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EL TIEMPO EN LA CRUZ

OPINIÓN

13 de abril de 2014

Ricardo baila con la más fea

Con inexplicable torpeza, fue el propio Colombi el que abrió el debate por su propia sucesión en un radicalismo que aunque a la postre logre la unidad en torno a un candidato, tiene por delante la ciclópea tarea de recomponer una alianza que se presenta más que difícil. Reeditar el 2009 y el 2013 es algo a esta altura imposible. Los socios se consideran destratados. Fuera de las decisiones y muchos fuera del Gobierno, a algunos ya no les interesa compartir responsabilidades, sino que ya apuntan a construir -con tiempo- una identidad propia. Luego del cimbronazo que produjo la ida de Ricardo a la casa de Tato, las aguas parecieron dividirse aun más. Romero Feris pasó de ocupar el centro de la escena a ganar la iniciativa con salidas al Interior que generaron expectativas renovadas del resurgimiento del ex hombre fuerte de Corrientes, dispuesto a terciar en la pelea entre peronistas y radicales. El poder del Gobernador se ha licuado aceleradamente en los últimos meses. Más allá de lo que indican los sondeos, hay un termómetro que es infalible. Los jueces, en sus distintas instancias, ya no responden a los mandatos e insinuaciones de la Casa Rosada. El Gobierno acumula sucesivos traspiés. Al rechazo a la "re re" de los intendentes sobrevino luego la decisión de la división del Ministerio Público y la cautelar que dispuso la asunción inmediata del Intendente de Mercedes. Días atrás, los llamados Tres Mosqueteros dieron el tiro de gracia con un aumento del 32% a los sueldos de la Justicia, produciendo un efecto cascada sobre el resto de la Administración Pública. Ahora se espera, en días más, un fallo respecto a las retenciones a la Coparticipación de los municipios. Nunca un gobierno, desde el retorno de la democracia, estuvo tan distante del Poder Judicial. Siquiera logra que el tío Ministro, ya jubilado, deje su cargo para habilitar una nueva vacante. Con la protección de sus pares, Juan Carlos Codello seguirá en su cargo más allá de que continúe con licencia prolongada. La nueva cúpula tribunalicia se afianza hacia abajo puertas adentro de la Justicia no sólo por los aumentos dispuestos, sino por el paraguas logrado al ser Corrientes sede de un encuentro que congregará a lo más granado de la Justicia argentina.
Por CONFUCIO

