OPINIÓN
18 de agosto de 2013
Gobierno nacional vs. Gobierno provincial
En la recta final de la campaña entra a jugar el temple, la organización y el peso de las estructuras. Camau apuesta al cambio, en tanto que Ricardo confía en su experiencia y en la provincialización del escenario. En el PJ se esperan ajustes en tanto que todas las miradas están puestas en lo que resuelva el Superior Tribunal de Justicia en torno a la situación de los Intendentes. Un criterio quedó predeterminado en el fallo liberal, y es la imposibilidad de inscribir nuevos candidatos. Si no hay habilitación, habrá corrimiento. El último fallo del STJ volvió a mostrar los tejes y manejes que rodean el poco claro trámite de las sentencias, con una impúdica discrecionalidad en la determinación del orden de votación y manipulación en la circulación de las causas. Más allá de la aparente legalidad del fallo, quedó de manifiesto la contradicción de un Presidente que se apresura a votar él mismo en primer término, y luego, en trámite express, saca sentencia sin incorporar el voto de todos los ministros. No fueron 3, tampoco 5: esta vez con 4 Carlos Rubín bajó "el telón".
Las PASO quedaron atrás. En cuatro semanas se votará en Corrientes para elegir al nuevo Gobernador y a los nuevos Intendentes por los cuatro años venideros. La lectura que permite hacer las primarias es que efectivamente -como lo anticipamos- la elección del 15-S se definirá inequívocamente en primera vuelta sin posibilidad alguna de ballotage. La performance de Nito Artaza lo confirma. Al no lograr llegar al 9% parece claro que dicho porcentaje no podría ser sostenido en las elecciones provinciales por dos motivos. Uno el llamado voto útil. Otro el peso que tiene para una elección en 70 comunas la falta de estructura. Consecuentemente es de esperar que, para las provinciales, Artaza pierda al menos tres o cuatro puntos con lo cual los dos frentes se repartirán más del 90 % de los votos, lo cual hace que uno de ellos supere la barrera de los 45 puntos que lo consagren como gobernador.
(Viene de página 5) Desde la restauración de la democracia, en 1983, hubo un cambio: desaparecida la opción militar, esas derrotas fueron sucedidas por la asunción del gobierno de la fuerza que había ganado la estratégica elección bonaerense. En septiembre de 1987, la victoria de Antonio Cafiero fue el principio del fin del período de Raúl Alfonsín y abrió paso al retorno del peronismo al gobierno, de la mano de Carlos Menem. Diez años más tarde, en septiembre de 1997, el triunfo de la Alianza, que llevó como primera candidata a diputada nacional de Graciela Fernández Meijide, signó el ocaso de Carlos Menem y fue el paso previo a la asunción del gobierno por Fernando de la Rúa en 1999. En octubre de 1999, el triunfo de Eduardo Duhalde en la elección de senadores nacionales anticipó la debacle de De la Rúa y aceleró la asunción del gobierno del propio Duhalde, nombrado por la Asamblea Legislativa apenas tres meses después de haber ganado esa elección. LA BÚSQUEDA DE LA EXCEPCIÓN Hubo empero una excepción significativa, que rompió la regla: el triunfo de Francisco De Narváez en la provincia de Buenos Aires en junio de 2009, cuando venció a una lista encabezada por Néstor Kirchner, integrada entre otros también por Daniel Scioli y el propio Sergio Massa, y que en su momento fue considerada como el ineluctable fin de la "era Kirchner" pero no impidió que en octubre de 2011, Cristina Fernández de Kirchner fuera reelecta con el abrumador 54% de los votos. Obvio resulta que en esa excepción se refugia hoy el oficialismo para mantener viva la llama de 2015. Por supuesto que, como hace toda buena abogada, la primera mandataria se aferra a esa última parte de la biblioteca. Sus primeras declaraciones públicas, en la noche del domingo 11, fueron el prólogo de su enérgico discurso en Tecnópolis el miércoles 14 y por una encendida seguidilla de "tweets" en la que se apresuró a contestar con fulminante velocidad las numerosas críticas que ya había generado esa pieza oratoria. Más allá del carácter extremadamente polémico de las afirmaciones presidenciales, salta a la vista que Cristina Kirchner no minimiza el impacto político de la disputa. Acusar a Sergio Massa de ser una reedición joven de Eduardo Duhalde, comparar a Malena Galmarini con Hilda González de Duhalde, estigmatizar duramente a las figuras de la oposición como "suplentes" que representan a los verdaderos titulares del poder real, son otras tantas manifestaciones de la convicción de que los resultados de las elecciones primarias abrieron un interrogante sobre la gobernabilidad de la Argentina. En la evaluación presidencial influye posiblemente la actitud de