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OPINIÓN

30 de marzo de 2014

Siguen los conflictos en un año que no es electoral

Cirugía mayor en la Policía, en medio de un escenario enrarecido en el que los desentendimientos con el justicialismo tienden a acentuarse a partir del tironeo en torno a descuentos compulsivos que se siguen haciendo, mientras los intentos de acercamiento entre el Gobierno provincial y el de la Capital están condenados al fracaso. Un inminente fallo del Superior podría echar luz en el tema de las retenciones a la Coparticipación. En el sector docente, Suteco marca la diferencia con posiciones fuertes que alcanzan mayor eco del esperado en las bases. La Dpec sigue "en rebeldía". La interna liberal ocupa el centro del escenario político, con el desarrollo de un cronograma que se cumple a rajatablas. El nuevismo y el autonomismo diagraman la reorganización partidaria. En el PaNu, la previsible ratificación del liderazgo excluyente de Tato, que vela desde ya las armas para ir por todo en 2017. Los autonomistas, muy cerca del PaNu, esperan su convención prevista para el próximo sábado. En el radicalismo, todos miran a Colombi y, aunque nadie quiere sacar la cabeza antes de tiempo, hay varios que se anotan para la sucesión aunque reconocen, por un lado, el síndrome de fin de ciclo que enfrenta el esquema radical en Corrientes; y por otro, la creciente dificultad que tendrán en materia de alianzas para el turno electoral en el que se juegue la Gobernación. La pelea de Ricardo con Natalio pareció llegar a su clímax al inicio de semana aunque -en las últimas horas- habrían surgido indicios de una fumata que nadie descarta. Otra semana pasó y el Gobierno volvió a faltar al compromiso de elevar el pliego del quinto juez de un Superior que en los hechos se sigue manejando con tres. Las probabilidades de Panseri y Sotelo quedaron casi igualadas luego de que días atrás todo indicaba que el camarista sería el elegido. En el medio de ambos habría una alternativa que estaría siendo manejada por Colombi en la máxima reserva. Las desconfianzas del número uno se acentuaron a partir de que desde su propio riñón se filtró la visita que hizo a Tato hace casi un mes, levantando una polvareda que no termina de disiparse. En los hechos, no hubo ningún hecho concreto que muestre resultados de ese cónclave. Desde el PaNu se insiste en que la prioridad es la habilitación de su líder para competir en elecciones libres. La cuestión de espacios y cargos pasa a segundo plano para las naranjas. Un proyecto que pondría a prueba la fortaleza del sistema político recalaría en la Legislatura.
Por CONFUCIO