Después de años de intervenciones, innumerables postergaciones de internas y estructura de decisiones sometida por completo a los deseos de la Casa Rosada, el peronismo porteño logró el fin de semana alumbrar su nueva conducción partidaria en comicios internos.
Si bien la competencia real se redujo apenas a la disputa entre segundas líneas en un par de circunscripciones, la escenificación electoral que culminó con la nominación del sindicalista, Víctor Santa María en la presidencia del partido supuso la apertura de un nuevo tiempo político puertas adentro del PJ metropolitano, desde el cual apuesta a resurgir como una fuerza con hambre de convertirse en un protagonista político clave en la principal vidriera del país.
La ausencia de un enfrentamiento concreto y real en las urnas por la nueva jefatura partidaria no impidió la efectivización de uno de los principales objetivos de la interna: la movilización de la militancia partidaria diseminada en decenas de agrupaciones.
En rigor fue la pulseada previa a los comicios, planteada por Santa María y sus aliados en rechazo a los intentos de La Cámpora por hacerse del control del partido, la que potenció ese propósito. Y los efectos de esa movilización fueron el elemento decisivo para que la agrupación ultra K desistiera de sus planes.
El desafío de la nueva conducción liderada por Santa María será, de ahora en más, intentar aprovechar la activación de la militancia como motor para sacar al PJ porteño de las gateras y darle contenido efectivo a un partido que durante la última década transitó en un mar de intrascendencia, convertido en un mero sello para los planes del gobierno de turno. Poder avanzar en esa línea será condición necesaria en la pretensión de las flamantes autoridades partidarias de reposicionar al PJ local en la pulseada en serio por el liderazgo político de la ciudad.
El propósito central para ello apunta a la construcción de una alternativa electoral propia para dar pelea al PRO de Mauricio Macri y al combo de Unen en los comicios por la Jefatura de Gobierno porteña del próximo año. Santa María y sus socios admiten en la intimidad los problemas para encontrar dentro de las filas partidarias un dirigente con capacidad para seducir al siempre complejo electorado capitalino, pero rechazan que ese argumento obligue a la aceptación de un candidato extrapartidarios al frente de la oferta peronista del distrito.
Sus objeciones tienen como destinatario concreto a los sectores cercanos a la presidenta, Cristina Fernández que cada tanto machacan con algunos nombres, como los de Carlos Heller, Aníbal Ibarra o el propio titular del Afsca, Martín Sabbatella. "Esa película ya la vimos", repudian cerca del jefe del sindicato de edificios. En su visión, el tiempo que resta para las elecciones locales del próximo año es más que suficiente para alumbrar una propuesta electoral con chances firmes de dar batalla en el territorio capitalino.
La estrategia de resistencia de la flamante cúpula partidaria a la imposición total de la Casa Rosada guarda estrecha relación con el desenlace concreto del proceso interno que culminó con su propia nominación, pese a que los comicios partidarios no definieron prácticamente nada. Sin embargo, el curso que terminó con la normalización del partido provocó transformaciones importantes, cuyos consecuencias marcarán de lleno los tiempos que se avecinan en dinámica del proceso de decisiones puertas adentro de la estructura peronista porteña.
En primer lugar, la unción de Santa María en el máximo sillón partidario significó el retorno de agrupaciones históricas y tradicionales a la conducción del PJ capitalino. Durante los últimos años, la mayoría de esas corrientes había sido desplazada del partido por las urgencias del poder kirchnerista, y en muchos casos terminaron emigrando y nutriendo a las filas del PRO. Los que decidieron quedarse y aguantar desde el destierro, ahora pugnan por su revancha, decididos a hacer pagar el desplante.
También la poderosa red de caciques gremiales con ambiciones políticas en la ciudad interpreta como un triunfo propio la nominación de Santa María. En su ecuación, la nueva situación partidaria los coloca en un lugar estratégico, de decisión y poder, de cara a los tiempos políticos que vienen en el distrito y en la pulseada por la candidatura peronista que disputará la sucesión presidencial el próximo año.
En esa misma dimensión se intuye el interés de Daniel Scioli por la normalización partidaria porteña. El Gobernador bonaerense fue el primer referente nacional del PJ (otros mandatarios provinciales lo siguieron después) en apuntalar la pretensión del líder del gremio de porteros de conducir el aparato peronista en la ciudad.
Esa decisión no sólo fortaleció las simpatías de los sindicatos más importantes de la CGT oficial, que encabeza Antonio Caló, a su propio sueño presidencial, también le ofreció la oportunidad de hacerse fuerte en un distrito donde enfrentará una dura competencia con Sergio Massa y Mauricio Macri.
En parte, Scioli también sacó provecho de la situación por la propia derrota política de La Cámpora en el distrito. La agrupación liderada por Máximo Kirchner aceptó la unción de Santa María con el argumento de un acuerdo que posibilitaba la reconstrucción del partido, apenas una excusa -que nadie creyó- para ocultar su absoluto fracaso para consolidar una estructura política fuerte en la ciudad.
Ya un par de meses atrás, la campaña de afiliaciones lanzada por el partido había evidenciado las dificultades de los jóvenes camporistas para hacer pié en la mayoría de los barrios porteños, pese al auxilio de la maquinaria del poder.
 
