NACIONALES
6 de diciembre de 2025
La "Hidrovía" quedó bajo los lineamiento de seguridad nacional de los Estados Unidos

El Gobierno publicó el pliego para la nueva licitación del dragado y balizamiento de la Vía Navegable Troncal. De manera explícita, dejó afuera la posibilidad de que participen empresas chinas o empresas que tengan financiamiento estatal. Fue un pedido de los Estados Unidos.
Por Sebastián Premici
La administración Milei dio un paso más en su alineamiento irrestricto hacia los Estados Unidos al excluir la posibilidad de que las empresas chinas participen de la licitación del dragado y balizamiento de la Vía Navegable Troncal (VNT). La publicación de los nuevos pliegos coincidió con la difusión del documento “Estrategia de Seguridad Nacional” en el que Donald Trump trazó los alcances de una nueva Doctrina Monroe para la región con el foco puesto en “la expulsión de empresas extranjeras (de otros continentes) que construyen infraestructura en la región”.
La gestión de la Vía Navegable Troncal, la mal llamada Hidrovía, quedó subsumida en los lineamientos de seguridad nacional trazados por Estados Unidos en donde se prohibió la participación de cualquier empresa o entidad financieras que sea controlada por otros estados soberanos. La mirada está puesta en China. Este planteo choca con la injerencia que sí posee Estados Unidos en el diseño de la traza de la VNT a partir del Memorándum de Entendimiento rubricado por el cuerpo de ingenieros del Ejército norteamericano y puesto en funcionamiento el año pasado.
En una maniobra de pinzas calculada, la publicación de los pliegos para esta nueva licitación también coincidió con la difusión del documento de la SIDE “Política de Inteligencia Nacional”, en el que se especificó que la comunidad de espionaje local pondrá su mirada en los recursos naturales, los minerales críticos y los procesos de extracción de esos recursos en línea con las directrices del documento de los Estados Unidos.
Trump, Doctrina Monroe y Milei arrodillado
La estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos vuelve a enfocarse en el continente americano, lo que constituye no ya una amenaza sino la profundización de la injerencia de ese país en cada uno de los rincones de la región. En principio, no sería a través de la intervención militar (salvo por los ataques sobre las costas de Venezuela con la excusa no comprobada del narcotráfico) sino a través de los vínculos comerciales de sus empresas, las embajadas y los gerentes sumisos de la política.
El documento publicado por Donald Trump sostiene que los Estados Unidos buscarán nuevamente el dominio energético con un rechazo explícito de “la ideológica agenda de cambio climático”; el control de las cadenas de suministros y la expulsión de empresas extranjeras (léase chinas o manejadas por los Estados soberanos declarados enemigos de Estados Unidos) que tengan inversiones en infraestructura dentro de la región.
“Estados Unidos debe tener una posición preeminente en el hemisferio occidental como condición para nuestra seguridad y prosperidad, una condición que nos permita afirmarnos con confianza donde y cuando sea necesario en la región. Los términos de nuestras alianzas, y los términos bajo los cuales brindamos cualquier tipo de ayuda, deben depender de la reducción de la influencia externa adversaria, desde el control de instalaciones militares, puertos e infraestructura clave hasta la compra de activos estratégicos en sentido amplio”, puede leerse en el documento “Estrategia de Seguridad Nacional”.
Para Trump, esté principio sería una suerte de corolario para una ya tergiversada Doctrina Monroe (1823) pensada originalmente para evitar en el Continente la vuelta de las monarquías europeas.
“La Comunidad de Inteligencia monitoreará las cadenas de suministro clave y los avances tecnológicos en todo el mundo para garantizar que entendamos y controlemos. Todo funcionario estadounidense que trabaje en la región debe estar al tanto del panorama completo de la influencia externa perjudicial, al tiempo que ejerce presión y ofrece incentivos a los países socios para proteger nuestro hemisferio”, concluye el documento firmado por Trump con los objetivos para la región.
Dentro de la narrativa “nuestro hemisferio”, América latina vuelve a ocupar el lugar de Patio Trasero. La administración Milei juega a ser el mejor alumno.
La “Hidrovía” en la línea de batalla de EE.UU.
El documento sobre seguridad nacional de los Estados Unidos se publicó el pasado 5 de diciembre, el mismo día en que se conocieron en el Boletín Oficial los informes técnicos y pliegos para la nueva licitación del dragado, balizamiento y cobro del peaje en la Vía Navegable Troncal. Nada es coincidencia.
