26 de abril de 2014
"Buscan imponer un instrumento penal que favorece al delincuente"
La expresión resumió la decisión del potable para competir en 2015 por la Presidencia. La reforma del Código Penal se convirtió en un caballito de batalla que lo instaló ante la opinión pública nacional. Corrientes fue ayer el escenario para un lanzamiento tácito de una candidatura que por ahora, el ex Intendente de Tigre prefiere negar. Ardua jornada en suelo correntino en compañía de dos exponentes locales de la opción que encabeza el Frente Renovador. El peronista Carlos Farizano y el referente de ELI, Pedro Cassani, sus anfitriones.
El hotel Guaraní de la Capital de Corrientes funcionó de búnker para el diputado nacional del Frente Renovador, Sergio Massa, que ofreció una conferencia de prensa por la mañana al periodismo que se acercó desde distintos puntos de Corrientes, realizó una caminata por la peatonal Junín, mantuvo un cónclave con los referentes de ELI, expuso sus ideas sobre el anteproyecto del oficialismo nacional para modificar el Código Penal y finalizó su jornada con un mitin político del peronismo que congregó a los gremios y referentes del sector justicialista (ver página 3).
Con una oratoria clara y concisa, repleta de puntos definidos sin titubeos circunstanciales, el ex Intendente de Tigre aprovechó este viernes correntino para discursar como un presidenciable. Más allá que negó la especie, por considerarla inoportuna, cada una de las definiciones de Massa lo fueron corriendo hacia el casillero de los candidatos. Todo esto con el aliciente de que por lo bajo, sus colaboradores, referentes del peronismo como el "León Blanco" Joga o "Juanjo" Álvarez, le recuerdan constantemente el favoritismo de su imagen en las encuestas. Éstas lo ubican como en Nº 1 para suceder a Cristina Kirchner de cara a las presidenciales de 2015, dejando atrás al gobernador bonaerense, Daniel Scioli y al jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri.
Ya en diálogo mantenido con EL LIBERTADOR en noviembre último, durante su primera incursión por el territorio provincial, Massa reconoció que había llegado la hora de organizar al Frente Renovador a escala nacional, de manera de instalarse como una potencia con presencia en cada rincón de la Argentina, algo que sólo lo lograron el peronismo y el devaluado radicalismo nacional.
Esto quedó en claro tiempo después, cuando la opinión pública lo instaló como el intérprete fidedigno de una realidad que afecta hace tiempo: la inseguridad. El de Tigre supo ganar la empatía de gran parte de la ciudadanía al instalar en el centro del debate la posibilidad de que el kirchnerismo impulse un proyecto para la reforma del Código Penal, advirtiendo sobre detalles que irían en detrimento de las exigencias de los argentinos.
Así, esta temática junto a otros puntos críticos de la gestión central que se va, sirvieron de relato para que Massa, sin decirlo, se muestre antes los correntinos como la renovación necesaria.
"Hay una etapa que se termina: la del sectarismo, la del dogmatismo, la de la Argentina dividida, la de la pelea entre el interior y la ciudad como si fueran antagónicas, la de la pelea entre el campo y la industria", expresó ante la prensa local.
ORDEN Y PROGRESO
"Necesitamos todos el esfuerzo y el compromiso del Estado y de quienes tenemos responsabilidades de construir, sobre todas las cosas, orden y progreso". Massa reveló así su perfil de gestión nacional que buscaría imprimir en el país en caso de salir triunfante del 2015. Las dos palabras reflejan parte de su argumentación política partidaria. Orden y progreso, una interpretación positivista de la vida, donde el progreso se dispone como el crecimiento económico acompañado de la modernización, y el orden se traduce en la instalación de condiciones que otorguen tranquilidad al pueblo. De ello se desprende sus críticas hacia el sectarismo y hacia el "garantismo" del anteproyecto K.
Con el diputado peronista, Carlos Farizano ubicado a su diestra, y el legislador de ELI, Pedro Cassani a su siniestra, el referente del Frente Renovador no dudó en calificar situaciones coyunturales como groseros errores y dejos de la administración de Cristina Kirchner.
Por ejemplo, sobre el Código Penal sostuvo: "La reforma es el intento de imponer una doctrina penal que está pensando en los delincuentes y no en el ciudadano común, y que pretende cambiarle los valores a la Argentina y cambiarle el sistema de premios y castigos".
Sobre el desarrollo del modelo actual indicó: "Se debe definir una Argentina del futuro y de desarrollo, en la que se rompa la idea de la concentración de los recursos en el Estado federal, y se vuelva al federalismo fiscal a partir del cambio en las políticas tributarias".
Respecto al sectarismo sentenció: "El desafío que tenemos es entender que cuando uno gobierna no lo hace articulando con otro gobernante sea del color político que sea, sino que gobierna pensando en los que viven en la provincia. Cuando castigan desde el poder central a la Provincia, no se está castigando a un gobernador, se está castigando a los correntinos".
"Creo que el principal problema, no sólo de esta región sino de gran parte de la Argentina, es que el 76 por ciento de los recursos que ingresan en materia de impuestos a los estados son para el estado federal, y cada 100 pesos que en la Argentina se pagan en impuestos, 76 van al Estado nacional. Y eso ha roto el principio de federalismo porque ha concentrado los recursos en el estado central", agregó como contundente argumentación.
Así, durante toda la jornada se ocupó de instalar su perspectiva de la realidad nacional, priorizando que desde la fuerza que lidera se pretende el consenso y el compromiso social constante, quitando de plano cualquier lugar común de la política electoral que pudiera afectar su propuesta de cara a 2015.
Fue claro: "No vine a prometer nada, la gente está harta de falsas promesas; viene a comprometerme con muchos dirigentes y con la sociedad correntina a trabajar juntos por el futuro y a construir los programas a largo plazo que la región, no sólo Corrientes, necesita para desarrollarse. Y esa es la diferencia fundamental. No hacemos política con la mentira en la mano. Hacemos política con las manos arremangadas, convencidos de que la gente necesita menos discurso y más trabajo".