El breve diálogo sostenido entre el Papa Francisco y la delegación argentina ante la Organización Internacional del Trabajo, integrada por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el jefe del gremio de la construcción, Gerardo Martínez; el presidente de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, y el titular de la cámara de empresarios de la alimentación, Daniel Funes De Rioja, tiene un significado que excede lo estrictamente protocolar para convertirse en un nuevo gesto del Sumo Pontífice en favor del diálogo social para garantizar la transición política.
En ese sentido, este encuentro, materializado la semana siguiente a la audiencia concedida por Francisco a Cristina Fernández de Kirchner, se inscribe en esa misma dirección. El Papa está extraordinariamente atento a todo lo que sucede en su país y su manifiesto ascendiente sobre los principales dirigentes políticos y sociales le permite, bien que con la discreción del caso, influir en el curso de los acontecimientos.
Quien seguramente estaría en mejores condiciones de abonar esta suposición es el padre Carlos Accaputo, coordinador del equipo de Pastoral Social de la diócesis de Buenos Aires, antiguo amigo y estrechísimo colaborador del cardenal Jorge Bergoglio, reciente víctima de un violento asalto en el que resultó lesionado en el rostro por los delincuentes; una circunstancia que se hizo patente el martes pasado, cuando apareció públicamente con un vendaje en la cara en el acto de recordación del primer año de asunción del pontificado por Bergoglio, realizado en el auditórium de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
El evento estuvo pletórico de contenido político. La multitudinaria asistencia, que hizo que más de una figura significativa, pero inexperta en el arte de los codazos pasase casi desapercibida, abarcó un amplísimo espectro, que incluyó desde el diputado nacional, Juan Carlos Dante Gullo y varios otros caracterizados representantes del Frente para la Victoria, hasta un calificado grupo de dirigentes del PRO, incluidos el presidente de la Legislatura porteña, Cristian Ritondo, y la diputada nacional Laura Alonso; personalidades como Roberto Lavagna, y un núcleo de sindicalistas como el titular del gremio de la alimentación, Rodolfo Daer, y su colega del sindicato del calzado, Agustín Amicone (ambos, como Lavagna, cercanos a Sergio Massa).
Los sucesivos expositores, que enfocaron desde diferentes ángulos la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, coincidieron en una versión muy concreta sobre este primer documento del pontificado de Francisco, en el que destacaron inequívocamente dos cuestiones fundamentales: una preocupación prioritaria por la problemática por la exclusión social y el énfasis puesto en la promoción de la "cultura del encuentro". Más allá de su inequívoca tónica pastoral, ambos puntos están llamados a tener inequívoca incidencia en las futuras formulaciones políticas.
Las características de este acto adquieren aún mayor significación si se tiene en cuenta que fue el mismo Accaputo, que meses atrás tuvo una extensa conversación a solas con Cristina Kirchner, quien posibilitó el comentado encuentro en la Santa Sede entre Francisco y el cuarteto formado por Tomada, Martínez, Méndez y Funes de Rioja, miembros de la delegación oficial tripartita de la Argentina ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
No está claro todavía si Francisco aceptará la invitación que le cursaron sus visitantes para pronunciar un discurso en la sesión inaugural de la asamblea general de la OIT, en junio próximo, aunque es evidente que el evento constituye una interesante tribuna para que el Papa acentúe su prédica social y refuerce su creciente protagonismo internacional, cuyo último hito resonante fue su entrevista con Barack Obama.
Un detalle colateral que convendrá seguir atentamente es el rol político del nuevo rector de la Universidad de Buenos Aires, Alberto Barbieri. El ex Decano de la Facultad de Ciencias Económicas es el primer titular de la UBA de origen peronista después del golpe militar de 1976. Mantiene además buenas relaciones con sectores del radicalismo y de la jerarquía eclesiástica. El hecho de que la Pastoral Social porteña haya escogido un salón de la universidad estatal para realizar un acto de homenaje a Francisco revela un simbolismo que no corresponde subestimar.
Pero el episodio permitió también exhibir, con las sutilezas propias de una institución milenaria, ciertas desavenencias eclesiales. Doce días antes, el jueves 13, se había celebrado el primer aniversario de la elección del Papa con un acto académico en la Universidad Católica Argentina, cuyo rector, monseñor Víctor Fernández, fue el primer obispo argentino designado por Francisco. Uno de los promotores de aquel evento, en el que se otorgó un papel protagónico al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, fue Aldo Carreras, un laico católico de antigua amistad con Bergoglio, quien es hoy el nexo entre el gobernador bonaerense, Daniel Scioli y la Santa Sede.
Si para muestra basta un botón, vaya otro: monseñor Jorge Lozano, obispo de Gualeguaychú, presidente de la Comisión de Pastoral Social del Episcopado Argentino y ex obispo coadjutor de Bergoglio en la diócesis de Buenos Aires suele referirse cariñosamente a Accaputo con el apodo de "Paladino", en alusión al recordado delegado personal de Perón en la Argentina que en 1971 tuvo a su cargo la delicadísima misión de desempeñarse como emisario del líder justicialista ante el gobierno de Alejandro Agustín Lanusse.

