INTERNACIONALES
27 de julio de 2016
Toman rehenes y degüellan a cura en iglesia de Francia
Dos terroristas del Estado Islámico irrumpieron en una parroquia de la provincia de Normandía y asesinaron a un sacerdote de 84 años. Además, mantuvieron cautivas a cinco personas e hirieron a cuchilladas a dos de ellas. Tras cometer el sangriento ataque, fueron abatidos por la policía.
Dos hombres armados con cuchillos ingresaron a una iglesia próxima a Ruán, Normandía, tomaron rehenes y degollaron al cura, en un hecho que fue calificado por el presidente francés, Francois Hollande, como obra de “terroristas que reivindicaron pertenecer al Estado Islámico”.
El ataque, que sacudió a Francia a once días del atentado de Niza que cobró más de 80 vidas, se inició en la mañana del martes cuando dos hombres irrumpieron en la iglesia de Saint Etienne du Rouvray por la puerta trasera, degollaron al cura e hirieron a tres personas más (una está “entre la vida y la muerte”, según fuentes oficiales), antes de ser abatidos por la policía al salir.
Los dos hombres ingresaron al lugar entre las 9.00 y 9.30 hora local (4.00 a 4.30 en Argentina), y fueron reducidos y muertos alrededor de las 10.45 al salir del edificio, informó la prensa francesa. Uno de ellos estaba fichado por la policía y llevaba un brazalete electrónico para tenerlo controlado. Según informó una fuente judicial a la emisora France Info, el hombre, cuya identidad aún no ha sido confirmada al igual que la de su compañero, tenía permiso para salir de casa de sus padres, donde residía, entre las 08:30 y las 12:30.
El terrorista, que murió abatido junto a su compañero tras secuestrar a cinco rehenes durante una hora y herir a dos de ellos -además de matar al sacerdote-, había sido encarcelado en prisión preventiva en 2015, cuando fue abortado en Turquía su intento de unirse al Estado Islámico en Siria. Sin embargo, en marzo de este año quedó libre, controlado desde entonces por el brazalete electrónico, indicó la agencia de noticias EFE.
El perfil de uno de los terroristas
La Tribune, de la ciudad suiza de Ginebra, aseguró por su parte que uno de los autores presuntos del atentado, un francés de 19 años, había sido arrestado en el aeropuerto de Ginebra el 14 de mayo de 2015, rechazado por Turquía. Según el diario ginebrino, había intentado llegar a Siria dos veces. Después de un tiempo en prisión, fue extraditado a Francia bajo “proceso por asociación ilícita para preparar actos de terrorismo”, detalla el periódico.
Los dos atacantes secuestraron al cura junto a dos religiosas y a dos fieles cuando se celebraba una misa matinal. El asesinado era el padre Jacques Hamel, de 84 años, y según un comunicado del arzobispado local había tres feligreses heridos, uno grave.Hamel trabajaba desde hacía diez años en esa iglesia, y era muy apreciado por los vecinos, según el vicario general de la archidiócesis de Ruán, Philippe Maheut.
Posteriormente, el portavoz del Ministerio del Interior, Pierre-Henry Brandet, dijo que uno de los heridos estaba “entre la vida y la muerte”. Fuentes policiales señalaron que podría tratarse de una monja.
Hollande insiste con "seguir la guerra"
El presidente de Francia, Francois Hollande, se dirigió a la localidad de inmediato, acompañado de su ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, bajo ataque de un sector de derecha que lo acusa de no haber brindado protección adecuada a los participantes de la fiesta del 14 de julio en Niza que terminó con un atentado y costó más de 80 vidas.
Durante el trayecto, Hollande se comunicó telefónicamente con el presidente de la Conferencia Episcopal de Francia para conocer los detalles del suceso. Entretanto, la agencia Amaq, vinculada a los yihadistas del Estado Islámico (EI), reivindicó a los autores como “soldados del Estado Islámico”.
La agencia señaló que ambos secuestradores llevaron a cabo esta operación “en respuesta a los llamamientos a atacar a los países de la coalición cruzada”, en alusión a la alianza internacional que ataca posiciones yihadistas en Irak y Siria. Hollande, desde el sitio mismo de los hechos, afirmó posteriormente que degollar un cura es un “innoble atentado terrorista” y que “debemos llevar adelante la guerra contra el EI por todos los medios”.
El primer ministro, Manuel Valls, expresó en una primera reacción a través de Twitter su “horror” frente al “bárbaro ataque en la iglesia", que “hiere a todos los franceses”. El ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Marc Ayrault, pidió a los franceses a mantenerse “unidos” frente a la toma de rehenes y el asesinato de Hamel, “un acto de barbarie que se suma a otros actos de barbarie”. "En estas circunstancias no hay más que un mensaje: mantengámonos unidos”, declaró Ayrault en una rueda de prensa frente a la prefectura del departamento de Indre-et-Loire, donde estaba pasando sus vacaciones, que cortó de inmediato para volver a París.
El canciller francés agregó que en la raíz de este atentado, el de Niza y los de Alemania, están los que “quieren dividir nuestras sociedades, nuestras democracias, nuestra convivencia de creyentes y no creyentes, de católicos y musulmanes, laicos y religiosos”. Pero las primeras reacciones de la oposición de derecha fueron durísimas con el gobierno.
En una breve alocución, el ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy instó a Hollande a aplicar “sin demora” las propuestas de ese sector político en materia de seguridad. Aseguró, además, que “tenemos que ser despiadados” y “las argucias jurídicas, los pretextos para un accionar incompleto” son “inadmisibles”.