de esos factores, el tema específicamente electoral, a pesar del tiempo que falta para los comicios, las encuestas de opinión permiten prever que entre los cinco principales distritos, el Gobierno perdería en cuatro: la ciudad de Buenos Aires, donde retendría el segundo lugar, Córdoba (donde ocupará probablemente el cuarto puesto, detrás del peronismo de José Manuel De la Sota, del radicalismo y del Partido Nuevo que lidera Luis Juez), en Santa Fe, donde saldrá tercero, detrás del Frente Amplio Progresista y de un acuerdo entre el PRO y el peronismo disidente en torno a la postulación del cómico Miguel Del Sel, y en Mendoza, donde probablemente saldrá segundo detrás de una coalición opositora encabezada por el radicalismo de Julio Cobos.

EN BUENOS AIRES SE DARÍA LA
MADRE DE TODAS LAS BATALLAS

Sin embargo, ninguno de esos variados y previsibles contratiempos políticos y derrotas electorales alcanzaría para imaginar un escenario de crisis si el oficialismo lograra ganar, como es previsible, en la provincia de Buenos Aires.
En este punto neurálgico, la Casa Rosada apuesta la totalidad sus fichas a mantener la subordinación política del mandatario bonaerense, Daniel Scioli, y frenar la intención atribuida al intendente de Tigre, Sergio Massa, de ocupar el primer lugar de la lista de candidatos a diputados nacionales del peronismo, para erigirse así en el "gran ganador" de los comicios de octubre.
Si Massa resignara sus ambiciones de postularse en 2013, el Gobierno nacional tendría pavimentado el camino de la victoria en las elecciones legislativas en el principal Estado argentino, ya que ningún dirigente opositor está en condiciones de confrontar exitosamente contra el formidable aparato del peronismo bonaerense.
De allí que, con una mezcla de edulcoradas promesas y veladas advertencias, varios emisarios oficiales sondearon a Massa y a algunos de sus allegados para sugerirle, más o menos amablemente, la conveniencia de "guardarse" para 2015. De algunos de esos diálogos habrían sido protagonistas el ex ministro del Interior, José Luis Manzano (reputado como uno de los principales consejeros del joven jefe comunal), y el financista Jorge Brito, dueño del Banco Macro y presidente de la Asociación de Bancos de Buenos Aires (Adeba), considerado como un posible "sponsor" de Massa.
Tanto Manzano como Brito concuerdan en que el Intendente de Tigre tendría que esperar el próximo turno electoral. El ex Ministro mendocino, que es socio de Daniel Vila en la empresa Supercanal, e interesado por lo tanto en que la aplicación de la Ley de Medios de comunicación audiovisual obligue al holding Clarín a desprenderse de todo o parte de Cablevisión, entiende que Massa puede quedarse en Tigre para después terciar políticamente entre Cristina Kirchner y Scioli. Brito tampoco quiere arriesgar en ninguna aventura que lo ubique en la vereda de enfrente de la Casa Rosada.
Pero en la política, como en el fútbol, "los contrarios también juegan". Todos los factores de poder interesados en detener el avance del oficialismo, desde el Grupo Clarín hasta el eje político-sindical que pretenden construir Moyano y Luis Barrionuevo, coinciden hoy en presionar a Massa para que dé un paso al frente.
El mismo Lavagna señala que sólo a partir del lanzamiento de la candidatura del Intendente de Tigre resultaría posible articular un cuarteto electoral victorioso, que se completaría con su alianza con Macri en la ciudad de Buenos Aires, con De la Sota en Córdoba y Del Sel en Santa Fe.