PROBLEMAS PARA MASSA

Sergio Massa dice contar con la colaboración de sus adversarios y los mandobles de sus amigos. El debate sobre el Código Penal le otorgó una oportunidad que aprovechó inteligentemente para mejorar en las encuestas.
Las apresuradas interpretaciones periodísticas de la conversación telefónica entre Cristina Kirchner y su colega ruso, Vladimir Putin, que pusieron énfasis en un gesto de acercamiento de Buenos Aires a Moscú en plena crisis de Crimea, le permitió a Massa, que casualmente estaba en Washington, mejorar su recepción ante sus interlocutores estadounidenses, cuyos oídos ya había halagado con sus críticas al acuerdo argentino-iraní y al régimen venezolano de Nicolás Maduro.
Sin embargo, las desafortunadas declaraciones de Luis Barrionuevo sobre Néstor Kirchner abrieron un flanco muy vulnerable, que se profundizó con la convocatoria al paro general del 10 de abril, que abrió una fuerte discusión interna entre las huestes sindicales del Frente Renovador.
Ni lerdo, ni perezoso, Jorge Capitanich explotó esta debilidad para golpear al mismo tiempo contra el paro y contra Massa. La estratagema colocó por primera vez a Massa a la defensiva. De aquí al 10 de abril, el Diputado tendrá que hacer malabares para no quedar pegado a una discusión que desea eludir.
Avalar la medida de fuerza impulsada por Hugo Moyano y Barrionuevo supondría un costo elevado en términos de opinión pública y un foco de conflicto con el sector sindical de los "gordos" que acompaña a Massa, pero permanece encuadrado en la CGT encabezada por Antonio Caló. Desautorizarla implicaría una ruptura con otros sectores sindicales que, independientemente de su imagen negativa, están en condiciones de paralizar el país.
Otro tema que preocupa a los asesores de Massa es la versión de que el gobernador de Córdoba, José Manuel De la Sota habría decidido retomar su campaña presidencial y a tal efecto buscaría el apoyo de sectores del peronismo opositor que hoy coquetean con el Frente Renovador.
Algunos massistas especulan que, contra lo que indicarían las apariencias, la jugada de De la Sota estaría en sintonía con Scioli. El mandatario mediterráneo ocuparía dentro del peronismo un espacio que su colega bonaerense no estaría en condiciones de abarcar sin mengua de sus vínculos con la Casa Rosada.
De la Sota frenaría el drenaje hacia Massa del peronismo disidente para converger luego con Scioli en una fórmula presidencial que aspiraría a reflejar la unidad del peronismo.

LA CASA ROSADA
HACE SU JUEGO


A esta altura, uno de los interrogantes mayores puertas adentro del justicialismo es determinar cuál será la estrategia de Cristina Kirchner en relación a las elecciones nacionales en las que el FpV corre el serio riesgo de perder el timón del Estado.
Están quienes creen que el cristinismo apostará a retener a cualquier costa el control de Santa Cruz sin demasiado interés por la suerte de la sucesión de Cristina. Quienes esto piensan aluden a la exitosa mediación llevada a cabo por Julio De Vido en la provincia sureña, que le garantizaría al actual Ministro de Planificación una banca en el Senado de la Nación, quizás como premio al hecho de que el gobernador Peralta ha vuelto al redil cerrando filas con el kirchnerismo, que llevaría como moneda de cambio nada menos que la Intendencia de Río Gallegos para Máximo Kirchner, interesado en iniciar su carrera política desde el mismo lugar que lo hizo su padre hace más de dos décadas.
Algunos hasta hablan de la posibilidad de que la propia Cristina esté en la nómina de legisladores nacionales, aunque no faltan los que la ven como legisladora provincial, lo cual se asociaría con un dato de la realidad que pasa por la limitación que a los fueros nacionales existen a partir de la reforma impuesta en los últimos años que han permitido, entre otras cosas, que legisladores como Carlos Menem, a pesar de estar en funciones, sean juzgados y hasta condenados; algo que no sucede con las leyes de inmunidades de distintas provincias argentinas, entre ellas Corrientes.
En esta línea de pensamiento se señala que Cristina se mantiene en sus trece respecto a que no adheriría a la candidatura de Daniel Scioli, prefiriendo impulsar un candidato de su riñón que algunos apuestan a que sea el propio Carlos Zannini, y otros asocian esta iniciativa al nombre del actual Gobernador de Entre Ríos.
En este caso, serían las Paso la mecánica legal para discernir la candidatura presidencial del justicialismo; aunque claro pareciera estar que el cuello de botella pasa por el ballotage, una instancia inevitable a la luz de la conformación del escenario político nacional que muestra cuatro candidatos fuertes en carrera como lo son Julio Cobos, Sergio Massa, Daniel Scioli y Mauricio Macri.
La situación de Macri alienta distintas especulaciones. Por un lado, la intentona del Frente Progresista de sumarlo a sus filas, aunque esta posibilidad choca con una férrea oposición interna que encarnan Pino Solanas, Ernesto Sanz, Raúl Alfonsín, Gerardo Morales y hasta el propio Hermes Binner, aunque a favor estaría no sólo Lilita Carrió, sino además el senador Julio Cobos y el diputado nacional, Oscar Aguad, decididamente inclinados estos últimos a la necesidad de ampliar las bases de sustentación del progresismo.
Un dato curioso pasa por la visión que hay en la Casa Rosada respecto a Macri. Los diálogos entre Cristina y Mauricio se han intensificado notablemente en los últimos tiempos.
Es un denominador común, tanto en las esferas del poder central como del Gobierno de la Ciudad la buena onda que existe entre el kirchnerismo y el macrismo.
No faltan, en este contexto, quienes aseguran que para la Presidenta nada le vendría mejor que un eventual triunfo de Macri en las presidenciales, como forma de tener abierta la posibilidad de un retorno en el mediano plazo.
En este marco asoma el selecto Club de Gobernadores, muchos de ellos impedidos de ir por una nueva reelección; los llamados Barones del Conurbano, y los intendentes de todo el país del FpV, que miran con notoria preocupación la posibilidad de que un enfrentamiento a cara o seca entre Massa y el FpV termine poniendo en riesgo sus respectivos territorios, sean gobernaciones o intendencias.
De hecho, son muchos los gobernadores los que no pueden volver a serlo. Nada menos que 14 de los 24 están constitucionalmente impedidos, de los cuales once pertenecen al oficialismo gobernante.

