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EL TIEMPO EN LA CRUZ

OPINIÓN

17 de septiembre de 2023

Cuál es el verdadero precio del dólar

Pocas reservas en el Banco Central, control del mercado y brecha cambiaria. La brecha cambiaria no se reduce con una devaluación, sino con un flujo constante y creciente de dólares hacia el Banco Central. Los actuales precios de los dólares financieros son muy altos en comparación histórica. Son valores de pánico que, como se sabe por experiencias pasadas, no se mantienen en el tiempo.

Por Alfredo Zaiat

as diferentes cotizaciones del dólar cerraron este viernes del siguiente modo:

 

  • El Contado con Liquidación a 740 pesos
  • El MEP, 679 pesos.
  • El blue, 730 pesos.
  • El mayorista, 350 pesos.

 

La brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y los dos extremos de los dólares financieros va de 94 a 112 por ciento. Cuando existe una diferencia de esta magnitud la recomendación básica de la secta de economistas es devaluar en esa proporción para reducirla y hasta eliminarla.

Este fue el reclamo, en primera instancia, realizado por el staff técnico del FMI liderado por el chileno Rodrigo Valdés para habilitar el desembolso de 7500 millones de dólares. Exigía un ajuste del ciento por ciento y, sin precisar de qué modo, la brecha cambiaria desaparecería.

El análisis mediocre de estos burócratas grises, que tiene potente resonancia en el debate económico local, está probado que es un fiasco en la práctica.

El ajuste fue, finalmente, de 22 por ciento luego de una larga negociación que tuvo rasgos extorsivos, con evidente intromisión del FMI en la vida política interna en meses electorales, para demostrar que el mismo porcentaje de alza del tipo de cambio oficial se repitió en el resto de las cotizaciones de los dólares financieros y paralelo. La brecha cambiaria sigue siendo la misma, pero ahora en un escalón nominal más elevado.

La devaluación, que no sirvió para reducir las diferencias de cotizaciones, terminó provocando además un shock negativo en los precios hasta elevar la tasa de inflación mensual a dos dígitos.

La teoría descabellada de Milei

El candidato más votado en las PASO, Javier Milei, en el último reportaje con su amigo Alejandro Fantino, expuso algo increíble para la economía argentina bimonetaria: la devaluación no deriva en aumentos de precios. Ante onomatopeyas lelas de su entrevistador, Milei afirmó, en base a una rebuscada vinculación de la paridad cambiaria y la inflación con la Teoría de la imputación de Carl Menger (de la Escuela Austríaca), que los ajustes del tipo de cambio oficial no impactan en precios.

La evidencia de décadas, con gobiernos y políticas económicas de orientación ideológicas opuestas, muestra que esa traslación se verifica. Para Milei, en un concepto más amplio, los aumentos de costos no determinan los precios. No es difícil imaginar qué sucederá en la economía real si una eventual gestión económica se manejara con semejante desvarío teórico. El desconocimiento de Milei acerca del funcionamiento práctico de la economía lo oculta con gritos y cataratas de insultos.

¿Por qué hay brecha cambiaria?

El motivo de la existencia de la diferencia entre cotizaciones de los dólares no es complicado de entender. Existen pocos dólares en la caja del Banco Central que administra con criterio básico de supervivencia para mantener la estabilidad del mercado y de la economía. Esto implica diseñar un régimen de control en el acceso a los dólares, que es más o menos estricto según la cantidad de reservas disponibles. La dimensión del control determina la magnitud de la brecha.

Como la demanda de dólares es muy superior a la oferta oficial, el precio de equilibrio del dólar para hacer desaparecer la brecha es casi imposible de alcanzar en las actuales e inmediatas condiciones. La liberalización del mercado cambiario provocaría un violento círculo vicioso de devaluaciones y suba de precios hasta niveles intolerables en términos políticos y sociales.

