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OPINIÓN

9 de marzo de 2014

Scioli y Massa pican en punta

Un claro escenario de doble vuelta muestra la disputa por la sucesión de Cristina. La ley que regula las Paso sería modificada, aunque serviría esta vez como nunca para dirimir aspiraciones dentro del Frente para la Victoria y la alianza radical-socialista. Macri y Massa, curiosamente al ser candidatos únicos de sus espacios se perjudicarían por la falta de competencia que en la movilización sirve para potenciar a los precandidatos. En el oficialismo se analiza un candidato para enfrentar a Scioli. Encabeza la nómina el Gobernador de Entre Ríos, seguido por el ministro Florencio Randazzo. Un interrogante mayor es quién se quedará con la Provincia de Buenos Aires. La disputa Massa versus Scioli compromete varias gobernaciones, entre ellas las de Salta, Chaco, Córdoba y la propia Santa Cruz. En Corrientes, al no votarse gobernador, Colombi -aunque coquetea con cuanto peronista hay- finalmente se replegaría en apoyo al candidato radical, aunque no simpatiza con Julio Cobos. Sus principales alfiles se acercaron a presidenciables de origen justicialista.
Por CONFUCIO

Ahora, todos esperan el cierre de las paritarias y el inicio de los ingresos de los dólares de la soja para terminar de calmar el mercado cambiario. El Gobierno sabe que el país espera el mundial que, a poco más de tres meses, concita todas las expectativas.
El año político, de cara a 2015 comenzará a tomar forma el día siguiente de la finalización del torneo que pondrá al  Brasil en la vidriera del mundo.
Si gana la Argentina, que es una de las posibilidades que no se descartan, por tres semanas más se seguirá hablando de fútbol antes de entrar en la política.
Hasta entonces todo serán escarceos. Manejar los tiempos y las formas, con cuatro grandes precandidatos en carrera como lo son, en un primer pelotón Julio Cobos, Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli. En un segundo pelotón, notoriamente más rezagados y sin generar expectativas se anotan José Manuel de la Sota, Ernesto Sanz, Florencio Randazzo, Coqui Capitanich, Lilita Carrió, o el gobernador de Entre Ríos y quizás el bendecido por Cristina. Muchos de estos se prevé que desertarán antes de las Paso, como se estima también que la ley que regula las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias pueda sufrir alguna modificación impulsada desde el peronismo, que permitiría, entre otras cosas, que el candidato triunfante elija el segundo término de la fórmula a posteriori, con la idea de que él mismo sea quien salga segundo.
Para el Frente para la Victoria como para Unen termina siendo bueno que los candidatos sean más de uno. Ello estimula la competencia y moviliza generando una expectativa notoriamente mayor.
Contrariamente a ello, perjudicados por el hecho de ser candidatos únicos de su espacio, Mauricio Macri y Sergio Massa analizan la posibilidad de ir juntos a las Paso como forma de no quedar relegados en las leyes de juego actuales, en función a que al no tener oposición es previsible un menor grado de participación aun de quienes tienen decidido su apoyo,
No parece éste un hecho menor, habida cuenta de que la experiencia de los últimos turnos electorales muestra que una performance pobre en las Paso genera una notoria pérdida para las elecciones posteriores por aquello del llamado voto útil.
Lo sufrió Eduardo Duhalde en 2011, y Francisco de Narváez, en 2013.
Daniel Scioli maneja como pocos los tiempos, las formas y los silencios. No quiere equivocarse ni ir más rápido de lo que las circunstancias y la realidad del universo kirchnerista aconseja.