¿Y TINELLI?

En altas esferas del poder central se manejó como probable la posibilidad de que Marcelo Tinelli finalmente intente su incursión en la política, una alternativa que tendría un efecto desestabilizador del precario equilibrio que muestra el escenario nacional.
Los que están cerca del hoy poderoso hombre de medios, con perfil empresario, aseguran que el desembarco de Marcelo en política podría darse, aunque no en lo inmediato.
Antes, quizás habría que esperar que Tinelli apunte a controlar la AFA como sucesor de un Grondona que no termina de irse; aunque todos coinciden en que no le queda mucho hilo en el carretel.
Tinelli podría además, como complemento de su afianzamiento en el mundo del fútbol, intentar quedarse con un canal de aire que podría ser Telefe, el cual en virtud a la aplicación de la Ley de Medios Audiovisuales obliga al grupo español a adecuar su titularidad a las previsiones legales.

EL PREVISIBLE FIN
DE UNA PELEA


Nadie lo anunció, lo hizo público y difícilmente alguien lo reconozca, pero es un dato de la realidad que el Gobierno y el multimedios más importante del país han acercado posiciones, culminando la beligerancia que alcanzó límites impensados en tiempos no lejanos.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, cierto es, falló en favor de la constitucionalidad de la Ley en un recordado y extenso fallo que en muchos aspectos terminó siendo una solución salomónica que obligó a las partes a acordar no como ninguna de ellas quería, pero acordar al fin más allá del contenido mismo del entendimiento, un cese del fuego y una nueva política en la relación.
En este contexto, algunos como Jorge Lanata quedaron en "off side". Sirvieron en un momento como punta de lanza, pero hoy son sin duda un problema. Aun así difícilmente Clarín se vaya a desprender de manera traumática del periodista, aunque en los hechos sería previsible sí que la línea editorial se vaya poniendo en sintonía con una realidad en la que prima el interés de la empresa.


EL FIN DEL CONFLICTO
DOCENTE EN LA
PROVINCIA DE BUENOS AIRES


El Gobernador, después de casi tres semanas de paro decidió poner en acción a su hombre más importante, el caso del jefe de Gabinete de Ministros, Alberto Pérez, un cuadro de sólida formación y entera confianza del mandatario bonaerense, quien mostró una vez más muñeca como para llegar a un acuerdo cuyo trasfondo es la necesidad imperiosa de Scioli de superar un conflicto que estaba mellando sus aspiraciones presidenciales.
En los hechos, se jugaba mucho. Y entendiendo esta circunstancia se logró un acuerdo que le permite de acá en más, y seguramente luego del mundial, salir ya con la decisión de quien está decidido a pelear adentro y afuera una candidatura que la tiene asumida.
"Dijo más de una vez que sería candidato, y nunca se desdijo de ello", remarcan muy cerca de él los mismos que aseguran que no se debe estar todos los días ratificando algo que Daniel lo tiene más que claro.
Ha dicho también el Gobernador que el sistema de selección del candidato está regulado por Ley, aludiendo a que las Paso permitirán dirimir con los distintos precandidatos que el Frente para la Victoria tenga quién será el que corra con los colores del oficialismo gobernante.

