OPINIÓN
7 de abril de 2013
Se acortan los tiempos electorales
Por CONFUCIO:
A menos de seis meses de la pelea de fondo, Ricardo y Camau vienen dando muestras de que no habrá concesiones. Mientras el Intendente se calzó los guantes y se ubicó en el centro del ring, Colombi no se achicó y busca mantener la iniciativa. Frente a la clara ofensiva del poder central de sumar a Corrientes al proyecto nacional, el radicalismo apunta a conservar su último bastión. La cúpula ucerreísta nacional ha llamado a sosiego al senador Artaza para que baje un cambio y espere mejor oportunidad. Ricardo viene redoblando la apuesta, convencido de que los tiempos y las realidades juegan a su favor. Llevará la elección al límite del plazo constitucional, tal como lo anticipó EL LIBERTADOR hace un par de meses, cuando a la vez descartó la posibilidad del desdoblamiento insinuado desde el Gobierno de Corrientes. Con un escenario fuertemente polarizado, la posibilidad de un nuevo espacio se diluyó, quedando en claro que la elección se definirá en primera vuelta. Como telón de fondo, la precaria situación de la Justicia pone a prueba a la Legislatura provincial en cuyo ámbito están cajoneados expedientes sin tratamiento. Puertas adentro del Poder Judicial hay preocupación por el avance del proyecto intervencionista.
En Corrientes todo está por verse. Lo único en claro es que la disputa será a todo o nada. Al decir del mandatario provincial, «a matar o morir». Es un peso pesado que se asemeja a ese notable boxeador que fue Cassius Clay, que aun en el ocaso de su carrera era capaz de sorprender tomando con el paso cambiado a su contrincante y mandarlo al piso de un solo y bien aplicado golpe, como sólo un campeón sabe darlo.
“Se trata de una carrera de resistencia”, dijo en más de una oportunidad Colombi, quien sabe que en términos comparativos corre en desventaja. Lo beneficia sí su experiencia, su astucia y su contracción al trabajo; aunque en su contra se computa algo que no deja de ser importante. Los que lo conocen le han picado el boleto. Saben de sus debilidades y de su propensión a repetir siempre las mismas jugadas, lo cual sumado a su poca paciencia y su irritabilidad lo convierten en un blanco vulnerable, más allá de que su contendiente deberá estar preparado para no dejar pasar las oportunidades con reflejos suficientes, y antes que nada decisión de saber cuándo refichar.
Por aquello de que todo tiene que ver con todo, pesa y mucho lo que pasa puertas adentro de los partidos. El radicalismo y el peronismo tienen sus propias realidades y ambos, hasta ahora, han logrado un equilibrio que, aunque precario, asegura un alto nivel de competitividad, pero con un escaso margen de error.
En el radicalismo por caso es notorio el acercamiento del sector del senador Noel Breard. Mañana mismo compartirán un acto que organiza el movimiento Leandro Alem y que contará a Colombi en el cierre como orador de fondo. No es un tema menor lo que representa en términos políticos y de operatividad en los distintos niveles el de Breard, quien aspira a una banca en el Senado de la Nación en 2015.
En el justicialismo la conjunción de los dos principales sectores internos que acordaron impulsar la candidatura de Camau a la Gobernación no deja margen a sorpresas. El peronismo avanza en la construcción de las alianzas que tanto el justicialismo como el radicalismo requieren para asegurar el triunfo.
En el medio, los sectores del conservadorismo siempre proclives a comulgar con el arte del oportunismo, particularmente los liberales que han encontrado la fórmula para asegurar su supervivencia mediante divisiones que muchas veces no son tales, pero que le permiten ubicar piezas de uno y otro lado. El nuevismo lucha también por mantener su vigencia y protagonismo. Sus intendentes, salvo el de Itatí, decididamente volcado al ricardismo, parecieran haberse replegado sobre la orgánica del partido y su conducción. Aunque amenaza con constituirse en una fuerza con candidatos propios, coquetea ya sin disimulo con unos y con otros para acomodar sus tantos.