Dijo hace tiempo que sería candidato a suceder a Cristina, y lo ratificó con moderación en más de una oportunidad, señalando que las Paso es el mecanismo legal de resolución de las candidaturas, con lo cual dejó en claro que no busca bendiciones que quizás no le convengan, sino que intenta legitimar sus aspiraciones en elecciones abiertas.
En este contexto, la participación de otro u otros candidatos del Frente para la Victoria sería funcional a su propio interés. Intentó, hasta ahora sin éxito, que José Manuel De la Sota se someta a las reglas de juego y compita en el mismo espacio.
La posibilidad de que Cristina tenga un candidato propio no lo inquieta. Ninguno de los precandidatos quiebra el umbral de preocupación en los sondeos que lidera con notoria comodidad el número uno de la Provincia de Buenos Aires.
Los gobernadores e intendentes del sistema peronista saben de la necesidad de tener al frente de la boleta a un candidato taquillero que le traccione la oferta, y no los termine perjudicando.
En este marco, Scioli le saca ventajas a cualquier otro aspirante, máxime si se tiene en cuenta que como candidato de segunda vuelta es el único vinculado al universo K que tiene posibilidades de competir con Massa.
Los demás sufren del síndrome Menem 2003. Al estar muy identificados con el Gobierno, soportan el castigo social que se traduce en el rechazo que hoy muestra la opinión pública hacia la gestión de Cristina, un dato de la realidad que como tal resulta difícil de obviar en cualquier análisis político.
En las últimas horas, el sciolismo se aprestaba, con bombos y platillos a lanzar su estructura nacional para avanzar en la organización del comando electoral nacional de campana.
Una cena en el barrio de Abasto, alistó a la masa crítica del proyecto que decidió en horas de la tarde del último jueves confirmar su realización, más allá de que el propio Scioli estimó inoportuno una alta exposición pública en momento en que el conflicto docente sigue sin solución.
Cuidado por su estilo de las formas y de los tiempos, el Gobernador del primer Estado argentino prefirió eludir el convite de cerrar el acto como orador de fondo con una arenga a la tropa convocada para dar forma orgánica y con alcance nacional al proyecto presidencial.
Ello no impidió que horas después tome un vuelo a Chubut para respaldar la postulación del actual mandatario que va por su reelección y que comprometió el apoyo a Scioli. Frente a él estará Mario Das Neves, que acaba de ganar las legislativas y que adhirió a Sergio Massa.
Con esta movida, Scioli dio desde el Sur una señal de su decisión de pelear la candidatura sin que tal señal sea irritativa como lo sería un lanzamiento en la Capital Federal, que es la vidriera del país.
En las últimas horas, José Manuel De la Sota dio una estocada al pisar en campaña suelo bonaerense ¿Qué pretende el cordobés? ¿Ser el candidato a secundar a Scioli? Es posible, aunque el perfil que podría pretender el mandatario bonaerense quizás esté más cerca del gobernador Gioja o del senador, Miguel Pichetto, sin descartar algún grado de entendimiento que pueda establecer aun después de las Primarias con un candidato afín a la Casa Rosada.
Lo cierto es que los movimientos nacionales tienen su correlato en Corrientes. Quizás como nunca antes. Porque, para llegar bien plantado a 2017 es necesario atravesar indemne el 2015. Nadie duda, por lo demás, el significado que tiene quien será el futuro Presidente y el poco margen de error que tienen muchos dirigentes correntinos, de distintos partidos, con aspiraciones diversas.
En 2017, Ricardo no podrá ser. Y ello supone, desde ya, la conformación progresiva e irreversible de un escenario distinto.
