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EL TIEMPO EN LA CRUZ

23 de febrero de 2014

El golpista que busca ser martir

Participó del intento del golpe de 2002 y ahora busca forzar la renuncia del presidente chavista. Sus jugadas abren una grieta en la oposición, donde representa al ala más dura.

Leopoldo López, político venezolano, 42 años, cabello morocho con algo de canas, ojos marrones y mirada seductora, sueña con convertirse en mártir. Es uno de los hombres que encabezaron las protestas estudiantiles durante el Día de la Juventud, el último 12 de febrero. Las consignas de ese día se debían centrar en pedir “la libertad de estudiantes presos” y una solución a la “escasez de productos”, pero el trasfondo responde a desatar una crisis social y política que fuerce una salida anticipada del gobierno de Nicolás Maduro. Al menos es lo que dice sin tapujos Leopoldo López. La jornada dejó tres muertos y 66 heridos. Y el presidente Nicolás Maduro cargó las víctimas contra López, lanzó un pedido de captura y lo llamó a responder “ante la fiscalía, los tribunales y las leyes de la República sus llamados a la sedición, al desconocimiento de la Constitución”.
 
Cinco días estuvo escondido, acusado de instigación pública a delinquir, daños en la propiedad privada y pública e incendio intencional. Desde la clandestinidad, López se dedicó a provocar vía Twitter –la red social donde tiene 2,2 millones de seguidores y se presenta como “Venezolano, papá de Manuela y Leopoldo. Responsable Nacional de Voluntad Popular”–: “Maduro sabes bien que lo ocurrido hoy fue un plan de ustedes. Los muertos y heridos son tu responsabilidad”, “@Nicolasmaduro: no tienes las agallas para meterme preso? O esperas órdenes de La Habana? Te lo digo: La verdad está de nuestro lado”. Y finalmente el día 16 subió un video, grabado con su celular, donde convocó a una marcha para el martes 18 hacia la sede del Ministerio de Relaciones Interiores, para exigir que se investiguen los sucesos del 12 de febrero y se libere a los detenidos por las protestas de ese día. Allí también anunció que luego de la marcha se entregaría a las autoridades y pidió a la gente que vaya vestida de blanco.
El operativo “mártir de la oposición” estaba en marcha. Y así se lo escuchó: “Me presento ante una justicia injusta, corrupta, que no juzga de acuerdo a la Constitución y a las leyes pero me presento ante ustedes venezolanos, con nuestro más profundo compromiso que si mi encarcelamiento vale para el despertar de un pueblo y la mayoría de los venezolanos que queremos cambio en paz y democracia, bien valdrá la pena el encarcelamiento”.

Acompañado de una escolta de seguidores, también vestidos de blanco, logrando un contraste inevitable con la clásica marea roja del chavismo, que coreaban su nombre junto a la frase “¡No estás solo!”, como si fuera un héroe, y sin soltar la bandera venezolana y un crucifijo colgado en su pecho le dio un beso de película a su mujer, la periodista Lilian Tintori, y se entregó.

Enseguida se supo que fue trasladado a Ramo Verde y durante un discurso a los trabajadores petroleros que se concentraron en Caracas, Maduro se contentó: “Este jefe político fascista ya está en manos de la Justicia”. Además dejó entrever que López acordó su entrega, debilitando el golpe de efecto que quería causar el líder opositor al entregarse.

Hasta hace unos meses López tenía poca repercusión fuera de Venezuela. La cara visible de la oposición era Henrique Capriles, que fue el candidato presidencial que nucleó a los antichavistas en la Mesa de Unidad Democrática (MUD).

En la Argentina, López ganó notoriedad en mayo de 2013, cuando llegó al país para acusar a Nicolás Maduro de violar los derechos humanos y denunciar irregularidades en las elecciones que dieron como ganador al sucesor de Chávez. Algunos de los legisladores que lo recibieron en la Argentina fueron Patricia Bullrich (Unión Por Todos); Federico Pinedo (Pro) y Eduardo Amadeo (Frente Peronista). Todos estos representantes de la derecha vernácula habían participado en 2012 del llamado “Operativo Capriles”, cuando acompañados por el Grupo Clarín, fueron a “festejar” una victoria de Capriles sobre Hugo Chávez. No pudieron.

Leopoldo López estudió economía en el Kenyon College de Ohio e hizo un master en Políticas Públicas en Harvard. Pasaron varios años desde su graduación pero el buen vínculo que sigue manteniendo con Estados Unidos es innegable.

Fue analista en Petróleos de Venezuela entre 1996 y 1999 y su carrera política se inició en el partido Primero Justicia, con el que ganó las elecciones a la alcaldía de Chacao, el municipio más rico del país, en el 2000 y en 2008. Durante el último año de gestión, el gobierno de Hugo Chávez lo inhabilitó para ejercer cargos públicos, acusándolo de haber recibido recursos de la gerencia de PDVSA, cargo que ocupaba su madre, para fundar el partido Primero Justicia. 

Los cambios de partido son una constante en su derrotero político. En 2007 abandonó Primero Justicia y se sumó a Un Nuevo Tiempo pero en 2009 volvió a separarse para fundar su propio espacio: Voluntad Popular. Por ese partido compitió en las primarias de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) pero Capriles obtuvo más apoyo y se convirtió en candidato.

La principal diferencia que mantiene con el empresario y actual gobernador del estado de Miranda tiene que ver con que este apuesta a un cambio de mando pacífico por las vías institucionales, a través del referéndum que podría tener lugar en 2016, mientras que López dice que la solución a la crisis que enfrenta Venezuela es la salida de Maduro y que esta se conseguía en las calles.

Cabe recordar que durante el golpe de Estado contra Chávez, el 11 de abril de 2002, López fue uno de los 400 firmantes del llamado “Decreto Carmona”, el acta de constitución del gobierno de facto, que disolvía el gobierno de Chávez y lo entregaba al empresario Pedro Carmona Estanga.
Una vez más López deberá darle explicaciones a la Justicia. Una vez más por lo que el gobierno considera un “acto golpista”.   Fuente:veintitres.infonews.com

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