Balas de goma. Medio centenar de policías armados como para la guerra. Vecinos indignados y jóvenes encapuchados tirando piedras y bombas molotov contra la comisaría primero y contra el edificio de la municipalidad más tarde. También, contra un par de comercios.

Heridos. Reclamos de más seguridad y justicia en medio del humo de autos incendiadosfrente a la seccional. Ayer, la ciudad de Junín (100.000 habitantes, a 270 kms de la Capital) fue un infierno. Como ya ocurrió en otras localidades bonaerenses (el año pasado ocurrió el doble crimen de Cañuelas), la pueblada la gatilló un dramático caso de inseguridad.

Anoche, fuentes de la gobernación bonaerense admitieron a Clarín que la situación estaba “desmadrada”. Y anticiparon que viajaba al lugar el jefe de la Policía provincial, Hugo Matzkin, junto al grupo Halcón. Junín comenzó a estallar el sábado a la medianoche, cuando los vecinos se enteraron de que una adolescente de 17 años que atendía un quiosco –a sólo una cuadra de la comisaría y la plaza principal–había sido fusilada por un ladrón. Anoche habían detenido a un sospechoso, pero eso no calmó los ánimos de los vecinos que ya el jueves –48 horas antes del crimen- habían marchado pidiendo más seguridad.

En cuanto se conoció este último caso, ayer a la madrugada, unas 200 personas atacaron la comisaría tirando bombas molotov y piedras yquemando autos: un patrullero y tres coches estacionados. Las cosas se calmaron algunas horas a base de más presencia policial, pero todo recrudeció anoche, cuando los vecinos autoconvocados a la plaza principal ya no eran 200 sino 2.000 y varios de ellos atacaron el edificio de la Municipalidad.

Todo fue peor que en la primera “pueblada”. Los manifestantes, ya de por sí enojados (insultaron a la Policía y al intendente) comenzaron a recibir balazos de goma por parte de la Infantería, que había vallado la seccional para que la gente no se acercara. Incluso uno de esos policías se apostó en una ventana de un primer piso para disparar con mejor puntería contra la gente.

Si la orden policial era aplacar la protesta, lo que lograron las balas de goma y el medio centenar de policías con escudos fue lo contrario. Del lado de los vecinos comenzaron a llover piedras. Y entre pedradas de un lado y balas de goma del otro, llegaron las ambulancias.

Algunos de los manifestantes, varios de ellos encapuchados, eligieron como blanco a la prensa. Después de que la policía local amenazara a un móvil de Canal 13, periodistas de ese medio, de C5N y de Crónica fueron atacados a piedrazos. Una cronista fue atendida en el hospital Regional.

El caso que puso a Junín en carne viva ocurrió a las 22 del sábado en el barrio Villa Belgrano, uno de los más importantes de la ciudad. La víctima, Karen Campos, estaba en el quiosco Carlitos (Borges y Siria) junto a otras dos empleadas.

La chica era madre de una beba. Y además de estudiar, trabajaba.

Las empleadas charlaban y tomaban mate cuando entró un hombre y exigió la plata de la caja. Karen le dio el dinero, pero cuando el asaltante se dio vuelta intentó tocarlo con una pistola eléctrica que su jefe les había dejado. Entonces el ladrón le disparó y escapó en moto con un cómplice.

Karen, que el lunes comenzaba las clases, recibió un tiro en el abdomen. Fue trasladada al hospital Abraham Piñeyro, pero murió.

La noticia de su absurda y violenta muerte fue la gota que colmó el vaso de los vecinos (ver Seguidilla de delitos). Durante la madrugada y luego en la noche de ayer los vecinos reclamaron frente a la comisaría 2a. de Villa Belgrano. Los policías no respondieron enseguida al llamado de auxilio, pese a que la comisaría queda apenas a una cuadra del quiosco.

Tras la tragedia, el intendente de Junín, Mario Meoni, ofreció $ 50.000 a quien ayude a encontrar al asesino de Karen. Walter Campos, padre de la joven, reclamó desde el dolor: “Por favor, señora Presidenta, le pedimos Justicia para todo el país, no sólo para Junín. No se puede vivir más. Haga algo para que nuestros hijos puedan vivir. Mi hija ahora está en un cajón”.