“A la gente que conozco que está enojada conmigo, merece lo que le está pasando”
Antes de abandonar el despojado despacho que lo cobijó una década, Carlos Rubín habló con El Litoral. Mencionó ingratitudes, cuestiones de honor y dignidad y habló de la infidelidad que lo hizo retirarse del Alto Cuerpo. Dice que hay gente que “destapó cajas de champagne” al enterarse de su alejamiento. Que el que no tiene enemigos es porque nunca hizo nada. Y que se fue porque su presencia estaba causando molestias a mucha gente.
La charla, segunda en pocos meses, transcurrió temprano a la mañana durante una hora el miércoles último, dos días después de que el ministro y presidente del Superior Tribunal de Justicia, Carlos Rubín, hiciera pública su dimisión.
La renuncia ocurrió el lunes, luego de que se confirmara la información que como rumor se filtró el viernes: el fallo en contra de la re-reelección de 13 candidatos a intendentes de Encuentro por Corrientes.
Todavía estaba caliente la decisión, tan rotunda en términos políticos e institucionales, cuando el experimentado juez abrió las puertas de su despacho despojado para entregarse, suelto de cuerpo, a las preguntas de El Litoral.
Porque hay que decirlo: tan rápido y sorpresivo fue este desenlace como la limpieza del cuartito que durante 10 años ocupó Rubín como despacho, pues se negó desde un principio a franquear la puerta de la oficina presidencial, vacía desde la muerte de Eduardo Farizano en 2009.
A la hora de la entrevista sólo quedaba prendida una computadora. Los muebles, vacíos y abiertos, tenían rastros de polvo. Una caja completaba la escena. Cerca de ella, una trituradora de papel reposaba satisfecha, después de largas horas de trabajo. Además, un busto pequeño de Sarmiento hecho en bronce y una lámpara. Ambos estaban allí buscando destino.
A espaldas de la poltrona que lo acomodó y reposó tanto tiempo en ese lugar, incólume resistía un crucifijo, testigo tal vez de las desdichas del hombre en retirada.
La renuncia fue aceptada el mismo lunes pasado por el gobernador Ricardo Colombi. Por eso es que desde hoy Carlos Rubín dejó de tener investidura. Es ahora un ciudadano más: abogado de medio siglo; un ex ministro y ex presidente de la Corte Provincial.
Lo bueno del caso, según dijo, es que ahora no tendrá problemas con la lengua, pues ya no carga con la necesidad de prudencia que exige el puesto ahora en manos de Guillermo Semhan. En ese clima transcurrió esta conversación con Rubín, la última de su etapa de ministro y presidente del Superior Tribunal.
¿Qué balance hace de su gestión?
Yo no tengo por qué hacer un balance. Son mis conciudadanos los que me tienen que juzgar. Son los encargados de decir si cumplí o no.
¿Y cómo se siente usted al dejar este Tribunal?
El 16 de septiembre cumpliré 50 años de casamiento con el Derecho. Mi vida está enderezada con esas enseñanzas. Eso quise transmitir acá. No sé si lo logré o no.
¿Qué va a hacer ahora?
Ahora estoy tramitando mi jubilación. El problema es que en la Argentina los jubilados no somos muy apreciados y yo tengo que vivir de eso, porque no soy un hombre de fortuna. Lo que sí ahora estoy tranquilo. Antes tenía que ser prudente por el cargo. Ahora tengo la lengua suelta. (Risas)
¿Se cansó?
A mí no me cansa hacer expedientes. El trabajo a mí nunca me cansó. Lo que a veces cansa son las ingratitudes.
Felizmente aquí he tenido gente extraordinaria trabajando conmigo que hoy se siente más triste que yo. Para ellos, mi ambición sería que la semilla que he dejado fructifique y que el Poder Judicial sea un poder totalmente independiente, sin que tenga latente sobre la cabeza pedidos de intervención o de juicios políticos. Sin que haya personas que todavía tienen el tupé de decir “si se portan bien no los vamos a intervenir”. Cómo puede un ciudadano ser indiferente ante ese agravio, esa destrucción de las instituciones del país.