La brecha no se reduce con ajustes cambiarios. Existe chance de disminuirla sólo con un flujo constante y creciente de dólares hacia el Banco Central. Mientras tanto, el control de cambio deberá continuar y se podrá ir flexibilizando a medida que se vayan acumulando reservas.

Como no será un proceso cercano, descartada la fantasía de la dolarización, los agentes económicos deberán convivir con brecha cambiaria, mientras los responsables de la política económica tendrán que ir adaptando los controles con precisión quirúrgica para hacer una utilización eficiente de las divisas con criterios distributivos y productivos.

Cualquier otro sendero que convoque a soluciones mágicas arrojará la economía a costos sociolaborales inmensos.

Qué pasó con los dólares del Banco Central en el primer semestre de 2023.

Un reciente informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda da cuenta de los ingresos y egresos de divisas, según los datos disponibles en el Balance Cambiario del Banco Central, en el contexto de un año electoral y de la peor sequía de la historia que afectó al principal sector proveedor de dólares.

Al analizar el período enero-julio de cada año, el reporte indica que la variación de reservas fue positiva por apenas 200 millones de dólares en 2022, y negativa por 20.400 millones de dólares en 2023.

Este resultado contundente sirve para evaluar el impacto en la economía del derrumbe de las reservas del Banco Central y, sobre este estado de vulnerabilidad, no es un dato menor el factor perturbador que ha sido el Fondo Monetario Internacional en el frente político durante este año, con elecciones cruciales que definirán el rumbo económico de los próximos años, entre otras cosas.

Además de demorar el acuerdo para recalibrar las metas macroeconómicas y de exigir una megadevaluación con elevada probabilidad de lanzar la economía a la hiperinflación, el FMI absorbió una porción elevada de las reservas del Banco Central.

En teoría, con el impacto negativo de la sequía, el Fondo debería haber actuado como factor compensador. No fue así y por el contrario agudizó al máximo las tensiones cambiarias.

El FMI tiene una intervención tóxica

Las cifras que proporciona la UNdA son reveladoras de la participación tóxica del FMI en la economía argentina: durante el período enero-julio de 2020 y 2021, el saldo neto con el FMI fue cero, en 2022 hubo ingresos netos por 4800 millones de dólares, mientras que en enero-julio de este año hubo egresos netos por 8000 millones de dólares.

Este saldo se verificó en un momento muy crítico porque al observar los principales generadores de divisas del balance cambiario, las acumuladas de enero a julio del 2023 de 10.708 millones de dólares por parte del sector Oleaginoso y cerealero fueron 11.993 millones menos respecto del mismo período de 2022 (-52,8%).

El segundo sector en importancia entre los generadores netos de divisas fue Alimentos, bebidas y tabaco. Aportó en lo que va del año 4074 millones de dólares, 546 millones menos respecto del mismo lapso de 2022 (-11,8%).

En tanto, la Formación de Activos Externos (fuga de capitales) tuvo un saldo negativo de 1900 millones de dólares de enero a julio de 2020, fue de cero durante el mismo período de 2021 y negativo de 700 y 800 millones de dólares en igual lapso de 2022 y 2023, respectivamente.

Los dólares financieros están carísimos.

Las actuales cotizaciones de los dólares Contado con Liquidación y MEP tienen incluida además la incertidumbre sobre cómo será la administración del mercado cambiario a partir de 2024. O sea, si habrá una fuerte devaluación o si se saltará al vacío de la dolarización.

Más allá de percepciones generales, lo cierto es que los actuales precios son muy elevados en términos históricos. Son valores de pánico y de estrés cambiario extremo que, como se sabe por experiencias pasadas, no se mantienen en el tiempo. Un reciente informe de la consultora Ecolatina pregunta: "¿Hasta dónde puede llegar el dólar financiero?".

