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7 de diciembre de 2023

Caso testigo: una investigación revela cómo el gigante siderúrgico Techint elude impuestos vía Uruguay

Un informe mostró cómo el grupo líder del mercado mundial siderúrgico logra eludir el pago de millones de dólares en impuestos mediante empresas “cáscara”.

Por Eugenia Rodríguez

Las grandes corporaciones del mundo fueron desplegando, en las últimas décadas, una serie de mecanismos mediante los cuales radican sus empresas en países de baja o nula tributación con el foco puesto en evadir el pago de impuestos, así como de ocultar a sus beneficiarios finales. Un informe mostró cómo opera el Grupo Techint, uno de los principales grupos económicos de origen local, a través de la radicación de empresas en Uruguay para “minimizar el pago de impuestos”. Según la investigación a la que accedió este medio, “el grupo erigió una compleja red societaria controlada desde diversos países de baja tributación” y puntualmente “creó un conjunto de empresas en Uruguay que tuvieron un papel central en el traslado de ganancias, ya que el principal objetivo no es productivo sino la elusión fiscal”. En el 2019 esas empresas poseían un patrimonio neto de 5.661 millones de dólares, con destacada participación de Tecpetrol, controlante de las petroleras en la región.

De acuerdo a lo investigado por los economistas Alejandro Gaggero y Gustavo García Zanotti, si bien las firmas uruguayas concentran gran parte de las ganancias del grupo “no poseen ni el capital ni los trabajadores para justificar ese nivel de beneficios” por lo que “estos fondos se constituyen en capitales disponibles para ser valorizados financieramente”, detallaron. Lo anterior da cuenta por lo tanto de “una estrategia de planificación fiscal funcional, principalmente, a los fines de generar transacciones intra-grupo entre empresas que son jurídicamente independientes, pero forman parte de una misma organización, habilitando la posibilidad de trasladar ganancias a países de baja tributación”. 

A través de la conformación de “compañías cáscara” los investigadores sostienen que Techint "creó una estructura corporativa que buscó el traslado de ganancias hacia subsidiarias en países de baja tributación, por lo que gran parte de las ganancias de las empresas establecidas en Uruguay son producto del traslado de ingresos. A su vez, estas subsidiarias concentran gran parte de los activos líquidos y resguardan el patrimonio del grupo”. En el vecino país se despliegan las cuatro ramas de negocio: Tenaris, Ternium, Techint (construcción) y Tecpetrol. 

Cómo opera el Grupo Techint en Uruguay

En el informe “La internacionalización del grupo multinacional Techint y su vínculo con la planificación fiscal” desarrollado por los economistas Gustavo García Zanotti y Alejandro Gaggero y publicado por el Centro de Estudios Económicos de la Empresa y el Desarrollo (CEEED) se analizó la expansión que registró, en las últimas décadas, la estructura corporativa del grupo Techint hasta transformarse en un actor central en el mercado mundial siderúrgico. En ese sentido, los investigadores analizaron la expansión financiara a nivel global y el rol de 14 empresas pertenecientes al Grupo e identificadas en Uruguay entre 2017 y 2021, según la información de balances disponible. Se destacó así que, como resultado de un proceso de restructuración, ya hacia fines de la década del 2000 Techint era un grupo multinacional, con la mayor parte de sus inversiones fuera de las fronteras de Argentina, de forma que “alrededor del 85% de los activos de sus principales firmas, el 80% de sus ventas y el 57% de sus empleados provenían de 86 filiales en el exterior, situadas en 27 países diferentes”.

A partir de la reciente investigación se conoció que “la internacionalización productiva del Grupo Techint se produjo al mismo tiempo que erigió una compleja red societaria controlada desde diversos países de baja tributación con la finalidad de planificar fiscalmente sus operaciones y trasladar ingresos, minimizando el pago de impuestos. Como parte de esta estrategia creó un conjunto de empresas en Uruguay, que tuvieron un papel central en el traslado de ganancias y activos”. 