Según Lavagna, semejante cuarteto podría incluso realizar una campaña conjunta. De ese modo, de las elecciones no saldría sólo un perdedor neto, el oficialismo, y varios triunfadores dispersos, sino una coalición nacional triunfante que después tendría que dirimir su candidatura presidencial en una elección interna abierta.
Lavagna dialoga con el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, interesado en conformar un núcleo de antiguos colaboradores de Néstor Kirchner actualmente enfrentados con Cristina Fernández. La iniciativa apunta a mostrar que la Primera mandataria se habría apartado del camino trazado por su esposo. "Los viudos contra la viuda", disparó un dirigente peronista que rehusó el convite.
En las cavilaciones de Massa incide también el ambiguo comportamiento de Daniel Scioli. El Gobernador está tentado a usar al jefe comunal de Tigre como escudo frente al kirchnerismo. Para el mandatario bonaerense, el ideal sería una negociación que permita que el Intendente encabece una lista del Frente para la Victoria, en la que el kirchnerismo prevalezca en la nómina de diputados nacionales y los amigos del Gobernador entre los legisladores provinciales. Por ahora, para Scioli lo fundamental es la búsqueda de la ayuda financiera que le posibilite afrontar un año difícil.
Mientras tanto, en la Casa de Gobierno no existe secreto mejor guardado que los planes relativos a la conformación de las listas de candidatos del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires.
A los conocidos nombres de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; de su colega de Interior, Florencio Randazzo, y del joven intendente de Quilmes, Martín Insaurralde, al que se buscaría promover como el "Massa del kirchnerismo", algunos audaces agregan ahora nada menos que el de Giselle Fernández, la discreta hermana de la Jefa de Estado, que ya abandonó su tradicional perfil bajo para incursionar en algunos actos en el Gran Buenos Aires.
De todos modos, el foco de atención de la Casa Rosada está puesto en la necesidad de salir airosamente del serio desafío que suponen las negociaciones paritarias que se avecinan. El riesgo de una estampida cambiaria y la escalada inflacionaria consiguiente desvela a los funcionarios del Palacio de Hacienda. El reciente acuerdo con las cadenas de supermercados es una señal política de esa honda preocupación oficial.
En este contexto, los silbidos contra el vicepresidente, Amado Boudou, en el acto conmemorativo del Bicentenario del Combate de San Lorenzo y el "escrache" que sufrió el viceministro de Economía, Axel Kiciloff, con su esposa y dos hijos en el buque que lo transportaba de regreso a Buenos Aires desde la ciudad uruguaya de Colonia, confirman que, cuando el año político recién empieza el clima público alcanza ya un nivel de agresividad que seguramente habrá de aumentar en los próximos meses.
Conviene tener en cuenta un dato relevante: para el Gobierno, las elecciones de 2013 son aún más importantes que las de 2015. Si triunfa sigue en carrera. Si pierde, el 2015 se convertirá en una fecha entre lejana y utópica. La dimensión de la apuesta permite inferir la magnitud de los medios que seguramente se volcarán a la búsqueda de un resultado favorable.
En este marco cobra importancia decisiva la elección del 29 de septiembre en Corrientes, donde un triunfo o una derrota no serán indiferentes para el poder central. De ahí la especial atención que se dará a la contienda electoral en la provincia mesopotámica. Por lo pronto, no debería descartarse un próximo desembarco de la Presidenta en la Capital de la Provincia.
Los que manejan la agenda presidencial han tenido por estas horas el guiño de Cristina para incluir a Corrientes dentro de sus prioridades. 