ciertos factores de poder. La comida organizada por Eduardo Eurnekián, en su condición de titular de la Cámara Interamericana del Comercio y la Producción, que reunió el miércoles previo a las elecciones a Massa con la plana mayor del empresariado argentino, fue considerada como un acto desleal. Las sigilosas gestiones orientadas a la reunificación del sindicalismo peronista por fuera del paraguas gubernamental son interpretadas en una clave similar. Cuando Cristina Kirchner sindica al portal de noticias Infobae, cuyo dueño es Daniel Haddad, como vocero de la embajada estadounidense, no sólo ataca al empresario periodístico, sino que apunta también hacia el lugar donde, según sus sospechas, se alimentarían ciertas maniobras en curso. TRASLADO DE LEALTADES Fue Ricardo Forster, el caracterizado intelectual de "Carta Abierta", quien se encargó con absoluta sobriedad en poner en blanco sobre negro el primer balance del 11 de agosto, cuando señaló que el pronunciamiento de las urnas descartaba definitivamente la posibilidad de impulsar la reforma constitucional y, consiguientemente, la reelección de Cristina Kirchner. Porque lo que surgió de inmediato en el peronismo fue la incógnita de la sucesión presidencial. Esto hace que el juego de lealtades y traiciones ya no gire tanto en torno a la Jefa de Estado, sino que empiece a trasladarse hacia las presidenciales de 2015. En este punto, surge una diferencia en relación a lo que ocurrió en 2009. En aquella oportunidad, había quedado en claro quién había perdido la elección bonaerense, pero no quién la había ganado. Porque De Narváez era parte de un triángulo, que no era un triunvirato, con Mauricio Macri y Felipe Solá, y además está jurídicamente inhabilitado para ser candidato presidencial, una restricción que reducía su atractivo de poder. El 11 de agosto, en cambio, hubo sí un ganador, Sergio Massa, y esa condición se empezó ya a sentir dentro y fuera del peronismo. En este contexto, resulta inevitable que la atención pública se desplace hacia la posible, aunque desmentida, "fuga de intendentes" del conurbano bonaerense hacia el "massismo". Massa sufrió empero un contratiempo táctico cuando De Narváez volvió a negarse a "bajar" su candidatura, tal cual se lo piden varios empresarios y en particular los emisarios del grupo Clarín. El intendente de Tigre insiste en que su mensaje no estará orientado a atraer los votos de De Narváez o de Margarita Stolbizer, ya que estima que muchos sufragios alimentarán naturalmente sus alforjas el 27 de octubre ante un escenario de creciente polarización, sino que apuntará a obtener una parte, por pequeña que sea, de la cosecha del oficialismo, donde cada voto valdría dos (uno para él y uno menos para Martín Insaurralde). ¿RESURRECCIÓN DEL BIPARTIDISMO? La concentración de los análisis políticos en los resultados electorales bonaerenses omitieron a menudo destacar la resurrección del espacio del "pan radicalismo" .La amplia victoria de Julio Cobos en Mendoza, acompañada por los triunfos de la UCR en Corrientes, Catamarca y La Rioja (por primera vez en cincuenta años), el virtual empate en un clásico baluarte peronista como Jujuy y el honroso segundo puesto alcanzado por Oscar Aguad en Córdoba, son otros tantos síntomas de revitalización política del viejo partido. A esas performances, hay que agregar la excelente elección de UNEN en la ciudad de Buenos Aires, que la colocó en condiciones de disputar el primer lugar con el PRO el próximo 27 de octubre, y la amplia victoria del socialismo encabezado por Hermes Binner en Santa Fe. Estos guarismos hacen que el radicalismo y sus aliados hayan vuelto a tener expectativas en el 2015. Cobos y Binner se ven a sí mismos como los dos rivales en una "interna abierta" para una coalición de centroizquierda que podría incluir a ambos pretendientes, en un orden a determinar. Por supuesto, ese reposicionamiento del radicalismo implica un renovado desafío político para el peronismo, que en este nuevo escenario se encuentra compelido a buscar una estrategia para su reunificación política. La mayoría de los gobernadores peronistas coincide con ese diagnóstico y empiezan a estudiar las diferentes alternativas para lograr ese objetivo. No fueron pocos los hombres del PRO que vieron reflejado a su propio partido en el mismo espejo autista con el que la presidenta Cristina Fernández reaccionó ante la contundente derrota del kirchnerismo el domingo. Las comparaciones sobraron: el histriónico baile de Mauricio Macri para festejar un segundo puesto en su propio bastión electoral se asemejó demasiado a las insólitas explicaciones presidenciales sobre la consolidación del Frente para la Victoria como primera minoría