Scioli teme tanto un enfrentamiento con Cristina como ser el bendecido por ella. Está convencido de que no debe estar ni cerca, ni lejos y que su suerte como candidato para la segunda vuelta debe pasar por una autonomía y una identidad diferenciada que le permita pelear con Massa el ballotage.

UN HOMBRE AL QUE NO SUPIERON ENTENDER EN SU TIEMPO, HOY ES
RECONOCIDO COMO EL GRAN ESTADISTA POR TODOS LOS SECTORES DE ESPAÑA


Dice el dicho que en política como en la Justicia, cuando llega tarde no sirve de nada. Adolfo Suárez fue una figura central en el histórico proceso de transición que se vivió en la España posfranquista, en esa compleja coyuntura en la que sólo la muñeca política de Suárez supo conducir. Cierto es que la personalidad de éste, sus orígenes y crecimiento político se dieron al amparo de la feroz dictadura del generalísimo Francisco Franco, de la que fue funcionario y su niño mimado. Sus cuatro años al frente del timón de un país sacudido por el oleaje de un pasado atroz y de un futuro incierto son ahora reconocidos por todos los españoles sin distinción, que en una rara coincidencia difícil de lograr lo ubican como el gran estadista de España.
Una foto recorrió el mundo allá por el ‘81. Patética e ilustrativa del temple del entonces Presidente. Fue en aquella decisiva jornada en la que el teniente coronel de la Guardia Civil española, Antonio Tejero Molina irrumpió en las cortes como cabeza de un golpe de Estado, cuyo objetivo era borrar del mapa la existencia de la monarquía.
Pistola en mano, Tejero ordenó cuerpo a tierra que cumplieron sin chistar más de 350 parlamentarios, taquígrafos, periodistas y funcionarios espantados por la situación.
Adolfo Suárez fue la excepción junto al líder del Partido Comunista español, el diputado Santiago Carrillo, y su Vicepresidente. La foto de Suárez permaneciendo sentado en su sitial  de Presidente mientras las balas repicaban cerca de él fue, por rara paradoja, el inicio de su muerte política.
Católico, deportista, audaz, falangista y, sobre todo, obediente Suárez fue un funcionario de la primera línea del franquismo.
Cuando el Generalísimo murió el 20 de noviembre de 1975 dio paso, 48 horas después, a la entronización de Juan Carlos próximo a cumplir los 38 años.
El 3 de julio de 1976, el Rey convirtió a Adolfo Suárez en Presidente. El elegido fue visto como un play boy metido a la política, un aventurero poco capacitado, incluso para cambiar algo y que nada cambiara. Suárez terminó siendo la sorpresa. En poco más de un año, un país sacudido por el terrorismo y acechado por las fuerzas armadas, el nuevo Presidente impulsó el Pacto de la Moncloa. También promovió una reforma política destinada a desmontar el andamiaje del poder franquista.
Convencido de que era un paso necesario para la instauración de la democracia, Suárez legalizó al Partido Comunista. También amparó, pese a la tenaz resistencia de la Iglesia, la ley de divorcio. Suárez, que se sentía Presidente legal por haber sido nombrado por el Rey convocó a las primeras elecciones libres luego de más de cuarenta años. Las ganó en junio de 1977 al frente de su partido.
Un año después de ser elegido, Suárez buscó mayor legitimidad. Impulsó una reforma constitucional que fue aprobada en el ‘78 y en marzo de 1979 volvió a triunfar en las primeras elecciones bajo la flamante constitución.
En 1980, con los coletazos económicos de la crisis petrolera y una creciente desocupación, su poder comenzó a declinar. El Rey le retiró su apoyo en virtud de diferencias por la entrada de España a la Otan y a ciertos nombramientos en el Gobierno y en las Ffaa. Por esos días llevaba siempre una pistola y juraba que lo sacarían del gobierno con los pies para adelante, o luego de perder unas elecciones. Finalmente, en enero de 1981 terminó renunciando, cercado por los rumores de un golpe de Estado. Y acaso para impedirlo después llegó el ostracismo. Suárez pasó poco menos que a ser un muerto civil. Intentó volver a la política, pero su partido terminó por enviarlo al destierro.
Tres décadas después, es la historia la que reivindica a un hombre que en su tiempo no supo ser comprendido y al que ahora todos sin excepción le reconocen haber sido el artífice de una transición compleja.