EN EL CHACO LA PELEA ES POR LA SUCESIÓN DE COQUI

Los precandidatos a Gobernador del justicialismo hacen su juego en un ámbito donde no solamente vale el aval de la militancia, sino el poder que construyan a partir del grado de participación en el Gobierno y las bendiciones de la Casa Rosada.
Las recientes confirmaciones de Mongeló y Aguilar, quienes blanquearon sus intenciones de reemplazar a Capitanich, llegaron acompañadas por movidas destinadas a demostrar vocación de poder.
La danza de los candidatos inscribió en estos días un nuevo capítulo en la de por sí maratónica cruzada por la sucesión 2015, con la confirmación de dos aspirantes que blanquearon sus intenciones a través de no solamente declaraciones públicas, sino de señales con las que buscan demostrar vocación de poder. Ellos son José Mongeló y Eduardo Aguilar, referentes justicialistas de la nueva generación que exhiben sus virtudes a través de los espacios de gestión, pero también con ejercicios de autoridad política claramente dirigidos a la masa peronista.
Mongeló es diputado nacional y kirchnerista de la primera camionada. Allí reside su principal fortaleza, pues desde la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner hasta los más modestos soldados de la causa nacional y popular lo reconocen como "el chaqueñito aquel que cuando nadie daba crédito a las posibilidades de Néstor, invitó al entonces gobernador de Santa Cruz a recorrer el interior para construir los cimientos del triunfo que lo catapultarían a la cúspide de la historia argentina reciente".
Puede que sin Mongeló, Kirchner llegase lo mismo a ser presidente, pero el kirchnerismo reconoce las lealtades y premia confianza de los dirigentes que en aquellos años eran vistos como un puñado de soñadores que se esfumaría ante la irrupción de alguna alternativa más cercana al duhaldismo, que por entonces reinaba en el siempre desequilibrante bolsón de votos del Conurbano y los partidos más populosos de Buenos Aires.
José Mongeló mantuvo en todo momento los pies dentro del plato y el tiempo le dio la razón. Fue quizás su acierto más importante en una carrera política que hasta ese momento se circunscribía a los barrios más humildes de Presidencia Roque Sáenz Peña, su distrito de origen y el trampolín que en pocos años le sirvió para construir un proyecto político que maduró en su segundo mandato como diputado nacional hasta ofrecerle la chance de pujar por la Gobernación de la Provincia en un contexto altamente favorable: Jorge Capitanich entregaría el Sillón de Felipe Gallardo con la mejor imagen que alcanzaron los gobiernos peronistas en la historia del Chaco y, por ende, con una base de votos que, si no garantiza el triunfo, por lo menos proporciona varios cuerpos de ventaja en la compulsa con los candidatos opositores.
Cuando la gran mayoría de los periodistas pensaban que enero sería un mes de sequía noticiosa, 2013 llegó con una sobreproducción de hechos políticos que no sólo ocuparon el 90 por ciento de las tapas, sino que obligaron a los cronistas a ponerse el overol para no dejar escapar los datos más sabrosos: la información lateral, esa que llega como añadidura de un hecho principal, pero que a la larga se convierte en una revelación de alto voltaje.
En el caso de Mongeló, la noticia no sólo fue la reciente confirmación de que trabajará para ser Gobernador en 2015, sino que en el medio de ese proceso su nombre podría aparecer como cabeza de lista en la nómina de postulantes a senadores nacionales chaqueños para este año. Así lo dejó entrever el diario especializado BAE, un referente de la prensa kirchnerista que advirtió sobre las preferencias de la Presidenta a la hora de bendecir candidatos: "Antes que las cualidades académicas se inclina por las lealtades".
Días antes, el propio gobernador Capitanich había anticipado sus planes de ser candidato a Senador nacional por el Chaco pese a que, al momento de las elecciones, todavía le faltarán dos años para completar su mandato al frente del Poder Ejecutivo. El mandatario chaqueño justificó su estrategia al señalar que quienes ostentan liderazgos tienen "la responsabilidad de ponerlos al servicio del partido para garantizar el triunfo".
Sin embargo, días después se reunió con Mongeló en Casa de Gobierno a fin de analizar la situación provincial. En el comunicado oficial nada se dijo, pero a los pocos días el Gobernador admitió en los medios nacionales que la posibilidad, de que fuera candidato a Senador en primer término, aún no estaba confirmada y dejó abierta la posibilidad para ocupar otros lugares en la lista, inclusive como aspirante suplente.
No se puede afirmar que el peso kirchnerista de Mongeló obligó al Gobernador a modificar sus planes, pero sí que el Diputado saenzpeñense tiene herramientas para meter baza de forma tal que las definiciones por lo menos no sean unilaterales, sino fruto del consenso interno y a través de las deliberaciones en los espacios orgánicos del PJ.
