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EL TIEMPO EN LA CRUZ

3 de febrero de 2013

El 2013 se inició antes de tiempo

Al concluir el año anterior todo hacía suponer que el año político se iniciaría con la Asamblea Legislativa del 1 de marzo. La interna peronista fue el disparador que activó el escenario. El miércoles pasado, Compromiso Correntino dio la sorpresa. Casi sin anuncios previos lanzó al ruedo a un Bofill cuyas acciones parecen haber subido luego del percance cardíaco de tiempo atrás. La convocatoria que generó el anuncio se vio reflejada por la repercusión mediática que tuvo dentro y fuera de la Provincia. En la edicion de ayer, Clarín otorgó un importante despliegue al lanzamiento del loretano. Y en los próximos días la revista Noticias y el diario Perfil también darán generoso espacio a una candidatura cuya incógnita pasa por saber si funcionará bajo el paraguas K o en el armado que Mauricio Macri pretende hacer con figuras populares. La interna peronista entra en un mes de definiciones. Con el inicio de la actividad tribunalicia comenzará el lento trámite de la definición de la "re re" de los intendentes. Y con el regreso de Josefina Meabe de las playas esteñas, el liberalismo comenzará a redefinir su tablero político interno con cierre de listas previsto para el 6 de marzo.
No ocurre habitualmente que la Argentina sea protagonista de un episodio que aparece en las portadas de la prensa internacional. El acuerdo con Irán no es sólo un acontecimiento local, sino también una hecho de relevancia mundial. Por la dimensión de los intereses involucrados, resulta muy lógico que su impacto haya sido polémico.

 

Lo que conviene es ser extremadamente cautelosos en el análisis de una cuestión con tantas y tan conflictivas aristas, que en el caso de la Argentina se ven además agravadas por la sensibilidad herida de los familiares de las víctimas del atentado terrorista contra la Amia. Las investigaciones realizadas sobre ese criminal atentado coinciden en atribuir su autoría a Hezbollah, una organización fundamentalista islámica de El Líbano, que por su profesión de fe chiíta recibió siempre apoyo de Irán; y por su papel en el conflicto interno libanés fue respaldada, a veces, por la vecina Siria. Este patrocinio compartido fue posible porque el régimen de Hafez al Assad, dominado por una minoría musulmana de origen alawita, es hoy el principal aliado iraní en el mundo árabe.  Conviene no olvidar que chiítas y alawitas, por su condición minoritaria dentro del mundo islámico, suelen cerrar filas frente a la abrumadora mayoría sunnita. De allí que Teherán y Damasco sean socios en la región. En la década del ‘80, Siria fue el único país árabe que respaldó a Irán en su sangrienta guerra con Irak. Actualmente, Irán es el principal soporte externo del régimen sirio. Esta particularidad hizo que la accidentada investigación del atentado contra la Amia, pletórica de interferencias políticas, oscilase entre la "pista siria" y la "pista iraní". En la década del ‘90, la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner, que fue una de las legisladoras que más insistió permanentemente sobre la importancia de acelerar la investigación judicial, enfatizó también en la necesidad de profundizar la "pista siria", pero el trámite procesal, influido por la información aportada por los servicios de inteligencia israelíes y estadounidenses, desembocó en la incriminación a Irán. En términos prácticos, el pedido de captura internacional librado por la Justicia argentina contra varios altos funcionarios y ex funcionarios iraníes, inclusive un ex presidente de la República y el actual Ministro de Defensa, nunca tuvo muchas posibilidades de prosperar. La controversia derivó en una cuestión irresoluble, que paralizó las relaciones bilaterales entre los dos países y cerró el mercado iraní a las exportaciones argentinas.  Por otra parte, la acusación contra Irán en el atentado contra la mutual judía  representa para Estados Unidos e Israel la evidencia más palpable de la presunta participación del régimen de Teherán en actividades terroristas. Esta incriminación resulta entonces vital para Washington y Tel Aviv en su estrategia de aislamiento internacional del régimen iraní. No todas las reacciones fueron iguales. Como era de prever, la respuesta más enérgica provino del gobierno israelí, lo que obligó a una dura declaración de la Cancillería argentina, que precisó un dato obvio, pero jamás mencionado hasta ahora: entre las víctimas del atentado no figura ningún ciudadano israelí. Este detalle distingue al tema de la Amia de la también nunca esclarecida voladura de la Embajada de Israel, aunque sea absolutamente lícito y razonable presumir que ambos atentados hayan tenido la misma autoría.    