Colombi, en tren de elegir optaría por Sanz, aunque a la postre debería apoyar a Cobos, quien es el que mejor se perfila para correr con los colores de la UCR. Aunque coquetea sin disimulo con De la Sota, Scioli o Massa, y muchos de sus alfiles abrevaron en campamentos peronistas, él es consciente de que en una elección de medio tiempo donde no se juega la Gobernación, volver a jugar fuera del radicalismo sería casi como un salto al vacío.
Aun así, en el corto tiempo es previsible que dé señales contradictorias. Cobos nunca lo ha satisfecho, pero será, sin duda, la carta de triunfo que pondrá en juego el radicalismo; quizás el único con posibilidades de imponerse a Hermes Binner y de intentar, sólo intentar, colarse en la segunda vuelta si el pleito peronista se acentúa, cosa improbable a la luz de las necesidades electorales de gobernadores e intendentes no dispuestos a poner en riesgo sus propios territorios.
Massa espera sumar no sólo a Carlos Farizano, sino también a Braillard Poccard, que con la venia de él ha posibilitado que su sobrino Germán articule una mesa de conducción del massismo.
En las últimas horas, “Perucho” Cassani llegó hasta Tucumán, y aunque aún no se confirmó que esté dispuesto a cerrar con el Intendente de Tigre, todo indica que podría ser otro de los jugadores que Massa ponga en la cancha.
Scioli, por su lado, apunta a un entramado que con base en el justicialismo sume a los más diversos sectores de la realidad provincial; entre ellos, el propio Gustavo Canterios, el conservadorismo y Crecer con Todos, cuyo máximo exponente se muestra fervoroso impulsor de un proyecto que busca sentar sus reales en Corrientes.
La presencia el último jueves, en el barrio del Abasto, de una delegación de correntinos estuvo precisamente orientada a marcar presencia para generar un espacio de coincidencias.
Rodolfo Martínez Llano estuvo, antes, en una reunión en la sede del Banco Provincia de Buenos Aires. Su idea apunta a un armado pluralista y representativo que, partiendo de un peronismo lo más unido posible, sume aliados dispuestos a acompañar el proyecto.
“No hay que buscar referentes, no hay que sectorizar el proyecto, lo importante es ampliar la convocatoria”, expresó Martínez Llano en enero pasado, cuando fue invitado al cumpleaños del Gobernador bonaerense en Mar del Plata. Luego de eso, en cada oportunidad que “Pepe” Scioli llegó a Corrientes invariablemente tuvo el gesto de visitar al dirigente pejotista que, si bien destacó la importancia del acompañamiento de Canteros, abogó siempre por sumar otros sectores y fundamentalmente recostarse sobre el justicialismo que, en estos tiempos necesita constituir un blindaje que le permita sostener el piso electoral logrado en las elecciones provinciales.
Martínez Llano considera que el justicialismo tiene como prioridad asegurar el triunfo de Scioli en 2015, con el compromiso -como está- del apoyo del bonaerense a la coronación de un Gobernador peronista dos años después.
Aun así dejó en claro ante la dirigencia nacional que los correntinos no sólo juntarán votos para Scioli 2015, sino que aspiran a ser parte del poder nacional para que la Provincia tenga en la Entidad Binacional o en la Embajada del Paraguay a un correntino independientemente de quién sea. Reivindicó además la necesidad de formar parte de la organización y las decisiones de la campaña nacional como forma de jerarquizar la representación de Corrientes.
En este marco, parece importante la responsabilidad de la propia dirigencia peronista y no peronista que comulgue el proyecto de poder congeniar la conformación de una estructura pluralista que contribuya a ganar espacios en la escena política nacional, una asignatura pendiente desde hace tiempo.

