OPINIÓN
4 de agosto de 2013
El Superior, en la mira
El Gobierno pareció dar un paso en falso al tirarse a la pileta sin agua, intentando revertir el no voto en tres comunas. Perdió en primera y segunda instancia, y volvió a perder en la Corte local. Hubo errores de cálculo y falta de información, exponiéndose a una derrota judicial que era inevitable. Ahora puede convocar a elecciones en San Isidro, Pando y Tres de abril, pero si lo hace las elecciones serían sólo para autoridades locales, después del 15-S y no antes del 10 de noviembre. El PJ también pareció equivocarse al plantear el tema de Saladas, siendo claro que los tiempos judiciales no permitían una definición en los tiempos que la política demandaba. En una elección reñida no se admiten errores de esta naturaleza, siendo claro que lo judicial tendrá un impacto determinante en la suerte misma de la elección. Ahora, las expectativas se centran en los sucesivos rounds en torno a la re-re y al criterio que se imponga para la eventual sustitución de los candidatos. La última palabra la tendrán los cinco ministros del Superior Tribunal. Su fallo, conforme a los precedentes, no será apelable. El sector que prevalezca en esta disputa, de hecho tendrá media elección ganada no sólo por lo electoral, sino por el efecto que, en términos de poder, producirá en el escenario político e institucional de la Provincia.
Por CONFUCIO
Pasada la etapa inicial, las encuestas señalan que el oficialismo ha recuperado terreno en la provincia de Buenos Aires. Todavía Martín Insaurralde está debajo del intendente de Tigre, Sergio Massa, pero en sostenido ascenso.
Federico Aurelio, hijo de Julio (el más reconocido de los encuestadores del oficialismo) aventura que la diferencia a favor de Massa se había reducido a apenas dos puntos porcentuales, un virtual "empate técnico".
En el otro extremo, Jorge Giacobbe eleva esa distancia a diez puntos. Entre ambas predicciones, Hugo Haime marca cuatro puntos entre ambos contendientes. De todos modos, la coincidencia unánime es que Insaurralde está mejor que al principio de la campaña y Massa peor.
En cierto sentido, se trata de un fenómeno previsible. La inmensa mayoría del electorado bonaerense desconocía la existencia del intendente de Lomas de Zamora y menos sabía que era el candidato preferido por Cristina Fernández de Kirchner. A medida que Insaurralde aumentó su índice de conocimiento y que su candidatura quedó identificada con la primera mandataria y con el gobernador bonaerense, Daniel Scioli las cosas empezaron a cambiar.
Con Massa sucedió exactamente al revés. Antes de su demorado lanzamiento, las encuestas indicaban que su alta imagen positiva estaba sustentada en una base electoral extremadamente contradictoria. Aproximadamente la mitad de quienes opinaban favorablemente del Intendente de Tigre eran partidarios del Gobierno, y la otra mitad era opositora.
El intento de Massa de mantener esa ambigüedad tropezó con la decisión del Gobierno de marcar la cancha. Desde entonces, parte de la base kirchnerista de Massa empezó a migrar hacia Insaurralde. Ante esa situación, Massa empezó a endurecer su discurso de campaña para capturar más votos en la franja de la oposición, con el mensaje de que su candidatura es la única capaz de derrotar al oficialismo.
El resultado es que logró atrapar una porción del caudal originario de Francisco De Narváez, el gran perjudicado por la tendencia hacia la polarización.
En los escasos días que restan, cabe prever una profundización de estos dos fenómenos. Por un lado, la fuga de votos desde Massa hacia Insaurralde. Por el otro, la fuga desde De Narváez hacia Massa.
La lógica indica que, en términos numéricos, la primera de esas dos fugas será más importante que la segunda. En esa hipótesis se funda el cauto optimismo que se observa en la Casa Rosada.
Quedará para la polémica la discusión sobre la utilidad electoral del afiche con la foto del encuentro del Papa Francisco con Cristina Kirchner e Insaurralde. Sí está claro que el hecho no cayó nada bien en el Episcopado Argentino.