En el artículo 16 del pliego se establece que “no podrán participar de la licitación personas jurídicas que sean controladas, directa o indirectamente por Estados soberanos o agencias estatales, en el capital, en la toma de decisiones o de cualquier otra forma”. Una cláusula redactada especialmente para dejar afuera a las empresas chinas (en particular a la CCCC Shanghái Dredging).
También se excluyen fuentes de financiación que estén controladas por otros Estados. “Los oferentes deberán especificar las fuentes de financiación previstas para la presente concesión, no pudiendo ser financiados de forma directa o indirecta por Estados Soberanos o agencias estatales”.
Tampoco podrán participar todas aquellas empresas que hayan sido incluidas en los listados de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) que depende del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos. Este registro incluye de manera arbitraria y antojadiza las sanciones a países como Rusia, Venezuela, Cuba, entre otros https://ofac.treasury.gov/sanctions-programs-and-country-information .
La administración Milei se arrodilló de lleno ante los lineamientos de la reversionada Doctrina Monroe. Suspendidas en el tiempo quedaron las palabras de José Nicolás Matienzo, jurista argentino que analizó en un pequeño libro la Doctrina Monroe y su impacto en la Constitución Nacional (1929, reimpreso en 2011 por la Secretaría Parlamentaria de la Cámara de Diputados).
“La República Argentina y demás naciones independientes de América situadas al sud de los Estados Unidos no pueden consentir limitaciones a su libertad en obsequio de gobierno extranjero alguno, ni admitir restricciones impuestas a su capacidad jurídica por una nación que se arroga la función de protegerlas, asumiendo una tutela que nadie le ha conferido, ni podría conferirle con arreglo a los principios del derecho internacional”, escribió Matienzo hace casi 100 años.
Lo técnico es geopolítico
¿Por qué se excluyó a las empresas controladas por otros Estados soberanos y no se dice nada sobre el Memorándum de Entendimiento (MOU) con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército norteamericano?
El MOU que se puso en funcionamiento el año pasado esconde detrás de su narrativa “técnica” la presencia del ojo del amo en la región. Probablemente el interés yanky esté puesto en un posible control sobre la triple frontera, con especial énfasis sobre Brasil. Por eso quieren tener una pata sobre la “Hidrovía”. Un acuerdo similar también fue rubricado con Paraguay.
La excusa para la participación de las Fuerzas Armadas norteamericanas es el asesoramiento técnico. De acuerdo a lo informado en el MOU, la cooperación mutua y el intercambio de información entre ambos países se relacionará con los siguientes asuntos:
- Políticas de control de inundaciones y gestión de recursos hídricos.
- Gestión y modelización de terrenos inundables.
- Gestión de cuencas hidrográficas.
- Evaluación económica de las políticas de control de inundaciones, gestión de recursos hídricos, protección medioambiental y restauración.
- Configuración de sistemas para el control de las inundaciones y la gestión del control hídrico utilizando tecnologías avanzadas.
- Preservación de los ambientes fluviales, humedales y evaluación del hábitat.
- Tecnologías de ingeniería fluvial.
- Sedimentación y dragado.
- Disposición final de material contaminado.
- Expansión de la capacidad del puerto y de los canales de navegación interior.
- Navegación: equipos de última generación; experiencia necesaria de pilotaje y de la tripulación; asistencia; condiciones meteorológicas; geometría de los canales y restricciones e intrusión de agua salada.
- Planificación de la gestión costera.
- Protección de diques.
- Control de la erosión de los canales y estabilidad de los taludes.
- Procesos, ingeniería y diseño de ecosistemas.
- Modelización numérica, gestión y uso de datos y herramientas de apoyo a la toma de decisiones.
- Gestión del riesgo de inundaciones basada en características de la naturaleza.
- Ingeniería ambiental.
- Cuestiones de política pública hídrica.
- Recuperación de tierras.
- Topografía e hidrografía.
- Mantenimiento de rompeolas y escolleras.
- Programación/planificación (encuentro de embarcaciones, señalización, iluminación, posicionamiento, programación, pilotaje, escala en el puerto, etc.).
- Diques, diques de contención y vertederos; inspecciones de seguridad, mantenimiento y gestión de riesgos.
- Diseño y construcción para la sostenibilidad.
- Intercambio de experiencia técnica, mejores prácticas y lecciones aprendidas.
“Los participantes acuerdan que todos los datos, documentos e información obtenidos para la ejecución del presente MOU, así como los análisis, informes o programas generados durante el mismo, que se hallen protegidos legalmente o sean considerados como información no divulgable, no podrán ser divulgados total ni parcialmente”, puede leerse en el texto del MOU.
