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EL TIEMPO EN LA CRUZ

14 de marzo de 2014

Histórica sesión: legisladores atendieron a pobladores y prometieron ser austeros

Los senadores abandonaron sus confortables bancas, por sillas rústicas y un recinto de paja. Atendieron a los vecinos. Renunciaron a un jugoso viático para mostrar capacidad de ser austeros. Todo fue armonía con marcado protagonismo radical.

Textos: Cynthia Casco José Agustín Gómez Fotos: Nicolas Alonso Enviados Especiales El paraíso natural de Corrientes, los Esteros del Iberá, fue la excusa ineludible para que 14 senadores correntinos demostraran madurez política y concretaran un hecho histórico: sesionar por primera vez fuera de la antigua sede de la Legislatura. Ante el inédito recinto, los legisladores escucharon quejas de pobladores, le dieron media sanción a Ley provincial de Turismo calificada “como la más moderna del país” y se comprometieron a ser austeros.  Trasladar todo el Senado a 390 kilómetros de Capital fue estratégico e ideado por el vicegobernador Gustavo Canteros, líder del peronismo anti-K y presidente de la Cámara alta. Allí mismo, donde anualmente unos 30 mil turistas vistan el humedal más grande de América, hoy en crisis comercial por los problemas energéticos que castigaron a todo el país y que también acabaron con la paz de los pobladores por haber perdido, sólo está temporada, el 60% de los turistas. Lejos de los últimos avances tecnológicos y de cualquier señal que comuniquen con la “selva de cemento”, 14 de los 15 senadores correntinos (sólo no asistió la kirchnerista María Inés Fagetti) emprendieron la travesía de dejar sus cómodas y acondicionadas bancas para sesionar a la vera de la Laguna Iberá en rústicas y sencillas banquetas y bajo un improvisado quincho de paja que sirvió de sala legislativa. Bajo un hermoso y brillante cielo, los legisladores mostraron humanidad y soportaron estoicamente los 30 grados de temperatura que no tuvieron piedad en las húmedas camisas de esos políticos que habitualmente sólo trabajan con aire acondicionado. Otro hecho histórico del que fue testigo el Iberá, es la promesa de austeridad asumida por esos 14 políticos electos por el pueblo que entendieron -según ellos mismos dijeron- que era hora de cambiar el paradigma legislativo y hacer extensiva esa actividad a rincones que incluso en épocas de campaña electoral son esquivas. Una demostración de madurez política fue cruzar toda la provincia en vehículos propios  y no oficiales, para que quede claro que ellos también entienden lo que es ser austero, y no sólo el pueblo. Otro signo de grandeza fue renunciar, con mucho esfuerzo, al jugoso viático que hubiese merecido tamaño esfuerzo para quienes tienen el deber de legislar. Pero los senadores buscaron también mostrar compromiso con el pueblo y entonces decidieron hacerle frente a los reclamos de los vecinos del pueblo, hecho histórico sí los hay. Recorrieron algunas instituciones, escucharon atentamente a una decena de afligidos y sorprendidos pobladores, que aunque avisados con anterioridad de lo que sucedería, no podían reprender las gestualidades que tal hecho inédito generaba. Así descreídos de la realidad, los ibereños repitieron, pero con sordina, lo que cotidianamente lamentan ante el intendente: los problemas energéticos, las eficientes instalaciones eléctricas, el estado de los caminos y el problema de la posesión de las tierras, rememorando que hace un año llegaron cartas de intimación de los herederos de un muy antiguo poblador que exigían la mitad del pueblo como su patrimonio. Los legisladores, claro, no evidenciaron sorpresa pues la problemática les era familiar.  Pero se arremangaron e hicieron un esfuerzo por mostrar comprensión y preocupación con ese sector de la población. La armonía fue interrumpida por un lugareño que no desaprovechó la ocasión para vociferar algunas verdades; ese fue el fin de la recorrida (ver página 5). Todo eso sirvió como previa a la labor parlamentaria. Tan amenos estaban los "legisladores del pueblo" que producto de esa armonía política decidieron incorporar dos nuevos proyectos al orden del día, impreso desde hace semanas, pero que bien valía la molestia en son de la profesa convivencia. Por supuesto, las modificaciones sólo eran resolutivas. Así llegó el momento más histórico: la sesión a la verá de la laguna en la que se aprobaría sin objeciones y sólo con loas, la