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OPINIÓN

5 de marzo de 2025

Milei y Caputo se lanzaron a la trampa del FMI

El Presidente y el ministro de Economía anunciaron un acuerdo con el Fondo que todavía no está cerrado. Desesperados por la corrida contra activos bursátiles y la huida de inversores del carry trade se abrazan al salvavidas de un nuevo programa con el FMI. Aunque no lo puedan identificar, se trata de una señal de mucha debilidad más que de fortaleza, y los principales protagonistas del mercado lo saben.

Por Alfredo Zaiat

Javier Milei anunció un acuerdo con el FMI que no está cerrado. Es probable, aunque no seguro, que se concrete, pero fue llamativo el silencio del organismo luego de un triple mensaje presidencial acerca de la existencia de un nuevo programa: primero en la Asamblea Legislativa, luego en un post en TikTok y finalmente en una entrevista en televisión.

Dijo además que lo enviará al Congreso para su aprobación sin mencionar que esta es una exigencia del directorio del Fondo, además de que lo establece una ley aprobada en el gobierno anterior a partir de este reclamo. 

El dislate continuó con el absurdo de presentar el incremento de la deuda con el Fondo como algo neutro para la evaluación de la sustentabilidad de los pasivos públicos, debido a que los dólares que recibirá el Tesoro del FMI serán utilizados para cancelar deuda con el Banco Central.   

El disparate de difundir la existencia de un acuerdo consumado con el FMI cuando las negociaciones siguen su curso tiene un único y principal motivo: enviar una señal de tranquilidad a los inversores locales y del exterior montados en la fabulosa burbuja especulativa diseñada por los socios mesadineristas Luis Caputo y Santiago Bausili, ministro de Economía y presidente del Banco Central, respectivamente.

Orden de retirada 

El mensaje apunta a garantizarles que están los dólares disponibles cuando los requieran y, mientras tanto, los invitan a seguir jugando en la bicicleta financiera de un ajuste cambiario (crawling peg) del 1% mensual con una tasa de interés en pesos de 2,4 a 2,6% mensual, que implica una ganancia en dólares de, por lo menos, 25% anual. Mientras no haya una fuerte devaluación.

Los dólares del Fondo son el último salvavidas para un plan económico que está exhibiendo evidentes signos de agotamiento. La sobreactuación de Milei en relación a un pronto acuerdo con el FMI refleja la desesperación por la persistente pérdida de reservas del Banco Central y la huida de fondos de inversión de activos bursátiles.

La dupla Milei-Caputo repite el mismo error de gobiernos neoliberales anteriores, que depositan su suerte en la lógica especulativa de inversores financieros: quedan subordinados a satisfacer la constante y creciente demanda de dólares, acumulados, en este caso, en el denominado carry trade.
Cuando aparece la restricción de divisas salir corriendo a los brazos del FMI es, justamente, la señal desaconsejada porque refleja la fragilidad del programa económico. 

Esto no significa que los grandes fondos de inversión no reclamen el acuerdo con el Fondo, que en estas semanas voceros locales lo están amplificando, pero lo hacen para capturar esos dólares baratos en el actual momento de la retirada del mercado local, y no como vehículo para impulsar el crecimiento de la economía, como promociona Milei.

La exigencia la impone el FMI

Una de las condiciones que pide la tecnoburocracia del Fondo, luego de décadas de fracasos -no solo con Argentina- y para no ser señalado como único responsable de las debacles, es el respaldo político (oficialismo y oposición) al acuerdo.

La Ley 27.612 de de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública (denominada “ley Guzmán”) establece en su artículo 3 que “todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”.

Antes de esta norma, los acuerdos con el FMI no pasaban por el debate parlamentario. El primero fue el rubricado en la administración de Alberto Fernández, provocando una crisis política profunda en la alianza gubernamental.

¿Cuál será el desenlace en el Congreso de un nuevo programa con el FMI, cuyos dólares tienen destinatarios marcados? ¿El gobierno de Milei, jaqueado por la estafa de la memecoin $LIBRA, cómo reaccionará ante una votación negativa? 

Buscar un acuerdo con el FMI en forma desesperada es la peor opción política y financiera, como muestra el antecedente próximo del gobierno de Macri. En junio de 2018, consiguió el crédito más abultado de la historia entregado por el FMI a un país y el saldo fue pésimo: la corrida cambiaria se aceleró y la debilidad política se acrecentó.

