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EL TIEMPO EN LA CRUZ

OPINIÓN

15 de noviembre de 2013

Conspiradores concentrados


Por Francisco Balázs:
El encuentro que mantuvieron el lunes pasado los representantes de las principales empresas que nuclea la Asociación Empresaria Argentina (AEA), junto a los titulares de la Sociedad Rural Argentina (SRA) y la Asociación de Bancos Argentinos (AdeBa), y titulares de cámaras empresariales, tomó estado público a partir de los cortocircuitos que generó dentro de la Unión Industrial Argentina (UIA) la presencia de su titular, Héctor Méndez, que fue cruzado al día siguiente por sus pares, acusado de haberse "cortado solo", sin consultar a la Junta Directiva acerca de su participación en dicha reunión.

Posiblemente, de no haberse generado los cruces dentro de los empresarios industriales de la UIA, la reunión en el coqueto Palacio Duhau no hubiese repercutido en los medios como sucedió en esta oportunidad.
Este tipo de reuniones, convocadas por los principales miembros de AEA –Paolo Rocca por parte de Techint, y el CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto– son habituales desde hace mucho tiempo. La del pasado lunes sumó el presidente de la Sociedad Rural Argentina, Luis Miguel Etchevehere, alejado de la Mesa de Enlace, y Jorge Brito de Adeba, entre otros.
Las demandas que los reunió son las mismas que históricamente pretenden imponer agenda al rumbo económico y productivo del país. Tipo de cambio competitivo (devaluación) alivio de la carga impositiva (entre ellas, baja de costos salariales, eliminación de retenciones), la mentada seguridad jurídica, inserción en el mundo e incentivos a la inversión extranjera entre otros clásicos.
Este tipo de presiones por parte de los empresarios nucleados en AEA son conocidas y constantes, como el peso que allí mantiene el Grupo Clarín. Vale recordar que luego de las elecciones legislativas del año 2009 emitieron un comunicado titulado “Movilizar las energías del sector privado”, que supo replicar Carlos Pagni en el diario La Nación el 19 de julio de ese año, a tres semanas de que el gobierno nacional perdiera las elecciones (vaya coincidencia con la reunión del lunes pasado).
Pagni reproduce (quien mejor que Pagni) el ideario de los empresarios: “En un tono moderado propone metas, critica al gobierno y reclama entre otras cosas reinsertar a la Argentina en el sistema financiero internacional, bajar las retenciones agropecuarias, atacar la inflación, readecuar el Indec, preservar la libertad de precios, respetar la propiedad privada y promover un marco institucional y legal sólido y previsible.”
En otro apartado del artículo, Pagni se refiere a los medios de comunicación, citando el documento de AEA, redactado con seguridad por Héctor Magneto: “El fortalecimiento de los medios de comunicación independientes del poder político es parte central del fortalecimiento institucional.”
En otro párrafo, el comunicado expresa: “Por esa razón debe evitarse toda acción o medida que debilite económicamente a la empresas periodísticas independientes. La libertad de elegir entre la amplia oferta de medios periodísticos existente en la Argentina es potestad exclusiva de los ciudadanos y no debe ser distorsionada por medio de regulaciones o medidas de Gobierno.”
Este comunicado de AEA –Clarín, cuatro años atrás, revela que la estrategia del Grupo en las audiencias de Amicus Curiae de la Corte Suprema de Justicia, en agosto pasado, de atar patrimonio, solvencia económica a libertad de expresión fue el sustento que siempre expusieron. La impunidad del poder muchas veces habilita este tipo de errores estratégicos.
El abroquelamiento de estos sectores no son solamente visiones compartidas sobre el modelo de país que pretenden, sino una potente señal de peso político, a una semana de que la presidenta de la Nación retome sus funciones y seguramente también el diálogo con empresarios y sindicalistas que comenzó con posterioridad a las elecciones PASO, a fin de dar un debate que les permitiera exponer sus puntos de vista, diferencias, críticas y también soluciones.
Las convocatorias al diálogo fueron fructíferas. De ellas surgieron la modificación al mínimo no imponible al impuesto a las ganancias, la recategorización del monotributo, y un plan de acción para profundizar la lucha contra el empleo informal. En todos los casos, los ejes principales de discusión se centraron en mejorar las condiciones de trabajo y del ingreso de los trabajadores armonizando las expectativas de desarrollo, competitividad y crecimiento de los sectores productivos empresariales. Retomar este tipo de diálogos resultará fundamental para que puedan confluir soluciones a los diferentes desafíos que todavía debe enfrentar el país.
Esto implica debatir con una fuerte determinación política lo que el gobierno nacional intenta desde el segundo mandato de Cristina Fernández, y eso es discutir la tasa de rentabilidad y de inversión de los grandes grupos empresarios.
Las crisis económicas del pasado estructuraron un comportamiento altamente especulativo en estos actores de poder concentrado, a través de procesos devaluatorios y de endeudamiento. Este es el papel que jugaron a partir del quiebre que representó la dictadura militar de 1976, acrecentando de esa manera sus posiciones dominantes. Este es el lugar al que pretenden regresar a través de cada una de sus presiones y reclamos.
El gobierno nacional tiene por delante dos años complejos y de enormes oportunidades para profundizar los debates necesarios respecto al funcionamiento y papel de los principales actores económicos que, como el lunes pasado, se reunieron para demostrar sus disconformidades con la política económica del Ejecutivo.
Sus presiones, basadas en argumentaciones que imperan en la lógica del buen saber del funcionamiento de la economía han calado fuerte en el imaginario de amplios sectores que, en las últimas elecciones, encontraron en los principales candidatos de derecha a los mejores recitadores de ese imaginario.
 Sin duda, habrá que discutir sobre la inflación, sobre el aumento de las inversiones, sobre el proceso de acuerdos con los organismos de crédito, sobre la ampliación del consumo, sobre cómo avanzar en redefinir políticas de subsidios, sobre el nuevo sistema de medición de precios que está en marcha y remplazará al devaluado Indec.
La oportunidad política es dar esos y todos los debates fuera de la lógica impuesta por los sectores que representan los empresarios de AEA, que pretenden imponer sus intereses por sobre los desafíos que tiene el país, utilizando las mismas recetas que en el pasado generaron enormes retrocesos económicos políticos y sociales.
Discutir las ideas y propuestas imperantes entre estos sectores de privilegios históricos es ganar una batalla política y cultural indispensable. Indispensable para seguir avanzando sin riesgo a volver el tiempo atrás.

  Fuente:tiempo.infonews.com

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