INTERNACIONALES
25 de julio de 2016
Kamikazes se hicieron estallar y "volaron" a 80 en Kabul
El sangriento atentado tuvo lugar en la capital de Afganistán, donde tres sujetos detonaron los cinturones explosivos que portaban. El Estado Islámico se adjudicó el cruento ataque en el cual fallecieron esa cantidad de personas y 230 resultaron heridas. LAS IMÁGENES PUEDEN HERIR SU SENSIBILIDAD.
Atacantes con bombas se inmolaron el sábado durante una manifestación de miembros de la minoría hazara en Kabul y dejaron al menos 80 muertos y 230 heridos, en un ataque adjudicado por Estado Islámico.
Imágenes de televisión desde el lugar de las explosiones mostraron muchos cadáveres tendidos en el asfalto ensangrentado, cerca de donde miles de hazaras habían estado protestando por el trazado de una multimillonaria línea eléctrica.
"Dos combatientes de Estado Islámico detonaron cinturones explosivos en una manifestación de chiíes en (...) la ciudad de Kabul, en Afganistán", dijo el grupo en un breve comunicado a través de su agencia de noticias Amaq.
Si se confirma que el atentado fue obra de Estado Islámico, el ataque -uno de los más mortales desde el inicio de la campaña liderada por Estados Unidos para expulsar a los talibanes en 2001- representaría una fuerte escalada para un grupo hasta ahora confinado más que nada a la provincia oriental de Nangarhar.
La referencia explícita a la afiliación religiosa chií de los hazara también representa un peligro preocupante para Afganistán, donde la sangrienta rivalidad sectaria típica entre los suníes y los chiíes de Irak ha sido relativamente inusual, pese a décadas de guerra.
Funcionarios del Directorio Nacional de Seguridad, la principal agencia de inteligencia de Afganistán, dijeron que el ataque fue planificado por un individuo llamado Abu Ali, un militante de Estado Islámico con sede en el distrito Achin de Nangarhar, y que en el atentado estuvieron involucrados tres suicidas.
Los talibanes, enemigos de Estado Islámico, negaron cualquier vinculación con el hecho y dijeron en un comunicado publicado en su sitio en Internet que el ataque era “un plan para encender una guerra civil”.
El Ministerio del Interior dijo a través de un comunicado que 80 personas murieron y 231 resultaron heridas, con los hospitales locales tratando de lidiar con la cantidad de heridos que estaban llegando a las salas de emergencia.
El presidente afgano, Ashraf Ghani, declaró un día nacional de duelo y prometió vengarse contra los responsables, mientras que el principal funcionario de Naciones Unidas en Afganistán, Tadamichi Yamamoto, condenó el ataque y lo calificó de crimen de guerra. Estados Unidos, en tanto, ofreció ayuda para investigar el hecho.