OPINIÓN
5 de noviembre de 2022
Aunque la productividad es alta, se desplomó el salario en los últimos años
La productividad laboral de estos últimos tres años se lo quedaron las empresas. Significa otra forma de transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los empresarios que se suma a la pérdida por un mayor incremento de precios que de salarios.
Por Rodrigo Nuñez
A pesar de altos niveles de productividad, los datos recientemente publicados por el Indec dan cuenta de una fuerte caída de participación los asalariados en el ingreso entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022. La caída asciende a 6,9 puntos porcentuales y el mayor retroceso se evidenció entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019 (70% del total), cuando gobernó el macrismo. Esta problemática fue abordada por la vicepresidenta Cristina Kirchner en su discurso en el acto de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) donde aseguró que "nunca ha habido una participación tan baja de los trabajadores en el PBI como la que estamos teniendo hoy, absolutamente regresiva". Por eso, reclamó una "suma fija" para recomponer parte de la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.
Un informe del Centro de Economía Política (CEPA) señaló que si se analizan los datos excluyendo sector público, la caída de participación de los asalariados en el ingreso entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022 asciende a 6,5 puntos porcentuales. El análisis, de todas formas, da cuenta de que la mayor parte de ese retroceso se evidencia entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019, donde el guarismo retrocede en 4,5 puntos, es decir, el 70% del retroceso total.
Un informe del Centro de Economía Política (CEPA) señaló que si se analizan los datos excluyendo sector público, la caída de participación de los asalariados en el ingreso entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022 asciende a 6,5 puntos porcentuales. El análisis, de todas formas, da cuenta de que la mayor parte de ese retroceso se evidencia entre el primer semestre de 2016 y el primer semestre de 2019, donde el guarismo retrocede en 4,5 puntos, es decir, el 70% del retroceso total.
Si se comparan los valores de los segundos trimestres, los datos de la participación del capital dan cuenta de un proceso similar: +1,2 puntos entre el segundo trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2019; y +3,8 puntos entre este último y el segundo trimestre de 2022. Si se analizan los datos excluyendo sector público, se observa que, entre el primer semestre 2016 y el primer semestre de 2022, la participación del capital se incrementó en cinco puntos porcentuales.
Productividad e ingresos
En consonancia con una distribución funcional del ingreso más regresiva, se observa una brecha relevante entre los ingresos medios de los trabajadores y la productividad de dichos puestos. Si bien la tendencia instaurada desde 2016 es a la baja en ambos componentes, la caída fue más pronunciada en los ingresos de los trabajadores que en la productividad. Esto genera una distancia de productividad no pagada a los trabajadores que alcanza hoy un valor acumulado de 15% (si se consideran los segundos trimestres entre 2016 y 2022) y que, si se ajusta contra la tendencia cíclica, podría reducirse a un 12%.
Vale destacar igual que dicha brecha entre la productividad y el ingreso asalariado real llegó a ser del 20% durante la primera parte del año 2021. En aquél entonces, los ingresos salariales hacían piso mientras que la producción continuaba creciendo y la brecha se amplió fuertemente. De hecho, desde el último trimestre de 2019 hasta la actualidad la productividad laboral por puesto subió 14%, mientras que los ingresos reales de los asalariados solo mejoraron 2%.
Es decir, el 83% de la mejora en la productividad laboral de estos últimos tres años se lo quedaron las empresas. Esto, en última instancia, significa otra forma de transferencia de ingresos desde los trabajadores hacia los empresarios que se suma a la pérdida por un mayor incremento de precios que de salarios.
De 2016 a la fecha, los trabajadores registrados perdieron entre 17 y 22 puntos de poder adquisitivo, mientras que los no-registrados están más de 30 puntos por debajo. Esta brecha de ingreso se explica porque durante el actual gobierno los registrados (tanto público, como privado) pudieron cambiar la dinámica de negociación y disputarle de manera más equitativa a la inflación, pero no así los no registrados. Estos últimos continuaron con la tendencia declinante comenzada en 2016 (aunque a un ritmo sustancialmente menor de pérdida). Incluso, en un segundo nivel de análisis, hacia adentro de los propios registrados privados existen también marcadas heterogeneidades.
En sintonía con estos datos, un informe de la consultora Proyecto Económico que conduce Fernanda Vallejos alerta también sobre el último informe del Indec sobre la participación de los salarios que está "en mínimos históricos" y aseguró que que “claramente los más perjudicados fueron los trabajadores informales que registraron fuertes pérdidas reales en los últimos meses y solo aumentaron en valores nominales un 32% contra diciembre de 2021 mientras la inflación ascendió a 46%. De este modo acumulan una pérdida real de más de 35% respecto del nivel de hace cinco años”.
La caída abrupta de los salarios de los trabajadores informales “no solo produce una disminución del salario real medio, sino que además se profundiza la heterogeneidad salarial, con los salarios del sector no registrado cayendo por debajo del promedio”, puntualizó Vallejos. El trabajo subrayó que “como queda demostrado por la experiencia histórica, los mecanismos de mercado no producen espontáneamente aumentos del salario real o la reducción de la heterogeneidad salarial” e inmediatamente acota que “esa es una tarea de los gobiernos que cuentan con diversos instrumentos y mecanismos para conseguir los resultados que el “libre juego” del mercado no produce espontáneamente”.
Contrario a la intuición, el ciclo de retroceso de los ingresos de los trabajadores iniciado en 2016 no logró ser revertido durante la fuerte creación de empleo de estos últimos años. Es decir, los menores niveles de desempleo del último bienio no redundaron en mejoras salariales reales.
Fuente:www.eldestapeweb.com