Al analizar los precios del dólar Contado con Liquidación luego de la devaluación del día después de las PASO, concluye que son niveles en línea con los techos que se registraron en ciclos recientes de presión sobre la brecha cambiaria. Con el ajuste de la variación de la tasa de inflación desde la fecha considerada a hoy, serían los siguientes:

 

  • Octubre 2020 = 821 pesos de hoy. Fue en el momento posterior a la reestructuración de deuda privada y la postergación del acuerdo con el FMI.
  • Noviembre 2021 = 690 pesos de hoy. En esas semanas se habían demorado las negociaciones con el FMI y se debían hacer pagos con reservas.
  • Julio 2022 = 700 pesos de hoy. Fue un mes de muchísima tensión financiera y política, con versiones de reperfilamiento alimentadas por economistas de la oposición, renuncia del ministro Martín Guzmán, ventas masivas de bonos en pesos y corrida hacia el dólar hasta que el Banco Central empezó a tener una intervención activa en el mercado de títulos públicos.

 

En una comparación más lejana, el dólar llegó a umbrales de 1000 pesos de hoy pero en períodos muy cortos asociados a descalabros de proporciones, como la hiperinflación.

Para evitar malos entendidos, estos precios son ajustados con la tasa de inflación hasta el presente. A medida que los precios generales de la economía suben mes a mes y en las actuales condiciones, estos valores nominales también subirán. Pero en términos reales seguirán siendo precios muy altos.

¿Y el tipo de cambio oficial está bajo?

El comentario habitual es que la paridad cambiaria oficial está atrasada porque la comparación se hace en relación a las cotizaciones de los dólares financieros. Los cálculos arriba detallados indican que esos precios están muy por encima del promedio histórico y, por lo tanto, sentenciar por ello que es necesario implementar una fuerte devaluación del tipo de cambio es una equivocación.

Hacerlo sería un tributo extraordinario a los poderosos complejos exportadores, liderados por el agrario y seguido por el de hidrocarburos y el minero. Además sería un beneficio fabuloso para los poseedores de ahorros millonarios en dólares.

En tanto, serían castigados los sectores de ingresos fijos en pesos porque se licuarán por el aumento de precios de bienes y servicios provocados por la devaluación. También se registraría un impacto negativo sobre activos domésticos y los empresarios padecerán una depreciación del valor en dólares de sus compañías.

La forma rigurosa de estimar el nivel –y competitividad- de la paridad oficial es observar el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral, elaborado por el Banco Central. Este indicador mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía con respecto al de los de los principales 12 socios comerciales del país, en función del flujo de comercio de manufacturas.

Se obtiene a partir de un promedio ponderado de los tipos de cambio reales bilaterales de los principales socios comerciales del país. Las ponderaciones actuales son Brasil el 32%, Estados Unidos el 12%, China el 16% y Zona del euro el 19%.

Con el ajuste cambiario del 14 de agosto pasado, el índice se ubica en 109,09 puntos, por encima de octubre del año pasado (88,25) y por debajo de septiembre de 2018 (136,73), cuando la corrida y la sucesión de devaluaciones en el gobierno de Macri expresaban el caos financiero de esos meses.

Para tener una evaluación más precisa que la de referencias puntuales de algunos meses, en uno de los anexos metodológicos del índice publicado por el Banco Central se puede identificar promedios de períodos extensos. El correspondiente al lapso 1997-2017, el ITCRM marca 117,0 puntos, mientras que para el ciclo 2008-2017 es de 111,0. Estos son valores muy cercanos al actual, lo que implica que quienes postulan una fuerte devaluación no están considerando el nivel promedio histórico del tipo de cambio oficial.

Se trata de un período muy largo de 20 años, con gobiernos y políticas económicas diferentes, que muestra que la actual paridad cambiaria oficial no tiene un atraso considerable. Cualquier ajuste desmedido sólo será una expresión más de la mala praxis de economistas aconsejando qué hacer a políticos con responsabilidad de gestión. 

Fuente: www.pagina12.com.ar



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