OYARBIDE, LA CONTRACARA DEL SISTEMA JUDICIAL Y POLÍTICO

Una vez más, el juez Federal, Norberto Oyarbide quedó en el centro de la escena envuelto en un nuevo escándalo que puso al Gobierno en la necesidad de cerrar filas para proteger a un hombre con el que no quiere andar mal. Más allá de los innumerables servicios que le ha hecho al kirchnerismo en los últimos tiempos, muchas veces la alta exposición pública y la excentricidad del polémico Juez colocan al Gobierno en situaciones difíciles.
Cierto es que Oyarbide ha hecho de su vida un show, con un deliberado alto perfil que sobresale respecto de sus pares, la mayoría de los cuales no lo saludan.
Desde afuera podría decirse que es un Juez poderoso. Quizás sea visto como el más poderoso de los jueces federales del país, quizás por más conocido o emblemático.
En los hechos, y puertas adentro del sistema judicial, Oyarbide dista de ser un juez con predicamento o influencias en sus pares o en la familia judicial.
En este aspecto, es la contracara de una juez como María Servini de Cubría, que supo a través de los años tejer una red poderosa con el sistema al punto de tener siempre una posición de fuerza para negociar con el poder de turno, al que muchas veces enfrentó y se impuso como en el reciente caso del intento de La Cámpora de desplazar a su hijo de la Secretaría del Consejo de la Magistratura.
Oyarbide es pues un juez anti sistema. Servini es la expresión más clara de una juez que pisa fuerte porque -tras ella- hay siempre férreas voluntades que le reconocen un liderazgo ganado con los años.
Caso como el del ministro Petracchi, con toda una vida dentro de la Justicia, que transitó por los distintos escalones hasta llegar al mayor sitial y perdurar en él por más de tres décadas sin macula alguna. Hijo de otro notable jurista, ex procurador general de la Corte y ex procurador del Tesoro, el doctor Petracchi es como la doctora Cubría, exponente de un sistema judicial que no comulga ni admite el protagonismo, ni las excentricidades de jueces que como Oyarbide son mascaritas sueltas en el universo judicial.
Pasa en Corrientes también. Hay quienes vienen con trayectoria, logros, prestigio y reconocimiento forjados por muchos años. Y hay de los otros que sobrevaloran la coyuntura y se pierden en el día a día sin entender que sólo la conducta genera el respeto que excede a los naturales cambios que la política genera.
Un caso a mencionar es el del todavía juez de Cámara Julio Castello, que con sobrada edad para el retiro prefiere seguir en la trinchera luego de una larga trayectoria que se inicio allá en la década del ’60 como joven secretario civil  de la entonces juez, Celia Graciela Urrutia de Feris, y siguió pocos años después como juez de Instrucción hasta ser reconocido por el Gobierno de José Antonio Romero Feris para ser promovido a camarista, aun cuando mantenía con el entonces Gobernador una relación distante que no fue óbice para que el mandatario provincial elevara su pliego.

