Son sucesivos los aumentos de los combustibles que se vienen dando desde el año pasado, cuando el Gobierno nacional determinó la liberación de los precios, que se rigen por el valor internacional del barril de petróleo crudo. De esta manera, con el encarecimiento de los hidrocarburos, llenar hoy el tanque de un auto con nafta súper sale más caro de lo que salía hacerlo con premium hasta mayo.
Es que, hace tres meses, el precio de la súper era de $28,45 y la más refinada costaba $33. Con esos valores, llenar con premium el tanque de un auto de gama media con una capacidad de 55 litros significaba un gasto de $1.815.
Con el litro de súper a $33,56 y la premium a $42, completar el depósito de combustible con la de menor calidad cuesta $2.000, es decir, $185 más de lo que costaba en mayo llenarlo con el mejor combustible del mercado. Por ello, aunque algunos tomaron la determinación de comenzar a cargar súper, no tuvieron una reducción del gasto sino que, al contrario, aumentó, a pesar de optar por la nafta que contiene más impurezas. Más notable se hace la diferencia si se compara el mismo tipo de combustible. Llenar el tanque con premium en la actualidad cuesta alrededor de $2.310, casi $400 más que hace apenas tres meses.
Esta brecha entre ambos combustibles radica básicamente en el octanaje. Este valor indica la capacidad de resistencia a la detonación; es decir que a mayor octanaje, la nafta puede ser más comprimida antes de la explosión. Por ello, la nafta premium es más aconsejable e incluso la mayoría de las marcas de automóviles la recomiendan por encima de otros tipos de hidrocarburos.
Por este mismo motivo dejó de comercializarse la nafta común hace varios años, dado que las nuevas tecnologías aplicadas en lo vehículos más modernos requieren un combustible más refinado.
Más allá de esto, los constantes aumentos pueden hacer que la súper comience a ganar terreno en las ventas, teniendo en cuenta que un tanque lleno puede rendir, transitando en la ciudad, unos 500 kilómetros. Para muchos conductores esto representa, con un uso moderado, una carga cada diez días, pudiendo elevar el gasto mensual a más de $6.000.