nacional, cuando en realidad perdió casi la mitad de los votos obtenidos en 2011. Un fastidio abrumador ganó el ánimo del jefe de Gobierno porteño, todavía sorprendido por el mensaje de las urnas. Insólito: los referentes más lúcidos de su equipo de campaña le habían advertido del crecimiento del fenómeno de UNEN, sobre todo de la mano de la postulación de Carrió, en paralelo al estancamiento de su propia oferta electoral. Para Macri resulta incomprensible que el importante nivel de aprobación a su gestión que detectan las encuestas, superior al 50%, no se haya traducido en un respaldo categórico a sus candidatos. Su interpretación parte de un error insoslayable que se vincula a lo que es en esencia su propio partido: una fuerza política estructurada exclusivamente en su figura, que no ha logrado parir nuevos liderazgos ni construir alianzas sólidas en el tiempo. En síntesis se trata de la misma falencia que explica las enormes dificultades que tiene el macrismo para edificar un proyecto de carácter nacional, un problema irresoluble para la ambición presidencial del mandatario porteño. Barajar y dar de nuevo fue la premisa que Macri bajó a sus equipos tras las primarias. El mensaje primigenio lejos estuvo de generar una lectura unívoca y reavivó las disputas internas que ya habían sido palpables en la elección y que quedaron bastante expuestas durante la puesta en escena de festejo luego de los resultados del domingo. Mientras algunos creyeron ver detrás de esas palabras un pedido concreto para revisar los ejes de la campaña y así fortalecer a sus candidatos, otros interpretaron el planteo en línea con la urgencia para conformar una oferta atractiva en la disputa por la renovación de la mitad de la Legislatura, el mayor desvelo macrista para asegurar la gobernabilidad de sus próximos dos años de gestión. En realidad, los cortocircuitos internos impiden entender que se trata de las dos caras de una misma moneda. El PRO necesita reforzar la imagen de fusión entre Macri y sus candidatos, e intentar posicionar el debate de la campaña en el eje de los logros de gestión, casi tanto como requiere de una oferta para el comicio local, con capacidad de frenar la amenaza de un corte de boleta favorable a UNEN. El dispositivo político para el primer objetivo ya está en marcha. La apuesta central es ubicar al propio Macri al frente de la campaña, machacando sobre la idea de que los comicios sean una suerte de plebiscito sobre la gestión porteña. "El desafío es fidelizar el voto de Mauricio", repiten sus colaboradores. Suponen que con esa estrategia lograrán en octubre engrosar entre 5 y 7 puntos la performance de los candidatos partidarios, la misma cifra que estiman les arrebató la pluralidad de la propuesta de UNEN en las primarias. La definición de la lista para la Legislatura demorará unos días más, a la espera de los resultados de un nuevo sondeo que encargó el PRO para medir el nivel de adhesión que registran algunas figuras en el electorado capitalino. En carpeta, además de la ex ministra de Salud Graciela Ocaña, a quien el macrismo tiene bajo la lupa desde hace varias semanas, también aparecen los nombres de Patricia Bullrich, aliada reciente al jefe de Gobierno, y varios funcionarios de la administración local, como Guillermo Dietrich (Transporte), Hernán Lombardi (Cultura) y Esteban Bullrich (Educación), entre otros. En el PRO saben que si el resultado de las PASO se repite en octubre estarán en problemas: la bancada propia apenas orillará las 25 bancas, situación que supone un tránsito complejo para el resto de la gestión, justo en medio de los planes presidenciales de su jefe político. Dentro del kirchnerismo, en cambio, mientras intentan digerir el golpe de la tremenda derrota que les propinó Sergio Massa en la provincia de Buenos Aires, se muestran más optimistas respecto de su futuro más próximo en el territorio porteño. El desempeño en las primarias, en especial de la lista de candidatos a diputados encabezada por Juan Cabandié, fue mejor al que anticipaban las encuestas y hasta Cristina se encargó de resaltarlo como un logro en la agridulce noche K del domingo. La recuperación del voto peronista en los distritos del sur de la ciudad, donde el kirchnerismo prácticamente empardó las adhesiones del PRO, y la contención del corte de boleta, cimentaron ese entusiasmo inicial. Hacia adelante, en el kirchnerismo observan como un elemento positivo la posibilidad de un enfrentamiento cerrado entre el macrismo y UNEN por la adhesión de los sectores del electorado distanciados desde hace tiempo de la Casa Rosada, un fenómeno que –según sus previsiones- fidelizará el respaldo hacia el Gobierno. En ese esquema, suponen que no peligrará