INDIFERENCIA
ELECTORAL; 2013 Y 2015
El sociólogo Carlos Fara afirma que las elecciones del próximo domingo 11 no han logrado concitar la atención de la opinión pública. La mayoría del electorado ignora incluso la mecánica jurídica de estas elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias que en la inmensa mayoría de los casos constituyen más una gran encuesta que un sistema para la selección de candidatos, tal fuera el propósito originario de la ley.
El 2011 se registró un hecho anómalo: la aplastante victoria de Cristina Kirchner en las elecciones Primarias transformó a esa competencia en un plebiscito que hizo virtualmente inútil la elección presidencial propiamente dicha, que tuvo lugar en octubre. En la práctica, la elección Primaria representó la verdadera elección general. Aquella situación no parece que esté por repetirse ahora, al menos en la provincia de Buenos Aires. Por lo tanto, es previsible que la contienda de octubre sea mucho más caliente.
Lo que, en cambio, no parece verificarse es la otrora generalizada presunción de que 2013 definirá el 2015. La única gran incógnita que podría despejarse es que no habrá reforma constitucional ni reelección presidencial. Lo demás estará en discusión, con final abierto.
Esta realidad valoriza los inconvenientes que había ponderado Massa antes de lanzarse como candidato, cuando su entorno admitía que el Intendente de Tigre, aún triunfante en octubre de 2013, podía desdibujarse después en la Cámara de Diputados.
Luis Tonelli, un reputado analista político, arriesga un pronóstico inquietante: "La estrategia de Scioli parece la más natural para ser el heredero de peronismo, una vez finalizado el período constitucional del kirchnerismo en el poder. Más natural porque sigue la de la mayoría de los gobernadores e intendentes: permanecer dentro del esquema y, cuando llegue el momento, alinearse con el nuevo líder, ya sea porque éste consigue unificar a todo el peronismo, o bien porque llega a la Presidencia aún con un liderazgo dividido, como pasó con Néstor Kirchner, con el respaldo del presidente saliente, que en aquel caso era Eduardo Duhalde y ahora Cristina Kirchner".
La reunión de gobernadores peronistas realizada en La Matanza para respaldar a Insaurralde, con la presencia protagónica de Scioli, revela que los mandatarios justicialistas están dispuestos a jugar un rol activo en la etapa de transición que se avizora a partir de octubre.
FACTORES DE PODER
La idea de que se avecina una fase de transición trasciende el ámbito político y también está internalizada en los factores de poder. Donde resulta más visible es en el sindicalismo, que se prepara para una recomposición postelectoral.
La idea predominante es que no habrá reunificación formal entre las distintas corrientes, pero sí un amontonamiento que permitirá una recomposición del poder sindical para negociar con el Gobierno y participar en la discusión dentro del peronismo.
Tanto el jefe metalúrgico, Antonio Caló como el líder camionero, Hugo Moyano estarán en condiciones de participar activamente en ese proceso, pero no de hegemonizarlo. De allí que empiece a visualizarse un panorama en el que "todos hablan con todos".
La noticia de que Moyano, acompañado en este caso por el ruralista Jerónimo Venegas, haya retomado el diálogo con Omar Maturano, de La Fraternidad, y Roberto Fernández, de la UTA, constituye una advertencia para el Gobierno: los gremios del transporte vuelven a mostrar su poder de fuego.
Moyano, que sabe que las elecciones no le auguran nada bueno, ya que su alianza con De Narváez lo relega a un cuarto puesto en la Provincia de Buenos Aires, pretende recuperar la iniciativa en lo que sabe que es su fuerte: la capacidad de movilización.
En ese sentido, hay que computar asimismo su presencia, también junto a Venegas, en la Exposición Rural de Palermo y su inédito abrazo con el titular de la Sociedad Rural Argentina, el entrerriano Miguel Etchevehere, quien justamente acababa de pronunciar un discurso absolutamente incendiario contra el Gobierno nacional.
En la estrategia del moyanismo, secundada en este caso por Venegas, está presente la alternativa de forjar un acuerdo estratégico con la Mesa de Enlace, que posibilitaría desencadenar una secuencia de movilizaciones de protesta de alto impacto social.
Pero en materia de factores de poder, vale la pena consignar también que la designación del general, César Milani como titular del Estado Mayor General del Ejército parecería preanunciar un sigiloso retorno de las Fuerzas Armadas a un lugar de consideración pública, de la que habían virtualmente desaparecido en la última década.