EL ESCENARIO NACIONAL


¿El paro fue exitoso? Depende del análisis que se haga. Cierto es que el país quedó paralizado, pero en ello influyó de manera determinante el peso del control de los sindicatos moyanistas sobre el sistema de transporte.
De hecho fue un paro que no mostró a la gente movilizada, en señal de protesta, con participación activa como eran los paros históricos realizados por las jerarquías sindicales legitimadas de otros tiempos que no son los actuales.
En el caso vale el ejemplo de los actos impostados de los últimos años, de distintas parcialidades que concurren al apoyo de los aparatos para montar escenarios que no son los reales y que distan de grandes y genuinas movilizaciones como fueron la del ‘45, la del retorno del General Perón en el ‘72, o en las antípodas la marcha de Corpus Cristi de junio del ’55, por sólo citar algunas; o la del 30 de marzo del ’82, en la convocatoria de las Malvinas.
Este paro fue hueco de calor popular. Se dejó a la gente sin la posibilidad de ir a su trabajo.
Queda siempre para la interpretación cuánto incidieron la ausencia total de medios de transporte y los piquetes organizados por los grupos de ultraizquierda en los accesos a la ciudad de Buenos Aires. Pero la CGT de Hugo Moyano, la CGT Azul y Blanca de Luis Barrionuevo, y la CTA de Pablo Miceli se anotaron una baza significativa en su sempiterna disputa con la CGT de Antonio Caló y la CTA de Hugo Yasky.
La discusión sobre si se trataba de un paro gremial o político es meramente retórica. Aunque sus organizadores, no sin cierta hipocresía, se hayan esforzado en negarlo, el Gobierno tenía toda la razón. Obviamente fue un paro político. Pero esa argumentación gubernamental tuvo un efecto "boomerang". Antes del paro, servía para intentar restarle legitimidad. Pero después le sirvió en bandeja un éxito político a los convocantes de la medida.
En ese sentido, es probable que la declaración difundida el mismo jueves por un conjunto de diputados nacionales, intendentes, legisladores provinciales, concejales y dirigentes políticos del Frente para la Victoria, encabezados por el titular de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez no haya estado bendecida por el don de la oportunidad.
Lo mismo cabría decir sobre la solicitada publicada en los diarios de Buenos Aires por el Ministerio de Trabajo con la nómina de las organizaciones sindicales que no adherirían a la medida de fuerza. El hecho de que esa lista incluyera, con toda razón, a las organizaciones de la significación de la Unión Obrera Metalúrgica, Smata, empleados de comercio, Upcn, Asociación Obrera Textil y la Uocra, entre otros reveló que la mayoría de los afiliados a esas organizaciones no concurrieron a trabajar al margen de la postura de sus respectivas conducciones gremiales.
El análisis que cada uno de los actores involucrados realice acerca de lo que pasó incide sobre sus próximos movimientos. En el caso de los promotores del paro, estará crecientemente presente la contradicción entre sus coincidencias en la oposición al Gobierno y sus discrepancias en materia de apuestas electorales. En los términos de Jorge Luis Borges, "no los une el amor, sino el espanto".
Barrionuevo, lo diga o lo niegue según las circunstancias, se juega por Sergio Massa, con quien trabaja estrechamente su esposa, Graciela Camaño. El líder gastronómico especula con lanzar una mesa sindical Massa Presidente, similar al que impulsó en 1988 para apoyar la precandidatura de Carlos Menem en la célebre contienda interna del justicialismo contra el entonces mandatario bonaerense, Antonio Cafiero.
De hecho, flaco favor le hace a un candidato como Massa el acompañamiento de un Barrionuevo que lejos está de ser una figura con respeto social. En menor medida, una Graciela Camaño o un Felipe Solá, que vienen con varias esquirlas en el cuerpo, pero así es la política. Muchas veces no se puede elegir más allá de que haya sumas que resten.
En cambio, Moyano reparte sus fichas entre Massa, a través de su hijo Facundo, y Daniel Scioli, a través del diputado nacional Omar Plaini, titular del gremio de los canillitas, quien consiguió su reelección en la lista encabezada por Francisco de Narváez, cuya proximidad con el mandatario bonaerense es cada vez más que evidente. Se comenta incluso que Plaini estaría trabajando en la formación de una mesa sindical Scioli Presidente.
La CTA de Miceli, en tanto, está encolumnada en la idea de un Frente Progresista, que incluye básicamente al Partido Socialista de Hermes Binner, al radicalismo, al GEN de Margarita Stolbizer y a Proyecto Sur de Fernando Solanas. En ninguna circunstancia tomará partido en la dilucidación de la controversia interna en el peronismo.
Los grupos de ultraizquierda, encabezados por el Partido Obrero, que por su activo protagonismo en los piquetes aumentaron fuertemente con este paro su ascendente visibilidad política, ya manifestada en algunos resultados impactantes en las elecciones legislativas de octubre pasado, no acepta convertirse en furgón de cola de ninguno de estos proyectos.
De todos modos, el consenso entre la mayoría de los organizadores de este paro, estimulados por el balance positivo del episodio es que el año 2014 no es un año electoral y que, por lo tanto, todavía es posible ensayar una coordinación de acciones conjuntas en torno a ejes reivindicativos, más allá de las diferencias políticas. Las divergencias son tácticas y tienen más que ver con el ritmo y los alcances de esas futuras acciones.
Donde la situación exige una revisión política es en el seno de la CGT de Caló. La mayoría de sus dirigentes cree llegada la hora de tomar alguna distancia política del Gobierno, por supuesto que sin romper lanzas con la Casa Rosada, y piensan en oficializar su acercamiento con Scioli.
Pero hay una fracción importante, liderada por el gremio de la Sanidad, que encabeza Carlos West Ocampo, que forma filas detrás de Massa, en franca competencia con Barrionuevo y con algunos dirigentes de la CGT de Moyano, como el titular del gremio del calzado, Agustín Amicone, que ya integran el Frente Renovador. Ese grupo prepara un acto para el viernes 25, para recordar el paro general del 27 de abril de 1979, que fue el primero contra el régimen militar instaurado en 1976.
El Gobierno, en tanto, tendrá que extremar sus recaudos para evitar nuevas fugas políticas en el sindicalismo oficial. A tal efecto, hay dos medidas que no podrían demorarse demasiado: la suba del mínimo no imponible para el impuesto a las ganancias y el pago de los fondos adeudados a las obras sociales gremiales.