Ley de Turismo, que según su autor, el radical Sergio Flinta, fue destacada por el propio ministro nacional Enrique Meyer como "la más moderna del país". Un dato no menor es que Corrientes promulgó en 2003 una ley de Turismo que nunca fue reglamentada y por eso el oficialismo decidió reformularla. Aunque guardó algunas similitudes: crear el consejo de turismo mediante el cual se podrán presentar proyectos que serán financiados con un fondo destinado al sector, que también la norma crea. Pero antes de que se aprobara ese proyecto también considerado histórico, se aprobaron las iniciativas de la senadora María Brouchoud, anfitriona y esposa del ex intendente y hermana del actual, quién pidió informes al Ministerio de Obras y Servicios Públicos y a la Dirección Provincial de Vialidad, sobre la paralización de obras de la ruta provincial 40. La vía resulta estratégica, pues es el principal camino que conduce a la reversa natural, tiene una extensión de 80 kilómetros de tierra y hasta un pequeño chaparrón la torna casi imposible de transitar. Sobre la iniciativa se hicieron algunas objeciones en las que la cuestión política estuvo a la orden del día. El senador Flinta pidió aclarar que la obra corresponde a Vialidad Nacional, por lo que consideró necesario que también se haga llegar un pedido de informes a ese organismo. Se refirió además a una situación que derivó en un conflicto, cuando la Provincia intentó con algunas maquinarias avanzar en algunos arreglos. "Felizmente hubo diálogo entre ambos gobiernos y se llegó a un acuerdo, que destrabó lo sucedido", se jactó el radical.  La respuesta no se hizo esperar y fue el kirchnerista Rubén Bassi, quién salió a aclarar que la obra se proyectó a través de un convenio Nación-Provincia, mediante la cual Vialidad Provincial debía presentar los certificados de obras y el Gobierno nacional depositaba el dinero para la siguiente etapa. "Hace meses no se presentan los certificados y entiendo además que el presupuesto del proyecto pasó de 97 a 323 millones porque se encontraron con inconvenientes en el suelo", dijo el senador para marcar presencia, pero sin polemizar pues el lugar no lo ameritaba.    Luego se avanzó en un reclamo para cambiar los postes del tendido eléctrico desde Mercedes a Colonia Carlos Pellegrini. Situación que fue explicada y destacada como primordial para evitar la fuga de turistas que este año afectó a la zona. Acto seguido, se logró media sanción, siempre por unanimidad, a la Ley que crea la Escuela de Guías de Pesca de la provincia, celebrada por los presentes.  Mientras se avanzaba en la aprobación de los expedientes, autoría del radical Flinta, el hombre fuerte del Gobierno y mano derecha del gobernador Ricardo Colombi, éste cobraba protagonismo y mostraba su cintura política para un hecho realmente histórico. Todo pareció estar hecho a pedido de los radicales que se ufanaban de  los proyectos presentados, de los logros del Gobierno provincial, de tal y cual artículo de los 50 que contenían las leyes aprobadas. Del apoyo de todas las cámaras de turismo del país, de los productores, de los vecinos, etc. El kirchnerismo, por su parte, más allá de la escueta intervención del senador Bassi, tuvo su minuto de protagonismo con Rubén Pruyas, quién pregonó el avance de la energía renovable en aquel lejano paraje. También apadrinó un proyecto para que Corrientes se adhiera a la ley nacional de protección de fauna y si bien fue aprobada, la cuestión generó algunos aclaraciones que pudieron incomodar al ex vicegobernador, pues los radicales le recordaron que la norma hace referencia al tránsito federal de especies de fauna y, rápido de reflejos, argumentaron que siempre es engorroso acoplar un legislación nacional a una cuestión local. Pero que en definitiva lo intentarían. En fin, todos contentos.   Placa, asado y despedida Una vez finalizada la sesión, los 14 senadores descubrieron una placa a la vera de la Laguna que inmortaliza el periplo de los legisladores que por primera vez llegaron a ese rincón.  Tras las fotos protocolares, los legisladores compartieron un asado nada austero acompañado de delicias locales. Así poco a poco, se fue disipando la actividad legislativa, no sin antes anunciar el compromiso “al menos informal” de volver a sesionar fuera del recinto, esta vez en Ituzaingó el 24 de abril.     Fuente:www.ellitoral.com.ar

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