OPINIÓN
17 de diciembre de 2023
La olla a presión de un peronismo sin jefe
Gobernadores, movimientos sociales y la CGT creen que hay que darle plazo de libre acción a Milei y esperar la reacción de la sociedad. La jugada de Villarruel y el espejo 2002.
Por Gabriela Pepe
Un ejército derrotado que no tiene jefe, una identidad en disputa y un debate interno que se cocina a fuego demasiado lento, mientras las medidas económicas aceleran el ritmo de la crisis. Dispersas, las distintas tribus del peronismo miden el termómetro social y acuerdan en concederle un plazo lógico de libre acción a Javier Milei en sus primeros meses de gobierno, pero coinciden en la necesidad de sellar una reconfiguración urgente que evite la desintegración.
Esperar a que la sociedad se enoje por el impacto de las medidas de Milei en el bolsillo es una consigna que comparten movimientos sociales, el sindicalismo, gobernadores y parlamentarios. “Si ante el primer anuncio salimos a la calle, cualquier cosa que suceda va a ser culpa nuestra. Hay que medir cuándo se le cae el poder político”, apunta un referente de la CGT, que entró esta semana en la etapa de comunicados sin acción.
Medir bien, calibrar es parte de la decisión que acompaña un análisis que indica que la población “no va a aguantar” el golpe en los ingresos de la combinación que surgirá de la liberación de los precios de los alimentos, el aumento desenfrenado de las naftas y las prepagas, la quita de subsidios al transporte y a los servicios de luz y gas, cuando eso llegue acompañado de un aumento del desempleo, la recesión y el congelamiento de las paritarias.
“¿Cuántas familias van a poder soportar eso? No hay forma”, le dijo este miércoles un asesor a un gobernador que había iniciado de manera informal conversaciones amistosas con la administración de Milei. El mandatario sacaba cuentas imposibles. Una ministra había intentado calmar a los gremios docentes con el mantra de los últimos años: “Quédense tranquilos, los salarios le van a empatar a la inflación”. “No digas más eso porque es mentira. No vamos a poder dar esos aumentos”, la retó en privado otro funcionario al tanto de las finanzas provinciales.Los gobernadores tendrán en los próximos días su primera prueba de fuego. El viernes tuvieron una reunión virtual con el ministro del Interior, Guillermo Francos. El martes se verán con Milei en la Casa Rosada. Peronistas y cambiemistas llegaron a la primera cita enojados por igual: les molestó que el ministro de Economía, Toto Caputo, dijera el miércoles en una entrevista con TN que el Gobierno no estaba de acuerdo con la reversión de la eliminación del Impuesto a las Ganancias, pero que respondía a un pedido de las provincias.
“Se quiso pasar de vivo. Los diez gobernadores de Juntos por el Cambio (JxC) votaron en contra de la eliminación de Ganancias y Milei, siendo diputado, votó a favor. Si el Gobierno no cambia el discurso y no sale Milei a hacerse cargo de que votó mal y fue una medida electoralista, los gobernadores van a pedir que los compensen de otra forma”, le dijo a Letra P un hombre de consulta de un mandatario cambiemista.
Los gobernadores del peronismo, JxC y las fuerzas provinciales plantearon una solución conjunta en la reunión que tuvieron con Sergio Massa en el Ministerio de Economía antes del recambio de gobierno. Propusieron que la compensación de la eliminación de Ganancias saliera de la coparticipación del impuesto al cheque o del impuesto PAIS.
El borrador lo llevó Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y lo trabajó el bonaerense Axel Kicillof. El cambiemista conoce el paño como pocos porque fue ministro del Interior de Mauricio Macri. El expresidente está convencido de que hay que apoyar sin matices el rumbo que propone Milei. El miércoles por la mañana bajó esa orden a los dirigentes que lo visitaron en su casa de Acassuso, Cristian Ritondo, Diego Santilli, María Eugenia Vidal, Humberto Schiavoni y Hernán Lombardi. Los recibió junto a su mano derecha, Fernando De Andreis. El fundador del PRO les dijo que el Presidente estaba tomando las medidas que él hubiera soñado para su gobierno y que no pudo implementar.
Los gobernadores no están tan convencidos. Dicen que tienen el poder para ponerse “creativos” en el Congreso y lo harán valer. Tienen un diagnóstico diferente al que hace Milei. “Es parcialmente cierto que la gente votó ajuste. Milei nunca dijo que iban a subir impuestos. Están en pedo si piensan que la gente va a aguantar todo esto”, apunta un dirigente de peso en la oposición no peronista.
Los mandatarios del peronismo sufren por partida doble. Por el ajuste en las provincias y por la falta de conducción para rearmarse. Repiten en privado que “Milei dura tres meses u ocho años”. El cacique formoseño Gildo Insfrán marcó la línea la semana pasada durante el clásico operativo solidario “Por nuestra gente, todo”. “Ya sabemos que es pato y es rengo. Pero es lo que la gente votó. Hay que dejarlo caminar”, dijo.