Lo anterior implica que las empresas radicadas en el país vecino “declaran haber obtenido beneficios que en realidad en gran parte corresponden al traslado de ganancia” desde otras firmas del Grupo. Se constituyen de esa manera como “cáscaras”, es decir, empresas formalmente registradas pero que no realizan ninguna actividad salvo la relacionada con el traspaso de fondos de otras firmas del mismo grupo económico, según la definición de la OCDE. Entre sus principales características aparece la escasa o nula cantidad de empleados, la inexistencia de operaciones de producción o comercialización y de oficinas visibles, a la par que mantienen, sin embargo, una cartera de activos de elevada liquidez y de pasivos financieros. En ese esquema su impacto en las economías nacionales donde el Grupo sí tiene actividad productiva se vincula con que “resultan nocivas en materia fiscal, distributiva, así como también en lo que respecta a la generación de divisas”. 

Un aspecto clave para entender ese proceso son los beneficios fiscales que brinda Uruguay al ofrecer a las empresas que no producen en el propio país tasas “extraordinariamente bajas” en relación con los países de la región y con las que cobra a sus propias empresas industriales o comerciales. “A pesar de que durante las últimas décadas ha incorporado modificaciones relevantes, Uruguay sigue conservando un sistema de tributos muy bajos para ciertas actividades específicas y ese esquema es utilizado por grupos empresariales transnacionales que radican sus subsidiarias con el objetivo de aprovechar los beneficios vigentes para firmas que funcionan como holdings o que comercializan bienes en el exterior”, advirtieron los economistas. 

Lo que sucede entonces es que dada las “ventajas” fiscales en el país oriental “las empresas uruguayas concentran gran parte de los activos líquidos del Grupo, recibiendo excedente por parte de las firmas productivas y realizando inversiones financieras". A su vez, algunas de las firmas estudiadas se comportan como holding y mantienen participaciones de empresas productivas en la región para captar recursos –como dividendos– de las empresas que controlan, así como realizar préstamos intra-firma. En relación, entre las firmas uruguayas que se dedican a la intermediación de bienes siderúrgicos sobresalen Tenaris Global Services S.A. y Ternium Procurement S.A. cuya actividad recae en “comprar las mercaderías a empresas relacionadas a un precio menor al de mercado para venderlas luego al respectivo precio de mercado, y la configura su ganancia, lo que se denomina como desvíos en los precios de transferencia”. Este tipo de maniobras busca aumentar los costos en las filiales radicadas en jurisdicciones de alta tributación e incrementar los ingresos de las que se encuentran en países con baja o nulas tasas impositivas. 

En otro orden, se destacó el rol de diversas firmas del Grupo que desarrollan actividades financieras como "Techint E&C, Techint Investments Internacional, Flinwok S.A., Prosid Investments, Tecpetrol International, empresas holdings que cumplen un rol relevante, ya quel mantenimiento de participaciones comprende una herramienta eficaz para trasladar ganancias al exterior y para dificultar cualquier reclamo judicial, tributario, laboral, medioambiental". Se suman otras firmas en Uruguay que se dedican a realizar operaciones financieras, en particular Tenaris Financial Services “realiza actividades de tesorería que incluyen la captación de fondos de otras empresas del grupo para luego prestarlos a aquellas que necesitan financiamiento, es decir, la firma funciona como un banco y a través de las tasas de interés también pueden estar sujetos al traslado de ganancias y patrimonio hacia países de baja tributación”. 

Cuánto ganó en estos años

A partir del análisis contable de las empresas de Techint en Uruguay la investigación de Gaggero y García Zanotti mostró que dichas firmas facturaron 7.418 millones de dólares en 2021, equivalente al 13% del PBI, el 8% del Valor Bruto de Producción y el 49% de las exportaciones del país oriental. Las empresas del Grupo que se destacaron en facturación fueron Ternium Procurement S.A. por 5.253 millones de dólares y Tenaris Global Services por 2.038 millones de dólares, entre las dos concentran el 98% de la facturación del conjunto de empresas estudiadas. 

En detalle, las firmas tuvieron ganancias por 2.029 millones de dólares en los últimos cinco años debido a la actividad de intermediación, es decir, “la ganancia de estas firmas comprende la contracara de las respectivas pérdidas de las empresas productivas establecidas en dominios territoriales”. Se destacó en igual sentido que “el 15% de las ganancias brutas de la rama Tenaris a nivel mundial es explicada por las empresas uruguayas y sus prácticas de desvío de precios de transferencia para el año 2021”. En el caso de Ternium, la participación de las ganancias brutas de las empresas uruguayas fue del orden entre el 3%al 5%. 