PANORAMA PROVINCIAL

En el plano local, sobresale la enorme importancia que reviste la decisión unánime adoptada por la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de todo el país que aceptaron la propuesta del ministro de Corrientes, Fernando Niz para deliberar en esta provincia el próximo 8 de agosto. No es un hecho menor para la Justicia de Corrientes apenas meses después de estar al borde de la Intervención Federal, en medio de múltiples irregularidades que han comenzado a subsanarse con la ida del renunciante ministro, Carlos Rubín.
Cierto es que ya entonces, cuando el tema se trató en la Junta Federal fue el propio ministro Niz el que abogó por encontrar dentro del funcionamiento de las instituciones de la Provincia las necesarias correcciones.
Cierto también es que contribuyó de manera decisiva la prudencia puesta de manifiesto por la senadora nacional, Josefina Meabe, que a la hora de la verdad prefirió poner el pie en el freno consciente de que el remedio podría ser peor que la enfermedad si se daba la posibilidad al Gobierno central de que pueda instalar un delegado en el Poder Judicial, capaz de generar problemas mayores.
La "Dama de Hierro", si algo no tiene es falta de picardía o ingenuidad. Era consciente que dar un cheque en blanco al Gobierno federal era casi un salto al vacío.
En momentos decisivos Josefina sabe cuándo decir que sí o que no, y el bloque del FpV no pudo lograr un acompañamiento clave para una decisión de alto impacto, justamente porque fue la propia presidenta Cristina Kirchner quien condicionó el voto justicialista a que la iniciativa sea refrendada por la Senadora liberal.
Ahora, meses después, la Junta desembarca en Corrientes. Son conscientes de que ha habido un punto de inflexión y de que aun cuando falta mucho por hacer se advierte un cambio de tendencia que apunta a una mayor transparencia y seriedad en el manejo de la cúpula tribunalicia.
Es mucho sí lo que falta por hacer, pero el solo hecho de que se haya impuesto la línea de diálogo con los estamentos inferiores es ya un dato positivo tanto más cuanto si al diálogo sobrevienen respuestas.
En este marco, hay buena acogida de los camaristas y jueces por las visitas que a dependencias judiciales ha iniciado de un tiempo a esta parte el ministro Niz, acercándose a mirar el funcionamiento de juzgados y cámaras de modo de tener una vivencia clara de la problemática a solucionar.
El trabajo en equipo impuesto en la cúpula tribunalicia contribuye a crear un marco de entendimiento para secundar de manera efectiva la natural soledad del cargo de Presidente, defecto este en que incurrieron sucesivamente Eduardo Farizano y Carlos Rubín, que terminaron aislados de una realidad que los superó, sin la contrapartida de una sólida base de sustentación que comience por sus propios pares y siga gracia abajo en los estamentos inferiores de un poder en el que prima la verticalidad sustentada en la vigencia de normas claras de cumplimiento inexorable.
Uno de los temas en carpeta aun sin solución es lograr que el Superior funcione con sus cinco ministros, desterrando definitivamente la práctica de una "mini corte" que hoy puede favorecer a uno, mañana a otro, pero en definitiva degrada el prestigio del Tribunal como tal al relegar el cumplimiento de los mandatos constitucionales y legales.
La misma referencia cabe al mecanismo aún no reglamentado de la circulación de las causas, al rol del presidente reservado a ser árbitro final, y al sorteo del orden de votación que está impuesto en el Código para las cámaras civiles, pero que en la propia cabeza del Poder Judicial aún no se logra una normativa que despeje definitivamente la prevención que se ha generado por años de una discrecionalidad absolutamente inaceptable.
Hoy se sienten víctimas de este sistema -impuesto en otros tiempos- aquellos que, por años, se consideraron beneficiarios de algo que dista de ser lo correcto.
De ahí la necesidad de legislar -con reglas claras- que disipen toda duda de manipulación en la circulación de las causas y en la conformación del Tribunal.
Más allá de que hoy falte un quinto ministro y esté ausente por razones de salud el doctor Juan Carlos Codello, lo correcto -en términos legales y constitucionales- sería integrar de manera plena el Superior con los dos subrogantes legales, quienes intertanto deberían pedir licencias en sus cargos de jueces de Cámara hasta que el Superior vuelva a funcionar con sus jueces naturales.

¿Y LA DIVISIÓN DEL
MINISTERIO PÚBLICO?