Insfrán cree que el peronismo “no tiene que salir” a la calle de manera prematura y manda a apretar los dientes. Sabe que el movimiento “no funciona cuando no tiene conducción” y no tiene empacho en decir que Cristina Fernández de Kirchner ya no ocupa ese lugar y que gastó su última chance cuando eligió como candidato a Alberto Fernández, “sin consultarlo con nadie”. “Ganó Milei porque hicimos un gobierno de mierda y la culpa no es solo de Alberto. Cristina ni se hace cargo”, repite un dirigente territorial del peronismo en una provincia del Norte Grande.
La expresidenta avisó esta semana que no tiene previsto retirarse. “Otra vez en casa”, dice en el video que difundió en sus redes sociales este jueves, en su regreso a sus oficinas del Instituto Patria, ubicado a dos cuadras del Congreso. El mensaje llegó a todos, pero el peronismo ya había tomado nota de una primera derrota significativa en el Senado, donde Victoria Villarruel logró armar una mayoría con todo el arco opositor para despojar de su poderío a Unión por la Patria (UP).
“Lo del Senado fue la expresión más clara de la carencia de liderazgo que tenemos. La cerrazón a articular con otros sectores. Tenemos un bloque enorme, pero nos aislaron. Si no entendemos esto y lo reconfiguramos vamos hacia un desastre”, dice un referente de las organizaciones sociales, que esta semana empezaron a ver el doble juego de Milei en el aumento de la AUH y de la tarjeta Alimentar, mientras se congela el monto de los planes Potenciar. La interpretación es obvia, es el reconocimiento por parte del Gobierno de que no puede desatender a los que menos tienen, mientras intenta limitar el poder de los movimientos sociales.
Salvo aquellas que responden a sectores de izquierda, las organizaciones llegaron a algunos acuerdos esta semana. “Hay que dejarlos avanzar y tener cautela. Nadie quiere ser carne de cañón, no vamos salir como locos a la calle”, apunta un dirigente territorial. En la memoria de los movimientos está la experiencia de Milagro Sala en Jujuy, que derivó en el descabezamiento de toda la Tupac Amaru. Organizaciones sociales y gremios coincidirán los próximos días en actividades conjuntas. Acciones políticas que no tendrán correlato en la calle.
Una Victoria y el punto de quiebre 2018
“Lo de Victoria en el Senado fue muy importante. El triunfo de Javier, con el 56%, es un mensaje también para todo el sistema político”, analiza ante Letra P un funcionario de gobierno sobre la construcción de mayoría por parte de Villarruel, que logró aislar a UP en acuerdo con el resto de la oposición.
En la Casa Rosada creen que la jugada del Senado puede leerse como una antesala de lo que sucederá en Diputados con el paquete de leyes que enviará el Ejecutivo. Entienden que entre los gobernadores “hay conciencia generalizada del desorden de las cuentas” y que colaborarán en la aprobación del ajuste.
Es parcialmente cierto. Los mandatarios ya hicieron saber que acompañarán algunos ajustes, pero temen por el impacto local. “El apoyo se termina cuando la sociedad marque el límite, como pasó con Macri”, dice un dirigente peronista del Norte Grande.
La referencia al macrismo es, justamente, el quiebre que se generó con la reforma previsional que se aprobó en diciembre de 2017. Envalentonado por el triunfo en las elecciones legislativas intermedias, Cambiemos decidió avanzar en el cambio de la fórmula jubilatoria. La ley se aprobó en medio de protestas masivas, con el voto de legisladores que respondían a siete gobernadores peronistas y de fuerzas provinciales. Diputados, senadores y mandatarios sintieron el reclamo de su electorado. En mayo del año siguiente, cuando la crisis se aceleraba, Macri anunció el pedido de auxilio al FMI. La sociedad le sacó el cuerpo al Gobierno, y el peronismo no kirchnerista también. La reunificación se puso en marcha.
“Esta vez va a ser más rápido, en marzo o abril, cuando a nadie le alcance para vivir”, vaticina una voz que vivió de cerca los acontecimientos durante el macrismo. La velocidad, entiende, dependerá de la paciencia de la sociedad frente a la escalada de la crisis. Pero también de quién pueda conducir al movimiento, mientras Cristina avisa que no se retira, Massa guarda silencio y los gobernadores hacen malabares por sobrevivir.
“Lo nuestro es ahora o nunca. Vamos a tener que esperar a que la sociedad se desenoje con nosotros, pero tenemos que definir qué queremos representar o estamos muertos”, concluye uno de los pocos sobrevivientes del vendaval Milei. En la crisis interna también hay coincidencias. Las diferentes tribus apelan a la misma imagen para describir el momento que viven el país y el movimiento: "Estamos en la salida de la convertibilidad. Es 2002. Falta que aparezca un Néstor Kirchner".
Fuente: www.letrap.com.ar