LA BATALLA DE LA SEGURIDAD

El hecho de que los promotores del paro general del jueves 10 hayan incorporado, no sin cierto espíritu demagógico, la consigna de la seguridad pública, refleja que la cuestión acapara el centro de las preocupaciones de la opinión pública y gana cada vez mayor espacio en la agenda política.
Ningún candidato que pretenda ganar las elecciones presidenciales podrá hacer campaña si no demuestra una posición sólida en esta delicada materia.
En ese sentido, la declaración de emergencia de seguridad realizada por Scioli ratifica el olfato del Gobernador para atender los reclamos colectivos. La oportunidad política de la iniciativa tuvo un efecto paradójico. De entrada encontró mayor comprensión en algunos sectores de la oposición, como el PRO de Mauricio Macri, De Narváez y Massa, que en cierto segmento del kirchnerismo, en el que se encontraba, entre otros, el propio vicegobernador Gabriel Mariotto, que de entrada tomó distancia, aunque luego recogió el barrilete.
Hubo, no obstante, un tema que quedó pendiente. José Scioli, quien muchas veces oficia como un vocero encubierto de su hermano, para decir cosas que el Gobernador no podría decir jamás sin dañar su compleja relación con el Gobierno nacional, había enfatizado en una declaración pública la necesidad de recurrir a las Fuerzas Armadas para sumarlas a la lucha contra el narcotráfico. Lo mismo señaló De Narváez. Pero esa demanda no fue oficializada por el mandatario bonaerense, quien meses atrás ya había mencionado esa posibilidad.
Mucha mayor espectacularidad alcanzó la virtual invasión protagonizada por 3.000 efectivos de la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval Argentina, la Policía Aeroportuaria y la Policía Federal, que irrumpieron sorpresivamente en Rosario, al margen de la policía provincial de Santa Fe, para realizar un inédito mega operativo contra el narcotráfico. El viceministro de Seguridad, Sergio Berni, quien coordinó la acción de las fuerzas federales, de la que sí estaba anoticiado el gobernador socialista, Antonio Bonfatti especificó que 1.500 efectivos de la Gendarmería Nacional permanecerán en Rosario para "ocupar territorio", en réplica a la rápida expansión de las bandas del narcotráfico, que han logrado penetrar fuertemente en los barrios periféricos de la ciudad, en connivencia con efectivos de la policía local.
Un detalle sugestivo de este operativo de seguridad, que por su magnitud es el más importante registrado en la Argentina en las últimas décadas, es la decisiva participación que habría tenido la inteligencia militar en la identificación de los "blancos" escogidos por las fuerzas de seguridad. Por tal motivo, el titular del Ejército, Enrique Milani se habría anotado otro éxito político, que eleva su ya alta cotización en el firmamento gobernante.