LOS LIBERALES BATEN LAS PALMAS  

La interna de los liberales parece definitivamente encaminada con sectores en pugna que dirimirán nuevos liderazgos a partir del 27 de abril. El Interventor Marcos Alonso Meabe ha confirmado la fecha y ha firmado el contrato con el Correo Argentino en un todo de acuerdo a la directiva que, sin medias tintas, le dio la Cámara Electoral Nacional al disponer que sí o sí las internas se realicen.
El oficialista, Julián Miranda Gallino corre con ventajas por lógica. Tiene estructura, medios y el manejo de los resortes partidarios. Para algunos, cierta luz verde en el terreno judicial. Frente a él hay sectores que han coincidido, como la llamada Liga de Intendentes Liberales que, apoyada por el sector de Ricardo Leconte, busca instalar en la presidencia del partido a “Nelly” Maciel.
Al cierre de esta edición, quedaba por resolver si Eduardo Hardoy iría con lista propia o se integraría al sector del oficialismo partidario. Los que conocen en paño liberal minimizan el peso específico de los llamados intendentes celestes. Ponen como ejemplo el caso de San Roque, que aunque su sola mención parece pesar, sólo tiene 450 afiliados de los cuales sólo votarían, en el mejor de los casos, cerca de 200. Otra Comuna como Pellegrini no llega a 140 afiliados. En total, dicen desde los sectores oponentes que en el mejor de los casos las intendencias difícilmente superarían los 1.500 votos.
La elección, claro está, se definiría en Capital y en Goya, donde está el grueso de los afiliados. Es una elección por distrito único para el Comité Ejecutivo más allá de que todos los votos no valen igual. Por caso, San Roque, con pocos afiliados tiene gran cantidad de convencionales, algo parecido a San Luis del Palmar.
Otro interrogante es la cantidad de afiliados que finalmente votarán sobre un padrón de casi 70.000 afiliados.
Otro dato a tener en cuenta es qué harán los referentes de ELI ¿Terciarán en la disputa? De hecho pueden hacerlo, porque sobre los afiliados tienen predicamento.
No es un dato menor que, salvo el oficialismo que impulsa a Julián Miranda Gallino, las otras listas están más cerca de Ricardo Colombi, por lo cual disputan si se quiere el mismo espacio que el sector de Cassani.
En este contexto, más le convendría al líder de ELI que en la interna termine triunfando el sector josefinista que adscribe, o está muy cerca del justicialismo, y no los otros exponentes que, como Hardoy, Leconte o la propia Maciel están más cerca del Gobierno.
La pregunta que queda para el análisis es quién gana o quién pierde, sin dejar de tener presente aquella máxima de que muchas veces “el que pierde gana y el que gana pierde”.
La lógica indicaba que nunca Perucho y Josefina debían terminar desconociéndose. Las coincidencias quizás debieron primar sobre las diferencias. Lo cierto es que en la recta final Meabe de Mathó redobló la apuesta, sorprendiendo a propios y extraños. Si bien declinó la Presidencia del partido, parece asegurarse que retendrá el control de las riendas del liberalismo.
 Otra duda es cómo juega Ricardo en este entuerto celeste. Hardoy y los intendentes ¿hasta qué punto actuaron por la libre? Leconte, claro está, tiene autonomía e identidad como para jugar según sus convicciones, más allá de que a la postre su límite pareciera seguir siendo el peronismo. A la hora de elegir, prefiere a Ricardo.
Otros aseguran que Leconte, sus límites los puso con el kirchnerismo. Recuerdan que en el ‘99 formó parte activa y decisiva junto al justicialismo. Aun así, lo que está claro es que aún con sus años, tanto Ricardo Leconte como Josefina Meabe siguen dando qué hablar, en parte porque son, valga la redundancia, parte de la historia de un partido más que centenario.

EL QUINTO HOMBRE

En la semana que se inicia finalmente el Gobierno mandaría al Senado el pliego para cubrir la vacante dejada por Carlos Rubín en el Superior Tribunal. Aunque la lógica indica que finalmente optaría por el fiscal general, César Sotelo, que pretende desde hace tiempo el cargo, nada asegura que al momento de la presentación aparezca un tapado.
Cierto es que el Tribunal no tiene ningún civilista ni ningún administrativista, siendo frecuente que al momento de la integración se cubran las vocalías según las especialidades.
Aun así, la decisión es difícil, prueba de lo cual la inusual demora en cubrirla lo que muestra la necesidad de no equivocarse en el perfil del hombre o quizás la mujer que se elija. Entre ellas sonaron los nombres de Analía Durand de Cassis, Verónica Torres o la doctora Estigarribia de Midón, sin olvidar a la doctora Sierra de Desimoni.