Por su lado, en el caso de Techint (construcción), “sus empresas facturaron 49 millones de dólares y obtuvieron 30 millones de ganancia en el año 2021, en particular se destaca Techint E&C SA con una ganancia de 24 millones de dólares para dicho año”. Al tiempo que Tecpetrol “se vio favorecida en los años analizados fruto de las políticas del gobierno de Cambiemos tras estimular la explotación de hidrocarburos no convencionales gracias a los subsidios percibidos, como así también fruto de los denominados “tarifazos” (controla a la empresa distribuidora de gas, Litoral Gas y a la transportista TGN, entre otras)”. 

En cuanto al pago de impuestos, “las firmas abonaron 19 millones de dólares en el año 2021 y 62 millones de dólares en los últimos 5 años” lo que representa “el 0,3% de las ventas y el 3,2% de los resultados antes de impuestos”. Estos datos confirman que “a pesar de facturar miles de millones de dólares y de obtener millones de dólares en ganancias, estas empresas abonan un monto reducido en tributos, lo que constituye una de las principales razones en la radicación de las empresas en Uruguay”. 

Un marco fiscal a medida

Un país de baja o nula tributación es un Estado nacional o subnacional que deliberadamente crea una legislación para facilitar que no residentes realicen transacciones que les permitan evitar el pago de impuestos o la aplicación de normas en sus países de origen, dando lugar a una pantalla legal que esconde a los beneficiarios efectivos de esas transacciones. Según el Índice de Paraísos Fiscales Corporativos Reino Unido, Países Bajos, Luxemburgo y Suiza, juegan un papel central para conformar una estructura que favorece el abuso fiscal mundial. La Red para la Justicia Fiscal estimó que para 2021 esos países eran responsables del 46% de los riesgos de abuso fiscal corporativo en el mundo. 

En nuestra región, “a lo largo del siglo XX Uruguay implementó distintos regímenes con el objetivo de reducir impuestos para convertir al país en plaza financiera y atraer al capital extranjero, como en el caso de las zonas libres de impuestos (zonas francas), que se crearon en 1920. En 1948 dio un nuevo paso con la creación de las Sociedades Anónimas Financieras de Inversión (SAFI), entidades offshore registradas en el país para operar en el exterior con exoneración de tributos y a principios de los ‘80 también estableció el secreto bancario, que impedía suministrar información sobre los titulares de las cuentas o inversiones de cualquier tipo”, detalló la investigación a la que accedió El Destape. En esa línea, “esta normativa convirtió a Uruguay en una plaza atractiva para la posibilidad de construir esquemas de planificación fiscal por parte de empresas de la región, en especial de Argentina, un país con inestabilidad macroeconómica y crisis recurrentes”. 

Sin embargo, por presiones internaciones a partir de 2005 el vecino país llevó adelante ciertas reformas pero en 2009 la OCDE lo incluyó en el listado de países que “no adoptaron el conjunto de reglas de transparencia fiscal de la Unión Europea" aludiendo principalmente a la ausencia de acuerdos internacionales de intercambio de información tributaria. A partir de ese momento se fueron implementando cambios y salió del listado en 2011, aunque volvió a ingresar en 2017 y en 2022. “Si bien en enero de 2011 dejaron de operar las SAFI, el país siguió enrolado en el principio de fuente territorial −que no grava las actividades desarrolladas en el exterior− y conservó incentivos tributarios a los inversores de otros países. Así no cobra el Impuesto a la Renta de las Actividades Económicas (25%) ni el Impuesto al Patrimonio (1,5%) a las ganancias provenientes, por ejemplo, por los dividendos percibidos de firmas extranjeras o por el resultado de la liquidación de una de sus firmas en el exterior”, explicaron los investigadores y agregaron que “otro de los incentivos está orientado a las empresas de intermediación en la compra-venta internacional de mercaderías y servicios que no tengan por origen ni destino el territorio nacional y están amparadas bajo el régimen tributario especial por lo que deben abonar aproximadamente el 0,75% de sus ganancias (la alícuota general es del 25%)”. 