Con Colombi tuvo un encuentro a solas, donde Tato ofició de anfitrión. Luego de ello, un cortocircuito con una movida en la que se pretendió juntar a intendentes naranjas con Ricardo que molestó a la cúpula nuevista y que dejó en “off side” al Intendente anfitrión. Otro desencuentro sobrevino en un hecho menor como fue el recambio del jefe de la Comisaría de Berón de Astrada, y en el medio la siempre candente cuestión de la irresuelta situación de los juicios políticos que siguen el freezer legislativo.
LA JUSTICIA SIGUE EN LA MIRA
La confirmación la dio primero Camau, cuando por primera vez tocó el tema Justicia con una posición claramente definida en línea con el pensamiento partidario. Hace unas horas, el Presidente del PJ dijo sin rodeos que ojalá se logre evitar la Intervención en un elíptico juego de palabras que pone sobre el tapete que, tal como van las cosas, es que el cántaro se termine rompiendo.
Es que puertas adentro del Poder Judicial cada vez se hace más notorio el aislamiento y la pérdida de fuerza de la cúpula tribunalicia. Sólo así se explica la bandera blanca alzada con los camaristas libreños con la promesa de dejar sin efecto sanciones y el compromiso de dar respuesta a la situación de los fiscales truchos.
El grueso del Poder Judicial aboga por la racionalidad perdida y la necesidad de dar algo más que señales, aunque también son conscientes de que la demora en desactivar el proceso impugnatorio de la Constitución quita margen, como que la indiferencia de ambas cámaras del Parlamento correntino habilita a los que sostienen que el sistema está bloqueado en términos institucionales, un hecho que puede conducir a decisiones mucho más traumáticas. Lo cierto es que el Superior sigue sin normalizar su funcionamiento, y en ello, así como en el accionar del Ministerio Público, es donde apunta el proyecto intervencionista.
Pocos son los que quieren jugar al todo o nada. Cada vez son menos los fundamentalistas, tanto más cuanto no caben dudas de que el Gobierno federal no dudará a la hora de restablecer el servicio de justicia que es una de las responsabilidades propias de su responsabilidad.
El cómodo manejo de las mayorías en ambas comisiones del Congreso de la Nación, y el hecho de contar con quórum propio tanto en el Senado como en Diputados hace que se esté al filo de la navaja, sólo a la espera de que la Presidenta resuelva, o no, bajar el telón. En este contexto resulta cuanto menos incompresible la falta de reacción de quienes están en condiciones de tornar abstracto el proyecto intervencionista.
Así se explica la postrera apelación que hizo Fabián Ríos horas atrás, cuando dijo que “ojalá se pueda evitar la Intervención”.
Aun así muchos dudan de que la solución llegue cinco minutos antes de la muerte, como parafraseó Ricardo Balbín en vísperas del golpe del ‘76.
En Corrientes, la historia pareciera que volverá a repetirse. Por aquello de que no hay dos sin tres, todo indica que se va inexorablemente en camino a una tercera intervención en función a que la grave situación que vive la Justicia no encuentra la solución lógica dentro de los carriles institucionales locales. Que a la Presidenta no le va a temblar el pulso para la decisión final, no cabe duda. Contribuye a esta interpretación el malestar que hay en el Gobierno en el tema Justicia. La coyuntura pareciera acentuar el riesgo que corre el Poder Judicial de Corrientes que podría pasar un caso testigo de la impronta presidencial en el sentido de hacer tronar el escarmiento.
