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EL TIEMPO EN LA CRUZ

8 de marzo de 2017

La escucha que desató una fuerte interna policial, denuncias y traslados forzosos

Se trataría de un diálogo entre un policía y el nieto de un empresario ganadero asesinado. Circuló vía whatsapp. los detalles.

“Un campo que está en jurisdicción de Yofre... esta hacienda consiste en caballos y vaquillas... terneros guachos. Ese campo tenemos que tener en la mira, yo conozco ese campo. Yo conozco ese campo. Es más, le podemos entrar de la misma manera que le entramos a este campo. Le vamos a entrar a contramano a revisar la hacienda. Total, yo me puedo hacer pasar como que ando cazando. Esa es una buena excusa”.

Así comienza una polémica escucha -habría sido grabada durante una comunicación telefónica en diciembre pasado dentro de un patrullero- que desató una fuerte interna entre agentes de la Policía de Corrientes, que prestan servicio en el centro de la provincia, zona donde el domingo 6 de diciembre de 2015 un grupo de hombres armados ingresó a una estancia llamada “Santa Teresa” y mató al empresario Héctor Aníbal Sartori. Fue ahí, en una zona rural, cerca de Yofre, a pocos kilómetros de Mercedes, ciudad natal del gobernador Ricardo Colombi. Y el diálogo -según fuentes consultadas por NORTE de Corrientes- se habría dado en diciembre pasado entre un oficial de la Policía de Corrientes de apellido López y un nieto del empresario asesinado.

La filtración del audio vía WhatsApp causó enojo en la cúpula policial, y nos solamente se produjeron cambios y traslados, sino que existirían denuncias contra el agente que habla -que se presume que es López- tanto de su par, un jefe policial del Priar (Policía Rural e Islas) que es nombrado en la polémica conversación, y de las autoridades de la Unidad Regional II con sede en Goya.

El diálogo continúa con la palabra del oficial A.E. López: “...eso tenés que dejar que siga como efecto rebote no más. Ahora cuando empiecen a apretar la clavija, cuando a este sargento le corten la cabeza, que le van a cortar, y les comiencen a apretar a los controleros. Que no reciben plata sino órdenes nomás. No van a aguantar el calor con saco. Van a empezar a largar. Porque es distinto que el policía esté metido y otra cosa es que le estén obligando. Porque este Ghelardi (de nombre Juan Ernesto, rango comisario general, jefe policial Priar) tiene una mala costumbre: le putea al personal, les dice ‘esto es así y así, yo ordeno y nada más’. Y el personal se le va a dar vuelta por el mismo efecto del maltrato. El Esquetino (un agente que fue detenido por López cuando su par trasladaba hacienda de procedencia dudosa en un camión) si tiene que morir en la cárcel, se va a morir, porque él está jugado por el jefe. Pero el resto del personal no. Del Priar yo conozco gente rescatable. Es más, esos me tiraron información concreta, que fue mi logro. No todos son todos, hay cuatro o cinco...”

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En ese instante del contacto telefónico, que hasta ese momento en su mayor parte sólo habló el policía, se escucha que el motor del vehículo en el que transitaban los agentes minoriza la marcha, y al parecer se detiene. Muy de vez en cuando también se aprecia claramente el sonido que producen los cubos de hielo al golpear el interior de un termo.

Fue a partir de ahí que se lo escucha con más nitidez a un joven que se presume que es el nieto de Sartori: “Cuando yo fui al Priar a hacer una exposición (a informar) de que hay vacas de la sociedad en mi campo (que) quiero alquilar y quiero que retiren. Y me dijeron ‘no, es tu hacienda, vos tenés que juntar las vacas y que vengan a buscar’. Pero el tema es que, ¿cómo junto las vacas si no tengo caballo? Me dicen que ellos vayan a buscar, que ellos ocupaban el campo... me dijo que presente documento, título de propiedad. Es como que buscaban la vuelta, siempre”. A lo que el oficial le contestó: “Hay que hacerle bien cauteloso y rápido, porque ellos ya nos vienen jugando con ventajas desde que pasó el hecho de tu abuelo, ¿viste? Mientras ustedes estaban con el dolor de la pérdida de tu abuelo, ellos ya estaban pensando en números. Por eso le dije a tu viejo que no se duerma. Y cualquier cosa que él necesite acá en la zona, algún aporte, confidencial, cauteloso, así como estamos hablando. Si tengo que sacar licencia y ocuparme netamente del tema de ustedes, yo no tengo problema, ¿eh? Total eso es conversable después”.

El joven aportó un breve comentario: “Todo trabajo que ustedes hacen tiene su recompensa”. El supuesto policía respondió rápidamente y con firmeza: “Sí, sí. Eso ya hablamos con tu viejo. Es más, si yo hubiera sido otro, le cierro con los 20 novillos y elijo mi camioneta y ustedes ni enterados de esto. Pero esos no son mis principios. Yo prefiero estar así pobre, sin nada, pero tranquilo. Ahora en realidad no estoy tranquilo porque toqué un panal de abejas. Hay mucha gente metida... ahí tenés, el propio intendente. Eso hay que manejarlo bien. Hay que estar seguro. Pero si te digo que comienzan a caer los pirulos, los secuaces, esos no vas a aguantar, vos Matías. Hay gente que está comprometida y bien recompensada. Y esos van a morir callados. Después está el personal a quienes se les ordena, y esos son los que le tiran bronca al Esquetino este que cayó. Y esos son los que están siendo maltratados psicológicamente por el jefe del Priar... el Ghelardi ese. Después hay otro que es allegado a éste que es el oficial Oliva, que es un morochito. Y así hay tres o cuatro. Por eso te digo, si podemos sentarnos a hablar con tu viejo, yo tengo fotos de ellos para mostrarle las caras, para que él tenga cuidado cuando hable con esa gente”.

