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EL TIEMPO EN LA CRUZ

OPINIÓN

30 de septiembre de 2021

Kristalina tambalea en el FMI y el efecto mariposa alarma a Guzmán

Wall Street y el Tesoro de EEUU sitian a la gran aliada del ministro por un affaire en su paso por el Banco Mundial. Pujas globales y lawfare. Velas a Europa.

Por Esteban Rafele

Redactor de economía. Trabaja desde hace más de 15 años en redacciones de medios impresos y online de alcance nacional. Coescribió dos libros sobre la relación entre empresarios y el poder político.

 

“El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Un impredecible efecto mariposa en el mundo financiero puede afectar la negociación de Argentina con el Fondo Monetario Internacional. Las posibilidades de que la directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, sea eyectada del organismo o vea recortado su poder a medida que avanza la investigación sobre irregularidades en la elaboración del ranking Doing Business (DB) del Banco Mundial crecen. Y el futuro de la principal aliada del ministro de Economía, Martín Guzmán, en ese organismo, es una incógnita. En Economía, el caso se sigue con mucha preocupación. 

Hace dos semanas, el Banco Mundial informó resultados de una auditoría externa sobre la elaboración del ranking DB, que el organismo multilateral elabora desde 2003 y que David Malpass, el presidente actual y exfuncionario de Donald Trump, discontinuó el año pasado. El DB se erigió rápidamente como fuente de autoridad en medios económicos, calificadoras y organismos y países para determinar cuán amigable es un país con los inversores extranjeros que quieren montar un negocio. A pesar de numerosas críticas a su metodología, el DB se convirtió incluso en un gran negocio para el BM, que ofrecía consultorías para mejorar la posición en el ranking y podía hasta condicionar créditos a este listado aperturista.  

“La metodología del Doing Business es estricta y arbitraria, pero la compraron The Wall Street Journal, el Financial Times y The Economist porque apoyaba con elementos pseudo cuantitativos los discursos promercado”, criticó el economista argentino Daniel Kostzer, director del Banco Mundial entre 2014 y 2016 que sufrió en carne propia presiones del DB. 

“El DB era una herramienta de presión sobre los países y detrás venía el RAS, los Servicios Reembolsables de Asesoría financiera. Al Banco Mundial le gustaba mostrar cómo el DB generaba nuevos negocios”, continuó Kostzer, en diálogo con Letra P. Algo similar escribió el uruguayo Adrián Fernández, que ocupó la silla de países del Cono Sur hasta fines de octubre de 2020. “La filosofía subyacente al DB es que “menos regulación es mejor”, no importa la calidad o los objetivos que persiga la regulación. Se le ha comparado, en nuestra opinión con fundamento, con el Consenso de Washington que prevaleció en estas instituciones en los 80”, sostuvo en un artículo titulado Doing Business: Frankenstein nuevamente se vuelve contra su creador, publicado en el Centro de Investigaciones Económicas (Cinve).

La auditoría en cuestión detalla múltiples irregularidades. Por ejemplo, que Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos habrían sido recompensados con una mejor posición en el ranking por haber pagado unos buenos millones de dólares por programas de consultoría del Banco Mundial, conocidos como RAS, por sus siglas en inglés. Pero la nota de China en el ranking es la que puede llevarse puesta a Georgieva, que era consejera delegada del BM antes de dirigir el Fondo.

La auditoría detectó “presiones indebidas” de altos funcionarios -Georgieva, entre ellos- para mejorar la calificación de China, que en el DB 2018 ocupó el puesto 78 y debió haber ocupado el lugar 85. Parece algo menor y la actual directora del Fondo rechazó esa lectura en un comunicado público. Pero Estados Unidos parece soltarle la mano a la búlgara. Medios especializados de ese país mencionaron la preocupación de la Secretaría del Tesoro de EEUU por el rol que cumplió Georgieva en ese reporte. Bloomberg reportó que la titular de esa oficina, Janet Yellen, cortó comunicaciones con Georgieva desde mediados de septiembre. Una carta de Joseph Stiglitz a su amiga Yellen en defensa de la titular del Fondo no cambió la perspectiva.

Los funcionarios argentinos siguen esta novela con especial atención. La semana pasada, en una entrevista con AM 750, Guzmán advirtió sobre la avanzada del establishment financiero sobre espacios de poder que sentía amenazados. "Hay un conflicto de intereses estructural", resumió. Puertas adentro, usan un término que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner conoce bien: a Kristalina, dicen, le hacen lawfare.

En el Gobierno observan una singular alianza contra Georgieva en todos los estamentos del poder financiero. David Lipton, lugarteniente de Christine Lagarde desplazado del Fondo, ocupa una oficina cerca de Yellen. Los demócratas tienen entre sus principales aportantes a Larry Fink, el líder del fondo Blackrock que pulseó con Argentina por la renegociación de la deuda y que quedó herido por el rol de Georgieva en esa compulsa -instando a Wall Street a ceder y negociar sin el paraguas previo del acuerdo con el Fondo. Georgieva activó durante la pandemia programas de ayuda que, de alguna manera, pisaron el terreno del Banco Mundial, capitaneado por el republicano Malpass. Y, de fondo, está la guerra fría entre Estados Unidos y China. 

La apuesta de Argentina se centra ahora en Europa. Que Francia, Italia y España, que erigieron a Georgieva por sobre el neendarlés ortodoxo Jeroen Dijsselbloem hace dos años, la sostengan. Eso permitiría continuar con el curso actual de las negociaciones por los 42.000 millones de dólares de deuda -la semana pasada, el Gobierno canceló casi U$S1900 millones de capital-. El acuerdo no está cerca, pero cambios en la cúpula del FMI podrían retrasarlo aún más y endurecer a los interlocutores. Incluso es una posibilidad que una Georgieva con poderes recortados deba ceder ante los reclamos de un mayor ajuste al que está dispuesto Argentina a tolerar. Alemania, en cambio, es una incógnita. Su silla en el FMI está ahora en poder del Bundesbank, el banco central siempre defensor del rigor fiscal y monetario.

A favor de esta lectura, Francia fue uno de los países históricamente críticos al ranking DB por el que ahora se investiga a Georgieva. Kostzer recordó que el listado daba puntos extra a los países sin regulaciones laborales, hasta que Francia reclamó cambios. “Las regulaciones laborales eran percibidas como negativas hasta que Francia presionó para eliminar eso”, rememoró.

Ese Frankestein del que escribió el uruguayo Fernández se erige sobre Georgieva en el momento más sensible de la negociación entre el FMI y Argentina. Porque los tiempos se acortan y el 31 de marzo, la fecha límite para el acuerdo comprometida con el Club de París, está cerca. Porque el oficialismo es un hervidero que no se alinea detrás del Presupuesto que propuso el ministro de Economía y el cristinismo reclama a gritos gastar más. Y porque el propio Guzmán, debilitado puertas adentro, se sostiene por su posición de negociador con la funcionaria a la que todo el establishment financiero quiere alinear o desplazar.

Fuente:www.letrap.com.ar



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