La suerte de Milani se jugará en el plano judicial, pero su encumbramiento tuvo ya consecuencias que trascienden a su persona. Por un lado, es evidente que el Gobierno nacional ha resuelto iniciar una nueva etapa en su vinculación con las Fuerzas Armadas, en la que sin alterar un ápice su política de Derechos Humanos promoverá una mayor integración de las instituciones militares en el quehacer nacional. Por otro lado, esa intención ha sido percibida por los sectores castrenses más refractarios al oficialismo, que rápidamente buscaron un clima de escándalo.
En ese sentido, la sospechosa fuga de dos militares condenados fue interpretada como un acto de provocación contra Milani. Pero a la vez, las acusaciones contra Milani lanzadas por sectores de izquierda, en algunos casos próximos al Gobierno, tuvieron un efecto curioso en el frente interno militar, ya que aplacaron las críticas de quienes lo cuestionaban por kirchnerista.
LAS ÚLTIMAS CHISPAS
ANTES DE LAS PRIMARIAS
Nadie sabe si alcanzará a madurar la transformación de "alternativo" en "opositor" de Sergio Massa. Tampoco nadie sabe qué pasará con la pérdida de votos kirchneristas que, a raíz de esa transformación, se van visualizando en las encuestas.
Casi todos los consultores de opinión pública estiman que se acortó la diferencia entre Sergio Massa y Martín Insaurralde. El único que mantiene una diferencia de dos dígitos es Jorge Giacobbe, pero explica que esto obedece a que con su metodología (consulta a sobre cerrado) nadie oculta su sentimiento. Es decir, no hay un supuesto voto "vergonzante" hacia el oficialismo.
Con toda la carne puesta en el asador, el kirchnerismo quiere ir por más. El dato común que arrojan casi todas las encuestas es estimar que la proyección de votos para Martín Insaurralde no es suficiente para relanzar el sueño reeleccionista de Cristina Fernández, pero sí es un número que agradaría al gobernador Daniel Scioli y sus aspiraciones presidenciales.
En el ambiente político se sospecha que el Gobernador lo único que quiere es que entre Massa e Insaurralde no haya una diferencia mayor a los cinco puntos porcentuales. El sciolismo asume como una hipótesis probable la de la derrota. Pero, según señalan, si hubiera una diferencia mayor a los diez puntos se daría el famoso fenómeno de reconocimiento de nuevos caudillos.
Ya hubo una importante diáspora desde el denarvaismo hacia Massa.
Recordemos el pase de los diputados, Mónica López, el ex jefe de bloque, Raúl Pérez (aunque éste no es candidato), los senadores provinciales que se fueron al Frente Renovador y varios más.
Si hubiera una diferencia de dos dígitos, dirigentes de segundas líneas, legisladores del entorno sciolista y demás estructuras militantes planean pasarse "en masa a Massa" y hacer reverencias al nuevo caudillo.
Por si faltaba algún otro detalle, el sciolismo ya prepara un discurso que amortigüe la eventual derrota. El excesivo protagonismo del gobernador, Daniel Scioli en los actos de campaña junto a Martín Insaurralde podría salpicar al mandatario en la interpretación que hagan los expertos, consultores y medios de comunicación, y todo otro dispositivo de construcción de imagen.
Si bien no se trata de una candidatura testimonial de Scioli, dicen muchos expertos, el electorado, sobre todo el independiente, puede no diferenciar efectos o interpretaciones a la hora de evaluar al Gobernador.
Por las dudas, y a quienes le pregunten, Scioli señala o remarca a los cuatro vientos alguna verdad de Perogrullo, por caso, cuando señala que el no es candidato. Sin embargo, sus declaraciones de lealtad al proyecto podrían complicarlo, sospechan en algún entorno del oficialismo provincial.
Alguna cuestión ligada al debate electoral alentó las suspicacias sobre que la lealtad sciolista no ha sido permanente. Cuando Massa presentó sus propuestas sobre seguridad y justicia, afloró nuevamente la cuestión sobre las excarcelaciones.
Cabe recordar que durante el segundo semestre del año 2011 y parte de este año, el sciolismo intentó sin éxito promover una ley de endurecimiento para restringir las excarcelaciones. Sin embargo, ese proyecto no sólo fue trabado por el Cels de Verbitsky, sino también por el bloque kirchnerista ortodoxo en ambas cámaras legislativas.
