PROVINCIALES
10 de abril de 2022
Aun con la ley, sin voluntad política la paridad no se concretará antes del 2030
El proyecto con media sanción de Diputados avanza rengo. Define lo primordial, pero no legisla sobre lo accesorio, que es clave.
La provincia de Corrientes estaría en vías de bajarse del -indeseable- podio de distritos retrasados en legislar sobre la paridad de género en la representación política; hasta ahora junto con Tucumán, donde gobierna o gobernaba el actual jefe de Gabinete de la Nación, Juan Manzur, y Tierra del Fuego, que desde 2007 a 2019 fue gobernada por dos mujeres, Fabiana Ríos y Rossana Bertone, conforman la logia del pasado. Aquí podría entenderse, el Taragüí fue forjado sobre el yunque del conservadurismo, pero en provincias donde alumbra el sol K es difícil de entender. Los militantes del modelo prefieren obviar estas comparaciones que siempre resultan incómodas.
Como sea, Corrientes está a punto de entrar al mundo de la paridad, pero con una ley renga. Si no se introducen modificaciones, la paridad legislativa no llegará antes de que termine la década.
En la semana que acaba de terminar, la Cámara de Diputados otorgó media sanción a un proyecto que estipula la paridad de género en la representación política en el Poder Legislativo provincial. Una iniciativa impulsada por el gobernador Gustavo Adolfo Valdés que viene a reparar la insólita demora en la consagración de un derecho que, dicho sea de paso, no debería necesitar de una ley para su aplicación. Tendría que ser un ejercicio natural, pero la cruda realidad política desmorona todo idealismo y demuestra que es indispensable legislar para garantizar la participación equitativa entre géneros en todos los cargos electivos legislativos en la provincia, tal como sucede a nivel nacional con la Ley Nº 27412 sancionada hace cinco años en el Congreso.
En la Legislatura correntina además del proyecto que envió Valdés había otros en agenda, pero la Cámara trabajó sobre el texto remitido por el Poder Ejecutivo. Después de tres años de intentos sin éxito, el pasado miércoles se aprobó por unanimidad en el recinto. La mayoría de los legisladores lo calificaron como un día histórico y en verdad podría contemplarse esa especial condición. La propuesta aprobada constituye un salto cualitativo, resuelve lo primordial: asegura la participación igualitaria de mujeres y hombres en las listas de candidatos; es decir, un 50% de personas de cada género en forma alternada y secuencial en toda la nómina de titulares y suplentes.
Lo prioritario se ha definido y eso ya es importante, sin embargo, el proyecto tiene una renguera congénita y así camina hacia el Senado, donde gobiernan los hombres.
Los aspectos accesorios de la ley, que son claves para garantizar la paridad, no fueron resueltos taxativamente. La redacción es débil en la conceptualización del principio general y su resguardo ante diferentes escenarios que se podrían presentar en el devenir de la dinámica electoral. Dicho de otro modo, ofrece resquicios por donde se podrían colar interpretaciones contrarias al derecho consagrado.
Ejemplo: no se ha definido cómo será el mecanismo de sustitución de un legislador en caso de renuncia, muerte o separación del cargo. El espíritu de la legislación sobre paridad -a nivel nacional y en otras provincias- es que personas del mismo género cubren las bajas que se producen. Sale una mujer, se sustituye por otra mujer de la lista. Así funciona en general. El proyecto aprobado en Corrientes no contempla ese mecanismo y adhiere al corrimiento de lista que hoy rige en la provincia.
La oposición propuso en vano aclarar este artículo. No lo consiguió.
Existe el riesgo de desvirtuar la paridad aun con una ley específica, ya que ante la eventualidad de una serie de renuncias, al aplicarse el corrimiento automático se desconfiguraría el ordenamiento secuencial entre géneros. Renuncia una mujer y por el corrimiento entraría un hombre -que le sigue en la lista- y no otra mujer.
No es el único obstáculo, también es un problema el tiempo que habrá de demorarse para concretar la igualdad de mujeres y hombres en cada cámara. Con el ritmo actual de renovación de bancas, y partiendo de una base muy desigual, llevará por lo menos tres o cuatro elecciones. Así y todo dependerá de la oferta en el cuarto oscuro y el caudal de votos que obtenga cada boleta. La polarización entre dos frentes podría ayudar, pero si la oferta es variada se hará más difícil alcanzar la paridad. -Ver nota aparte-.
Para cerrar la década quedan cuatro turnos electorales, 2023, 25, 27 y 2029. Aun con la ley, que tiene déficits estructurales, sin una firme vocación política por darle más espacio a las mujeres la paridad no llegaría antes del 2030.
Equidad
La oposición en Diputados hizo dos sugerencias para enriquecer el proyecto de Ley de Paridad, la primera refería al mecanismo de sustitución; el segundo contemplaba una cláusula transitoria para imprimir celeridad a la equiparación del número de legisladores en ambas cámaras.
Respecto de la sustitución, por renuncia, muerte o separación del cargo, proponía que el reemplazo sea por igual género: mujer por mujer, hombre por hombre. Es decir, erradicar el corrimiento de lista.
Sin esta garantía la ley servirá de muy poco porque la voluntad popular estará expuesta a las picardías políticas; ejemplo: las candidaturas testimoniales.
Por otra parte, sin un mecanismo especial para facilitar en los próximos turnos electorales el acceso de más mujeres a las bancas, alcanzar la igualdad llevará varios años. Hoy en Diputados hay 12 mujeres en un cuerpo de 30 miembros. Está cerca, pero el año próximo terminan su mandato cinco mujeres. Se renuevan quince bancas y tendrían que entrar ocho mujeres para igualar el pleno. Pero, si compiten más de dos listas, la proyección se vuelve azarosa.
En el Senado la meta es más lejana, tiene 4 mujeres de 15 integrantes. El próximo año, dos de esas cuatro mujeres vencen su mandato y solo se renuevan cinco bancas. En el mejor de los casos, en un escenario de polaridad, solo podrían entrar tres. Si la oferta electoral es más amplia, la expectativa se diluye.
Así las cosas, el proyecto tal como está redactado no asegura paridad en el corto plazo.
Fuente:www.nortecorrientes.com