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6 de marzo de 2022

"Previmos los incendios, pero nunca de esta magnitud catastrófica"

El Ministro de Producción de la Provincia analizó los daños que causaron las llamas que destruyeron más de un millón de hectáreas. Aseguró que esperaban una situación difícil, pero jamás de la gravedad suscitada.

Las ansiadas lluvias que llegaron a la provincia pusieron un manto de piedad sobre un Taragüí que enfrentaba (y enfrenta) la gravedad del cambio climático que transformó al suelo correntino en una gran masa de fuego.

A la espera del último informe, se conoce que se perdieron más de un millón de hectáreas y que el fuego consumió bosques nativos, forestaciones y humedales.

En una entrevista con época, el Ministro de Producción de Corrientes, Claudio Anselmo, analizó el impacto de la monumental sequía y de los brutales incendios y de qué manera se preparan para la reconstrucción. El funcionario aseguró que, a pesar de la crítica situación, sólo pudo comunicarse una vez con el Ministro de Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, y fue por Zoom. También evaluó la necesidad de cambios culturales para modificar la conciencia en torno al uso del fuego.

Ahora que la situación está más controlada… ¿está más tranquilo?

Bastante. A la espera de que las lluvias persistan y que se extiendan a toda la provincia. Todavía hay lugares en los que las precipitaciones han sido escasas. Si bien hay que estar atentos a nuevos focos de incendios, es necesario abordar el desafío de reconstruir el aparato productivo de la provincia.

 ¿Esperaban que Corrientes atravesara una situación tan crítica?

Teníamos pronóstico a mediano plazo de que se podía dar una situación difícil de sequía, por el efecto de la presencia del fenómeno de La Niña. Venimos con dos años seguidos de precipitaciones por debajo de lo normal. Lo difícil de prever fue la intensidad que tuvo. No hubo lluvias prácticamente desde mediados de diciembre hasta fines de febrero, pero, además, se registraron muchos días de calor muy intenso, temperaturas extremas, humedad ambiente muy baja, viento Norte… Todo hizo un combo catastrófico.

Eduardo Sierra (experto en agrometeorología) adelantó hace un año que en Corrientes podrían darse situaciones como las vividas. Desde hace meses ustedes reclamaban a Nación por los aviones hidrantes que le quitaron a la provincia. Entonces, con tantos alertas, ¿se pudo haber evitado?

Quizás se pudieron haber disminuido los daños. Pero, para eso, hubiera sido necesario una mayor conciencia de la población de la situación que podíamos atravesar. Estamos acostumbrados a soportar inundaciones pero no sequía. Y eran imprescindibles cambios de conducta, de cultura, para pensar que cualquier pequeño foco de fuego podía transformarse en una situación muy grave y desastrosa. Los incendios afectaron a todas las actividades y paisajes. Hay que remontarse a muchísimos años para observar situaciones de esta magnitud.

En agosto de 2020 di la primera conferencia de prensa por los incendios. Traté de alertar a la población de que podíamos enfrentar una situación más compleja de lo acostumbrado. Generalmente, los incendios terminaban en lugares en los que se los controlaba o en aquellos en los que la presencia del agua los frenaba. La sequía progresiva, sobre todo en las áreas de los ambientes de humedales (esteros, malezales, bañados), hizo que los incendios no tuvieran límites. Hubo focos que atravesaron ríos, como los del Aguapey. Empezaron de un lado y cruzaron al otro. Eso no ocurría. Esta vez, era tal la sequedad, la extrema temperatura, que hizo que sea muy difícil contener las llamas.

Hubo voces que se levantaron con críticas al Gobierno provincial. Dijeron que faltó prevención…

Veníamos previendo una situación difícil, pero nunca de esta magnitud. Es complicado pronosticar con detalles. No hay pronóstico confiable a largo plazo. Se marcan tendencias, pero nadie puede garantizar nada. Lo mejor que se puede hacer es buscar es la prevención. Una vez que los incendios rurales se desatan y alcanzan ciertas magnitudes, no se los puede parar. Los expertos dicen que cuando superan las cinco hectáreas, son muy difíciles de controlar y lo que hay que buscar es mitigarlos. De alguna manera, es lo que hicimos desde fines de diciembre.

 ¿Cuándo se registró el primer gran incendio?

El 28 de diciembre, en Guaviraví. Entonces, conseguimos que llegara un medio aéreo a la Mesopotamia. Luego alertamos, trabajamos con Defensa Civil, con los Bomberos, con el resto de los organismos de la Provincia, pero la situación fue escalando, y se hizo cada vez más grave. A mediados de enero, cuando ni los daños ni la gravedad estaban siquiera cerca de lo que ocurrió después, ya trabajábamos con todos los recursos y municipios para que entendieran que había que evitar el uso del fuego. Lamentablemente, siguieron apareciendo siniestros, muchas veces originados en imprudencias, negligencia, que generaron consecuencias enormes.

Fuente: www.diarioepoca.com



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