PANORAMA PROVINCIAL

Para el Gobierno los problemas de coyuntura no son el quid de la cuestión. La discusión con los docentes, con los empleados de la Dpec y con el resto de la Administración Pública, la crisis energética, y la dificultad para normalizar las relaciones con la Nación son temas de agenda para los cuales Ricardo tiene experiencia para ir piloteando.
El problema de fondo que enfrenta el Gobierno está en la percepción que se ha instalado que es una gestión que llega a su fin.
Resulta curioso que -con tres años por delante- se haya afianzado, tan anticipadamente, la idea de que no sólo Ricardo, sino el propio radicalismo ya no tendrán una nueva oportunidad.
Ricardo fue quien, por un error de cálculo, abrió antes de tiempo la instancia de su propia sucesión. Luego, al advertir la progresiva licuación de poder, intentó un acercamiento que muchos consideraron espurio, más que nada por las formas, poco institucionales por cierto, con Tato Romero Feris, quien se dio el gusto de ponerse en el centro del ring mostrando que el Gobierno lo necesita,  quizás mucho más de lo que el propio Romero Feris a Colombi; en parte porque se ha desmitificado el supuesto manejo que -por mucho tiempo- se le atribuyó a Ricardo respecto a la Justicia.
Por estos días parece claro que hay un nuevo orden dentro del Poder Judicial. Los llamados "Tres Mosqueteros" se han instalado en el centro de la escena, conscientes de que -juntos- constituyen un punto de referencia insoslayable en la vida institucional.
Los tres son jóvenes. Este Tribunal tiene, por lo menos, diez años de vida útil, lo cual les permitirá ver pasar a esta administración y al menos a dos más. Saben además, por sus fluidos contactos legislativos, que ninguno de los dos grandes frentes tiene ni por cerca posibilidad alguna de completar los dos tercios que los lleve al banquillo.
En este marco parecieran apuntar a reconciliarse con la sociedad y con el mundo tribunalicio en el cual el Superior Tribunal acumuló mala prensa y malas notas en los últimos años bajo las conducciones de Farizano y Rubín.
Ahora soplan otros vientos. Son conscientes de sus propias fuerzas, y todos y cada uno de ellos parecen dispuestos a ir tomando de a una las asignaturas pendientes para volver a jerarquizar a un poder que llegó a estar al borde de la Intervención Federal con un altísimo grado de descrédito en la opinión pública.
Quizás no se haya hecho mucho hasta ahora, pero lo que vale es la decisión y la tendencia de avanzar sin prisa, pero sin pausa corrigiendo sobre la marcha los propios errores.
En estos meses, los Tres Mosqueteros han logrado dar un primer paso previo y necesario a las resoluciones de fondo que deben tomarse. Ese primer paso fue redefinir el funcionamiento del Tribunal y el rol de cada uno de ellos para establecer responsabilidades compartidas y complementarias en un sistema de trabajo muy distinto al que existió en los tiempos de Farizano y Rubín, que terminó por dejar a ambos presidentes en absoluta soledad, divorciado del resto de la estructura tribunalicia y con un alto grado de rechazo por parte de camaristas y jueces, la mayoría de los cuales no lograba -siquiera- establecer el mínimo de diálogo.
Niz instauró en los últimos tiempos la visita sorpresiva a camaristas y jueces para escuchar y atender pedidos.
Ambos, Farizano y Rubín, terminaron mal como no puede ser de otra manera cuando las cosas no se hacen bien, se creen los dueños de la verdad y no se sabe escuchar la crítica que apunta a correcciones que no llegan porque muchas veces desde el Olimpo de sus cargos los funcionarios detentadores de un poder circunstancial creen que el poder es eterno.

LA INDEPENDENCIA
DEL PODER POLÍTICO


La Justicia ha dado, en los últimos tiempos, sucesivos golpes al corazón del Gobierno. El rechazo a la re-re de los intendentes, la división del Ministerio Público, la decisión de que se tome juramento al Intendente electo de Mercedes y el aumento de los sueldos al Poder Judicial son hechos demostrativos de la decisión de esta cúpula tribunalicia de marcar un rumbo. Cierto también es que difícilmente decisiones de esta naturaleza se hubieran dado frente a un gobierno fuerte.
La debilidad de Ricardo se asienta en el hecho de estar ya a plazo fijo, con fecha de vencimiento. A ello suma un enfrentamiento con el Gobierno nacional que lejos pareciera estar de disiparse, casi sin diálogo con la oposición e inmerso en una feroz interna dentro del Gobierno y en el radicalismo, que se debate ya por el día después por un post colombismo que parece inevitable.
Se agrega a la vez el distanciamiento progresivo de los socios que consideran que el Gobernador no honra su palabra ni sus compromisos, y que, a esta altura, prefieren abrir escenarios nuevos con tiempo suficiente para no caer en la política del hecho consumado.
Ricardo parece consciente de que sus mayores dificultades han pasado a ser políticas. Cierto es que sufre estrecheces financieras que en verdad no son tales, o de la magnitud que él pinta. Esto es que la busca para justificar algunas de sus decisiones de austeridad en el manejo de los números a la luz de las encuestas que lo muestran como un gobierno que pierde como polo de fuerza de la política provincial.
En este sentido hay un refrán tanto más aplicable para la idiosincrasia del correntino. "Ande o no ande caballo grande", o "si hay miseria que no se note". Mirtha Legrand, una de las estrellas televisivas suele decir "como te ven te tratan y si te ven mal te maltratan". En los hechos, e ignorando todas las reglas del profesionalismo comunicacional, el propio Colombi parece decidido a auto inmolarse. Al llorar miseria y quejarse una y otra vez por la falta de plata y por el ninguneo del Estado central, parece claro que está quedando como un hombre sin poder, aislado y además abandonado a la suerte de un radicalismo que, como el de Corrientes, debate ya a cara descubierta su propia sucesión.

