El ministro del Superior Tribunal, Fernando Niz juró ayer como presidente alterno del Consejo de la Magistratura. Fue en un breve acto que tuvo lugar en el Salón de Acuerdos de la Corte correntina, donde estuvo el titular, Guillermo Semhan, que a la vez es presidente del cuerpo creado en la reforma de 2007. También asistieron el ministro, Alejandro Chaín; las consejeras titulares, María Eugenia Sierra de Desimoni y María Luján Molina, además de otros funcionarios judiciales, entre los cuales se encontraba la presidente del Colegio de Magistrados, Analía Durand de Cassis.
En concreto, un lauro más para uno de los Tres Mosqueteros. Justo aquél que está en edad de jubilarse, aquél que fue blanco del gobernador, Ricardo Colombi, que a través de los medios reclamó semanas atrás que recoja el beneficio y se retire, tal lo hecho por su tío, el ahora ex ministro Juan Carlos Codello.
También podría decirse, que lo ocurrido ayer en el Superior fue una nueva señal del trípode afianzado en el Poder Judicial, que combina juventud con experiencia; es que Semhan, Niz y Chaín, convertidos en Porthos, Athos y Aramis, ya demostraron que tienen vuelo propio, alejado de la dependencia manifiesta que marcaron las gestiones de Farizano y Rubín. Y con el nombramiento de este miércoles marcaron la cancha una vez más al mandatario provincial.
Otorgarle un nuevo cargo al decano de los ministros marca con fuego la impronta de la cúpula judicial correntina, aquella que en varias oportunidades dejó pedaleando en el aire al Gobierno radical en los últimos meses.
Colombi insistió en reiteradas oportunidades sobre la conveniencia de la renuncia de los ministros jubilados, alegando ética y algún otro ensayo argumentativo.
Desde este medio, a través de la columna dominical de Confucio se advirtió que Niz siquiera analizaba la variable del retiro. Este adelanto se asentó ayer con hechos de la realidad. No fue una elucubración cargada de tendencia ni una premonición célica, sino una postura asumida -desde ayer- con carga netamente institucional que los superiores remarcaron.

La intención del pliego
La continuidad de Niz, pese al reclamo de Ricardo Colombi de que se acoja a la jubilación, chocaría con la estrategia del Nº 1 de Corrientes, quien buscaría cubrir una vacante más para cumplir con propios y extraños dentro de lo que es la alianza de poder tejida hace 14 años, además de intentar que se instale una nueva balanza de poder dentro de la Justicia vernácula, hace tiempo -pareciera- alejada de los intereses del Gobierno radical.

EL QUE REPARTE...

La vacante dejada por Carlos Rubín quedará en manos del camarista Eduardo Panseri, esposo de la senadora radical, Alejandra Seward.
El lugar que hace poco dejó Codello iría para uno de los aliados más poderosos de ECO.
De todas formas, el mandatario correntino no terminaría por agotar la lista de acuerdos, con lo que con la salida de Niz obtendría un casillero más para rellenar y cumplir. Y podría así inclinar la balanza que actualmente reposa en manos de Temis con cierto equilibrio otorgado por los Tres Mosqueteros.
En concreto, el quinto hombre de la cúpula tribunalicia aún no se conoce. Y los tiempos evitarían que su aparición incidiera en la elección del nuevo Presidente del Tribunal que se realizará el 2 de diciembre próximo. Los números están cerrados para la reelección del actual titular que iniciará su tercer mandato, evitándose un viraje en cuanto al horizonte que busquen las acciones desplegadas desde la mesa chica de la Justicia correntina.

¿RADICAL O ALIADO?

Con todo este escenario descrito, muchos se preguntan si el quinto ministro propuesto será de origen radical o de origen, o tronco liberal. Todos los indicios hacen pensar que el Gobierno respetará el lugar que dejó Juan Carlos Codello y aceptará la nominación que le proponga el titular de Diputados, con un poder de fuego capaz de cambiar cualquier resultado en el recinto.
Esta necesidad de Colombi, de cambiar el eje de sustentación de la Corte provincial dejó a varios mirando de reojo, puesto que no se explican por qué envió en soledad el pliego de Panseri, dejando el suspenso para el otro sitial, y dicha perplejidad habría alentado las versiones de que al final, sangre radical correrá por las venas de la Justicia, dejando a los aliados con la quijada por el piso.