Esto fue aprovechado por la oposición para desnudar cierta especulación del entorno del Gobernador en cuanto a su "pertenencia" al proyecto de la Casa Rosada.
¿Y LA CAPITAL?
De repente la campaña porteña salió de su modorra y comenzó a tomar un poco de color electoral.
El cambio de escenario estuvo esta vez lejos de ser producto de otra réplica de la dinámica del conflicto político mayúsculo entre kirchneristas y anti kirchneristas. El motor sustancial del renovado vigor proselitista fue aportado por la feroz disputa interna abierta en el sector político que mayor interés despierta en el distrito, la variopinta alianza de las de Unen.
El disparador del conflicto fue la catarata de descalificaciones y ataques que Elisa Carrió, la candidata mejor posicionada de la alianza en las encuestas, descargó durante la última semana contra sus principales socios-competidores dentro de Unen.
La furiosa ofensiva de la Diputada puso en jaque el principal valor de la propuesta del frente: la pretensión de construir una confluencia tolerante que aglutine un amplio espacio ideológico con capacidad de resolver internamente su mejor oferta electoral.
Muy por el contrario, sus ataques subrayaron esa imagen de "rejunte" que con tanto empeño los referentes de la alianza buscaron desacreditar desde su conformación.
Ahora ¿qué razones podrían explicar la intempestiva embestida de Carrió contra sus compañeros de ruta en el colectivo de centroizquierda? Quienes conocen desde hace años a la legisladora justifican sus ataques en el hecho de que jamás se sintió cómoda con sus circunstanciales socios de Unen.
Sus adversarios internos son más duros en la interpretación: sostienen que Carrió cree que ella y sólo ella expresa la verdadera oposición al kirchnerismo y considera que el resto de la dirigencia de la alianza son meros actores de reparto que debe aceptar un silencioso segundo plano.
Quienes comparten esta última opinión sostienen que las descalificaciones de Carrió hacia sus compañeros de Unen constituyen un correlato directo de los datos de las últimas encuestas, que la ubican con chances importantes de alzarse con el triunfo en la elección para la Cámara baja. "Está subida a un pedestal y cree que los votos son de ella", le reprochó uno de los principales referentes de la alianza que conoce desde hace años a la legisladora.
La sorpresiva, o más aún, insólita reacción de Carrió volvió a mostrar su costado más sectario y sus históricas dificultades para la construcción de un espacio político sustentable en el mediano o largo plazo.
Sus ataques hicieron honor a su larga historia de divorcios políticos y renovaron la sensación de que la legisladora tiene problemas para asumirse como parte de un proyecto político colectivo, sostenido por lineamientos comunes más amplios que sus intereses individuales.
La actitud se Carrió colocó así a la alianza en la que comulgan progresistas, radicales y agrupaciones con más perfil de centroderecha que de centroizquierda frente una importante encrucijada. La incertidumbre sobre la supervivencia del espacio tras las primarias abiertas y, sobre todo, a partir de octubre, desbordó a la mayoría de la dirigencia del frente.
El temor por un cisma prematuro no solo golpeó entre los virtuales competidores internos de la diputada, incluso entre aquellos que, como en el caso de Alfonso Prat Gay, ya están acostumbrados a sus maltratos y descalificaciones. El mayor sacudón fue para el propio compañero de lista de la diputada, el cineasta Fernando "Pino" Solanas, que ni siquiera logró esquivar la furia de su socia política, que le reprochó ser demasiado peronista.
Solanas sopesó en la intimidad el impacto del enfrentamiento con la desilusión de quien cree haber puesto en juego buena parte de su capital político en pos de un proyecto que se resquebraja, dando la razón a los ex socios partidarios del cineasta que optaron por dejar Proyecto Sur y dar la pelea electoral en soledad.
La crisis de Unen, en cambio, envalentonó a las fuerzas del macrismo y el kirchnerismo, que observaban el entramado electoral de centroizquierda como un obstáculo sustantivo para sus propios intereses políticos en la Ciudad.