EL ROL DE LOS MEDIOS

Colombi ha relativizado, más de una vez, el rol de los medios. Puso -como equivocado ejemplo- el hecho de que en 2009 llegó, según él, con los medios en contra.
En esto quizás también erre. No se trata de los medios, sino de la línea y los contenidos. Es probable que los medios en contra en 2009 hasta hayan influido positivamente en la instalación de Ricardo como la contracara de un gobierno al que la gente ya no quería acompañar como fue el de Arturo. En 2009, Ricardo ganó porque -por esos medios que dijo estar en contra- pudo instalarse como la opción en una falsa disyuntiva entre los dos Colombi, y del cual el perjudicado fue el candidato peronista al que le faltó cinco para el peso y no logró instalarse como una alianza de poder capaz de terciar entre los primos desavenidos.
Esos medios de prensa que los creyó en contra edificaron una opción encarnada en Ricardo que terminó cosechando y canalizando el voto anti Arturo. Ojala hubiera tenido, entonces, el justicialismo los medios en contra. Ello le hubiera permitido sobresalir como opción de cambio.
Vale en esto aquello de que "no pega quien quiere, sino quien sabe pegar". Perforar en las líneas defensivas supone elegir la forma de hacerlo de modo de evitar el efecto contrario al pretendido.
En política comunicacional muchas veces el debate, la crítica y el empecinamiento por descalificar a determinada figura política termina logrando efectivamente el efecto diametralmente adverso. Es lo que pasó con aquel aprendiz de brujo que fue Costa Bonino, quien a la postre terminó posicionando al propio Ricardo como la contracara de un gobierno que perdía fervor popular. Y es lo que pasó con la construcción del relato peronista en el ‘43. Allí sobresalió la capacidad inigualable de Raúl Apold, dueño del relato peronista y el ensañamiento de los medios opositores que contribuyeron a forjar la imagen del General del pueblo.
La elección de 2009, más que ganarla Ricardo la perdió Arturo. Ricardo terminó siendo el beneficiario de la onda del voto castigo, de la misma forma que lo fue en 2001 cuando capitalizó la decisión mayoritaria de los correntinos de que Tato no vuelva a ser gobernador.
En la Capital, y en el mismo año, lo sucedido fue un calco. La elección la perdió Vignolo. Tassano cayó derrotado al final porque su vinculación al arturismo le quitó fuerza en la recta decisiva, y Camau se alzó con el triunfo porque los correntinos lo vieron como la expresión del cambio, capitalizando el voto anti Vignolo y anti Arturo.
 