En otro andarivel, pero en paralelo con la movida de Mongeló, el Presidente de la Legislatura chaqueña y ex ministro de Economía, Eduardo Aguilar ratificó sus aspiraciones de ser Gobernador dentro de dos años sobre la base de la imposibilidad jurídica de que Capitanich se postule para un tercer mandato.
"El Gobernador ha dicho que no buscará una re reelección y lo veo firme en esa decisión, sobre la cual hemos hablado varias veces", aseguró Aguilar recientemente. También dijo que comenzó a trabajar junto a un grupo de referentes para desarrollar su proyecto político de cara a la Gobernación, pero lo que no dijo es hasta qué punto su estratagema para construir poder se vale de las más sólidas estructuras del Poder Ejecutivo provincial.
Así como para Mongeló, la condición de kirchnerista originario constituye su fuente de energías, para Aguilar vale la acumulación de cargos en manos de los integrantes más jóvenes del Gobierno, conformadores del denominado Grupo Verde y -de alguna manera- la antítesis del peronismo de barricada que encarnan los ortodoxos como Gustavo Martínez.
Sin una historia fulgurante en el firmamento de los punteros del PJ, que en los ‘80 salían a pintar muros para Bittel, Torresagasti y Tenev, el presidente del Poder Legislativo levantó el perfil a partir de la convocatoria de Jorge Capitanich para conducir el Ministerio de Economía de la Provincia durante el primer mandato del montenegrino. Fueron cuatro años a cargo del área más compleja del Estado y Aguilar no hizo un mal papel, sino todo lo contrario. Su rendimiento fue suficiente para que enfrentara en internas al gustavismo, en pos de una candidatura a Intendente de Resistencia que finalmente no ganó. Mejor que mejor, pues se escapó de una derrota segura frente a Aída Ayala.
En vez de eso, Aguilar fue cabeza de lista de diputados y al poco tiempo alcanzó la Presidencia de la Cámara con un nivel de consenso importante, y una serie de acuerdos que le permitieron avanzar en cuestiones largamente esperadas como la expropiación de una fábrica donde, supuestamente, se construirá la sede legislativa propia. Justamente fue en medio de ese proceso que comenzaron las turbulencias en su derrotero político, pues alguien movió los hilos de la Justicia para congelar su proyecto del palacio parlamentario mediante un amparo y dejó al ex Ministro sin poder consumar un logro histórico para el Poder que conduce.
Pero Aguilar no se amilanó. Ni siquiera cuando en reuniones reservadas de precandidatos los muchachos del gustavismo prometieron acompañar a cualquier referente que se postule para la Gobernación con una excepción: la del propio Eduardo Aguilar, a quien acusaron de acumular poder para beneficio de sus adláteres en vez de compartir espacios en un marco de horizontalidad como el que diseñó Capitanich a la hora de formar su equipo de gobierno.
La joven guardia que responde a Aguilar suma así un eslabón más que incrementa su poderío en el equipo de gobierno con (desde los próximos días) tres ministerios, la Presidencia de Lotería Chaqueña y del Nuevo Banco del Chaco, y otros cargos menos relevantes, pero de todas formas funcionales al esquema de construcción política que el Presidente de la Legislatura armó con la meta de llegar al poder en 2015.
Las señales de Mongeló y Aguilar están dirigidas a sus potenciales rivales internos, pero también a la militancia que gusta de los aspirantes con ambiciones.
Un precandidato con carta de recomendación de CFK y otro con medio Gabinete encolumnado tras de su proyecto no son poca cosa, algo de lo cual deberían tomar nota los demás aspirantes de un PJ donde el acompañamiento de las bases es tan importante como los padrinazgos.

PANORAMA PROVINCIAL

Con siete meses y medio por delante, el tiempo de las definiciones electorales parece distante, más allá de que en política la medición de los tiempos va en línea con la sucesión de hechos que se van produciendo y en los que la interacción propia del escenario electoral termina alimentando realidades distintas.
Por un lado, la conformación del escenario electoral, con la definición previa de cuántos serán los frentes electorales que disputarán el favor de los correntinos. Por otro, la resolución de los pleitos internos, sea el radicalismo con final anunciado, sea el liberalismo donde todo pareciera indicar que habrá fumata entre los dos principales actores políticos, sea el justicialismo donde nadie acierta a anticipar si habrá consenso o se terminará en una nueva y desordenada puja interna como sucedió en otras oportunidades.
En el caso del justicialismo, por su cronograma electoral se viven horas de definiciones. Todo indica que se ha entrado en la cuenta regresiva que para algunos conducirá a un acuerdo totalizador, y para otros, a la reedición de viejos desencuentros propios del folclore peronista de las últimas cuatro décadas en las que el justicialismo vio pasar sucesivamente el tren de la historia.

Fuente: www.diarioellibertador.com.ar


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