Dentro del equipo de asesores del PRO evaluaron que la disputa abierta tras la furiosa descarga de Carrió comenzará a pasarle factura a la alianza, un fenómeno que -en su opinión- se potenciará después de las Paso, favoreciendo la oferta de Mauricio Macri en el distrito.
El interés del macrismo está relacionado con el efecto de la pelea en Unen sobre el armado de la lista de diputados y la performance de la propia Carrió, una compulsa en la que el propio Jefe de Gobierno porteño tiene dificultades para instalar a su candidato, el rabino Sergio Bergman. Pero, además, en el PRO confían en que un deterioro de la intención de voto de Carrió favorecerá en paralelo a la lista que el macrismo impulsará con vistas a la disputa para la renovación de la mitad de la Legislatura de la Ciudad.
En el bunker del Frente para la Victoria celebraron, a su vez, que la pulseada interna en Unen logró colocar en segundo plano el malestar que generó en la Casa Rosada la decisión de su candidato, Daniel Filmus de abandonar la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado que debe evaluar el polémico nombramiento de César Milani al frente del Ejército.
La economía: presiones inflacionarias en julio y las discrepancias estadísticas.
Durante el mes de julio, y a través de los aumentos producidos en determinado bienes y servicios, se reflotó el tema inflacionario. Seguramente la difusión de los distintos índices públicos y privados arrojará discrepancias entre los mismos. Lo innegable y como resultado de la observación cotidiana, es que julio arrastró variaciones en los precios que elevaron la cota inflacionaria.
Todo indica que hacia el segundo semestre este contexto se fortalecerá. La sola observación de la marcha de la depreciación cambiaria, los aumentos paritarios y de algunos precios claves como los combustibles, le otorga un piso alto a la inflación. Todo esto se produce en el contexto de un supuesto control de precios, que transcurrido un apreciable lapso de tiempo, no parece haber producido los resultados esperados.
Sumándose a los debates sobre los niveles de precios, se comenzó a difundir estadística no oficial relativa al crecimiento del PIB. La discrepancia entre ambas informaciones es muy fuerte, y de la misma ya se había tomado conocimiento a través de elaboraciones privadas.
Por caso, en el informe difundido se señala que el crecimiento anual para el primer trimestre del año, fue del 0,5 por ciento y no del 3 por ciento como informó el Indec. La base de las diferencias reside, precisamente, en las discrepancias entre las tasas de inflación contempladas en las mediciones públicas y las privadas. De acuerdo con las mismas, el resultado es sobre o subvaluación de los resultados para el PIB.
Sin embargo, el tema de fondo transcurre por la importancia de la variación con relación al pago del denominado cupón PBI. De acuerdo con la información oficial y manteniendo la tendencia, hacia finales de 2014 se debería proceder al pago del mismo. En tanto que la tendencia de lo informado oficialmente indicaría que el PIB anual no crecería por sobre los 3,22 por ciento, que es el límite inferior que dispara el pago.
No es un debate menor. Se está ante el dilema de tener que comprometer alrededor de 4.500 millones de dólares, que es el monto que correspondería al pago de ese instrumento. Tal como viene, en el mercado se da por seguro que la expansión del PIB, desde la óptica oficial, superará el nivel señalado más arriba.
Un tema que va a tomar significación es la evolución del precio de la soja y productos derivados. El reacomodamiento del mercado de futuros, que refleja las mejores expectativas para la actividad de la oleaginosa en los Estados Unidos, está reacomodando el sistema de precios, con valores que se acercan a los 450 dólares la tonelada para mayo de 2014.
Ya en las operaciones de corto plazo comienza a observarse el desarme de posiciones netamente especulativas, lo cual llevó a que el mercado actuara en escenarios de alta volatilidad.
Éste parece ser un tema de importancia central, y comenzará a gravitar sobre la economía local en forma inminente. Es más que conocida la significación que para el sector externo conllevan los resultados comerciales de la oleaginosa. De confirmarse la evolución prevista en los mercados de futuros, parece presentarse un escenario de preocupación para la economía local. Se verá.
Con relación a la evolución de las reservas internacionales, las mismas alcanzaron a fin de julio a los 36.924 millones de dólares. Este monto es inferior en 81 millones al registrado en mayo. En tanto, la diferencia negativa, con respecto al cierre de 2012, alcanza a los 6.366 millones. Una trayectoria preocupante.