el objetivo de lograr la reelección de Daniel Filmus en el Senado, aunque se planteará una pulseada de tercios en la puja por las bancas de la Cámara baja. En el variopinto espacio de UNEN, en tanto, continúan enfrascados en la discusión del armado final de la lista para Diputados. El fervor es inocultable, no solo por la buena elección de Elisa Carrió, sino también por la sorpresiva performance del ex ministro kirchnerista Martín Lousteau, cuya postulación se consolidó con fuerza entre las corrientes históricas del radicalismo porteño, desplazando a un magro tercer lugar en la interna a Ricardo Gil Lavedra. A ese debate, la alianza de centroizquierda sumará las negociaciones por la definición de la propuesta partidaria para la Legislatura, una discusión que se anticipa más compleja por la falta de un determinante consensuado para el reparto de candidaturas entre las distintas vertientes. EL DÍA DESPUÉS, CON LA MIRA EN OCTUBRE "A los botes". Esa frase parece ser la figura más empleada entre muchos militantes y dirigentes del peronismo bonaerense. La diferencia de seis puntos de Massa sobre el kirchnerismo en su conjunto, abrió los ojos de muchos. Entre quienes quieren dejar una suerte de barco que se estaría hundiendo, están aquellos que se mantenían en el corralito "K" por una suerte de obligación y conveniencia. Por caso, intendentes o funcionarios que deben manejar recursos en sus distritos y hasta quienes quieren mantener un cómodo despacho como funcionarios. El lapso que va entre las primarias y octubre parece ser el último tren disponible para muchos. La versión que va circulando es la de un éxodo importante que empezaría por aquellos sciolistas que en algún momento timonearon alguna avanzada contra la Casa Rosada. Hay desde legisladores provinciales hasta algunos intendentes del interior. Algunos de ellos no esperarán a dialogar con Daniel Scioli y, de repente, aparecerán espontáneamente en fotos. Así lo aseguran algunos portavoces calificados. Scioli, por su parte, disimula un duelo que sí se percibió en su entorno la noche de la derrota. Con su optimismo habitual, el gobernador admitió la derrota y se puso a pensar en la campaña con vistas hacia las generales. Confía en su capacidad de recuperación, la misma que tuvo entre el 2009 y el 2011. Hay que recordar que cuando fue candidato "testimonial" a diputado nacional, perdió entre diez y doce puntos porcentuales de imagen positiva. Pero los pudo revertir y llegar muy bien a su reelección como gobernador. Sin embargo, en aquel entonces había un Martín Sabatella como competidor y no un Massa, quien, por aquel entonces compartía con Scioli una suerte de sentimiento crítico hacia la Casa Rosada o postkirchnerista. En los bares platenses hacen un cálculo que nadie de la Gobernación le acerca a Daniel Scioli: el éxodo de dirigencia hacia el massismo puede relacionarse con una diferencia aún más importante en octubre. La victoria puso a Massa en agenda y, con ello, su eventual liderazgo de un proceso de reconversión en el oficialismo. El electorado recibe la influencia de las encuestas, pero también de cómo en el territorio de los distritos el peronismo muestra sus preferencias hacia tal o cual candidato. Por estos días, se teme que en varias intendencias sus jefes, al pasarse al massismo, abandonen con ello la obligación de pintar para Martín Insaurralde sin temor alguno a represalias. Respecto de esto último, se resaltó y mucho la actitud tiempista de Sergio Massa cuando decidió en junio promover su candidatura. Fue en un momento clave y arriesgado. Massa decidió enfrentar, pero dejando el menor margen de maniobra al kirchnerismo para adoptar represalias como puede ser algún congelamiento en el envío de fondos a los municipios rebeldes. En estos tiempos, estuvieron haciendo cierta economía racional de sus cajas presupuestarias para generar un importante "colchón" financiero que les evite mayores problemas. (Viene de página 7) El posible éxodo masivo hacia el massismo y sus consecuencias es algo que Daniel Scioli no entiende o no acepta, según señalan en la dirigencia cercana al ganador de las primarias. El traslado de militantes y dirigentes hacia Tigre para hacer la reverencia al ¿nuevo conductor? es similar al proceso experimentado en el año 2005. En ese año, Néstor Kirchner le ganaba la interna abierta a Eduardo Duhalde. Pasaron pocos meses y duhaldistas de paladar negro fueron a mostrar credenciales de obediencia al hombre patagónico. En este contexto, hay sciolistas que aconsejarán al mandatario la máxima prudencia posible. Es la que tiene que ver con la administración provincial. Es cierto que la última autorización dada por el gobierno nacional para emitir