MANEJOS Y DESMANEJOS
El Consejo de la Magistratura de Corrientes sigue “rengo”. Tiene asignado presupuesto, pero hasta ahora -después de años de puesta en funcionamiento- las sesiones son en el edificio del Superior Tribunal de Justicia, la Secretaría depende del Superior, los procesos son secretos y a puertas cerradas. Los nombres de los futuros jueces, fiscales, defensores y asesores en muchos casos son sabidos antes de llamar al concurso. Y al finalizar los concursos, coinciden con los datos sabidos de antemano. La grilla de cargos está, dicen, consensuada meses antes. El Fiscal sustituto de Saladas superó los cinco años en esa precariedad, designado por el fiscal general, César Sotelo que es quien a su vez acusa en los juicios ante el Jurado de Enjuiciamiento de Jueces (porque hasta ahora sólo pasaron jueces, nunca fiscales por ese mecanismo), nombró a Osvaldo Ojeda y lo puso en el cargo. Curiosamente después de la destitución del juez de Instrucción de Saladas, enfrentado a Sotelo y Ojeda públicamente, basta con repasar el desarrollo del último juicio al magistrado Ramírez, el Consejo de la Magistratura de la Provincia de Corrientes, en la página oficial convocó una semana después a cubrir el cargo vacante de la Fiscalía de Saladas. Para aquellos que atan cabos, dicen que el próximo fiscal titular será el fiscal Ojeda. Para muestra bastan varios botones. Las posibilidades de controlar el concurso son nulas. Nadie entra, sale o ve qué pasa puertas adentros del Consejo de la Magistratura cuando deciden las personas que van a ocupar cargos encumbrados para la sociedad.
Mientras que la Corte Suprema de Justicia brega por la publicidad de los actos de gobierno, el pueblo correntino sigue cubriendo sus cargos mediante mecanismos oscurantistas, propios de la Edad Media.
Tampoco cubren o llaman a concurso en los plazos que establece la Constitución provincial. Pasan sobradamente los 30 días de vacancia, años y años en diferentes juzgados y dependencias del Poder Judicial con suplentes. Mientras que curiosamente en otros lugares, la cobertura de cargos es espasmódicamente veloz.
En este marco está, como telón de fondo, la eventualidad de una Intervención Federal al Poder Judicial que se haría extensiva al Ministerio Público, el Consejo de la Magistratura y al Jury de Enjuiciamiento, y la posibilidad que se alienta desde el justicialismo que ante un posible triunfo se abriría la instancia de una nueva reforma constitucional para encausar los problemas estructurales de la Justicia correntina.
La toma de posición en el tema Justicia por parte del candidato del Frente para la Victoria días atrás, y la renovada visión crítica del Presidente del PJ, un hombre clave en la definición del bloque Justicialista en la Cámara de Diputados de la Nación en torno al remedio federal abre un escenario de definiciones que no pasa desapercibido ni dentro de la Justicia, ni en instancias de ambas cámaras del Parlamento correntino en las cuales hay trámites cojoneados que muestran un virtual bloqueo institucional en el libre juego de los contrapesos constitucionales.
En los últimos días, otro exponente clave en el Consejo como es el representante del Colegio de Abogados dio señales claras de que no está dispuesta esa Institución a seguir acompañando decisiones enlatadas del Consejo, promovidas por la cúpula tribunalicia a quien cada vez se le hace más difícil mantener al organismo como un apéndice sumiso de mayorías circunstanciales
Los que conocen a la doctora Sierra de Desimoni descuentan que con una lectura de los resultados, y del ambiente de preocupación que conmueve al Poder Judicial sus intervenciones en el Consejo serán cada vez más independientes.
En este marco se espera una inminente decisión del cuerpo en torno a la designación de una secretaria propia terminando así con la dependencia que genera la continuidad de Silvia Esperanza, una polifuncionaria todo terreno que acaba de ser apartada del Jury por la incompatibilidad reglamentaria, aunque aún no se logra avanzar en el demorado proceso de llamado a concurso.
LA POLÍTICA NACIONAL
La política argentina está sometida a los imprevistos. Cuando recién parecían aquietarse las aguas después del terremoto originado por la elección del Papa Francisco, la tragedia de las inundaciones golpeó sin misericordia y obligó a un acercamiento entre Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli.