PANORAMA PROVINCIAL
Lo que está sucediendo era previsible. La elección se encamina a su recta final con la instancia previa e incómoda de las Paso que afectan tanto a ECO como al FpV. Ni qué decir al PaNu, que quedó en la encerrona de tener que mostrar su potencial electoral acaso sin necesidad.
Lo que fue visto como o una estrategia inteligente en su momento, al no definir su alineamiento con ninguno de los dos frentes principales, al menos antes de tiempo podría terminar convirtiéndose en una trampa para la llamada Alianza Correntina, que unió a los hermanos Romero Feris. Aunque más no sea por unas semanas.
En ECO la gran incógnita pasa por ver hasta dónde Arturo Colombi sigue conservando predicamento en el firmamento electoral provincial. Se trató de una jugada fuerte, no exenta de picardía, en la que Ricardo mostró que a la hora de la verdad no duda en resolver políticamente situaciones que prima facie aparecen, para el común de los mortales, como complejas.
Por aquello de que la necesidad tiene cara de hereje, Colombi apostó a sumar para no arriesgar un triunfo que, si bien considera posible, no lo ve fácil, más allá de que sus voceros hablan de diferencias no comprobadas en su favor.
Elecciones son elecciones, y se gana o se pierde por un voto. La opción Arturo vale para las Paso, y vale para las provinciales. Pero también vale para el equilibrio del poder en la propia realidad del Gobierno y de la UCR en la que Ricardo podría sentirse más cómodo buscando la barra estabilizadora de una opción puertas adentro que le permita ampliar el margen de maniobra para no depender de sectores que han ganado quizás demasiado en su gusto espacios en el ejercicio del gobierno.
Lo cierto es que Arturo vuelve, y lo hace por la puerta grande en el universo radical. Depende de los resultados y de los porotos que sume cómo termine pisando en la geografía compleja del ricardismo, donde ya se abre la disputa por el día después, sea que gane o que pierda el 15-S.
En el Frente para la Victoria la disputa no es entre los candidatos, que son tres, sino en la necesidad de que entre todos ellos sumen el mayor caudal electoral.
Un logro importante es la convivencia lograda en campaña. Los peronistas no se sacan chispas entre ellos a pesar de ser internas. Priorizan la necesidad de potenciar el resultado de la boleta, y el objetivo de contribuir al triunfo de la fórmula Camau-Nancy Sand. Sin duda una señal promisoria que habla de la maduración de la dirigencia peronista, que fue capaz de sortear situaciones complejas para no repetir errores del pasado.
En los hechos, será difícil de que uno de ellos duplique al que sigue por lo cual sería previsible una lista integrada por el sistema D’hont en la que por aplicación del cupo femenino resulte una representación heterogénea para las elecciones del 27 de octubre, en las que el justicialismo buscará obtener dos de las tres bancas en juego. Al menos si el fenómeno Artaza no declina luego de las elecciones de septiembre, y puede pugnar con posibilidades por la tercera banca.
Otro de los temas fuertes es la bendición dada por Ricardo a otro candidato a la Intendencia de la Capital. El caso de Julio Báez prendido a la boleta de gobernador de Colombi no es un dato menor, como tampoco lo es los cortocircuitos inesperados entre Tato y Pedro que ponen en un cono de dudas la dirección del voto nuevista en la Capital, algo que molesta y mucho a Ricardo, que no oculta su enojo con los siempre complicados socios del nuevismo.
Caso parecido es el que se plantea, en el otro extremo, con la diputada Sonia López, que no entró en razones y que pone en el tapete el acierto, o no, que tuvo el PJ en las elecciones pasadas de darle una banca. Ahora, hasta el momento el justicialismo no pasó facturas. No hubo un pedido público de renuncia a la Diputada que llegó con los votos del PJ y que, como era de esperar terminó con un juego propio que resiente el potencial parlamentario del FpV.