LAS REALIDADES SE CONSTRUYEN COMO LOS ESCENARIOS

En Corrientes, como quizás en ningún otro lado, los escenarios no se forman porque sí. Hay una profunda interacción. Todo tiene que ver con todo, y, en este marco, los medios de comunicación más que informar terminan formando opinión, contribuyendo de manera decisiva en la conformación de la agenda política de la semana.
Con una clara subestimación del carácter de cuarto poder que tienen los medios, el Gobierno viene desarrollando una política en la que cree que puede imponer condiciones sin advertir que el manejo de la pauta publicitaria, cuando es bien administrada, apunta a ponderar la relación costo beneficio para que en un marco de contrapartidas lógicas se priorice el bienestar general, contribuyendo al tratamiento de la información en un marco de responsabilidad republicana.
En este sentido, EL LIBERTADOR ha expresado su solidaridad para con los medios colegas y sus periodistas que han sido basureados por el mandatario provincial con expresiones poco felices.
En este marco, EL LIBERTADOR como siempre lo ha hecho no alquila ni vende su línea editorial más allá de tener vinculación con los gobiernos comunal, provincial y nacional. Entiende que la pluralidad, el respeto y la amplitud son lo que más contribuye a que los lectores puedan ver reflejadas las opiniones de todos, incluso algunas críticas para quien se supone son los propietarios del medio.
Forma parte de la necesidad de que todos lean y a la vez adviertan un tratamiento objetivo de la noticia. En este sentido, y más allá de la afinidad política que pueda tener quien escriba, hay que tener en cuenta la máxima del general Perón de que la única verdad es la realidad y los periodistas, como tales, no pueden salirse de ella, más allá de que unas veces pueda o no gustar sea a los gobiernos, o sea a los correligionarios o los compañeros.
La razón misma de la vigencia de esta columna editorial pasa -precisamente- por guardar el mayor grado de objetividad posible y de no eludir temas que están en la consideración pública, más allá de que gusten o dejen de gustar.
La administración discrecional de la torta publicitaria es una crítica que desde siempre existió, y forma parte de la falta de profesionalidad de los gobiernos a los que les cuesta entender que en la relación costo beneficio, lo económico muchas veces debe pasar a segundo plano.
Lo que creen que es un gasto es -muchas veces- una inversión. Es un error el creerse los dueños del dinero público como surge de los dichos de Ricardo, cuando dice que le quieren sacar plata como si fuera plata propia. Él, mejor que nadie, debe saber cómo aplicar los recursos disponibles para que sirvan a la necesidad de dar transparencia a su gestión e informar de las acciones de gobierno.
Es que los medios, siempre ganadores en el tiempo frente a los gobiernos, lo que no reciben de pauta muchas veces les termina reportando una ganancia aun mayor acentuar su línea editorial, su tarea investigativa que influye de manera decisiva  en la tirada y en la credibilidad que surge de una mirada en la que se dan cabida a todas las opiniones, y donde no se escatima la crítica cuando la misma resulta necesaria.

LA INFORMACIÓN Y LA CONTRA INFORMACIÓN, BASE DE LA RESPONSABILIDAD PERIODÍSTICA

En un medio como en ningún otro ámbito llegan a diario multiplicidad de información, alguna objetiva, otra interesada. Noticias fuertes, muchas veces consistentes y otras que terminan siendo operaciones de prensa tendientes a incidir de una u otra forma. Está en la responsabilidad del medio evaluar, investigar y publicar si correspondiere todo aquello de interés periodístico.
La importancia de saber separar la paja del trigo resulta fundamental para no comerse el garrón o servir a otros intereses, muchas veces non sanctos. Es éste el ejercicio de la contra información o la contrainteligencia que permite profundizar en algunos temas cuando se advierte que -tras ellos- existe un interés social en dejarlos al descubierto.
Habitualmente, EL LIBERTADOR extrema esta línea periodística, fundamentalmente cuando se involucra a jueces o legisladores, y en menor medida a funcionarios. Y cuando se comete un error, como ocurrió tiempo atrás con una noticia no verificada que salpicó a un directivo del Invico, no se dudó en sancionar con energía a la periodista que incurrió irresponsablemente en la liviandad de no verificar acabadamente la información que se publicó.  
En los últimos días ha llegado a la mesa de trabajo una situación de real escándalo que está sucediendo en la localidad de Bella Vista, y que pone en la mira a la juez de Instrucción de la localidad, la doctora Airaldi, quien, a la luz de la información aportada, verificada por este medio, estaría actuando con inaceptable arbitrariedad, manteniendo privado de la libertad a un ciudadano acusado de un intento de homicidio a su esposa, acusación que no se sustenta en las evidencias existentes al punto que la propia esposa, ya recuperada ha desvinculado por completo a su marido.
Una investigación abierta por este medio, en sucesivas entregas apunta a poner en evidencia esta situación de verdadero escándalo que degrada el sentido de Justicia al jugar con uno de los elementos más preciados como es la libertad de las personas. Investigación que lógicamente dará oportunidad a que la juez, el fiscal y la propia Policía digan lo suyo como los testigos y la mismísima autora del supuesto intento de homicidio que ya ha reconocido en diálogo informal con este medio que se trata de un montaje para perjudicar a su marido.
¿Qué hubiera pasado si la señora, atendida en el Instituto del Quemado en Buenos Aires hubiera fallecido sin poder decir su verdad? Una víctima del sistema, inocente, podría pagar la liviandad de una investigación cargada de irregularidades. Hete aquí la importancia de un medio de prensa dispuesto a sacar a la luz hechos sórdidos como éste, que son un agravio al sentido de justicia.