¿Las ingratitudes fueron internas o externas?
Nunca tuve ingratitudes de los funcionarios y empleados.
¿Ingratitudes políticas?
Prefiero no aclarar eso. Confucio siempre dice: “Si no puedes hablar bien de alguien, cállate”. (Sic)
¿Quién? ¿El Confucio real o su alter ego local?
No. No. El real. (Risas)
¿Hubo gente que festejó su salida?
Mire. Cuando murió el doctor Farizano, hubo gente que destapó botellas de champagne. Ahora hubo gente que destapó cajas de champagne.
¿Cree que es tan villano?
No es que sea malo. Lo que pasa que los hombres que hacemos algo siempre tenemos amigos y enemigos. El que no tiene enemigos es porque nunca hizo nada. A mí me incomoda nomás el hecho de los amigos que no son tales. Eso es más triste. Además, mi presencia aquí estaba causando molestias a mucha gente.
¿A quién?
A mucha gente, sobre todo a los que perdían los juicios.
¿Tanta gente está enojada con usted?
Y yo no tengo una estadística, pero a la gente que conozco que está enojada conmigo, merece lo que le está pasando. Desmiento que me vaya asustado por alguien, porque a mí me podrán fusilar, menos hacerme tener miedo. (Eso poné expresamente, solicita)
¿Y por qué se va entonces?
Me voy por cuestiones de honor y dignidad, esperando que mi renuncia sirva para despertar conciencias.
Filtraciones
¿A quién se dirige?
Me dirijo al hombre común pidiéndole que cese los agravios porque estamos destruyendo el país.
¿Se molestó por la filtración del fallo contra las re-re?
¿Por qué?, si mi voto fue el que triunfó.
Pero por eso lo recusaron, entre otras cosas...
Eso es cosa de todos los días. El Estado Provincial me vivió recusando cuando no le convenía mi actuación. No me molesta porque está haciendo uso de su derecho.
¿Y qué le pareció que se haya filtrado el fallo?
Me pareció una infidelidad, porque en realidad no se filtró. Pero eso no afecta el fallo.
¿No se ha respetado un código de trabajo?
No. No. No se ha respetado la ley, porque acá alguien no guardó el secreto profesional que tiene obligación de guardar.
¿Usted cree que se rompió un pacto de confiabilidad?
No. Yo creo que es consecuencia de la situación que se vive, donde todo se ha licuado. No existen los valores, los ejemplos y el materialismo es lo único que guía las acciones en una sociedad como la nuestra, lo que tarde o temprano va a costar caro.
¿Cree que se puede cambiar eso?
Siempre se puede cambiar.
Presiones
¿Se sintió presionado en este tiempo?
Fíjese que antes los que querían intervenir a la Justicia ahora dicen que este Tribunal defendió la Constitución. Entonces cómo creer en la palabra de alguien que cuando no le conviene dice algo y cuando sí, se aferra a lo contrario. Le creería al que habla así, cuando acepte un fallo contrario a sus intereses.
¿Conoció a alguien así?
Cuando era abogado sí. Hubo gente a la que yo he desalojado que después se hizo cliente mía.
¿Se llega a acostumbrar uno a las presiones?
Depende de la concepción de vida que tenga una persona. Si uno está convencido de que está trabajando para la paz social y el derecho, no hay fuerza ni presión que lo pueda hacer claudicar.
¿Entonces qué pasa hoy?
Es que ahora parece que tanto en la política como en el amor todo vale, y no es así.
Hay candidatos que creen que la voluntad popular debe estar por encima de la Constitución...
Eso es desconocer la democracia. La democracia no es solo las elecciones o los votos. Hitler fue electo por mayoría. Además del voto, la democracia debe tener razón, respeto por las minorías y justicia.
Dicen por ahí que si alguien creía que este Tribunal era débil, lo es todavía más ahora...
La fortaleza del STJ no está en la cantidad de personas ni tampoco en quiénes son los que están. Están en los principios...
