Después de 6 años en lista de espera, su padre le donará uno de sus órganos
Son oriundos de Curuzú Cuatiá y llegaron a la Capital para hacer la diálisis, desde septiembre de 2008 está inscripta en el Incucai. El 16 de este mes será la operación en simultáneo del papá y de la hija, en el Hospital Garrahan de la provincia de Buenos Aires.
CLARISE SANCHEZ SOLOAGA
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El 17 de diciembre de 2000 nació en Curuzú Cuatiá Alejandra, la segunda hija de Alicia y Pedro, unas 23 horas después tuvo su primera operación en la Clínica del Niño; por un problema congénito y demás inconvenientes de salud tuvo que iniciar la diálisis en el Hospital Juan Pablo II a los 7 años de edad; su padre se mudó a la Capital para acompañarla y luego los siguieron la madre y hermana. Desde septiembre del 2008 está en lista de espera del Incucai y por el deterioro tanto físico como psicológico de la pequeña, la médica de cabecera aceptó que sus padres hicieran los estudios de compatibilidad para ser donantes, el 16 de septiembre próximo el papá donará uno de sus órganos a su hija menor.
“Nació con un problema congénito, los médicos nos dijeron que no era para preocuparnos sí para ocuparnos porque era una situación complicada, un día después de nacer ya la estaban operando en la Clínica del Niño. Hicimos estimulación médica pero avanzó el diagnóstico, tenía insuficiencia renal crónica, estaba hinchada, subía de peso, no eliminaba líquido y aparte no eliminaba la toxina a través del riñón. En 2007 vinimos preocupados al médico porque hacía retención urinaria grave y nos empezó a dar indicios que la diálisis era inminente y también el trasplante”, contó a El Litoral Pedro Sosa, papá de Alejandra, alumna de primer año del Colegio Liceo Pedro Ferré.
Diálisis
Su mamá, recordó que en 2008 le pusieron un “conducto que va unido al corazón y donde día por medio tiene que ser pinchada por una aguja, por ahí sale la sangre intoxicada y por el mismo medio se devuelve la misma sangre limpia”. Sus padres comentaron que “su jornada desde ese año inicia a las 5.30, cuando hay que colocar anestesia local en el lugar donde será pinchada”, la diálisis dura cuatro horas y esos días no va al colegio.
El tratamiento comenzó el mismo año que inició su escuela primaria. “Era todo muy dramático y doloroso, se partió al medio la familia, tratábamos de viajar a Curuzú para que esté con su mamá y hermana y no se rompieran los lazos, antes que ellas se mudaran también”, dijo Pedro.
“Su seño comentó que ella siempre estaba pendiente del horario, continuamente preguntaba la hora para la salida, con el correr de los años la maestra se da cuenta que era por el miedo a la diálisis, se aferraba a la escuela”, expresó la mamá de la joven.
El trasplante
“La única salida era el trasplante de órgano, como somos docentes nos fuimos preparando, fuimos investigando sobre la donación. Ella está desde septiembre del año 2008 inscripta en el Incucai, en el registro nacional de lista de espera. Siempre veíamos si seguía activa, desde ese año empezamos a aclamar por un órgano, hay muy pocos donantes”, relató Pedro.
Su esposa Alicia agregó en este sentido que “es fácil decir que uno será donante o que donará los órganos de un ser querido pero, actuar en ese momento es difícil, es importante donar no sólo por ella sino por todos los niños que esperan un órgano y también los adultos”.
El tío, hermano de la mamá quería donar el riñón pero era sólo un 60 por ciento compatible y los médicos dijeron que no era recomendable. Germán Jesús Correa, un día llamó a su cuñado y le dijo “haría todo para que ella esté bien, iniciaré los estudios de compatibilidad”.
El donante
Luego de varios años de espera por la aparición de un órgano, en agosto del año pasado los padres de Alejandra iniciaron los estudios de compatibilidad y en marzo de este año confirmaron que el papá era el que tenía mayor porcentaje y en abril le dieron una fecha probable de internación. El martes 9 de septiembre sería su última diálisis en el Juan Pablo, el 10 estaría internada en el Garrahan, en la Unidad de Trasplante Renal y el 16 sería la operación.
“El martes pasado me respondieron que sí me podía operar y hoy (ayer) me dijeron que los estudios que envié estaban bien y que me esperaban el martes. Cuando en marzo me dijeron que era compatible me puse a llorar, llamé a mi señora y no le conté a Alejandra porque se estaba haciendo la diálisis. Fue una reacción muy emocionante porque nacemos todos de nuevo, será un proyecto de vida nuevo porque de la salud de Alejandra depende toda la familia”, expresó Pedro.
La decisión
“Veíamos que el tiempo se dilataba y debatimos mucho, porque queríamos hacer esto hace rato pero la doctora dijo que era mejor un donante cadavérico y tener un donante vivo de reserva si el cuerpo no respondía; ella estaba mucho tiempo dependiendo de una máquina, se empezó a deprimir y se le caía el pelo, por eso y muchas otras razones no quisimos esperar más”, relató Alicia.
Pedro agregó “es insostenible la situación, es complicado sostener anímicamente todos los días, muchas veces vuelve llorando”. “Teníamos que buscar una salida”, continuó el padre que donará uno de sus órganos.
Fuente:www.ellitoral.com.ar