Jesús Ojeda, el repartidor de pollos que alertó a la policía bonaerense sobre lo que ocurría en el monasterio de General Rodríguez la madrugada del 14 de junio último cuando el ex secretario de Obras Públicas del kircherismo José López dejó bolsos con casi 9 millones de dólares, se encuentra desde esta mañana declarando como testigo ante el juez federal Daniel Rafecas.

El testigo dijo que a las 3:15 de la madrugada hizo la llamada a la policía por “temor a que ocurriera algo contra las monjas” y precisó que a los 15 minutos llegó la Policía.

Ojeda relató que minutos antes había salido de su casa y tosió fuerte para que López lo viera, pero el ex secretario de Obras Públicas lo miró y sólo le dijo “ahora sí”, para luego saltar la pared y entrar al convento.

El juez recibió también, en las últimas horas, las declaraciones de varias monjas que se hallaban en el monasterio cuando se registraron los hechos que terminaron con el apresamiento de López.

Una de las religiosas, Marcela, dijo que fue ella con otra monja, Inés, quienes estaban en el lugar cuando llegó López con los bolsos y un arma semiautomática.

El juez de garantías de Moreno, Gabriel Castro, procesó con prisión preventiva a López por la portación del arma.

Otra religiosa, María, habría ratificado ante Rafecas que fue ella la que atendió el timbre, cuando, esa madrugada, y por el aviso que Jesús realizó al 911, llegaron al monasterio efectivos de la policía bonaerense, según confiaron fuentes judiciales.

El timbre, según las fuentes, suena dentro de una de las habitaciones donde las religiosas realizan su “encierro”.

Ojeda, vecino cercano al monasterio, se despertó esa madrugada porque, por los ruidos, pensó que le estaban robando la camioneta que usa para el reparto de pollos.

También, antes de declarar como testigo, Ojeda comentó que vio en la cocina del monasterio tazas y sobres de una infusión, por lo que estimó que las religiosas que recibieron al ex funcionario kirchnerista le habrían ofrecido alguna bebida.