letras y obtener recursos fue importante. Pero permite sólo ganar tiempo. No soluciona toda la economía de una Provincia que, según señalan los proveedores de servicios más esenciales, puede caer en serios problemas de financiación no más allá de octubre o noviembre LA SITUACIÓN REGIONAL: LA EVOLUCIÓN DEL REAL Y LAS PERSPECTIVAS DE LA ECONOMÍA BRASILEÑA El mercado cambiario en Brasil opera bajo fuertes tensiones. Hacia el 15 de agosto, la cotización del dólar alcanzó a los 2,35 reales por unidad. Fuertes intervenciones del Central en el mercado de futuros estabilizó la paridad alrededor de 2,33 reales. Las señales cambiarias reflejan la evolución de las cuentas externas, principalmente el débil comportamiento de la balanza comercial y de los movimientos de capitales. La consolidación de ambos en la cuenta corriente, que opera con signo negativo, ha llevado al mercado a presionar sobre la cotización de la moneda americana. Se destaca por un lado, una menor demanda externa, con un coeficiente estable (relaciona las exportaciones con la facturación industrial) para los despachos, en tanto se mantiene firme la presión sobre las importaciones. En este sentido, la Confederación Nacional de Industrias señala que el coeficiente de importaciones industriales (mide la relación entre los importados y el consumo de bienes industriales, finales e intermedios), alcanzó durante el segundo trimestre del corriente año su valor más alto desde 2007. Aun en un contexto donde se detectó una mayor confianza en los empresarios industriales (transformación, construcción y extractiva), los índices son todavía inferiores a los registrados desde la crisis de 2008. Se destaca el menor optimismo de la industria de transformación, en tanto solo las grandes empresas apuntan hacia un mejor segundo semestre. Desde esa perspectiva de incertidumbre, el relevamiento que habitualmente realiza el Banco Central entre los operadores financieros y los consultores privados, estima para 2013 un crecimiento del PIB del 2,5%. Se espera que las próximas estimaciones se sigan ajustando a la baja. Los primeros sondeos, indicaban una proyección de cierre para el 2013 del 1,7%. Pero el dato anterior está acompañado por una previsión para 2014 ciertamente preocupante. Es así como algunos analistas prevén que la tasa de expansión del PIB en el próximo año, no superará el 1,0%. Esto se sustenta sobre indicadores que detectan una desaceleración durante el tercer trimestre del corriente año. Un tema clave. LA SITUACIÓN LOCAL: LA EVOLUCIÓN CAMBIARIA Y EL COMPORTAMIENTO DE LAS RESERVAS Si se considera la tendencia de la depreciación de la moneda local, con relación a lo ocurrido durante la primera quincena de agosto, el proyectado indica un cambio de alrededor del 32%. Esta medición comprende a la evolución del dólar mayorista, que hacia mediados de semana alcanzaba a los 5,579 pesos por unidad. En gran medida reflejando la evolución del mercado brasileño, pero también las tensiones del mercado local, la aceleración de las depreciaciones motiva distintas apreciaciones. De acuerdo con las intervenciones del Central en el mercado de futuros, la paridad considerada alcanzaría una variación anual del 22% hacia fines de año, con una cotización de 5,90 pesos por dólar. Sin embargo, esa actuación significaría que hacia los vencimientos de agosto y septiembre, el mercado debería operar con apreciación de la moneda local. Es probable que esto pueda ocurrir, si se detiene el sendero alcista del mercado cambiario brasileño. De lo contrario, es posible que la cotización hacia fines de año, supere al valor indicado en el párrafo anterior. Todo indica que, por la evolución de los costos internos, y la debilidad del sector externo, el tipo de cambio se ubique por encima del valor señalado más arriba. Como un dato adicional, puede señalarse que en el mercado de futuros de Chicago, ya se opera bien por debajo de los 500 dólares para la tonelada de soja. Hacia mediados de semana, la posición a septiembre alcanzaba a los 473 dólares, con sendero decreciente hacia mayo de 2014. Independientemente de algunos movimientos especulativos, las cotizaciones comienzan a reflejar el contexto real del mercado para la oleaginosa, especialmente en los Estados Unidos. Salvo un fuerte inconveniente climático, parece haber una tendencia definida. Con relación a las reservas internacionales, hacia el 13 de agosto, el nivel de las mismas alcanzó al equivalente de 36.993 millones de dólares. Esto significó un descenso con relación a fin de julio de 56 millones de dólares, en tanto, con relación a fines de diciembre, la caída es de 6.297 millones. Se estima que al cierre de 2013, la posición no superará a los 35.000