ESCENARIO GREMIAL

En un movimiento extraño para la tradicional gestualidad de la jefatura de la CGT, Antonio Caló decidió esta vez involucrarse de lleno con la negociación salarial docente, convencido de que su reacondicionada relación directa con la presidenta Cristina Fernández permitiría encarrilar sin tropiezos la discusión con los maestros sin complicar el inicio de las clases.
El estruendoso fracaso de la Paritaria con medidas de fuerza en todo el territorio nacional no sólo demostró a Caló lo errado de sus expectativas, también le refrescó la sensación de que en las entrañas del poder sigue primando la lógica de sacrificar hasta los aliados más fieles a costa de asegurar sus objetivos.
Como en el caso del metalúrgico, que hasta se auto impuso un período de reclusión para intentar digerir el golpe de su propio revés, eso de que “el fin justifica los medios”, también golpeó con dureza en el campamento de otro socio incondicional de la Casa Rosada como Hugo Yasky, histórico referente de la Ctera, el más poderoso gremio docente y por lejos el más irritado por la falta de empatía oficial con el reclamo de los maestros.
Desde su propia central sindical, cuyo único poder de fuego se articula alrededor de la construcción nacional de Ctera, Yasky apenas esgrimió una tibia adhesión a las medidas de fuerza de su gremio que postergaron el inicio de las clases en todo el país, pero evitó avanzar sobre el problema de fondo que hace mella en la profunda erosión de los sueldos docentes. Mostró así una exacerbada cautela que desnudó una especial preocupación por eventuales represalias del Gobierno antes que un compromiso efectivo con los intereses del corpus de trabajadores que dice defender.
Para el poder sindical, que estructura en compartimentos por ahora estancos a los amigos y enemigos de la administración K, el desenlace conflictivo de la discusión salarial docente se interpreta por sus efectos más amplios, en términos políticos como económicos, que superan la inmediatez de la pérdida de días de clase, en el contexto de un creciente deterioro de la calidad educativa que pasa facturas a diario.
La fallida mediación de Caló para tratar de encauzar la negociación con los maestros volvió a encender todas las luces de alarma puertas adentro de la CGT kirchnerista, donde leyeron la intransigencia oficial con los docentes como una señal contundente de que el Gobierno irá a fondo para impedir que la ronda de Paritarias en el sector privado defina aumentos por encima del 25 por ciento.
La propia Presidenta ya le anticipó en reserva a la conducción de la central que cuenta con una herramienta clave para disciplinar cualquier intento de salirse de ese molde: el reparto de fondos a las obras sociales que administran los sindicatos. Sólo si se ajustan a los deseos oficiales en materia salarial, la Casa Rosada autorizará la distribución este año de 2.000 millones de pesos adicionales a las prestadoras gremiales, que atraviesan severas dificultades financieras que, por ahora, son soportadas con recursos de los propios sindicatos.
Pero las condiciones que les impone el poder constituyen un arma de doble filo para los dirigentes que desconfían tanto de la palabra oficial como de la conveniencia de ceñirse a un techo salarial que, frente a la incertidumbre de una inflación creciente, podría hacer peligrar sus propios liderazgos, en algunos casos más que en otros.
El Gobierno imagina a Caló jugando en la ronda de paritarias el mismo rol que por tantos años desempeñó Hugo Moyano en tiempos en que la sociedad política del camionero con Néstor Kirchner parecía inquebrantable.

LA ECONOMÍA CON LUZ AMARILLA A PARTIR DEL NO CONTROL DE LA INFLACIÓN, EL DÉFICIT ENERGÉTICO, LA PREOCUPACIÓN POR EL DÓLAR, EL DÉFICIT COMERCIAL, Y EL EMPLEO 