Mucho más cautelosos, en cambio, fueron los comentarios del Departamento de Estado norteamericano, que prefirió diferir un juicio definitivo al acuerdo argentino-iraní a la eficacia que revele su cumplimiento. En medios diplomáticos argentinos se interpretó que dicha actitud confirmaría los indicios de que en su segundo mandato, que acaba de comenzar, Barack Obama buscará bajar los decibeles del conflicto con Irán y buscar una vía de negociación que encauce el punto central de la preocupación norteamericana, que es el plan nuclear iraní. Donde la cuestión  generó una intensa polémica fue dentro de la comunidad judía. La conducción de la Amia, en manos de un sector religioso ortodoxo, volvió a exhibir una postura más hostil al Gobierno que la conducción de la Daia. El primer comunicado, suscripto conjuntamente por ambas entidades, enfatizó la crítica a la iniciativa del Gobierno, pero la entrevista posterior mantenida con el canciller Héctor Timerman ayudó a aquietar las aguas. En su diálogo con los directivos de la colectividad judía y los familiares de las víctimas, Timerman hizo ciertas precisiones que no figuran en el texto del acuerdo, pero que en todo caso constituyen la interpretación oficial del Gobierno argentino sobre su contenido.  Lo más importante es la aclaración de que el funcionamiento de la Comisión de la Verdad no paraliza el trámite procesal a cargo del juez federal Rodolfo Canicoba Corral, y que los ciudadanos iraníes incriminados en la causa podrán  ser interrogados en Teherán por la Justicia argentina. Esta precisión oficial quita fuerza a la mayoría de las objeciones al entendimiento alcanzado y descartaría la acusación de "cesión de soberanía". La impresión generalizada es que el acuerdo no agilizará el esclarecimiento del atentado, pero que tampoco frenará las investigaciones judiciales. Lo que sí podría ocurrir, en el caso altamente probable de que el texto sea aprobado por ambos parlamentos, es que los iraníes dejen de estar en rebeldía procesal y que el régimen de Teherán no pueda ser acusado de proteger a presuntos criminales. En ese sentido, el juez Raúl Zaffaroni se adelantó a opinar que las leyes argentinas contemplan la posibilidad de un interrogatorio en el extranjero. En tren de forzadas analogías, algunos recordaron el eufemismo inventado en la década del ‘90 por el ex canciller Guido Di Tella al reanudarse las relaciones diplomáticas entre Argentina y Gran Bretaña, interrumpidas desde la guerra del Atlántico Sur, cuando empleó el gráfico término de "paraguas" para explicar que la disputa por la soberanía de las islas  Malvinas no debía impedir la existencia de algún tipo de vínculo bilateral entre ambos países. En esta oportunidad, Argentina e Irán habrían acordado colocar bajo un "paraguas protector" el litigio sobre la causa Amia.  La pregunta que se impone gira entonces alrededor de los beneficios que el entendimiento supone para cada una de las partes. Para Irán, las ventajas saltan a la vista. La implementación del acuerdo ayudaría a quitarle la mancha de país protector del terrorismo. Los iraníes están interesados en reducir el aislamiento externo al que lo somete el bloqueo de Washington y tienen a América Latina como una prioridad estratégica. El Presidente iraní hizo seis viajes a la región. Irán ya es miembro observador de la Alternativa Bolivariana de América Latina (Alba), un bloque regional  que integran Venezuela, Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua. Para la Argentina, la respuesta a este enigma está directamente relacionada con el replanteo estratégico elaborado en la Casa Rosada a partir de la obvia  necesidad de conectar una visión realista del nuevo escenario mundial y regional, con las exigencias propias de la política doméstica, signadas por la voluntad de avanzar en la "profundización del modelo" y a prolongar su vigencia más allá de las elecciones de 2015. Conviene conectar el hecho, de elevado valor simbólico, de que el presidente cubano Raúl Castro haya asumido la titularidad de la flamante Comunidad de Estados del Caribe y América Latina (Cecla), una versión de la Organización del Estados Americanos (OEA), pero sin Estados Unidos ni Canadá, con la decidida posición asumida por Cristina Fernández de Kirchner en la reciente reunión cumbre de Santiago de Chile, cuando virtualmente impuso a su colega brasileña, Dilma Rousseff, la necesidad de replantear los términos de la negociación de un tratado bilateral entre la Unión Europea y el Mercosur, para neutralizar el peligro de que la industria europea pudiera beneficiarse a costa del desarrollo industrial sudamericano, y también con las recientes vistas de la Jefa de Estado a Emiratos Árabes Unidos, Indonesia y Vietnam.   