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EL TIEMPO EN LA CRUZ

23 de junio de 2016

La crisis está llegando: más de 1.500 locales cerraron sus puertas solo en Rosario

La inflación y la pérdida de poder adquisitivo enfrían el consumo en supermercados y provoca el cierre de pequeños comercios en todos los centros urbanos.

Cada vez más son los números que reflejan la compleja situación económica. Por ejemplo, según datos del Indec, en los supermercados, "la facturación sumó 87.265 millones de pesos en el primer cuatrimestre, con un aumento nominal de 27,6 por ciento respecto del mismo período del año pasado. La cifra posibilita inferir que, con una inflación de alrededor del 40 por ciento interanual, los grandes centros de compra minorista registraron una importante caída en la cantidad de productos vendidos", contó el periodista el periodista Federico Kucher informó en una nota publicada en Página 12. Nota relacionada: Por el tarifazo, se perderán 3.500 puestos de trabajo en los frigoríficos La retracción en las ventas provoca que los supermercados con "una estrategia de cierre de las sucursales menos rentables, con la cual ya acumularon casi una decena de bocas de expendio cerradas en Capital Federal y avanzaron con suspensiones y despidos", indica la misma nota. Pero allí no termina el problema ya que también los pequeños minoristas se ven afectados. Por ejemplo, en grandes centros urbanos del interior como Rosario se contabilizaron 1500 locales cerrados a partir de la puesta en marcha de las políticas de ajuste del Gobierno. Sectores medios de la población modificaron hábitos de consumo volcándose a segundas marcas, al tiempo que los grupos más vulnerables directamente recortaron gastos. "En Rosario el cierre de locales de escala mediana y baja fue masivo. En lo que va del año ya se contabilizan 1500 establecimientos que dejaron de funcionar por el desplome de la actividad", dijo director de la Unión de Usuarios y Consumidores, Claudio Boada, a Página 12. La cuenta incluye tanto almacenes barriale como locales gastronómicos (como pizzerías) y de indumentaria, entre otros. La situación no mejora en las zonas pudientes del conurbano bonaerense. En Pilar, "los vendedores de los shopping te dicen que ahora la gente pasea pero compra poco", detalló Boada. El turismo fue otra de las actividades con importante desaceleración. "En localidades turísticas como Areco los hoteles estaban acostumbrados a trabajar los fines de semana con un 80 y hasta 90 por ciento de capacidad instala. Pero ahora tienen dificultades para alquilar tres habitaciones", aseguró.



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