Por María Helena Ripetta
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El robo de los celulares es uno de los delitos más frecuentes y, al mismo tiempo, el menos denunciado. Con un movimiento certero, en un segundo son arrancados de la mano de su dueño, en el colectivo, en el subte, en la calle, de día o de noche, da igual. En un segundo, además de perder el aparato, con él se van las fotos, y los datos que se guardan.

También es común que se esté pagando dos cuotas de celulares al mismo tiempo, una, la del robado y la otra, la del nuevo. Hay que tener cuidado de que no haya un tercer robo. Entre tantos contratiempos, las denuncias por este tipo de robo no suelen registrase en las comisarías, sólo se avisa a la compañía de teléfono para dar de baja la línea hasta recuperar el chip.

Pero es importante hacer la denuncia policial, porque, detrás de esos arrebato que a uno lo llena de bronca, por los datos perdidos, por los contratiempos que generan, no siempre hay un punga que cambia el teléfono por unos pesos, sino organizaciones delictivas. Se estima que en nuestro país se roban 5.000 celulares por día.

Esta bandas compran a los pungas los celulares o se los hacen robar por encargo, según la demanda de marca o modelo. Después los venden en el mercado ilegal o por Internet como usados. Para esto tienen elementos tecnológicos para clonar celulares.

Entonces, a la hora de comprar, hay que ser consciente de que si la diferencia es muy marcada entre el precio de mercado y el ofrecido puede ser robado. El Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) puso un sitio que permite verificar si un teléfono celular está denunciado como robado o extraviado. Todo los teléfonos tienen un número identificatorio, que es único llamado IMEI. No hay dos teléfonos con el mismo IMEI.

Aunque los delincuentes se las ingenian para cambiarlo en algunos modelos, como lo hacen con el número de chasis en los autos, por ejemplo. Cuando los teléfonos son denunciados como robados a las telefónicas, éstas ingresan el IMEI de ese dispositivo en una lista que es compartida por las compañías, por lo que estos teléfonos serán rechazados por las compañías si alguien intenta habilitar un chip en ellos.

Es clave hacer la denuncia, aunque uno no sepa el número IMEI. Al ser activada, la compañía ya cuenta con él.

Uno puede ponerle dispositivos para bloquear el equipo ante un robo, pero lo cierto es que los delincuentes lo reformatean y lo venden. Esto sumado a que los teléfonos no denunciados también pueden ser usados para delinquir, secuestros virtuales o por bandas de narcotraficantes sobre líneas en que se dificulta el rastreo.

Las estadísticas sostienen que en todos los delitos por lo menos hay un celular.