Como decía Jorge Luis Borges, “no los une el amor, sino el espanto”, en este caso provocado por la posibilidad, en principio altamente probable, de que la catástrofe que se abatió sobre la ciudad de La Plata desencadenara una oleada de descontento social que incluyese disturbios y saqueos.
Scioli es mucho más reconocido por la opinión pública por su habilidad para esquivar situaciones difíciles que por su capacidad para enfrentarlas. En esta oportunidad, la luz de los reflectores se focalizó en su ejecutividad frente a la emergencia, aunque aún es demasiado pronto para saber si aprobó el examen.
Cristina Kirchner fue criticada por su propensión a no exponerse públicamente en situaciones de catástrofe, como el incendio de la discoteca Cromañón o la tragedia ferroviaria de la estación de Once.
Esta vez puso los pies en el barro en el más estricto sentido de la palabra. Su oportuna presencia en el lugar de los hechos no puede sino haber favorecido su imagen pública. Ayudó asimismo a proyectar una sensación colectiva de cercanía presidencial con el dolor la circunstancia fortuita de que el epicentro de la catástrofe fuera Tolosa, su lugar de nacimiento y el actual domicilio de su madre.
La reunión entre la Jefa de Estado y el mandatario bonaerense, aunque impuesta por las circunstancias, fue útil para ambas partes, pero sobre todo para la Presidenta, quien esta vez se colocó por encima de la competencia política.
Podría conjeturarse que detrás esta decisión se esconde otro resultado político del “efecto Francisco”. Aunque la interpretación pueda considerarse excesivamente lúgubre, cabe señalar que lo que sucedió en La Plata benefició a Mauricio Macri. El Jefe de Gobierno porteño estaba expuesto a la vindicta pública por los cinco muertos causados por la tormenta del martes, conmoción agravada por la circunstancia, enteramente fortuita, de que ese día se encontraba descansando en el Brasil.
Los funcionarios nacionales y dirigentes del oficialismo que se abalanzaron a criticar a Macri por la tragedia tuvieron que retroceder rápidamente para evitar un “efecto boomerang” sobre la Casa Rosada.
Es probable que esa “gaffe” haya influido en la decisión presidencial de aparecer junto a Scioli. En caso contrario, puesto entre la espada y la pared, el mandatario bonaerense se habría visto obligado a cerrar filas con su colega porteño para afrontar la ira de la opinión pública y frenar los embates del Gobierno nacional.
Lo cierto es que el episodio dejó una lección acerca de la conveniencia de incurrir en chicanas políticas apresuradas en situaciones de alta sensibilidad pública. De hecho, los comentarios sobre las vacaciones de Macri en el Brasil generaban como réplica las referencias de voceros del “macrismo” a la presencia simultánea de Cristina Kirchner en Calafate, y se extienden ahora a la ausencia del lugar de la tragedia del vicegobernador, Gabriel Mariotto y a la tardía aparición de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, quien seguramente será blanco de críticas de la oposición y, subrepticiamente, del propio “sciolismo” para limar sus chances como primera candidata a diputada nacional bonaerense por el Frente para la Victoria en las elecciones legislativas de octubre próximo.
SANTA CRUZ Y LA BATALLA BONAERENSE
El gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota; el titular de la CGT de Azopardo, Hugo Moyano, y el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna intentan construir un triunvirato capaz de conducir a las desperdigadas huestes del peronismo “anti kirchnerista”.
Este trío en ciernes intenta capitalizar políticamente la victoria del gobernador Daniel Peralta en las elecciones internas del Partido Justicialista de la provincia que fue la cuna del “kirchnerismo”.
Para este sector del peronismo, la derrota de los candidatos apadrinados por los intendentes de sus localidades y los militantes de La Cámpora constituiría un presagio de un vuelco de la situación política.
