6 de agosto de 2016
El 2do semestre y las granadas de humo
No le preocupa mucho al gobierno el episodio de Hebe de Bonafini. Es más, muchos en los pasillos oficiales piensan que sirve para entretener a la gente y que se desvíe la atención pública respecto de otros temas más urgentes, como la delicada situación económica.
Por Damián Juárez
La lluvia de inversiones no llega, la inflación mensual ya casi duplica a la muy alta suba de precios que se vivió durante el kirchnerismo y los salarios quedaron muy atrasados.
Lo que sí le preocupa al gobierno es el frente gremial, con el nuevo triunvirato cegetista que pronto podría mostrar los dientes y profundizar el plan de lucha, ya que así lo exigen las bases de casi todos los sindicatos, que quedaron varios puntos abajo de la inflación.
Esto, a pesar de que en los últimos días el gobierno se comprometió a cancelar una deuda histórica con los gremios, vinculada con las obras sociales.
Pero varios caciques sindicales ya advierten que esto no significa que habrá una tregua gremial ni mucho menos.
En el gobierno, aunque intenten mostrar hacia afuera una imagen de control de la situación, las internas están más que calientes. Sobre todo alrededor del ministro Alfonso Prat Gay y otros integrantes del gabinete económico. Las dos decisiones judiciales de frenar los tarifazos de gas y luz, sumadas a la imposibilidad de detener la inflación y aumentar los sueldos, están generando muchos roces entre distintos despachos oficiales.
Rumbo a 2017
Sin embargo, esto no impacta tanto en la imagen del gobierno, que sigue manteniendo una buena intención de voto rumbo a 2017, con un Presidente que, si bien bajó en las encuestas, no lo hizo tanto como quisiera el kirchnerismo, mientras que otras figuras, como la de María Eugenia Vidal, ayudan a que el macrismo siga exhibiendo una cara más amable.
La gobernadora recorre, una vez por semana, tres distritos de la provincia de Buenos Aires. Lleva adelante los tradicionales timbreos, a los que se sumó en Lanús, Marcos Peña, y recorre hospitales y barrios. Quiere visitar varias veces los 135 municipios.
Mientras la gente sigue barajando cómo llega a fin de mes, los políticos, todos, ya arman estrategias electorales.
En provincia de Buenos Aires, si bien el kirchnerismo ya no es lo que era, el peronismo, o el nuevo peronismo que comienza a surgir, sigue mostrando buenas mediciones para Randazzo y para Scioli, que se mantienen en un cuidado segundo plano.
Massa pica en punta en algunas encuestas, mientras que, del lado del gobierno, Jorge Macri y Elisa Carrió también miden muy bien.
La gran incógnita será ver si Cristina será candidata. Sus armados políticos se rompieron en mil pedazos y cada día le quedan menos legisladores fieles.
Pero, más allá de la política, hoy el problema es económico. Los bolsillos están vacíos, al igual que los negocios, y la gente tarjetea como puede para estirar la plata.
Pensar que el tarifazo es el único problema económico implicaría reducir mucho las cosas.
El problema es que la economía no arranca, los puestos de trabajo no llegan y la impaciencia aumenta.
En ese clima, el gobierno puede estar destruyendo lo que construyó con mucho esfuerzo en la campaña: que mucha gente independiente que lo votó empiece a estar disconforme y, cuando eso pasa, el peronismo, en todas sus formas, siempre está al acecho.