Los últimos datos disponibles confirman que el desempleo no baja. En el cuarto trimestre de 2013 la tasa fue de 6,4 por ciento, arrojando un promedio de 7,1 por ciento en el año, en porcentajes similares a los de 2012. El estancamiento laboral se da a pesar del mayor crecimiento de 2013 y del menor número de trabajadores buscando empleo. La economía ya crea incluso menos empleo que en la crisis de 2009, y las perspectivas para 2014 no son mejores.
El año pasado se crearon apenas 123.000 nuevos empleos, 6,6 por ciento menos que un año atrás. Ya a fines de 2011 la menor demanda laboral de la industria encendía una luz de alerta. Entre 2003 y 2007 la fuente principal de los nuevos puestos de trabajo había sido el sector manufacturero, pero desde 2008 ese lugar lo ocupa el Estado. El cambio en parte se explica por el atraso del tipo de cambio que estimuló la incorporación de tecnología (en detrimento de puestos de trabajo) y el bajo crecimiento de la producción en los últimos años.
En 2012 la industria perdió 36.000 empleos, mientras en la primera mitad del año pasado, principalmente por el buen desempeño del sector automotriz, la cantidad de ocupados volvió a crecer. De todas formas, la caída en la producción industrial durante el segundo semestre (-1,4 por ciento) permite estimar que 2013 cerró sin aumentos. Por caso, el empleo en blanco se mantuvo constante (+0,6 por ciento). Para este año, las perspectivas no son mejores: en enero la actividad industrial continuó en caída (-2,6 por ciento) y difícilmente cambie la tendencia en los próximos meses en un contexto de descenso de la demanda interna (fundamentalmente en bienes durables) y el freno a las importaciones.
A su vez, la construcción, otro de los principales demandantes de mano de obra también dejó de traccionar, principalmente como consecuencia del cepo cambiario. Luego de alcanzar un pico en 2011 su actividad se contrajo en 2012 hasta volver a sus niveles previos el año pasado, gracias al repunte de la obra pública y a una leve recuperación de la inversión privada. Sin embargo, no fue suficiente para que vuelva a crear empleo; durante los últimos dos años la cantidad de trabajadores en el sector se mantuvo constante y los empleados registrados cayeron 14 por ciento, dando cuenta de un aumento en la precarización laboral. En los próximos meses no se puede esperar un comportamiento diferente; el sector no tendrá el impulso de la obra pública y, a su vez, la devaluación volvió a encarecer las viviendas particulares frenando la construcción de nuevos proyectos.
En resumen, este año lo más probable es que el sector privado expulse mano de obra. En un escenario de estancamiento de la actividad con alta inflación (estanflación), las empresas buscarán mantener su rentabilidad a pesar del aumento en el precio de los insumos y la caída en el volumen de las ventas. Así, es esperable que busquen bajar los costos fijos, reduciendo la dotación de personal. En consecuencia, uno de los principales desafíos del Gobierno en 2014 es impedir la destrucción de puestos de trabajo. En este caso, como mediador entre empresarios y trabajadores dado que a diferencia de años anteriores, el rojo fiscal -tanto provincial como nacional- limita la capacidad del Estado de seguir absorbiendo recursos.
Los sindicatos son conscientes de esa situación, pero enfrentan un equilibrio muy delicado porque la aceleración inflacionaria está erosionando el poder adquisitivo de los trabajadores a un ritmo preocupante. Antonio Caló, el titular de la CGT oficialista, ya dejó en claro que va a “priorizar el salario y los puestos de los trabajadores», al referirse a las negociaciones en las próximas Paritarias. En ese marco, difícilmente la mayoría de los trabajadores consiga aumentos por encima de la inflación, dando lugar a una caída en su poder de compra. El necesario reacomodamiento de los precios relativos (tipo de cambio, inflación, tarifas de los servicios públicos) ya está teniendo un costo elevado en el bolsillo de los trabajadores, quitándole dinamismo al consumo. Si a eso se suman menores niveles de empleo, se producirá un efecto aún más contractivo sobre la demanda.
Sin embargo, Caló no es Moyano, la horizontalidad en la primera línea de la UOM está muy lejos de parecerse al monolítico liderazgo moyanista en Camioneros y los salarios en la industria metalúrgica representan apenas un tercio de los sueldos promedio de los choferes del transporte de cargas.  
Más allá de su revés para gestionar la Paritaria docente, el retiro espiritual de Caló también se propuso como instancia para sopesar los pros y contra de la propia discusión metalúrgica. Los próximos días resultarán decisivos en la negociación, aunque a la luz de la firme resistencia que plantean sus socios de la conducción de la UOM, difícilmente el acuerdo salarial metalúrgico se defina por debajo de una pauta de aumento del 28 por ciento. “Se podrá dibujar la forma, pero menos que ese número será imposible”, se atajan en el entorno caloísta.
Es que ni el propio Moyano cree posible que la UOM se allane a los deseos de la Casa Rosada para encorsetar los futuros aumentos en los parámetros pretendidos por Cristina. Cerca del camionero estiman que algunos referentes de peso de la CGT, entre los que mencionan a Gerardo Martínez (Uocra) o Andrés Rodríguez (Upcn), pueden terminar cediendo a aumentos del 25 por ciento, pero descartan que ese esquema vaya a imponerse en la UOM o en otros sectores industriales con salarios más deprimidos.
Si bien en todos los resortes sindicales advierten que la estabilidad laboral será una variable clave en la discusión de los aumentos salariales en la industria, rechazan que ello se traduzca en una abierta discusión a la baja de los parámetros de aumento. Más concretamente, esa situación se anticipa como otro ingrediente que potenciará el horizonte de conflictividad que tanto los gremios oficialistas como los opositores pronostican para los próximos meses.

Fuente:www.diarioellibertador.com.ar


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