Mantener el estatus quo del puerto de Montevideo
Otra de las claves del proceso de licitación para la gestión de la VNT tiene que ver con la obturación del Canal de Magdalena, que le daría al país la oportunidad de salir hacia el Océano Atlántico sin tener que pasar por el puerto de Montevideo.
El lobby para que todo siga igual en relación a la traza de la VNT es adjudicado a las empresas usuarias, las grandes navieras, los dueños de los puertos y las grandes cerealeras, entre ellas Cargill, Bunge, Viterra, LDC y ADM). La Cámara de Puertos Privados (CPPC), con el lobby de Luis Zubizarreta, contrató a la consultora Serman y Asociados para llevar adelante un informe “independiente, objetivo y puramente técnico” sobre las posibles bondades de la incorporación del Canal de Magdalena a la Vía Navegable Troncal de la Argentina. El resultado fue obvio.
“Como inversión pública, el mismo presenta un valor actual neto (VAN) negativo. Eso significa que, al nivel de profundidad alcanzado por el presente estudio, prefactibilidad, los beneficios que representa el ahorro de costo de transporte, por la disminución del tiempo de navegación que permite el Proyecto, no es suficiente para pagar el costo incremental que exige la construcción y el mantenimiento del nuevo Canal”, puede leerse en el documento “Estudio Técnico y Económico sobre el Canal Magdalena” (Serman y Asociados, 2021)”.
Esto ocurrió en línea con la autorización que otorgó la administración Milei a la profundización del calado del Puerto de Montevideo, movida que también se había convalidado durante la gestión de Mauricio Macri. En febrero de 2024, la Delegación Argentina en la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) aprobó los planes de profundización a 14 metros del puerto de Montevideo, presentados por su contraparte uruguaya hace más de una década. La ejecución de este nuevo acceso corta la entrada desde el océano al Canal Punta Indio.
Todo esto tiene un por qué (o varios). El diseño de la traza navegable de la VNT quedó en manos de las cerealeras, los dueños de las navieras y barcazas que transportan el 80% de las exportaciones del país. A Estados Unidos le conviene que así sea para mantener el statu quo del puerto de Montevideo (que también se volvió central en las operaciones internacionales de narcotráfico).
“La OTAN prefiere que el control del acceso a la Hidrovía lo tenga Montevideo. Históricamente, el puerto de Montevideo ha sido controlado por intereses extranjeros”, explicó en diálogo con El Destape el arquitecto Pablo Peyró, miembro del Foro por la Recuperación del Paraná y Encuentro Federal por la Soberanía.
La SIDE garante de la Doctrina Monroe norteamericana
Un día antes de la publicación de los pliegos para la nueva licitación de la mal llamada Hidrovía y el documento sobre la estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos, la administración Milei difundió a través del Boletín Oficial el documento “Política de Inteligencia Nacional” un compendio de las atribuciones de la SIDE donde “todos” pueden caer bajo el ojo del espionaje. Existe una mancomunión de directrices entre ambos documentos, en lo relacionado a las actividades de inteligencia sobre los recursos naturales, minerales críticos, e infraestructura.
“La creciente demanda global de minerales críticos, fuentes de agua dulce, biodiversidad y vectores energéticos ha intensificado procesos de extracción, acaparamiento y externalización de impactos, tensionando ecosistemas sensibles y comunidades periféricas”, puede leerse en el documento de la SIDE.
La administración Milei firmó otro Memorándum de Entendimiento para entregarle a los Estados Unidos la información privilegiada sobre los proyectos de litio y minerales críticos, en el marco de lo que se denomina Alianza para la Seguridad de los Minerales Críticos.
El documento de la SIDE continúa con la siguiente definición: “Por su dotación estratégica de litio, gas no convencional, acuíferos y biomas de alto valor ecológico, la Argentina enfrenta escenarios de presión simultánea por parte de actores estatales y corporativos, lo que exige una lectura integrada que articule variables ecológicas, geopolíticas y productivas en función de la defensa de sus intereses estructurales”.
Sobre estos lineamientos se llevarán adelante tareas de anticipación, identificación, reconocimiento, monitoreo y análisis de amenazas relevantes a nivel nacional, regional y global “que pudieran impactar en la preservación y/o libre disponibilidad de los recursos naturales estratégicos y la cadena de valor en la que ellos se insertan”.
La frase “cadena de valor en la que ellos se insertan” significa quedar subsumidos a los intereses de la reeditada Doctrina Monroe que posee sus propias definiciones para hacerse de los principales recursos naturales y de infraestructura de la región.
Fuente: www.eldestapeweb.com