COMO LOS TRES MOSQUETEROS, EL PJ ESTÁ EN TIEMPO DE REORDENAR LA TROPA

Cada dos años hay una recomposición legislativa, y cada cuatro cambian gobernador e intendentes. El PJ tiene un tercio del Senado que se ha integrado y la mitad de diputados. Tiene a la vez muchos jefes comunales reelectos y otros que estrenan sus cargos.Las autoridades partidarias siguen siendo las mismas hasta el año que viene.
El justicialismo viene de una derrota cuyas causas, por todos conocida, aun no han sido analizadas en profundidad, quizás porque se prioriza la necesidad de que la autocrítica se realice de modo de que contribuya a oportunas correcciones que proyecten al partido de Perón a los primeros planos para el tiempo que se viene, en el cual, más que nunca, hay que saber administrar los tiempos y las formas.
Un error ha cometido el PJ en oportunidad del tratamiento del presupuesto y autorización de endeudamiento. No hubo debate previo en el partido y no se dio intervención a los legisladores escuchando sus opiniones. Se terminó negociando a las apuradas y mal con el Gobierno. Y, como todas las cosas que comienzan mal, terminó peor.
En una comedia de enredos, Colombi, ducho en el arte de meter cuchara en la interna peronista, volvió a hacerlo encontrando en ello la posibilidad de no cumplir con lo pactado.
Ahora asoman cuestiones importantes en el escenario institucional. El Consejo de Políticas Públicas, una eventual sesión del Senado en Ituzaingó, el tratamiento del Código Procesal Penal son por caso pruebas de fuego para ver la fortaleza, cohesión y homogeneidad de los bloques legislativos para acordar posiciones unívocas en las que quede reflejada una posición como partido en la que prime la mayoría y la organicidad.
Con buen criterio, el Presidente del PJ ha abierto el debate y ha ampliado el ámbito para una reunión que congregará al Consejo, a los intendentes, presidentes de partido y legisladores, de modo que no se repitan situaciones como las que rodearon la aprobación del Presupuesto con una mala negociación con el Poder Ejecutivo.
La reunión prevista para el día de ayer se aplazó por dos semanas. En el medio queda la sesión del Senado en Ituzaingó, respecto a la cual el intendente, Oscar Piñón expresó su contrariedad, opinión tenida muy en cuenta en el ámbito del bloque de senadores, done aún no se ha fijado posición, en parte porque ese tema sería volcado en la reunión del partido.
Seguramente que ante la demora del peronismo en reunirse, la posibilidad de sesionar en Ituzaingó pase para más adelante, sin descartarse de que finalmente se haga el justicialismo con seguridad priorizará la toma de una posición de conjunto que no muestra hacia afuera diferencias ni entre sus senadores, ni con su Intendente interesado en priorizar su relación con la Entidad Binacional Yacyretá.
Para Ríos, un desafío importante. La necesidad de fortalecer el partido para lo cual parece tener el concurso y acompañamiento de intendentes, legisladores y dirigentes que sólo reclaman  que se debatan antes los temas, y que se entienda que el partido son todos, con derecho a escuchar y ser escuchados, todo ello en tiempo oportuno para contener al conjunto y evitar posiciones aisladas.
Por lo pronto, una cuestión está próxima a resolverse, y de manera satisfactoria, Luis "Cuto" Badaracco se reintegraría a pedido del partido y de sus pares diputados al bloque justicialista en la Cámara baja, un hecho significativo considerando la trayectoria del sauceño. Hay vocación y decisión en emprolijar esta cuestión puntual como también la hay de cuidar las formas para que en un funcionamiento amplio, orgánico y participativo se apunte a instalar al justicialismo como una opción creíble para los correntinos que puedan estar advirtiendo el desgaste sufrido por el radicalismo en los catorce años en el gobierno.

Fuente:www.diarioellibertador.com.ar


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