EL GOBIERNO GIRÓ
AL DESCUBIERTO
¿Falta de asesoramiento, falta de información, imprevisión? Difícil es saber el por qué de la jugada del Poder Ejecutivo, que fue a fondo para que se vote en tres comunas. Pando, Tres de Abril y San Isidro. Las dos instancias inferiores le dijeron que no. Aun así, el Gobierno intentó revertir el fallo desfavorable en el ámbito del Superior Tribunal. Quizás lo más prudente hubiera sido testear antes la relación de fuerzas antes de arriesgarse a una derrota cuya lectura no es la mejor para las posiciones oficialistas.
Luego del fallo le queda la posibilidad de volver a convocar para que se vote en forma desdoblada; esto es, el 15-S se votará en esas comunas para Gobernador y legisladores, y en una nueva fecha, no antes del 10 de noviembre, para Intendente y concejales. El cronograma, en este aspecto, debe desarrollarse contemplando la exigencia de una convocatoria con 90 días de anticipación para posibilitar alianzas e inscripción de candidatos, así como confección de padrones.
Para muchos, la estrategia de Ricardo pareció inentendible puesto que nunca podría haberse dado la elección pretendida. No menos entendible fue lo hecho por el candidato a la Intendencia de Saladas, que desconcertó por igual a propios y extraños, sin posibilidad alguna de que conforme a los plazos previstos por el procedimiento judicial pueda llegar a clarificar su situación en tiempo oportuno.
A esta altura pareciera claro que ambos frentes quizás debieran replantearse la importancia decisiva que tiene el escenario judicial en el que cobra significación la esgrima procesal, la picardía, y el manejo de los tiempos y las formas para asegurar los resultados buscados. También, y no es poca cosa, el entender que los jueces, sean los inferiores o los superiores son personas de carne y hueso, con vivencia de las realidades coyunturales, y con una fina percepción del momento que se vive.
LA RE- RE EN EL
CENTRO DEL DEBATE
La juez Herrero falló, como era de esperar, conforme a sus propios precedentes en contra de la re-re de los intendentes, aunque su sentencia no dejó conformes a los unos ni a los otros. El Gobierno apeló para lograr la habilitación negada, y el peronismo apeló para que se modifique el criterio respecto al mecanismo de la sustitución de los candidatos.
La pelota quedó en el ámbito de la flamante Cámara Electoral que viene de mostrar una notable capacidad para rectificar una decisión equívoca, algo que usualmente no es moneda corriente y menos en jueces que prefieren persistir en el error una vez cometido.
Rectificar es, en este aspecto, más que debilidad demostración de fuerza que habla de la honestidad intelectual de quienes, convencidos del error lo aceptan volviendo sobre sus pasos con la humildad que hace a la jerarquía que debe tener un magistrado encargado de administrar justicia.
Este Tribunal, de reciente conformación no ha tenido hasta ahora posibilidad de sentar un criterio interpretativo respecto a las re-re, recién lo hará ahora aunque todo indica que finamente su fallo no será, sino un pasamanos en orden a que será la Corte provincial la encargada de dirimir la controversia que mantiene en vilo no sólo a una veintena de intendentes, sino al Gobierno provincial y nacional, y al cuerpo electoral de la Provincia para el cual una cosa es que los jefes comunales queden habilitados y otra cosa que no.
LA POSICIÓN DEL PJ
El justicialismo está plantado no sólo en contra de la re-re que busca el Gobierno provincial, sino que además tiene un criterio distinto respecto al mecanismo que debe emplearse en el caso de que finalmente la Justicia inhabilite a los jefes comunales controvertidos.
El tema tampoco es menor. Para el PJ debe producirse el corrimiento de la lista. Al Intendente, según este criterio, lo debe reemplazar el candidato a Viceintendente. Se alega -para ello- el hecho de que los postulantes sabían de la controversia preexistente, no obstante lo cual corrieron el riesgo de presentarse como candidatos. Se alude, con lógica, a que autorizar ahora el reemplazo sería ponerlos en condiciones de desigualdad con otros posibles postulantes que no se presentaron en su momento al conocer quiénes eran los candidatos en carrera.
Reabrir el plazo de inscripción de candidatos sería imposible, por la preclusión los plazos del cronograma, y no abrirlo sería crear una notoria desigualdad consagrando un precedente inaceptable en términos de doctrina electoral en orden a que ello permitiría en el futuro el artilugio de procedimientos de esta naturaleza para violentar el espíritu que la Ley otorga a los plazos de inscripción de candidaturas.