Situación política
¿Cómo ve toda esta situación de alta litigiosidad que se vive en Corrientes?
Lo que a mí me parece es que en las elecciones, en todas ellas, tiene que haber un clima de justicia.
¿Cree que se da en este caso?
Las decisiones están tomadas, solamente hay que ejecutarlas, porque los fallos están firmes desde el momento que ya no queda ningún recurso normal. Acá se llegó al recurso extraordinario máximo de la Justicia. Salvo que la Corte acepte una queja. (Se recuerda que la entrevista es del miércoles a la mañana)
¿Se puede entender que la Justicia inferior hace lo que quiere? Porque ha tardado en algunas diligencias...
No tengo pruebas de que ocurra así.
No hay plazos pero...
Bueno, ellos sabrán, pero la realidad es que no hay pruebas de incumplimiento.
¿El clima enrarecido no es indicador de ello?
Hemos pasado muchas elecciones en las cuales el STJ era el órgano máximo. En todas las elecciones ocurrió lo mismo. No conozco ninguna elección en la que no se hable de fraude.
¿Pero con tanta virulencia?
Probablemente no sea exclusiva de Corrientes. El país está demasiado dividido y nos estamos olvidando del concepto de Nación. Veo que se quiere eliminar al adversario y no competir con él, y eso me llena de congoja, porque ante cualquier dificultad, el argentino busca irse.
Los jueces dicen que se llega a esta situación por culpa de la política.
Siempre hay un tire y afloje. No es culpa parcialmente de alguien. Es culpa de un sistema que los argentinos hemos adoptado. Estamos destruyendo gradualmente la Nación Argentina y por ende la Provincia con estos enfrentamientos.
¿Por qué?
Porque toda Nación depende de sus instituciones y si sus instituciones no son respetadas, esa Nación se está destruyendo. Fíjese que al peso argentino no lo quieren ni los habitantes del país. Y la moneda es signo de soberanía.
También hay quienes dicen que los jueces son los que tienen parte de la culpa, por lentos, por indiferentes...
Pero el STJ no puede ordenar de oficio toda esta situación política de incertidumbre. No. Imagínese si nosotros tuviéramos en cuenta todo lo que se dice, no podríamos vivir. Y menos lo que dicen políticos en campaña. Lo que no está en el expediente no está en el mundo.
¿Siente que se va sin poder aplicar la autarquía financiera del STJ? ¿Sin tener las herramientas de trabajo que ha diseñado?
Mire, desde el año 2004 está en la Legislatura un proyecto de Código Procesal Penal y todavía no se puede aprobar. A mí no me pueden endilgar el fracaso de la inactividad legislativa.
Y en cuanto a la autarquía, esto lo da la ley, así que no hay otra cosa. Nosotros hacemos nuestro presupuesto como dice la Constitución y lo mandamos al Poder Ejecutivo.
La salida
¿Por qué renunció?
El año pasado ya quería renunciar. Mi familia me perseguía, me pedía que renuncie. No me quise ir por las elecciones, pues yo no podía dejar al Tribunal que enfrente así ese proceso. Entonces mi compromiso era quedarme hasta después de las elecciones.
¿Y qué pasó entonces?
Entendí que estaba relevado de ese compromiso.
Desconocimiento de sus pares...
No interprete lo que yo no dije...
Pero usted era el Presidente del cuerpo. ¿Quién puede relevarlo de una tarea?
Los acontecimientos que se sucedieron me autorizaron a pensar que mi presencia era más un factor de molestia que de ayuda y que tenía que alejarme.
Es decir, la tarea que iba a realizar ya no fue necesaria. Entonces me voy. (Silencio)
Acá pasó algo...
Y bueno, ustedes los periodistas fueron los beneficiarios de la infidelidad que hubo acá. ¿O no?
El término infidelidad, es suyo, pero sí, alguien filtró buena información desde acá adentro...
Y bueno, evidentemente algo se rompió.
POR EDUARDO LEDESMA
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Fuente:www.ellitoral.com.ar