De allí que se hayan intensificado las gestiones para organizar una reunión nacional en la que participarían también, entre otros dirigentes, el propio Peralta, el bonaerense Francisco De Narváez, el entrerriano Jorge Busti, el chubutense Mario Das Neves, el vicegobernador mendocino, Carlos Ciurca, y el diputado nacional, Enrique Thomas; el senador puntano, Adolfo Rodríguez Saá y el mandatario de esa provincia, Claudio Poggi; el senador santafesino, Carlos Reutemann y el senador salteño, Juan Carlos Romero, a los que se sumarían dirigentes sindicales como el ruralista Jerónimo Venegas, titular de las 62 Organizaciones; el jefe de la CGT Azul y Blanca, el gastronómico, Luis Barrionuevo, y el petrolero neuquino Guillermo Pereyra, un adjunto de Moyano que aspira a ser senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino.
Algunos de los animadores de la iniciativa, en particular los cordobeses, se entusiasman imaginando, a partir de ese cónclave, la convocatoria a una suerte de plenario nacional del peronismo no kirchnerista.
De la Sota, Moyano y Lavagna entienden empero que la cuestión central es la Provincia de Buenos Aires. Por tal motivo organizan una reunión provincial en la que aspiran a congregar a todo el peronismo no kirchnerista bonaerense. Las invitaciones incluyen a Gustavo Ferrari y José Scioli, lugartenientes de De Narváez; dirigentes de la Juan Domingo, como el ex intendente de Avellaneda, Baldomero Álvarez Olivera; los “massistas”, Juan Amondarain y Fernando “Pato” Galmarini; el matrimonio Luis Barrionuevo y Graciela Camaño; el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino; la diputada, Claudia Rucci y Venegas, entre otros.
El convite, previsto en principio para la noche del jueves 4 en la Casa de la Provincia de Córdoba se postergó por unos días a raíz del problema de las inundaciones.
La principal dificultad estriba en De Narváez, quien cuida sus vínculos con el gobernador Scioli y no quiere ser arrastrado en un juego que, a su juicio, supone la candidatura presidencial de De la Sota. Tampoco es para nada clara la actitud del intendente de Tigre, Sergio Massa.
MACRI Y LAVAGNA
Macri y Lavagna tienen virtualmente sellado su acuerdo electoral en la Ciudad de Buenos Aires. El PRO respaldaría para senadores nacionales porteños a un binomio integrado por el ex Ministro junto a Gabriela Michetti. El entendimiento incluiría el respaldo de Lavagna en Santa Fe a la campaña electoral de la lista encabezada por Miguel Del Sel, que también tendría el respaldo de un sector del peronismo disidente.
La apuesta del macrismo es consolidar su hegemonía en la Ciudad de Buenos Aires y ganar en Santa Fe, una arriesgada carta que le permitiría romper el maleficio de ser un “partido porteño”.
El sociólogo Carlos Fara hizo una encuesta en la que presuponía la competencia entre Lavagna, Daniel Filmus -por el oficialismo- y Fernando “Pino” Solanas, por una alianza de centro izquierda. La muestra le otorgó a Lavagna una intención de voto del 39,2 por ciento contra un 25 por ciento de Filmus y un 15 por ciento de Solanas.
Si bien ese resultado entusiasma a los macristas, tampoco fue tan mal recibido por el oficialismo. Al fin de cuentas, Filmus retendría la banca por la minoría en el Senado y postergaría las ambiciones de Solanas, del radicalismo y del resto del fragmentado espectro de centro izquierda, virtualmente fuera de juego.
La competencia entre Alicia Kirchner y De Narváez en el territorio bonaerense y la de Lavagna y Filmus en la Ciudad de Buenos Aires, dos distritos que en su conjunto suman cerca de la mitad del padrón electoral nacional, indicaría que el debate sobre la sucesión presidencial estará centrado entre el oficialismo y una convergencia entre el peronismo no kirchnerista y el PRO.