El Fondo no aprende nada de sus errores

Macri fue el intermediario de los dólares entregados por el Fondo para que fondos de inversión estadounidenses y europeos, que se subieron a la burbuja financiera de Luis Caputo (ministro de Finanzas) y Federico Sturzenegger (presidente del Banco Central) del gobierno de Mauricio Macri, pudieran realizar las ganancias acumuladas en los dos años anteriores.

Con Milei se repetiría el mismo esquema. ¿El FMI, entonces, no aprendió nada de sus errores pese a la reciente autocrítica de esta pésima experiencia?
El organismo realizó una revisión del Acuerdo de Facilidades Extendidas planteando que subestimó la apreciación cambiaria; que la exposición excesiva a la Argentina pone en riesgo la sustentabilidad financiera del propio FMI; que aumentar la deuda con el FMI no solo supone empeorar las condiciones estructurales de fragilidad externa del país, sino que tampoco garantiza una baja del riesgo país y, en consecuencia, el retorno a los mercados internacionales de deuda; y que se debe evaluar el nivel de reservas netas y no las brutas para analizar la capacidad de pago de la Argentina (hoy son negativas en unos 10.000 millones de dólares).

Otro relato falso de Milei y Caputo

Otro disparate de la dupla Milei-Caputo se refiere a que la ampliación del crédito del FMI no significa aumento de la deuda del sector público. El exministro Martín Guzmán desarma esta estrategia de confusión con una explicación didáctica, publicada en su cuenta en la red X:

1. El FMI le presta un dólar al Tesoro. Hasta ahí, aumentó la deuda del Tesoro en un dólar. 
2. El Tesoro usa ese dólar para cancelar un dólar de deuda con el Banco Central. O sea, ahora la deuda total del Tesoro no aumentó, pero sí cambió su composición (le debe un dólar más al FMI y un dólar menos al Banco Central). 
3. ¿Pero qué pasó con la deuda neta del sector público, o sea, la suma de Tesoro + Banco Central? Aumentó un dólar. 
La deuda de una parte del sector público con otra del sector público no es deuda neta para el sector público. En cambio deberle más a los de afuera sí que aumenta la deuda neta. 

O sea: el sector público aumentó en forma neta su deuda en un dólar, por la que le paga interés al FMI, y el Banco Central tiene en sus reservas (mientras no se lo gaste) un dólar”.

Para concluir: “Pensalo así: supongamos que en una familia un hermano le debe guita a otro, y que para pagarle se endeuda con el banco. ¿Cambia la deuda neta del hogar? ¡Obvio! Aumenta en un dólar, con el banco (y al mismo tiempo cambia la composición de la deuda dentro del hogar, ya que ahora un hermano no le debe más al otro, sino que le debe al banco)”.

La última carta

Por primera vez desde que desembarcó en la Casa Rosada, Milei expuso que la economía podía registrar altibajos, o sea que la tasa de inflación podía subir y la actividad tropezar. “La evolución no es rectilínea”, dijo en el discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. 

Fue la aceptación de que un nuevo programa con el FMI demandará modificaciones en la política cambiaria, con un ajuste de la paridad y, probablemente, un esquema de bandas de precios (mínimo y máximo). Es la opción que ofrecen los técnicos del FMI para habilitar el acuerdo y permitir, de este modo, la intervención en el mercado con los dólares que entregarán. 

La clave de la negociación pasa ahora por la definición de estas cotizaciones mínima y máxima. 

A esta altura queda en evidencia que quienes publicitan que la política económica de Milei es consistente e implica una bisagra en el recorrido económico del país están quedando en ridículo: reservas negativas de 10.000 millones de dólares (el mismo monto de diciembre de 2023), dólar oficial atrasado, brecha cambiaria intervenida por el Banco Central, equilibrio fiscal dibujado y deterioro acelerado del sector externo. Con el desenlace de correr con la soga al cuello al patíbulo del Fondo Monetario. 

El plan de la dupla Milei-Caputo ha quedado a merced de un crédito del FMI, que no pocos en el mercado consideran que igual será insuficiente para saciar a las bestias dolarizadoras del mercado.

Fuente: www.eldestapeweb.com



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