NACIONALES
30 de noviembre de 2024
Ariel Lijo no acepta ser elegido por decreto y la Corte Suprema quedará al borde de la acefalía
No está dispuesto a renunciar a su juzgado para ir al máximo tribunal sin la garantía de que no haya una marcha atrás por la advertencia de UP de no tratar los pliegos.
Por Mauricio Cantado
El anuncio del bloque de senadores de Unión por la Patria de que no trataría los pliegos para la Corte Suprema si Javier Milei nombra a los candidatos por decreto ya tuvo un primer efecto: Ariel Lijo, el aspirante que ya consiguió las firmas para el dictamen, le avisó a la Casa Rosada que no aceptará asumir con la firma presidencial.
Durante su exposición en el Senado, Guillermo Francos admitió que el mandatario evalúa nombrar en la Corte por decreto a Lijo y Manuel García-Mansilla, quien ni siquiera tiene el respaldo legislativo para el despacho. Por ahora, en la Casa Rosada no oficializarán ningún dictamen hasta que ambos reúnan las adhesiones necesarias.
De todos modos, la definición estará en el recinto, donde se necesitan dos tercios para nombrar un juez de la Corte (48 de los 72 votos que tiene el recinto). O la inversa: si 25 están en contra, un pliego no prospera. UP tiene 33 votos y es decisivo. Este miércoles, el jefe de la bancada, José Mayans, le entregó una carpeta en mano a Francos con todas las firmas de su bancada, que confirmaba la decisión en bloque de no votar candidatos a la Corte que hayan asumido por decreto.
Lijo fue el primero en reaccionar y, en sus conversaciones con el Gobierno, dejó claro que no aceptará una designación por esa vía. "No va a renunciar como juez para estar seis meses en la Corte y jubilarse. Es absurdo", explicaron a Letra P desde el entorno del juez.
Los límites de Ariel Lijo y la acefalía
La reacción de Lijo cambia los planes de Milei, que hasta este miércoles esperaba repetir el proceso de 2016, cuando Mauricio Macri designó por decreto en la Corte a Horacio Rosatti y Juan Carlos Rosenkrantz, pero luego -ante la presión- retiró la medida, envió sus pliegos al Senado y logró que fueran aprobados.
El Presidente esperaba que con ese antecedente, Rosatti no se negara a tomarle juramento a Lijo y García-Mansilla, para después continuar la negociación en el Senado, donde sólo está dispuesto a aceptar una ampliación del máximo tribunal. No quiere ceder ningún nombre.
La urgencia de completar las vacantes por decreto es porque desde el 1 de enero la Corte se quedará con tres miembros, lo justo para firmar fallos. Rosatti y Rosenkrantz están enfrentados a Ricardo Lorenzetti, por lo que sería difícil que haya resoluciones.
Lorenzetti, además, es promotor de la llegada de Lijo al máximo tribunal. Milei tiene motivos para tentarse a completar la Corte por decreto: si esta dupla y García-Mansilla le son fieles, durante un tiempo podría tener mayoría propia.
La embestida de los senadores de UP no se lo permitió, a no ser que quiera nombrar en el máximo tribunal a otras figuras afines, para acelerar los pliegos de sus candidatos. Para bloquear esa opción, la carta de UP advierte además sobre una ofensiva judicial contra quienes se atrevan a asumir por decreto. No cualquiera está preparado para tanto.
Lijo el operador
El juez está confiado en tener los dos tercios si su pliego llega al recinto, luego de haber reunido las nueve firmas para el dictamen, con tres rúbricas decisivas de UP. Con contó Letra P, después del respaldo de Lucía Corpacci, se sumaron los de Sergio Uñac y Claudia Ledesma, quienes ya habían avisado al bloque la intención de avalar a Lijo.
El magistrado hizo su trabajo: como contó este medio, llamó a cada miembro del Senado con el que pudo tener contacto para pedirle el respaldo. De hecho, a Uñac lo conoce de su vida social, mientras que Ledesma lo avaló por perdido de su esposo y gobernador, Gerardo Zamora.
Para los mandatarios provinciales, Lijo es una garantía de contrarrestar el poder de Rosenkrantz y Rosatti, a quienes consideran sus enemigos por haber firmado el fallo que aumentó la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires.
Corpacci, por su parte, le avisó a Cristina Fernández de Kirchner antes de firmar el pliego. Pesó la presión de su gobernador, Oscar Jalil, a quien nunca obedece. La expresidenta no cambió sus intenciones: quiere votar a Lijo y a una mujer de su confianza en lugar de Garcí-Mansilla: propone a la exsenadora María de los Ángeles Sacnun.
Por ahora, la propuesta de CFK no es tenida en cuenta en la Casa Rosada, donde este tema lo negocia Santiago Caputo. Su nexo con UP sería Wado De Pedro. Una moneda de cambio son los 150 pliegos para ocupar vacantes en la justicia, que Caputo prometió y nunca envió. La negociación está verde. No termina de arrancar.
Fuente: www.letrap.com.ar