EL CONFLICTO DOCENTE PONE EN JAQUE A SCIOLI
El conflicto docente, con nuevo paro de 72 horas ya convocado; la situación financiera y el vacío que le hacen los kirchneristas provoca un estado de riesgo político con pocos precedentes en la situación del Gobernador.
En los pasillos políticos platenses ya se habla de un Scioli que por el momento no descarta, pero aplazaría hacer mayores estridencias con su proyecto presidencialista. Afirman, a la vez, que en la cabeza de Scioli domina el pensamiento de asegurar la gobernabilidad hasta 2015. No obstante, sus seguidores se apuraron a lanzar líneas para competir contra el kirchnerismo. Pero Daniel Scioli todavía no aventuró ningún principio de cisma. Scioli privilegia su administración, su verdadera supervivencia. Sabe bien que puede tener una imagen positiva importante, pero si no termina su mandato puede hacer trizas su futuro político.
La Provincia no le da a Scioli un presente financiero que le permita salir de un verdadero pantano.
Resolvió el litigio salarial con algunos gremios de la Administración, pero es insuficiente cuando no se resuelve el problema de los casi 300 mil docentes que mantienen su consigna de pedir un 30 por ciento de aumento frente a una oferta de 22,6 por ciento en cuotas.
A Scioli, al parecer, se le agotaron los recursos y las fórmulas para obtener más financiamiento.
Cabe recordar que la Provincia tiene un déficit de 13 mil millones de pesos. Pero además, y según la mayoría de los economistas, exhibe un déficit proyectado anual por 17 mil millones. En tanto, cotejando recursos actuales y los gastos que se muestran en el Presupuesto 2013, se confirma que hay una necesidad de financiamiento integral de 23 mil millones de pesos.
Ante este contexto aciago, Scioli necesita hacer buena letra. Debe dar pruebas de fidelidad extrema. Quiere que la Nación, por unos momentos, mire para otro costado y le permita eludir el Pacto Fiscal. Sobre todo en el artículo que le permite contraer empréstitos, a través de emisión de Letras, y así poder financiar gastos con Nación y poder emitir Letras del Tesoro para gastos corrientes como los salarios.
El cristinismo le hace sentir la presión y, de a poco, le carga la mochila con la responsabilidad por el conflicto docente.
CONDICIONAMIENTOS
En cuanto a la relación con el denominado proyecto nacional, es evidente el condicionamiento de cuáles son las reglas de acción e interpretación que un gobernante debe seguir para poder pertenecer a un determinado espacio político.
Ya está muy claro para Scioli que no le alcanza con decir que está apoyando al cristinismo, sino que se deben sepultar todo tipo de mensajes de doble discurso e interpretación. Ni la Casa Rosada, ni sus escuderos olvidan la foto de Scioli en Expo Agro, ni la cena con Cobos, ni una serie de intentos por mantener el sueño presidencialista.
En ese sentido, nutrido castigo político fue la “no invitación” a la cumbre de gobernadores realizada en Paraná ni a una serie de mesas chicas de donde Scioli ha sido marginado.
También se debe tener en cuenta que Scioli ha sido reprendido a raíz de una reciente solicitada que incluía un supuesto apoyo de intendentes sobre el conflicto escolar. Para los cristinistas fue un recurso muy burdo. Pero en un contexto en el cual el Gobernador también tiene diferendos con Cristina, muchos jefes comunales salieron de manera instantánea a rechazar esa solicitada. Fue el caso de Mario Secco, de Ensenada, quien se puso en vocero de los supuestos 89 firmantes de ese documento.
La cuerda que une a Scioli con el kirchnerismo se encuentra en su máxima tensión. Sin educación en la Provincia y sin recursos, la situación política personal del Gobernador se complica cada vez más.
Fuente: www.diarioellibertador.com.ar