La Corte Suprema de Justicia de la Nación se expidió hace ya más de un año y finalmente el Superior Tribunal terminó revocando un fallo anterior que hacía lugar a la inconstitucionalidad de la reforma.
Ahora se espera que el Senado complete el trámite del acuerdo de los dos funcionarios propuestos y que éstos asuman, lo cual si hay lógica, debiera producirse antes del desembarco en Corrientes de más de una veintena de presidentes de cortes provinciales y de la propia Vicepresidente de la Corte, que tiene el oído atento a lo que pasa en la Provincia de lo cual puede dar testimonio el mismísimo presidente del Superior, Guillermo Semhan que acompañó semanas atrás al ministro Niz a una reunión con la Juez del alto Tribunal.
Fijo el texto constitucional por decisión firme de la Justicia correntina, no hay razones para dilatar la puesta en funcionamiento de la división del Ministerio Público, tal cual es norma en todo el país.
Los que hablan de la necesidad de una ley reglamentaria parecen obviar la operatividad que otorga la normativa constitucional.

¿Y LA POLÍTICA?

El recambio de los altos mandos policiales. La asunción de un nuevo jefe. La continuidad del conflicto con los empelados de la Dpec. Los tironeos interminables entre el Gobierno de la Provincia y el gobierno del pueblo de la Capital. El reclamo subsistente de parte de la docencia, los atrasos en el pago a los proveedores del Estado, y la recurrente queja de la gestión provincial frente a lo que considera un trato discriminatorio son los temas de la agenda política a los que se suma la tensa relación, al menos con un sector de la prensa que parece dispuesta a no dejar pasar oportunidad de poner en evidencia lo que considera flancos débiles de la administración colombista.
Lo cierto es que Ricardo tiene su propia impronta. El tiempo le ha dado la razón en muchas de sus decisiones, y a esta altura difícilmente vaya a cambiar su estilo más allá de que ha sabido con inteligencia ir adecuándose a lo que impone la realidad, siendo distinto el Colombi del primer mandato que el Ricardo del segundo y el tercero.
Una cosa es clara. Hace a la historia de los pueblos. Una cosa es llegar y otra muy distinta es mantenerse y proyectarse. Más allá de que Colombi hoy reniegue de la posibilidad de una nueva reelección, al menos debe asegurarse no sólo tener incidencia determinante en la elección del precandidato que corra con sus colores, sino además que éste tenga posibilidades de ofrecer batalla en un escenario político que como el provincial muestra todas las características de un fin de ciclo, parecido a lo que ocurre con el kirchnerismo en la esfera nacional.
El día después, que tarde o temprano llega para todos, agudiza la importancia que tiene en los tiempos que transcurre la llamada Santísima Trinidad.
Opinión pública, medios y Justicia están por sobre la realidad del día a día de la política tradicional y superada del viejo sistema de punteros.
Cuidar la imagen y la ponderación en los sondeos es el primer desafío que tienen los gobernantes, aun los que se van y aspiran a no licuar su poder anticipadamente para que les quede el suficiente poder residual como para ser parte en la discusión que se viene.

TATO REFICHA

Con un Ricardo que dice no será parte del tiempo que se viene, la decisión de Romero Feris se mantiene inalterable y genera expectativas dentro y fuera del nuevismo.
Primero en Capital, ayer en Concepción. Una interna que se está desarrollando y el retorno esperado y saludable del vicepresidente 1º, Omar Yung muestra a los naranjas encolumnados tras su jefatura natural que a la hora de explicar objetivos y motivaciones deja en claro que está dispuesto a quemar las naves sometiéndose a un nuevo test electoral para que sean los correntinos quienes valoren y ponderen su target actual. Lo suyo no es un cargo. No es la pelea por espacios en una alianza que hasta ahora no le ha reconocido espacios. Lo suyo apunta a más alto. A la necesidad de remover todo obstáculo que le permita competir en elecciones libres en igualdad de condiciones.
Ahí está el objetivo, y en esa dirección parecen encolumnados dirigentes y legisladores del nuevismo, persuadidos de que deben cerrar filas en blanquear la cuestión de fondo que es asociar la situación judicial con la expectativa política que genera una nueva participación de Tato en la arena electoral.
En esto parece haberse quebrado el complejo que supo tener hasta ahora Romero Feris en el sentido de no anteponer la cuestión vinculada a la encerrona judicial. De hecho, las cuestiones que se generan en la política, en la política se deben solucionar. Es lo que hará el PJ Nacional a la hora de avanzar en la normalización del partido mediante una enrevesada estrategia a la que la Justicia deberá ponerle el moño más allá de su dudosa legalidad.

Fuente:www.diarioellibertador.com.ar


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