Todo tiende a ratificar que Cristina Kirchner ha sido alertada acerca del serio riesgo que supone para el actual posicionamiento internacional de la Argentina, ubicada en una suerte de mitad de camino entre la firmeza negociadora del Brasil y la beligerancia de Venezuela, la eventual desaparición de Hugo Chávez, que crearía un vacío que amenaza alterar  el equilibrio sudamericano.  En consonancia con el estilo heredado de Néstor Kirchner en materia de política interna, la primera mandataria ha resuelto no ceder y, por el contrario, duplicar la apuesta.  Esta búsqueda de una inserción internacional fundada en una estrategia Sur-Sur, que se ve favorecida por los datos económicos que revelan el ascenso de los países emergentes en detrimento de las naciones altamente desarrolladas, es coherente con el objetivo de la "profundización del modelo", a pesar de que su consecución exija una mayor dosis de conflictividad política, tanto hacia afuera como hacia adentro. El 2013 será cualquier cosa menos un año tranquilo.   PANORAMA PROVINCIAL   Corrientes es Corrientes y las elecciones se ganan o se pierden en la Provincia, más allá de la enorme importancia que el poder central tiene en ésta como en otras. Para Cristina Kirchner, el resultado de Corrientes no le es indiferente ni mucho menos. Es que a tres semanas de las elecciones nacionales de medio tiempo que se llevarán a cabo el 23 de octubre, no es lo mismo un triunfo que una derrota en Corrientes, y mucho más si el triunfo es en manos del macrismo. Es que una cosa es perder frente a un Ricardo Colombi, actor de cabotaje de la política nacional, y otra es frente a alguien que aparezca como la punta del iceberg del proyecto macrista que, de cara a 2015, busca en este turno electoral un desempeño exitista, aunque limitado a no más distritos en los que jugará y fuerte. Uno de ellos podría, o no, ser Corrientes. La irrupción de Bofill generó expectativas en el alto mando macrista, cuyo principal timonel es el misionero Humberto Schiavoni, quien sigue muy de cerca el tema Corrientes. De hecho, en el PRO provincial hay vientos de concordia luego de los chisporroteos de los últimos meses. Es probable que en las próximas horas "Tete" Costaguta y José Enrique García Enciso se sienten en una mesa de diálogo con el deliberado propósito de generar las condiciones que eviten una intervención al distrito, propendiendo la desjudicialización del conflicto interno de la agrupación macrista.   LA JUGADA DE BOFILL    Más allá de las especulaciones que se hicieron hace dos años, respecto a la salida del más popular de los chamameceros al ruedo político, una cosa queda en incontrastable evidencia. Logró establecer una difícil cabecera de playa, haciéndose dueño del tercer espacio, lo que lo llevó a convertir a Compromiso Correntino en la tercer fuerza de la política correntina, un esfuerzo envidiable que muestra la vocación de trabajo militante de un hombre que, como Manuel Sussini, también transitó un problema complejo de salud que no fue óbice para que saque de la galera, sobre las postrimerías de un enero caliente, la carta Bofill con todo lo que representa. Sussini es uno de los pocos hombres de la política de Corrientes que puede exhibir un tránsito que lo llevó a que al término de dos sucesivos mandatos de Senador y Diputado termine mucho más pobre que cuando los inició; ejemplo claro de su compromiso y entrega a la política, un don que sólo tienen los políticos de raza de la vieja usanza. En este marco, el desafío de Bofill, de salir a ocupar el tercer espacio que él mismo construyó dos años atrás no parece sino la jugada lógica de perseverar en un camino en el cual advirtió el acompañamiento de mucha gente que aspiraba a algo distinto, distante de los dos principales frentes. Aun así no hay que perder de vista que la política es el arte de lo posible. Las realidades se construyen y los escenarios se arman, según el juego de piezas de los actores políticos. Todo tiene que ver con todo, y los deslizamientos, aunque pequeños o a veces imperceptibles, cuando no subterráneos, modifican las realidades preexistentes.   ¿HASTA DÓNDE BOFILL?   