La conformación del Grupo multinacional

Según se detalló en la investigación, el Grupo Techint inició sus actividades industriales en Argentina en la segunda mitad de la década de 1940 y durante la etapa de Industrialización por Sustitución de Importaciones fue uno de los principales actores privados del sector siderúrgico, destacándose su rama dedicada a la producción de tubos de acero para la industria petrolera. A partir de los ‘70 logró incrementar la exportación de su producción de tubos sin costura en los mercados internacionales, y a través de la firma Propulsora Siderúrgica fabricaba laminados planos de acero, utilizados en la industria automotriz, la producción de electrodomésticos y la construcción. No obstante, se fue diversificando más allá de la industria siderúrgica y desarrolló mayor participación en los sectores de la construcción a través de Techint Compañía Técnica y en el sector hidrocaburífero por medio de Tecpetrol.

En el menemismo se vio particularmente beneficiado, “las privatizaciones tuvieron un lugar central, en noviembre de 1993 el grupo fusionó la ex Somisa con Propulsora Siderúrgica, creando Siderar, la mayor empresa siderúrgica del país. Durante los años siguientes se llevó adelante un plan de inversiones que, sumado a un intenso proceso de ajuste en la plantilla laboral y a una mejora en los precios internacionales, aumentó considerablemente la rentabilidad de la empresa”, explicaron los autores. Luego, inició un proceso de reestructuración, con eje en la internacionalización a través de la compra de empresas siderúrgicas líderes en otros países: “compró la firma estatal italiana Dálmine, principal productora de tubos sin costura en Italia y cuarta en el mundo, pasando a controlar el 20% del comercio mundial de ese producto y ganó la privatización de la empresa siderúrgica venezolana Sidor, y luego asumió el control accionario de Confab, un productor líder de tubos sin costura en Brasil”. Asimismo se asoció con una de sus principales competidoras, la japonesa NKK, para crear NKKTubes, con la que consolidó su presencia en Asia. En Argentina, “el grupo siguió conservando el resto de las firmas adquiridas a de las privatizaciones: Transportadora Gas del Norte, Ferroexpreso Pampeano y las concesiones de los peajes en rutas nacionales”. 

Luego de años de expansión internacional llevó adelante una reestructuración que implicó la creación de la empresa Tenaris -con sede en Luxemburgo- que pasó a ser la propietaria de las participaciones mayoritarias en Siderca, Tamsa y Dálmine. De acuerdo a la información relavada, “originalmente estaba controlada por Sidertubes, una compañía conformada según las leyes del Gran Ducado de Luxemburgo, y a su vez, era controlada por Rocca & Partners, una corporación de las Islas Vírgenes Británicas" pero con el correr de los años la estructura fue modificándose y actualmente Tenaris es controlada por Techint Holdings (Luxemburgo), propiedad de San Faustin (Luxemburgo), que a su vez es controlada por Rocca & Partners Stichting Administratiekantoor Aandelen San Faustin, inscripta como una fundación holandesa.  Aclaran Gaggero y García Zanotti que “uno de los factores que determinó la elección de Luxemburgo como sede legal fueron los beneficios que ofrecía su sistema impositivo, con un régimen especial para las empresas holding”.

La expansión internacional de Techint alcanzó también la adquisición de la norteamericana Maverick Tube, que “consolidó al grupo como el mayor productor mundial de tubos sin costura”, y más cerca en el tiempo, “la inversión más importante fue la adquisición progresiva de participaciones accionarias en Usiminas, la mayor productora de aceros planos de América Latina, una parte significativa es propiedad de Prosid Investments, una de las empresas uruguayas”. 

Finalmente, en la coyuntura actual, según la información confirmada por la oficina de prensa del presidente electo, Javier Milei, un hombre del riñón de la empresa, Horacio Marín, quien fuera presidente de Exploración y Producción de Tecpetrol, será el nuevo titular de YPF, en vistas al objetivo de La Libertad Avanza de privatizar la petrolera estatal luego de “recomponerla”.

Fuente: www.eldestapeweb.com



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