El muchacho continuó con sus comentarios breves: “Sí, pero yo prefiero ni hablar”. Sin darle la oportunidad al joven de que continuara hablando, el presunto oficial interrumpió: “Con el que hay que hablar de esa zona es con el comisario Toledo” (jefe policial de la seccional Primera de Mercedes). “Claro, con ése sí”, dijo el joven. “Ése es un tipo que va al frente. No tiene ninguna relación con Ghelardi. Inclusive, en un principio Ghelardi lo quiso involucrar a Toledo. Como que Toledo tenía algo que ver con el homicidio de tu abuelo”, agregó quien se supone que es López.

En este sentido, el su­puesto nieto de Sartori, le recordó inmediatamente que a un tal Soto, también policía, fue vinculado en el crimen del ganadero. 
“Exactamente. A Soto (Gheraldi) lo quiso acostar, como que él era el cuatrero. Por eso Soto se comió un traslado. El otro día hablé con Soto, se enteró que le agarré al Esquetino. Y me dijo ‘por fin se va a acla­rar quién es el verdadero cuatrero. A mí me gustaría hablar con la familia Sar­tori para decirle que se den cuenta que yo no soy el cua­trero’”.
Desde el otro lado de la línea el joven dijo: “Prime­ro no se sabía bien cómo fue (el crimen de Sartori), se daba todo que era por el problema del robo de gana­do. Y después que no. Que no era eso. No sé si seguiste el caso...”.
A lo que el agente contes­tó: “Y yo seguí un trecho y después me dejaron afuera. Cuando yo comencé a pre­guntar sobre los animales, qué, cómo, dónde, cuándo, de taquito me dejaron afue­ra. Pero me dejaron afuera de la actuación (del caso, expediente), pero yo seguí haciendo mi trabajo perso­nal. ¿Entendés? Y por eso fue que llegué adonde lle­gué. Porque si yo me hubie­ra quedado, ustedes nunca hubieran podido saber qué fue lo que realmente pasó. Iban a seguir siendo sos­pechosos Soto y Toledo. Pero ahora yo le revertí la situación, yo sólo con mi personal, con tres o cuatro que son de mi confianza. Es más, el chofer que andaba conmigo, que es de mi con­fianza, ése tampoco aceptó el soborno. Le dijo (no da nombres a quién se refie­re aquí ): ‘te doy 100.000 (pesos) y mi camioneta, la Montero (Mitsubishi) esa que secuestramos en Mer­cedes’. A mí me ofreció 20 novillos gordos, y la ca­mioneta que quiera, que lo único que quería era hacer un llamado telefónico no­más, para hacer negociado. Andá a saber si no le estaba por llamar a tu pariente, a Feliciano. ‘Mirá, me agarra­ron acá, conseguime una Toyota, lo que sea’. Y el otro por no caer con las 3.000 cabezas, es capaz de entre­gar cualquier Toyota... en el caso de que yo aceptara. Pero estoy lejos de eso. Yo prefiero aceptar una re­compensa de ustedes, mi conciencia no me va a es­tar carcomiendo. Y de últi­ma, si quiero un vehículo, listo, hablo con tu viejo, le digo ‘mirá sácame fiado y yo pago en cuotas’. Es decir que él me salga de garante. Porque uno necesita a ve­ces, pero bueno, tiempo al tiempo nomás”. 
El policía continuó: “Cuando yo estuve en el Priar, y vi ciertas cosas que no me cerraban, más lo que pasó con tu abuelo, después seguí trabajando en Yofre, seguí mi línea después en Perugorría y ahí cerré el círculo. Mirá cómo cayó, al mes que vine acá lo tumbé. Yo no lo hice solo, tengo gente que me ayudó, ellos no quieren que se los nombre porque tienen miedo a las represalias, a los traslados. Pero como yo le dije a tu viejo, yo no tengo familia, no tengo mujer, no tengo hijos. Y la misionera, la de Apóstoles... no sé si me está esperando”. 
Casi al finalizar la escu­cha, se escucharon risas y el diálogo se puso más ameno: “Che Matías, ¿cuándo vas a venir? Vamos a ir a cazar. Después de las Fiestas”. El joven rápido contestó: “Después de las Fiestas voy a andar por allá”. 
El presunto policía le dijo al muchacho: “Yo aho­ra estoy por mirar tu cam­po, donde están todos tus animales. Voy a pegar una mirada, yo filmé todo. No vaya a ser que falten al­gunos animales. Vamos a estar en contacto, y hablá con tu viejo que se presente como querellante de parte heredero y de la sucesión. Porque así con abogado le sigue a la causa ¿Entendés? Cualquier cosita estamos en contacto. Un abrazo, chau, chau”. 
La comunicación tele­fónica finalizó. Y quien supuestamente es López remató: “No sé si me habrá interpretado que yo estoy queriendo la camioneta. Con una Toro (Fiat) me con­formo. Y al otro Sartori le voy a pedir todo el equipo... para investigación. Micró­fono, como el agente (007) ese, teléfono en el taco”

Fuente:www.nortecorrientes.com



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