El mensaje del comando de Compromiso Correntino que conducen a mano firme Anahí Moray y el propio Sussini es trabajar en acumular poder y ver hasta dónde llega la respuesta de la propuesta. Llegará el momento del análisis, razonan; el momento de las decisiones. Algo que en política resulta fundamental en el sentido de que muchas veces el tren pasa una sola vez y las oportunidades quedan en el cesto de los recuerdos. Será la gente, y sólo la gente quien diga hasta dónde le llega la propuesta de "Bofill gobernador", porque debe tenerse en cuenta, a la vez, dos circunstancias diferentes. Por un lado, un mayor tiempo de instalación; y por el otro, que una es la expectativa que genera Bofill como gobernador y otra como senador.    LAS EXPECTATIVAS EN EL  CAMPAMENTO PERONISTA   En el PJ correntino hay expectativas, si se quiere, lógicas de que al final del camino Bofill esté encolumnado en la oferta electoral del Frente para la Victoria. De hecho, en no pocas oportunidades el cantautor reivindicó su pertenencia justicialista blandiendo un viejo carnet afiliatorio del año 73, cuando el peronismo llegó por última vez al Sillón de Ferré. La posibilidad del desdoblamiento eleccionario llevó a pensar en la posibilidad de un candidato taquillero como cabeza de la lista de senadores. En el medio se mezcló la interna peronista en marcha, siendo lógico en ese contexto la prudente decisión de Bofill de dejar en claro que si a la postre resolviera tirar junto con el peronismo lo será después de la definición del pleito interno, cuando estén plasmadas las candidaturas, y que lo será en el marco de los acuerdos políticos que con el justicialismo haga el partido que lo impulso a los primeros planos.   ¿Y LOS AUTONOMISTAS?   Marcelo Chaín trabaja por estas semanas sin descanso en colectar todo lo que pueda de un autonomismo que pareció tocar piso en la última elección. Su decisión es llegar por cuarta vez a la Legislatura provincial. Una de esas oportunidades anteriores lo sorprendió la intervención a los tres poderes del Estado, votada el 16 de diciembre del ‘99, a los seis días de iniciarse su tercer mandato.   EN EL PANU LOS INTENDENTES  TIENEN LA PALABRA   No son muchos, pero garantizan resultados en varias de las comunas de la Provincia. Su participación se la disputan hoy por hoy los tres frentes en carrera. El Partido Nuevo orgánicamente pareciera apuntar a la posibilidad que se abre con la candidatura de Bofill. No sería ésta la opinión de muchos de los intendentes que se sienten cómodos con el actual oficialismo, más allá de que miran de reojo, e interés, el paraguas nacional, como es el caso del Intendente de Perugorría, que es un adelantado en el sentido de proponer un nuevo marco de alianzas. Aun así algo parece quedar en claro, y es que al menos en el corto plazo difícilmente los intendentes actúen fuera de la órbita de la conducción partidaria, con la que el diputado Yung ha logrado establecer un marco de confianza y lealtad que asegura, que a la hora de las decisiones, su nombre esté en el bolillero de los aspirantes. Un interrogante es el rol que cumplirá Nora Nazar en este turno electoral. Para el nuevismo su figura asegura cohesión, lo cual no es poca cosa. En el mundo de la política ha sabido granjearse afectos y reconocimientos, aun de quienes estuvieron en la vereda de enfrente.  En una elección compleja como la que se avecina, y con dos años por delante, Nora es una figura que concita expectativas que van desde una eventual candidatura a la Intendencia como una postulación a la Vicegobernación.  Lo cierto es que más allá de que esto se concrete, en términos políticos y para la misma supervivencia del PaNu su nombre está íntimamente asociado a la unidad partidaria.   PERUCHO SE ENCAMINA A  LA CONDUCCIÓN DEL  PARTIDO DE TORRENT   Semanas atrás, los intendentes del liberalismo pidieron al actual Presidente de la Cámara de Diputados que tome la posta que dejará Josefina en la conducción del centenario Partido de Torrent. Su postulación sería rubricada por la "Dama de Hierro", cuyo retorno de las playas esteñas se aguarda con el interrogante que genera este tiempo de definiciones que se vive en el liberalismo. Es que en los próximos días deberá blanquearse la continuidad, o no, del esquema que está plasmado en la dupla Josefina-Perucho. Para ello deberá verse si al momento de la integración de las listas hay, a la postre, una conjunción de ambos sectores o si finalmente resuelven dirimir en internas las diferencias que existen y que han sido minimizadas por la coincidencia fundamental de que la realidad política no admite proyectos personales diferenciados de la necesidad que tiene el liberalismo, de mostrar un sólido esquema de unidad partidaria. Si hay lógica en política, todo indica que la conducción de Perucho se afianzará como la continuidad del esquema interno en la sociedad con Josefina, así como que ambos irán inevitablemente juntos en la alianza que acuerden, primando sobre todo la necesidad de priorizar que el sello del partido contenga a todas las expresiones internas del liberalismo. La realidad de estos tiempos es diametralmente opuesta a la de años anteriores. Ni Perucho, ni particularmente Josefina tienen espacios para actuar por fuera. Y los intereses que ambos tienen, con mandatos vigentes, les da el plus como para ser coherentes para con la historia de un partido centenario llamado a ser uno de los árbitros de esta contienda electoral.   EN EL PERONISMO  TODO ESTÁ POR VERSE   Claro está que el peronismo es mucho más que el propio justicialismo. Cuatro décadas de sucesivas frustraciones ponen a la dirigencia peronista de estos tiempos en la compleja coyuntura de no repetir viejos errores. Lo que parecía sólo un trámite impuesto por la normativa electoral, esto es las internas, terminó convirtiéndose en pocos días en una compleja maraña de intereses con desconfianzas recíprocas y bajo el acecho de intereses foráneos, siempre atentos a medrar con las diferencias en el peronismo. A la línea del oficialismo partidario se le plantó -como opción- el desafío que genera la presencia de Vamos Compañeros, cuya antigua tradición y permanencia en el peronismo le permite salir a terciar en una disputa en la que cada uno tiene sus fortalezas y debilidades, y que -a la hora de la verdad- están en condiciones de generar un marco de conflictividad que lejos está de contribuir al objetivo, pareciera común, de instalar un gobernador peronista a partir de diciembre venidero. Que hay diálogo, más allá de las diferencias, pareciera saludable y acorde con la responsabilidad sustantiva que tiene la dirigencia peronista de entender que sólo un peronismo unido es capaz de generar alianzas con otros sectores, y fundamentalmente un alianza con la gente que pueda ver al justicialismo como una opción de poder en la Provincia. El diálogo en sí no debe sorprender. Hay por lo pronto cuestiones centrales en la administración del proceso electoral que deben emprolijarse para evitar la mediatización y judicialización de la disputa interna. A partir de ahí podrá, o no, avanzarse en otros aspectos que van en sintonía con los deseos de la Casa Rosada, de no poner en riesgo el logro de las mejores condiciones para disputar de igual a igual la Gobernación a un peso pesado como es hasta hoy el favorito Ricardo Colombi. Martínez Llano salió, en las últimas horas, a reivindicar la responsabilidad de priorizar la necesidad de un gobierno peronista, en un mensaje que apunta a poner -por sobre los nombres- el objetivo de ir por el premio mayor. Algo que además parece coherente con su propia trayectoria política, en la que desde la nada construyó, primero, la Presidencia de la Cámara de Diputados; y luego, la entronización de Hugo Perié como gobernador de la coalición. De hecho, fue uno de los más fuertes críticos a la decisión de resignar sucesivamente la candidatura mayor en 2001 y en 2005. El referente máximo de Vamos Compañeros es uno de los dirigentes políticos de Corrientes que, con mayor asiduidad, habla con unos y con otros, siempre en un marco signado por los códigos. Y aunque hable con todos, difícilmente pueda pensarse que resignará posiciones. De hecho, nunca lo ha hecho. En este contexto, difícilmente pueda pensarse que tenga reparos en el diálogo con quienes -dentro del partido-están en veredas opuestas. Puede haber visiones opuestas, criterios dispares, pero desde hace tiempo prima el respeto y la convicción de que ninguna diferencia puede ser tan grande como para obviar las coincidencias en torno a objetivos superiores. El ex legislador sabe, como nadie, que para que el peronismo llegue es necesario no cometer errores que antes se cometieron, y a su favor está la confianza que generan los compromisos que asume como que ha hecho de la palabra un culto, algo que no muchos pueden mostrar.  En su momento cumplió con el compromiso de renunciar a favor del radicalismo a la presidencia de la Cámara de Diputados, o el cumplir con la cobertura a la liberación del ex hombre fuerte de la Provincia en circunstancias particularmente difíciles.  Lo que pase de acá en más en la interna del peronismo tendrá, sin duda, una fuerte implicancia en la configuración del escenario electoral y en la conformación de los frentes electorales que terminarán disputando el premio mayor.   Fuente: www.diarioellibertador.com.ar

 





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